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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [16] DE CUÁNTA IMPORTANCIA SEA EN LAS RELIGIONES REFORMADAS DISPERTAR EL SPÍRITU DE SU PRINCIPIO, Y CÓMOb EN LAS RELIGIONES QUE ENPIEZAN SE HA DE SEGUIR EL SPÍRITU DEL QUE DIOS ESCOGE Y SU SANCTIDAD ORDENA

 

  1.  Todo el bien de una religión en sus principios está en acertar a darles las cabezas superiores conforme al spíritu que se profesa en la tal religión, porque es cosa muy llana que si este espíritu, aunque fuese bueno y sanctíssimo, se variase, no se creceríe y nada se perfeccionaría y acabaría. Consideremos un pintor que cada día pinctase y trabajase en una imagen. Es cierto en poco tiempo la sacaría a la luz, pero si después de haber empezado una luego empezase otra y otra, írsele hía toda la vida en principios y jamás en fines y cabos, que es todo lo que los agentes pretenden en sus obras, darlas perfectas y acabadas.

 


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2Acuérdome de una sancta y sierva de Dios en Roma, a quien -me contaron- le pasaban muchas cosas interiores con Dios. A ésta su confesor le enseñaba y decía que cada día trabajase y procurase su virtud. De manera que en el fin de la oración de cada día le tenía enseñado que pidiese a Dios una virtud, procurándola para aquel día pedirla, obrarla y sentarla en su alma: hoy la humildad, mañana la obediencia, estotro la pobreza, etc. Mi buena mujer andaba cada día afligida tras su virtud, mudando peticiones y virtudes todos los días, y le parecía que siempre se hallaba de una manera. Quejándose un día a Dios de verse no sólo [no] aprovechada, pero le parecía que desaprovechada en lo que pretendía, le dijo: Dile a tu confesor que dónde aprendió él que en un día se había de alcanzar una virtud. Dile que te más tiempo de una semana para que con la perseverancia y continuación en tus peticiones, oraciones, jaculatorias y actos diferentes se te conceda la tal virtud y la alcances.

  Es doctrina admirable y consejo del propio Dios que cada uno persevere y inste en lo que una vez empiece hasta que con perfección la acabe, no se nos vaya todo en comienzos y en principios, pues los premios no están prometidos a los que enpiezan, sino a los que dan fin y acaban, como dice san Pablo: Bonum certamen certavi, cursum consumavi, etc. In reliquo reposita est michi corona justitiae 1. Es buena batalla la que se acaba porque ahí está la victoria y la honra y el provecho. Pues en esta ocasión -dice san Pablo- se le da la corona de la justicia, porque ahí la mereció.

  3Bien veo yo que puede Dios perficionar en un momento a un alma en una virtud, pero digo que eso es vía extraordinaria y acertamiento, como lo fuera que riñendo vos con una persona le acertárades a dar una estocada en el corazón con que a la primera acabara. [83v] Pero lo ordinario fuera, para vencer, tener y traer riña y guerra trabada, una guchillada a la cabeza y una estocada a los pechos. La una no le llegó, la otra que le hirió poco, otras que se fueron por el aire. Desta manera es muy ordinario gastar mucho tiempo para vencer a vuestro enemigo, ponerlo a vuestros pies y dejarlo muerto.

  Lo propio pasa en nuestras victorias spirituales. Consideremos que pretendemos alcanzarc desprecio de nosotros mismos y victoria de este enemigo que está dentro de nosotros, que pienso que es la mayor batalla, porque junto con ser enemigo lo tenemos muy de ordinario por amigo, dejándolo comer a una mesa y dormir d en una cama, etc. Y es cierto que, si la guerra es con éste, en cuanto enemigo, le tiraremos buena guchillada y procuraremos vaya acertada y bien guiada la estocada; pero, en cuanto amigo, muy de ordinario haríamos erradizo y detenido el golpe. Y ¡qué de veces le sucede al religioso devoto, estando en la disciplina, despedir con fuerza el azote y en el aire hacerle e


