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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [51] DE LAS COSAS QUE SON ANEJAS AL OFFICIO DE MAESTRO DE NOVICIOS

 

 

 

1.  Autoridad sobre todos los profesos no sacerdotes

 

  El maestro de novicios tiene necesidad de tener alguna jurisdicción y poder absoluto, sin dependencia de otro ningún prelado, para poder ejercitar bien su officio, porque si a cada cosa hubiese el novicio de ir a pedir licencia al prelado superior o el maestro a comunicarlo, fuera nunca acabar y nada habría con que el maestro pudiese obligar a sus novicios si como tiene licencia para castigar no la tuviese para acariciar y regalar. Así digo que el hermano maestro tiene licencia a para mandar al novicio vaya a almorzar o merendar, según la necesidad o indisposición que tuviere. Puede dar licencia para que no vaya a maitines y a otras cosas. Puede dar licencia para que se vayan al coro a rezar, tomar disciplinas, hacer penitencias y mortificaciones secretas. Y si alguna mortificación grande se hubiere de hacer ante toda la communidad es bien que se avise al prelado, y si algún novicio tuviere necesidad de irse a la güerta o bajar abajo a algún lugar común, es bien lo sepa el prelado del convento.

  Tiene también poder para hacer lavar los hábitos a los novicios, proveerles con que muden y acudir a todas las necesidades de sus personas que se pueden remediar dentro de casa, salvo si alguna cosa pidiere quebrantamiento de regla, como comer carne o comprar alguna cosa de las que la regla veda, que entonces se debe communicar con el hermano ministro. Puede mandar echar un colchoncillo a algún enfermizo, añadirle una manta, quitarle no ayune, dar licencia para beber. Podrá el ministro mirar sib en estas licencias el maestro es algo desordenado, que en tal caso puede coartárselas, diciendo: No licencia para que los novicios almuercen sin que yo lo sepa, etc. Los actos de


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comunidad no tiene licencia para alterarlos, como en la recreación dar licencia para que todos coman o canten o hagan alguna cosa de las que no se acostumbran hacer de ordinario en aquellos actos.

  Están debajo de la jurisdicción del maestro de novicios todos los profesos que no son sacerdotes, todos los legos y donados. Todos se deben hallar en sus capítulos, pláticas, amonestaciones, penitencias y mortificaciones. [191v] En sus juntas y capítulos debe pedir cuenta a todos los hermanos legos y donados -si no pudiere ser todos los días, sean los que buenamente pudiere- de todas las cosas que hacen y tratan, de sus salidas y entradas y del ejercicio del officio que tienen, y mirar en qué cosas tienen necesidad de enmienda, castigo o reprehensión.

  Está a su cuenta el proveer a los religiosos de cilicios, disciplinas y libritos de devoción. Y para esto será bien tenga una celda o lugar secreto en su noviciado, donde tenga depósito de todas estas cosas y siempre esté apercebido de estas armas, pues son las que nos defienden y ofenden al demonio.

  Siempre que los novicios bajan de su celda o van a hacer algún officio, debe de en cuando en cuando salir de su celda el maestro y seguirlos, así a ver cómo lo hacenc como ver si tienen algún descuido, si hablan, o si frailes particulares los entretienen u ocupan en otras cosas. Está a cargo del maestro de novicios ver cómo se barre la casa, se cogen las basuras y se ejercita el officio de la humildad d, cómo está el lugar secreto. Y aunque es verdad que suele ser este officio de los vicarios, pero adviértase que es officio del vicario mirar y visitar esos lugares, advertirlo o reprehenderlo si no estuvieren como deben, pero del hermano maestro de novicios es mandarlo hacer, porque, como tiene a su cargo los hermanos que eso hacen, esle más fácil el mandarlo y castigarlo si no estuviese bien hecho.

 

 

2.  Acerca del oficio de humildad

 

  Y para que no scribamos capítulo de por sí para el officio de la humildad, será bien decir lo que está a su cargo para que, si en ello faltare, sepa el hermano maestro le ha de castigar. Procuren al que tuviere este officio darle algún rincón o camaranchón donde tenga las scobas, spuertas y palas con que se coge la basura. Y en tañendo a barrer, ha de sacar sus scobas y demás herramientas, repartiendo para cada uno la suya. Mientras los religiosos barren, él vaya a limpiar el lugar secreto, digo barrerlo, para que mientras los otros barren no esté él ocioso. Llegado el tiempo de coger las basuras, tome su spuerta y su pala y cójalas todas con mucha curiosidad y humildad: curiosidad, que no quede señal de que allí hubo basura; humildad, que, puesto de rodillas, la coja sin scrúpulo de ensuciarse las manos y sea de suerte


