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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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[CAPITULO 8 DIFERENCIA ENTRE EL CONOCIMIENTO SOBRENATURAL Y EL CONOCIMIENTO NATURAL]

 

  1.  La diferencia que hay en el conocimiento sobrenatural de las cosas de Diosc al conocimiento natural [es] que el sobrenatural extraordinario dalo Dios en las cosas separadas y apartadas de cualquier género de materialidad, y el natural y ordinario lo da a conocer en las cosas de acá abajo y en las criaturas, en quien, como en pintura y dibujo, halla el hombre un vivo retrato de lo que interiormente Dios le quiere dar a conocer y a entender allá dentro. Pero en el sobrenatural, sin dibujo ni pintura por de fuera, da a conocer sin retrato lo que por vía ordinaria se conoce en lo retratado.

  2Pongamos un exemplo que siquiera tenga en algo. A una persona muy delicada danle para comer la sustancia de un ave y a un hombre ordinario danle el ave y la sustancia de aquella gallina en la propia gallina. Tanto come el uno como el otro, sino que el uno se aprovechó del sustento sin mascar, sin trabajo y sin tanta cuantidad, porque sólo se bebió aquella sustancia, pero el otro tomó trabajo en comer y gastar tiempo en mascar. Y ésa es la razón por qué, siempre que los prophetas tratan de alguna singular merced que hace Dios a los hombres, la comparan al agua, a la fuente, a la lluvia o al rocío, que son cosas que sin industria d, artificio o trabajo humano e corren o se beben; ni son cosas que tienen cáscara o güeso que quitar o que mondar, sino que son cosas puras, limpias y todas ellas de provecho. Así son las co­sas que Dios inmediatamente communica a un alma, que no train


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güeso que quitar ni cáscara que mondar, porque son una pura sustancia. La cual, cuando vía ordinaria Dios la quiere comunicar, la mezcla y envuelve en estas criaturas, las cuales sirven de plato y tovalla que cubre el presente, y el entendimiento es el que descubre ese bien que en ellas está encerrado para se aprovechar de las voces y palabras que Dios dice en ellas. Y esto lo hace nuestro entendimiento según sus f diversas operaciones. Y esto es lo que dice san Pablo: A creatura mundi, per ea quae facta sunt, intellecta, conspiciuntur 1. Y adviértase que éste es un conocimiento muy obscuro por la mezcla que trai el spíritu g que se conoce en la cosa conocida. Y también porque el hombre exterior párase en las criaturas y el hombre interior en las cosas representadas en ellas. Y así, los ojos corporales, ocupados en estas cosas exteriores, disgregan el spíritu que se ocupa en las cosas spirituales por esas criaturas repre­sentadas.

  3Llano es que no sería [41v] tan claro el conocimiento del agua que está metida en las entrañas de la tierra o metida y enbebida en una sponja como la que corre y está de por sí. La leche que está en el pecho de la madre, aunque esté hinchado que parece quiere reventar, no es leche tan clara como la que salió del pecho y está de por sí. De esa misma manera, el que en las criaturas conoce y a quien en ellas da Dios a conocer lo que él es servido, no es conocimiento tan claro como el que allá dentro da puro, simple y sin mezcla, como agua de por sí, sin que esté enbebida en la esponja o en la tierra, o leche en los pechos de las criaturas. Que, aunque estas criaturas son pechos hinchados que están reventando y descubriendo la sabiduría de Dios, mejor se conoce cuando Dios, que envolvió y fecundó esos pechos y esas criaturas de esa sabiduría, la da de por sí allá dentro en h un alma, estando suspensos los sentidos o quedándose ayunos y sin saber ellos lo que allá dentro se sabe.

  4.  Esta es la razón por qué a la fee la llaman los sanctos sustancia de cosas que se esperan y aguardan 2. Porque, siendo cosas tan altas las que el entendimiento cree, es necesario dárselas en sustancia, líquidas y apartadas de las cosas que los sentidos sienten y perciben, de suerte que aun al entendimiento no le den lugar a que haga sus discursos y consecuencias, porque eso es mascar lo que se ve y de ello sacar la sustancia. Y como en la fee no hay ojos, es necesario dárselo infundido en sustancia pura y líquida, la cual sustancia no es de lo que vemos, sino de lo que esperamos. Y así no hay qué mascar ni hay en ella qué arrojar ni desechar.

  Esa es la razón por qué la fee se pierde por faltar en un solo artículo. Porque, como es sustancia, no tiene cosa que desechar ni que arrojar. Toda se ha de beber y aprovechar. Lo cual no tienen esotras virtudes: que no dejaré yo de tener charidad por no dar limosna a este


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o a aquel pobre, ni humilde por dejarme de humillar en esta o en aquella ocasión con algún acto particular, etc. Porque, aunque es verdad que sea i la charidad sustancia, pero suélela Dios poner y darla en cosas mezcladas en quien haya que tomar y dejar. Pero la fee es de cosas no presentes, [42r] sino que se esperan, de suerte que no parecen las cosas sino su sustancia. Y ésa es la razón por qué a la fee se llama lumbre con que vemos muchas cosas: Signatum est super nos lumen vultus tui, Domine 3.

  5Ahora consideremos la diferencia que hubiera de llover sin ñublados o con ñublados. Si lloviera sin ñublados, estuviera el cielo claro, viéremos el sol y gozáramos de grande luz, pero con ñublados queda el día obscuro, tenebroso, etc. Pues esto hace Dios con los que creen su sancta fee: que en sus almas llueve sin ñublados. Danles la sustancia sin que vean las cosas presentes de quien es sustancia, sino por venir. Y así quedan sus entendimientos con particular luz para conocer mediante la fee cosas altíssimas. De esa manera podremos entender lo que yo voy diciendo del conocimiento interior sobrenatural que Dios da al alma inmediatamente: que, como no va mezclado con cosas materiales, deja el alma clara y con grande luz, porque en ella llueve Dios sin ñublados, que son las criaturas por quien y en quien suele Dios enseñar las mismas cosas. Pero estos ñublados de las criaturas, en quien viene el agua de la palabra de Dios, escurecen el j día de suerte que el entendimiento no vea ni conozca con tanta claridad lo que Dios le enseña. Y así como muchas veces está el día ñublado y suele no llover por no haber suficiente dispusición, de esa misma manera propone Dios muchas veces en estas criaturas sus conceptos y, por no tener tal dispusición el entendimiento, se suele quedar k seco, sin que l en él llueva m.

 

 




c sigue quando tach.



d sigue ni tach.



e sigue se tach.



f   sobre lín.



1 Rom 1,20.



g corr.



h sobre lín., en lín. la tach.



2 Heb 11,1: "Est autem fides sperandarum substantia rerum".



i  corr.



3 Sal 4,7.



j corr. de er



k sigue seq tach.



l sigue el tach.



m sigue nota






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