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detenido y estorbado f! ¿Qué es eso? Es pleito con amigo y enemigo. Y así es cosa muy llana que sería milagro y grande acierto darle una con que lo dejemos por muerto, postrado y sujeto a nuestros pies. Esto es milagro y cosa sobrenatural que Dios -digámoslo así- nos tuvo a este enemigo maniatado para que no se menease mientras lo herimos y a nosotros nos dio ánimo para acabar de una con él. Pero lo que es ordinario, que siendo g amigo y enemigo, como enemigo lo herimos y como amigo le curamos las heridas. Por una parte le reñimos y por otra lo acariciamos, por una lo despedimos y por otra lo llamamos. Un golpe da en el aire, porque son burlas con amigo, otro en la cabeza, porque son veras contra enemigo, y es necesario, si esta victoria y lucha se ha de acabar, que poco a poco se vaya enflaqueciendo la amistad y se vaya fervorizando la enemistad; y nadie piense que con dos disciplinas y dos ayunos ya está todo hecho.

  4Ríome yo de algunos seglares que dicen tienen sanctos y buenos ejercicios -que lo creo yo- y que tienen disciplinas, ayunan los viernes y de en cuando en cuando duermen sobre un arca y, después de eso, salen y tienen su comida de gente principal y regalada, pasean la calle y visitan la parienta y se entretienen en la conversación. Esto es lo que yo acababa de decir: dar guchillada a nuestro enemigo y curarle la llaga, acrecentar [84r] la enfermedad y curar con cuidado el enfermo; jamás morirá. Lo propio es en el alcanzar las demás virtudes, pues el tener la humildad, la obediencia, la mortificación, etc., no es otra cosa más que vencernos a nosotros mismos en parte o en todo, y para alcanzar cualquiera es necesario gran tesón y perseverancia, gran continuación en el pedirla, obrarla y procurarla. Y nadie se persuada que de repente ha de ser sabio, que primero ha de aprender cada letra de por sí y luego juntarlas de dos en dos y luego de tres en tres, y luego deletrearh leer y decorar. Es cosa muy cierta que el siervo de Dios ha de ir por este camino: enpezar una virtud y no dejarla hasta que esté aprovechado en ella, y luego otra y luego juntarlas hasta que Dios sea servido se le llegue tiempo en que las tenga juntas y a montones.

  5.  Pues, venido a nuestro propósito, digo que es de grande importancia buscar los prelados en las religiones que lleven adelante el spíritu comenzado, como en la orden de san Francisco frailes que tengan spíritu de pobreza y, en la i de sancto Domingo, spíritu de sabiduría. Que por esto san Pablo, tratando de los dones que dio el Spíritu Sancto, los fue dividiendo como quería, dando a unos spíritu de profecía, a otros de consejo, a unos hizo evangelistas y a otros doctores, sin consentir que nadie se entremetiese en el spíritu ajeno 2. Que en confirmación de esto vido san Juan muchos sanctos que delante del Cordero estaban, tañendo cada uno en su instrumento: Citharoedorum citharizantium in citharis suis 3. Bueno fuera que al que le enseñaron a tañer en una vigüela por ese


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propio caso piense que ya tiene sciencia para tocar órganos, y al que sabe tañer campanas ya piense que sabe tañer arpa. Cada uno ha de tocar su instrumento conforme se lo pusieron en las manos y dejar el ajeno. Y si no, díganme: si en la orden de sancto Domingo entrara un prelado con el spíritu de san Francisco y les quitara sus rentas, su predicar y sus letras, y les dijera: "tomen, padres, esas alforjas y vayan a pedir pedazos de pan", es llano que deshiciera su religión. Y lo propio digo si entrara haciendo lo propio un dominico j en la religión de san Francisco.