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que procure dar muchas vueltas por la casa, no se deje alguna -que es notable falta dejar por los rincones o detrás las puertas esas inmundicias y barreduras-. Advirtiendo que el día que se barre de communidad está a cuenta del officio de la humildad el cogerlas, pero, si en otro tiempo [192r] algún particular barriere alguna celda u oficina, él se debe coger la basura, y siempre el refitolero la que saca del refectorio y el cocinero la de la cocina y el sacristán la de su iglesia y sacristía, porque, como esos lugares se barren muchas veces, no puede siempre estar advertido el que hace el tal officio cuándo barre el otro para ir a coger sus basuras. Procure, cuando las llevare a los corrales, no echarlas donde sea necesario tornarlas a coger. Después de haber barrido, torne a coger sus scobas, spuertas y palas y guárdelas para otro día.

  El officio de la humildad en el lugar secreto se ha de hacer siempre que hubiere necesidad, tiniendo cuenta que siempre esté limpio y haya en él una tinaja de agua con que se puedan lavar los servicios y urinales de los enfermos; ha de haber siempre trapos o paños en aquel lugar muy limpios, no tiniendo asco ni scrúpulo de lavarlos muy a la continua.

  Debe pedir licencia el que hace este officio para quitar las telas de arañas que hubiere por la casa siquiera una vez cada semana, y para esto tendrá una caña y escoba para los techos, y para las paredes caña y trapo con que les sacuda y quite el polvo. Y el hermano maestro de novicios ha de tener cuidado, cuando diere alguna vuelta por la casa, mirar estas cosas para mandarlas si en el que hace el officio hubiere algún descuido. Debe también el que hace officio de humildad pedir licencia un día cada semana para limpiar los orinales y jarrillos que tienen en la celda los e religiosos.

 

 

3.  Acerca del oficio de rasurero

 

  Y atento que el officio de resurero está en el noviciado y éstos son officios que de ordinario han menester tener al lado al maestro de novicios, se pondrá tanbién en este capítulo. El hermano que tuviere cuenta con este officio, ha de tener a su cargo los paños, bancos, jarros o bacías que en la casa hubiere para cuando vengan los barberos. Y esto sea de suerte que, cuando venga a afeitar y estén en casa, no es bien ande a buscar su banquillo o asiento donde no sabe que está ni diga: no hay paños limpios o no los ha traído la lavandera, que eso sería culpa grave, sino que otro día, después de haber hecho la resura, tome sus pañosf délos a lavar y téngalos para esa ocasión muy juntos y limpios. Ha de tener sus yerbas y espliego para el cocimiento del agua.

  En cumpliéndose el tiempo en que deben [192v] venir a afeitar los barberos, que es de quince a quince días, ha de ir el día decimocuarto el resurero al ministro y decirle: Hermano, mañana se cumplen los


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quince días de la resura, ¿avisaremos a los barberos? En tiniendo licencia, envíe un hermano donado a avisarles que vengan y él madrugue, particularmente si fuere invierno, a poner su agua y las demás cosas que para esto son necesarias, de suerte que cuando vengan los barberos cada uno halle su banquillo y sobre él dos paños, sus platos con aceite para las navajas, si es invierno, su brasero con lumbre para enjugar sus paños. Si les ha de dar de almorzar, tener cuenta que eso se haga con tiempo, sin aguardar que ellos lo pidan, y lo propio la comida. Guárdese de no ponerse a parlar con ellos ni hacerles preguntas o darles respuestas superfluas. Tenga allí una scoba y, en levantándose el religioso de afeitarse, barra los pelos de suerte que no se los peguen los unos a los otros o los pisen g.

  El hermano maestro de novicios debe visitar aquel lugar donde están afeitando a ver si falta algo o si ha menester ayuda el resurero.

  Acabada ya la obra, tome sus paños y las demás cosas y llévelas donde se acostumbran a guardar y barra y limpie el lugar donde se han afeitado de suerte que quede con la misma limpieza que antes tenía. Las faltas que acerca deste officio hubiere, tenga gran cuidado el hermano maestro con reprehenderlas y castigarlas, si no es que sean tales que pertenezcan al ministro.