  6.  Pues digo, para inteligencia de esta doctrina, que k hay dos maneras de religiones, unas que enpiezan y otras que se reforman. Las que enpiezan no hay dificultar sino que se ha de seguir el spíritu de aquel que Dios escogió para aquel principio, que siendo tan alto y de tanta consideración es certíssimo lo deja Dios ya tan aprobado y apoyado que, conocido por spíritu del cielo, nadie tiene que dificultar, [84v] y, como hombre que abrió senda y camino nuevo para el cielo, seguirle sus pisadas, pues todas van a un fin y paradero y camino viejo, que es el que Cristo nos enseñó y abrió a costa de su propia sangre. Y es llano que, como esas pisadas que sigue son conocidas, es fácil el acertar, pero, si dejando ésas echase por otra senda, cuyas huellas y pisadas no conoce, sería fácil el errar.

  Pero en las religiones reformadas o que ahora se reforman, donde no conocen guía o capitán singular y señalado, se ha de atender al primer fin a que fue la religión enderezada en su principio y seguir aquél sin ningún género de variación, porque éste es el fin de nuestro Dios en estas reformas: tornarlas a su primer principio y a que dispierten aquél antiguo spíritu, que hasta hoy quedó enpozado, como el fuego que dejó escondido el sacerdote Nehemías cuando llevaron captivo el pueblo de Dios a Babilonia, que cuando l volvieron del captiverio a cabo de muchos años, no quiso que se encendiese fuego nuevo, sino se fue al pozo do lo habíen enterrado y, sacándolo hecho una masa de barro, puniéndolo a que lo hiriese el sol con sus rayos, dispertó y sacó el fuego antiguo que solía estar en aquellas primeras ascuas; y aquél fue, y no otro, el que se llevó delante del altar 4.

  7.  Yo confieso que, por algunas culpas o desgracias m, las religiones, sujetas a muchas cosas de la tierra y pareceres del mundo n, han quedado como captivas y sujetas a leyes de tiranos, sin su antigua libertad, con que de ordinario ofrecían sacrificios agradables a Dios, de suerte que ha sido necesario que Dios sepulte, tape y guarde para el tiempo que él fuere servido el fuego de la charidad y amor con que cada día se le ofrecían millares de religiosos en sacrificio, unos mártires y otros penitentes, etc. La religión que por la infinita bondad de Dios ha sido


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servido de tornarla y reducirla a su tierra antigua de promisión, a su libertad y antigua hermosura, no han de querer los nuevos libertados encender nuevo fuego, nuevo spíritu, nuevas leyes y ordenaciones. Tomen su regla antigua y antiguas leyes y, si les parece que están o muertas y apagadas, éntrenlas y escóndanlas en su corazón, como dice David de la ley de Dios: In corde meo abscondi eloquia tua 5; y saque esa ley, esa regla y esas constituciones, ponga su persona todo junto y preséntelo ante los ojos de Dios, que él es sol de justicia, y se la hará muy cumplida en tornarles sus haciendas y despojos de que antiguamente fueron [85r] despojados. Darles ha un fervor y devoción encendida con que dispierten lo pasado, que si el spíritu pasado fue del cielo, pues así consta de sus principios, no hay que buscar otro en la tierra, que será terreno, o mezclarlo con cosas de la tierra.

  8.  En la ciudad de Sevilla tienen la espada con que el rey don p Fernando q ganó aquella ciudad, y cada año la veneran y sacan en procesión. Bueno fuera que cada arzobispo quisiera renovar la espada o poner otra, pareciéndole que los aceros o guarniciones que ahora se usan son de más consideración. No, porque es llano que a aquello antiguo quiso Dios darle aquella honra y duración.

  Mandó Dios que se hiciesen los vestidos pontificales que habíen de estar en su templo y de los que habíe de usar el gran sacerdote Arón a tal y tal medida, con tal y tal proporción, y de éstos después fueron usando todos los sacerdotes de la vieja ley 6, sin que se lea que se r alargasen o acortasen, sino que de la manera que habíen salido en la primera impresión de esa manera usaban de ellos. Y esto es lo que yo digo: que en la religión que se reforma que se saque el primer spíritu s, que fue spada aguda con que Dios alcanzó sus victorias, y no quiera cada prelado renovar la spada y echarle nuevos filos o aceros, porque aquello primero es lo que Dios quiere honrar y dispertar; que use yo de las vestiduras antiguas sin achicar ni alargar, porque las primeras fueron las que se hicieron con la medida y traza del cielo.

  9.  ¡Oh buen Dios, mis hermanos, y qué pudiéramos decir aquí acerca de nuestro sancto y divino instituto!, en que Dios gustó y quiso que fuese vestidura de charidad, que es la más ancha, la mayor que ninguna religión puede vestir y tener, pues ésta en nuestra Religión la hizo Dios tan ancha y dio tan largas t mangas y haldas que llegan a tapar, cubrir y abrigar los pobres de los hospitales y sacar captivos de tierra de moros. Bien pudiera compararla a la vestidura del sancto niño Joseph, que, por tenerle particular amor el gran patriarca Jacob, se la hizo muy pulida y cumplida, lo cual fue parte de envidia y ocasión para que sus hermanos lo enpozasen y vendiesen 7.

 


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¡Ay, sancta Religión y reforma dichosa, cómo te veo hermoseada y honrada con este vestido de la charidad bien cumplido, pues llega a los pobres que andan abatidos u por el suelo y a los captivos apartados y desterrados! Por lo cual, perseguida hoy del demonio, te veo vendida de tus hermanos y pretendida [85v] enpozar y acabar. Yo fío en la Majestad de Dios que, así como aquellos agravios y desafueros que se usaron con aquel sancto niño fueron ocasión de reinar y mandar en tierra de Egipto 8, lo han de ser los que tenemos entre manos para que tú, Religión sancta, aunque en tu niñez y principio de tu reforma, seas tenida, reverenciada y levantada sobre las cabezas de los reyes. Pues, mis hermanos, quien honra a nuestra Religión y descubre el amor que Dios la tiene es el vestido pulido y largo que el cielo le hizo, no es razón que se lo acortemos a nuestro antojo y a medida de cuerpos estraños, porque no es razón se le quite la hermosura antigua porque a mis pocas fuerzas venga al justo ni al tamaño del que no lo ha de vestir; como si por tener un visitador 9 hubiéramos de acommodar a su parecer o a su natural inclinación el spíritu de nuestra sancta regla, sino que se use y lleve adelante aquel antiguo rigor y aspereza sin, como tengo dicho, buscar otro nuevo.

  10. Es cosa estraña el concierto que hizo el sancto Elías con los profetas falsos: que cada uno pusiese y acommodase su sacrificio y que cada uno pidiese a su dios fuego que lo quemase y abrasase, y que aquel cuyo sacrificio fuese abrasado con fuego del cielo aquél fuese el Dios verdadero. Hácenlo así y el sancto propheta pone su leña y su becerro y échale mucha agua encima, y claman los prophetas falsos y clama el sancto Elías; y sólo bajó fuego al sacrificio de Elías, por donde aquél se tuvo por sacrificio agradable y Dios verdadero, al que predicaba Elías 10. Pues pregunto yo, ¿no bastaba por milagro que descubriera la verdad del que era Dios cierto y verdadero poner el sacrificio y derramar encima aguav luego pegarle fuego? Porque llano es que no podía arder la leña con el agua, y ver una cosa tan fuera de su curso natural eso bastaba para milagro y para ser conocido el Dios verdadero. No quiso eso Elías, sino milagro de a dos, que baje fuego del cielo y queme el sacrificio y leña con agua, porque, siendo fuego del cielo, poco dificultoso se le hará disponer y quemar en breve cosas tan contrariamente dispuestas como la leña en el agua.