  Debe el resurero celar las faltas que allí hicieren los frailes para dar de todas cuenta al hermano maestro y él castigar las que fueren de su jurisdicción y avisar al hermano ministro las que fueren de la suya, como si algún religioso dijere que le corten poco pelo del cerquillo, que le dejen la corona alta o baja, que truequen la navaja, que aligere la mano, que le afeite a punta de tijera, que le bañe poco o mucho. Cualquiera de estas inpertinencias debe avisarla y acusarla para que sea castigada y reprehendida, particularmente si, por desgracia, alguno se pusiese a parlar con el barbero o le preguntase si por el siglo hay algo de nuevo, [193r] o si acaso, después de se haber afeitado, alguno se quedase allí parlando o limpiando con alguna demasiada curiosidad o mirándose al espejo de los barberos diciendo si queda bien o mal afeitado; si por aguardar a la mejor mano no se quiso afeitar cuando lo llamaban; si allí no estuvo con aquella mesura que debía; si alguno se dejó de afeitar sin licencia por decir que hacía frío o porque parecería mozo si le quitasen la barba. Cualquier cosa de éstas es defecto y falta en un siervo de Dios, que en todo ha de ser humilde, sufrido y resignado en lo que hicieren con él en cualquier ocasión y officio. Y es bien sepan los prelados cualquier falta de éstas que allí se ofrezcan para que se castigue y reprehenda según la gravedad que la culpa tuviere.

 

 

4.  Las suertes del santo del mes

 

  Pertenece al noviciado echar los sanctos de cada mes para cada religioso, en esta forma: dos o tres días antes que llegue el mes, el


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maestro de novicios encomendará esto a uno de los más prudentes y discretos. El cual, tomando el breviario, mirará los h sanctos que hay aquel mes. Si hubiere más sanctos que religiosos, scogerá los más principales o dará a cada religioso dos sanctos. Y si hubiere más frailes que sanctos, los que faltaren i tomarálos del calendario. Y esto sea de suerte que todos los meses procuren entrar en una cédula la Sanctíssima Trinidad y los nombres de nuestros sanctos fundadores; y, según el número de los religiosos, pueden también, faltando sanctos o sobrando religiosos, echar cada mes el Sanctíssimo Sacramento, el nombre de Jesús, la Madre de Dios y la gloriosa sancta Inés, nuestra patrona.

  Pues, habiendo escogido los sanctos, ponga cada uno en su cédula y, según la grandeza del sancto, le eche la penitencia o mortificación scrita en la propia cédula para la persona que le cayere, desta suerte escrita: san N., docientos actos de amor de Dios, tantas disciplinas, tantos días pan y agua, dejar la scudilla, comer en tierra tantas veces, hacer tantas mortificaciones ordinarias o extraordinarias, dar uno o dos [días] la comida a los pobres, etc., rogar a Dios por el rey, por la cristiandad, por la conversión de los herejes, por los captivos, por los prelados de la Iglesia, de la Religión, etc. Estas penitencias se pueden repartir y variar, según la grandeza de los sanctos.

  [193v] Hechos estos papeles j y aparejados, cuando se quieran echar se avise al hermano ministro a ver si quiere que se halle toda la comunidad en este repartimiento y suertes sanctas. Juntos todos y los sanctos puestos en un lugar secreto, que será una jarra o el escapulario, y los nombres de los frailes que hay en la casa de por sí, saque un hermano el nombre primero y luego saque el sancto y léanselo allí, y desta manera hasta que se acaben y se den los sanctos y nombres para los religiosos a quien salieren. Los cuales tengan grandíssima cuenta de hacer lo que en las cédulas les impusieren con mucho cuidado. El primer día del año se echan otros sanctos para todo el año de esta misma suerte, los cuales aquel año les son y sirven de particulares abogados.

 

 

5.  Rezo semanal de las vísperas del nombre de Jesús

 

  Tanbién está a cargo del noviciado decir los viernes en la tarde las vísperas del nombre de Jesús. Para ellas k, el hermano l a cuyo cargo está el oratorio lo tendrá muy limpio y adornado con lo mejor que tuviere. A las cuatro tañerá su campanilla. Juntarse han los hermanos no sacerdotes, encenderán sus velas y el hermano que estuviere ordenado de evangelio o epístola, o en su lugar el más antiguo, dará sónito, presidirá y enpezará sus vísperas m con grande pausa, a espacio, con devoción y reposo, de suerte que por lo menos les duren tres cuartos


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de hora. Decirse han con las commemoraciones que tenemos estas vísperas impresas. Las cuales acabadas, si hubiere poco para las cinco, que es cuando se van a la oración, se pueden quedar allí preparando o registrando los maitines y, si no, pueden tañer luego a la oración, que poco inporta entrar un poco antes si se rigen por relox de arena.

  También está a cargo del noviciado echar agua bendita a las pilitas de las celdas n, tránsitos y lugares communes.

  Y para que pueda acudir a todas estas cosas con la puntualidad que el officio pide y tiene obligación, [el hermano maestro] debe siempre estar en casa y en su celda, de suerte que, para haber de salir de casa, ha de ser una obligación muy grande y un caso raro; y para salir de la celda sólo ha de ser en las ocasiones dichas, porque con sólo un pequeño descuido suyo podrá haber muchos en el noviciado.