  ¡Oh padres y hermanos míos, cómo veo en otro semejante ser el fundador de nuestra Religión Dios verdadero! Pues veo que en el principio de la Religión y en el principio de la Reforma [86r] se pone leña mojada, hombres flacos. Y para mostrar Dios ser Su Majestad a cuyo cargo está este sacrificio, no quiere pegarle fuego de la tierra, que tardará mucho en disponer, sino que baje fuego del cielo: charidad


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encendida, que eso significa la cruz encendida con lo colorado que bajó el ángel 11; pureza angelical en lo blanco del hábito, mostrando que no habíe engaño ni lo puede haber en el spíritu que baja del cielo; celo grande en lo azul para contradecir y desterrar spíritus de profetas falsos y que sólo reine el de Dios. Pues digo ahora, mis hermanos: si en el principio de nuestra sagrada Religión el spíritu que se le communicó fue del cielo y de allá bajó el fuego que abrasó a nuestros primeros padres 12 y los encendió en una charidad tan grande que los hizo ejercitar en obras de charidad tan inmensas, ¿por qué hemos nosotros de querer ahora otro spíritu? ¿Por qué lo hemos de buscar en la tierra, ni mendigarlo en casa de nuestros vecinos, ni pedirlo enprestado a otras religiones, sino pedirle a Dios nos el primero, que ése es el honrado, el que se ha de estimar y tener y el que se ha de procurar llevar adelante?

  11. Hase de notar, lo segundo, que así como no se deshace ni trueca el vestido antiguo por echarle algunas guarniciones y pasamanos o broches de oro, de esa misma manera no se trueca el primer spíritu de la Religión por adornarlo al uso y echarle fundas, guarniciones y cosas que le hermosean. Digo que, cuando nosotros a nuestro instituto y a nuestro spíritu antiguo se le añadan dos horas de oración, grande recogimiento, silencio, etc., eso no lo trueca, antes lo conserva. Y así a todas las cosas accidentales que nosotros tenemos puestas no van w contra la doctrina que queda dicha.

  12. Hase de notar, lo tercero, que no por alzar las faldas o las mangas del vestido en tiempo de lodo o mientras crece un poco más el que las trai se dice que deshace la ropa antigua o que la destruye o echa a perder o que es otra. De esa misma manera, mis hermanos, no porque en estos primeros principios nosotros no curemos pobres ni redimamos captivos se dice que cercenamos la vestidura o que tomamos otro spíritu, porque con los trabajos lodosos que se nos ofrecen en estas primeras fundaciones es necesario alzar las haldas, no se nos enlode el spíritu dividido y derramado en tantas cosas y echemos a perder el vestido rico; y lo segundo, el que ahora viste [86v] y la Religión que lo trai es muy niña y es bien que se enfalde, que ella crecerá y soltará el arremango y cairán las faldas abajo y se tendrá por entero el spíritu y vestido conque Dios la tiene adornada.

  13. Noto, lo cuarto -y esto no es de tanta estima como lo que dejo dicho-, que muchas veces el que tiene un vestido de su propio padre, en la forma que queda dicho, del mismo paño hace vestido al uso, ora sea por ser aquel traje antiguo, ora sea porque no se halla con tantas fuerzas para traer vestido tan grande. Y, ya digo, esto no es tan honroso como lo que queda dicho. De esa misma manera, hay


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algunas x reformas y que, tomando el spíritu antiguo, del propio se visten, pero al tiempo y al uso. Como si nosotros, que nuestro primer vestido fue curar pobres y redimir captivos, lo acommodásemos este spíritu al uso: atento que no se usa que los frailes curen pobres por haber ya tantos hospitales y que no redimamos captivos por haber tantos que lo hagan, acommodásemos el spíritu y la charidad de los pobres y enfermos corporales en charidad de pobres y enfermos espirituales, para cuyo ejercicio predicásemos y confesásemos, y la charidad y espíritu de los captivos lo trocásemos en ir a Persia a convertir almas, es llano que era el propio spíritu hecho y acommodado al uso. Y en este exemplo que hemos puesto, renovado y mejorado, pues lo corporal se trueca en spiritual.

  14. Esto presupuesto, que ha de haber gran cuenta en las reformas que se lleve el primer spíritu adelante y sea el antiguo el que se dispierte y el que se encienda y que para esto se busquen, como propusimos, prelados acommodados e inclinados a llevar aquello adelante, que, como queda dicho, no es razón se hagan cada día nuevos comienzos, que sería nunca acabar. Y para [que] en esta elección que digo se atine y se acierte, hase de advertir que, para conseguir este fin, no tanto se ha de mirar el celo o la virtud, si es diferente del spíritu antiguo de la Religión, como la inclinación en las cosas que en la Religión se profesan y han profesado, sin reparar sea menos sancto que el otro que tira por otro camino.

  15. Pongamos un exemplo. El que trata de minas y va sacando plata u otro metal, llano es que sigue la veta de la tierra [87r] por donde va la vena, sin divertirse a otra parte, no obstante que la tierra le parezca peor o de más baja suerte o de menos quilates; no importa, que por ahí va la vena de la mina y tras esa tierra que nos parece z tiene poco metal o plata vendrá otra que tenga más y más subido, porque es llano que si echase por otra parte, por parecerle la tierra mejor o más fácil de cavar, que perderíe la mina y se quedaríe a buenas noches acabándose todo. ¡Oh buen Dios, y qué verdad tiene esto tan grande en lo que vamos diciendo! Es certíssimo que Dios tiene siempre grandíssimo cuidado de dispertar en las religiones hombres por quien corra, camine y se guíe el spíritu que en la religión se profesa y que se va siguiendo esta vena o veta por tal y tal prelado.

  Supongamos que llega la religión a parte y estado donde topamos dos maneras de tierras, dos diferencias de hombres: unos blandos, amorosos, sanctos y buenos, pero no va por ahí el spíritu de la religión, no va por ahí la plata que se busca ni la veta de nuestra mina, sino por otros hombres que también son tierra y más baja, más intratables, más insufribles y que a penas se conoce en ellos lo que se busca, pero claramente se conoce que por allí va la vena, por allí va el spíritu de la religión a, aunque es poco. Digo que se ha de echar por aquí, que


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tras éste tiene Dios puesto otro donde la mina se vuelve a su valor y abundancia, y por ahí no hay speranzas de perder ni hay que llevar miedo se acabará la religión, antes speranzas de que tras este hombre, que nos parece le faltan los quilates que se buscan, viene otro con ellos muy subidos. Es certíssimo que, dejada esta vena y el camino por do va este spíritu y divertidos en otro comienzo, aunque nos parezca mejor, hay que tener miedo de que se ha de perder y nos hemos de quedar a buenas noches. Y aun por eso dice Cristo que "el que perseverare hasta el fin será salvo13. Y el que va por un camino no porque tope un mal paso echa por otro que es más apacible, si va a otra parte y no donde él caminaba.

  Y el que juega a los naipes, si va de bastos y lleva ese manjar, llano es que descarta el siete de orosb y escoge la figura de bastos por ser de su manjar. Bueno fuera que, yendo nuestra Religión enderezada a penitencia y mortificación, etc., que tomando nuestro sancto hábito y entrándonos un naipe de oros y hombre de grandes letras y de poco rigor, que lo hiciéramos [87v] luego prelado y provincial. No ha de ser así, sino que, si vamos de bastos, escojamos la figura que es de ese manjar, aunque sea un hombre basto y rudo, si por otra parte es penitente y riguroso, que en esta ocasión más vale el naipe de menos puntos que el que tiene más. Y si no, pregunto yo, ¿cuál vale más en la cartuja, un grande predicador o un fraile y monje muy recogido? Es llano que allí, que se profesa recogimiento, que vale más este segundo con menos puntos y letras que el otro con sus gracias y dones, si ese manjar no corre en la religión.

  16. De donde sacamos que, así como el que juega, por no saber descartarse y elegir las cartas que más le importan, perdería el resto y después de sus trabajos se quedaría no sólo sin ganancia, sino con la pérdida de su hacienda, de esa misma manera, si al tiempo del elegir y escoger los prelados que a la Religión le inportan, no acertasen a buen librar y por buenos partidos que se hiciesenc entre los que han de ser electos, se quedarían sin ganancias y con muchas pérdidas. Así, importa mucho y conviene pedirle a Dios luz para acertar y no errar en cosa de tanta consideración, pues no es menos lo que inporta que llevar adelante el spíritu y bien de toda la Religión.