 

 

6.  Incomunicación de los novicios

 

  Debe procurar con mucho cuidado que sus novicios salgan pocas veces de la celda, procure scusarlos, aunque se ofrezcan grandes ocasiones, y muy [194r] en particular cele que ningún novicio hable con los sacerdotes ni profesos; y si alguna vez los hallare hablando, castigue al novicio y avise al ministro que castigue al sacerdote. Para evitar estas pláticas y conversaciones entre los novicios y los demás religiosos, jamás se ha de consentir que tengan la hora de recreación juntos, sino que el ministro se vaya con los sacerdotes y el maestro de novicios con sus novicios, porque no es lícito quien tiene tan poca virtud como el novicio, y ésa tan tierna, lo diviertan con otras cosas que, aunque sean buenas, no son de su grado; y en las recreaciones de los sacerdotes algunas veces se tratan cosas tocantes a la Religión o y se suelen divertir en cosas que no son de aquel lugar, las cuales son grandíssimo inconveniente las sepan los novicios.

  Muy en particular, procure que no hablen con los hermanos donados y que jamás se hallen en las recreaciones de los novicios. Trai grande inconveniente porque, como los donados salen fuera y andan por las calles, pueden traer nuevas impertinentes con que dispierten al que duerme; y quien no ha perdido las species de las cosas del siglo, poco ha menester para refrescarle la memoria y una vez que otra podrá haber algún descuido de que se algún recado de padre o madre o se lleve obligado el donado con las limosnas y caricias que en casa de sus padres le hicieron. Lo cual, para el donado y novicio, seríe culpa gravíssima y dignos entramos de ser rigurosamente castigados.

  En nuestra sagrada Religión p, como ha enpezado ahora y todos han sido nuevos y se han criado juntos, sacerdotes y no sacerdotes, prelados y novicios, que para apartar los unos de los otros ha costado trabajo de parte de los prelados y sentimiento de parte de los súbditos. Entre


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las cosas de trabajo -si así se puede decir- que tuvo Dios, de que tuvo necesidad de descansar el sétimo día, cuando requievit ab omni opere quod patrarat 1, fue el dividir q la luz de las tinieblas, la tarde de la mañana y las aguas que estaban debajo del firmamento de las que estaban sobre el firmamento: Et divisit lucem a tenebris; et factum est vespere et mane, dies unus. Et divisit [aquas], quae erant sub firmamento, ab his, quae erant super firmamentum, etc.; et factum est vespere et mane, dies secundus; y luego dice: Congregentur aquae, quae sub caelo sunt, in locum unum, etc. 2 Es Dios muy amigo de no confundir las cosas, sino que cada una tenga su lugar y sitio determinado. Y así es bien que, aunque cueste trabajo, estas divisiones que vamos diciendo, se hagan: que los novicios se estén en su noviciado -y debajo de nombre de novicios entiendo todos los que no son sacerdotes-, y el prelado con los sacerdotes de por sí y los donados de por sí, que no es bien los donados lleven a la calle lo que en casa pasa ni traigan [194v] nuevas de las que por allá hubiere. Bien es verdad que en los unos y los otros ha de haber virtud para no caer en semejante defecto, pero bueno es quitarles la ocasión, que es fácil un descuido y resbaladero de la lengua.

  En nuestra sagrada Religión no se usa dar licencia r que los novicios hablen con ningún género de seglar s, séase de cualquier condición que sea. Los inconvenientes que para esto hay son muchos y los sabemos por experiencia de muchos novicios que se han inquietado y otros que, con engaños y ficciones, nos han sacado padres y parientes. Algunas veces, cuando haya particular seguridad, por el consuelo del padre o de la madre, se puede sacar su hijo novicio a que lo vea; y en tal ocasión ha de salir acompañado con el maestro de novicios y el ministro, y entonces no se le permita trabe t conversación, sólo preguntar cómo está y si se halla bien, y que tengan cuidado de se encomendar a Dios u.

 

 

[195r]     Jhs. M.ª

 

 




a  corr.



b sigue es tach.



c sigue p tach.



d ms. humillda



e  sigue novicios tach.



f sigue hag tach.



g  sigue acabada su tach.



h  sigue mes tach.



i ms. faltare



j corr.



k sigue tendrá tach.



l sigue qu tach.



m sigue con tach.



n  sigue y tach.



o corr. de religiones



p sigue q tach.



1 Gén 2,1.



q  sigue las tinieblas



2 Gén 1,4-9.



r dar licencia sobre lín.



s sigue ni d tach.



t sobre lín., en lín. trate tach.



u sigue espacio de 27 lín. en blanco.






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