  17. Y adviertan que suele muchas veces, por estar un arcaduz quebrado por do va guiada una fuente, después de haber caminado sin ningún detrimento muchas leguas, perderse, sólo porque acertó a llegar aquel arcaduz que por no tener buena cuenta el fontanero le puso quebrado. Qué de veces sucede haber caminado bien una religión muchos años y, por no tener buena cuenta los electores y poner un prelado con muchas quiebras en orden a las sanctas costumbres que en la tal religión se profesan, dar con las vertientes de nuestra fuente y agua


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celestial que por esos condutos viene guiada, dar con ella en la calle y echarla fuera de la religión.

  Y aun por eso Cristo, cuando hubo de señalar estos condutos y soberanos arcaduces por donde nos habíe de venir el agua viva de sus infinitas misericordias, primero oró, velando y trasnochando, para haber de señalar a sus apóstoles 14; y viéndolos en su pasión tan quebradizos y de barro, determinó de cocerlos en fuego y enviarles el Spíritu Sancto que los abrasase y fortificase 15, no fuesen ellos la causa de algún menoscabo de las mercedes que Dios a los hombres les habíe de communicar por medio de ellos. Y después, viendo estos sagrados apóstoles que se habíe quebrado un arcaduz y teja del tejado de este edificio celestial, porque no cause alguna gotera -que suele, aunque sea del menoscabo de sola una teja, destruir [88r] una casa y echar al dueño de ella a que vaya a vivir a la ajena- pusieron tanto cuidado, como digo, estos soberanos apóstoles de escoger y elegir a Matías en lugar de Judas 16 para que quedase aquella falta bien remendada y remediada.

  ¡Oh Señor, y cuánta verdad tiene esto! ¡Qué daños y qué males ha causado un Arrio, un Lutero! Por haberse quebrado y deshecho del lugar donde debían estar con la entereza en la fee que debían, destruyeron el edificio espiritual en Ingalaterra y en tantas partes del mundo y fueron causa de que Dios se saliese de su casa y fuese a vivir a la ajena, digo a la ajena a partes donde quizá adoraban ídolos y falsos dioses, y aun sin quizá, pues se mudó a las Indias, casa de bárbaros y de infieles d.

 

 




b sigue nota



1 2 Tim 4,7-8.



c  sigue victoria tach.



d sigue a un tach.



e  le sobre lín.



f  sigue el golpe tach.



g sigue como digo tach.



h sigue de tach



i ms. las



2 Cf. Ef 4,11.



3 Ap 14,2.



j  corr. de dominigo



k sigue uno tach.



l sigue vinieron tach.



4 Cf. 2 Mac 1,18-23.



m sigue captivas tach.



n sigue quedaron tach.



o  sigue p tach.



5 Sal 118,11.



p sigue Alonso tach.



q sobre lín.



6 Cf. Ex 28,2ss.



r sigue age tach.



s sigue con tach.



t ms. largan



7 Cf. Gén 37,3ss.



u  corr. de apartidos



8 Cf. Gén 41,40ss.



9 Nueva alusión al visitador extraordinario Fray Andrés de Velasco (1608).



10  Cf. 1 Re 18,21ss.



v sigue l tach.



11 Alusión a la tradición según la cual el hábito tricolor trinitario fue mostrado por un ángel a Inocencio III (1198).



12  San Juan de Mata y san Félix de Valois.



w  ms. va



x  sigue religiones tach.



y sobre lín.



z sigue po tach.



a sigue a que tach.



13 Mt 10,22.



b  ms. oro



c sigue sobre tach.



14 Cf. Lc 6,12-16.



15  Cf. Jn 15,26; 16,13.



16  Cf. He 1,21-26.



d  sigue nota






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