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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [13a CUÁN DE CUMPLIMIENTO EL JUSTO SE APROVECHA DEL TIEMPO EN SERVICIO DEL CUERPO Y CUÁNTO LO PROCURA APROVECHARb EN BIEN DEL ALMA, Y QUÉ POCO VALOR TIENE TODO TIEMPO PARA EL MALO

 

  1Mill avisos nos da san Pablo para que lo aprovechemos bien. Y entre otros aquello que escribe a los Corintios en la 1.ª epístola, capítulo 7: Hoc itaque dico, [130v] fratres: tempus breve est: reliquum est, ut et qui habent uxores, tanquam non habentes sint: et qui flent, tanquam non flentes: et qui gaudent, tanquam non gaudentes: et qui emunt, tanquam non possidentes: et qui utuntur hoc mundo, tanquam non utantur: praeterit enim figura huius mundi. Volo autem vos sine sollicitudine esse 1. Dice san Pablo en esta epístola unas palabras muy sabidas y trilladas en los púlpitos, que por ser tan a propósito las trairé aquí. Dice, pues: Una cosa tengo que deciros, hermanos, de grande importancia; y es que el tiempo es breve y de cosa tan breve hemos menester inferir cómo nos hemos de haber en nuestrosc officios, así como un hombre discreto si no tiene más de una hora para negociar con muchos es necesario saberla repartir y, si es posible, que entren de dos en dos los negociantes. Y pues tenéis el tiempo breve en los officios exteriores, que son más del cuerpo que del alma, habeos


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en ellos sine sollicitudine, sin demasiado cuidado, no sea de suerte que os lleven todos enteros tras sí. No seáis, como si dijera, como los otros convidados que se escusaron el uno con su mujer, y otro con la villa 2 que habíe comprado, y otro con la arada de sus bueyes 3. A esas cosas hemos de acudir como si no las tuviéramos. Quiere decir que de tal manera hemos de acudir a eso que, si de través se ofreciere negocio del alma, no nos sean estorbo, sino que luego les demos de mano. Y tanbién quiere decir que de tal manera nos ocupemos en esas cosas que no perdamos la atención del alma para los negocios y provechos interiores, sino que trabajemos a dos manos, guardando siempre la derecha para el alma.

  2Llano es que si un hombre tuviese mucho que scribir d y tuviese poco papel, que lo scribiríe por una y otra parte y que apretaría la letra y ahorraría de razones impertinentes. Esto es lo que hace el justo: que dando de mano a las cosas de poca consideración, viendo el tiempo breve, aprieta la letra y en poco papel y breve tiempo scribe y hace muchas cosas, ocupando el tiempo por una y otra parte, dándole al cuerpo la una haz y la otra al alma.

  Bien diferentemente de aquellos que en el libro de la Sabiduría hicieron una mala cuenta diciendo que, porque el tiempo era breve, sería bien darse a la vanidad y locura, no dejando prado que su deshonestidad no pisase coronándose de flores; y aun porque el tiempo era breve habíen de ahorrar tal vanidad y locura y emplearlo en cosas de consideración y no en coronarse de flores y entregarse a los vicios. Aun por eso debieran ellos de decir: Vino pretioso et unguentis nos impleamus, et non praetereat [131r] nos flos temporis (Sapi. 2 e4; untémonos, dicen, con vino precioso y ungüentos f antes que se nos pase y nos deje la flor del tiempo. Al tiempo lo g llaman flor, y dicen bien h porque se les iba en flores, y como su vida se les pasaba sin fructo marchitándoseles todas sus obras con livianas ocasiones, así hacía el tiempo: Et non praetereat nos flos temporis, no nos deje la flor del tiempo.

  3.  En los árbores que dan fructa no se les pasa la flor, porque se convierte en fructa, y fructa que después dura. Así, el tiempo a los justos, aunque se les pasa, no se les va porque ese tiempo que se pasó quedó después en fructa y en fructo que después duraba y se conservaba en el alma del justo. Pero en casa del malo todo se les pasa en flor de quien después no queda fructo, como denantes decíamos del que scribe en el papel breve por dos caras. Estos de quien vamos tratando scriben por una, que es la que pertenece al cuerpo, y no son señores de scribir por la otra haz porque se les pasa el papel y se les pasa el tiempo, como ellos confiesan, Sapientiae 2, n.º 5: Umbrae enim transitus est tempus nostrum; su tiempo y su tránsito y huida es sombra.

 


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4Poneos a cargar la sombra de un borrico y veréis lo que camina. La sombra no tiene por sí más ser y entidad de la que le da el cuerpo, de suerte que si el cuerpo es grande la sombra lo será, si el cuerpo se está quedo la sombra se está parada. Y lo propio hace el tiempo: que aunque es verdad que tiene su medida y velocidad de los movimientos de los cielos, como la sombra la tiene del sol que hiere al cuerpo, pero no será el tiempo más de lo que el hombre i quisiere hacer de él. Si el hombre sirve a Dios y está con stabilidad en las cosas de su beneplácito, el tiempo le será de dura y permaneciente, según aquello que dice David, psalmo 60: Dies super dies regis adiicies; annos eius usque in diem generationis et generationis 5. Va contando las mercedes que Dios hace al justo y al que le llama y le invoca con veras y dice que le da días sobre días y años sobre años, que es como decir medida sobre medida y bien sobre bien. Y para que no se entienda que estos días que le alargan son días de vejez y senectud, cuando ya un hombre no puede trabajar ni hacer nada, dice: Et annos eius usque in diem generationis et generationis; serán días de mocedad, de juventud, días de fortaleza. Porque el engendrar es de mozos, dársele han días sobre días en que pueda bien obrar, trabajar y engendrar j buenos deseos y propósitos. Y dice luego: Permanet in conspectu Dei 6; o, como lee san Agustín: Permanebit in conspectu Dei 7. [131v] Puso el propheta k el presente por el futuro, por la certidumbre que las promesas de Dios l tienen. Dice que permanece y permanecerá para siempre delante los ojos de Dios. Que parece quiso decir: añadirle ha días sobre días y años sobre años, y si no hubiera otros mejores días y años que son los que se gozan delante de Dios, en esos días sobre días que se le añaden permaneciera para siempre jamás, pero permanecerá en días eternos in conspectu Domini, será duración eterna la que tendrá delante de Dios. Misericordiam et veritatem eius quis requiret? 8 ¿Quién podrá inquirir o philosophar cuán grande sea esta misericordia que Dios usa con estos tales de les m dar días sobre días? ¿Y quién será bastante a escudriñar la grandeza y certidumbre de su verdad y la infalibilidad que tienen sus n promesas?

  5Dijimos que la sombra no es más que el cuerpo que la representa. Y así es el tiempo del hombre, que no es más de lo que el hombre quiere hacer de él. Aun acá vemos que un vestido no es más de como lo trata el que lo viste y un caballo y otra cualquier cosa no es más de como tiene el tratamiento. De esa misma suerte es el tiempo, que no es más de como tú usas dél, y aun el modo ordinario de hablar es decir: este tiempo es perdido o es bien ganado, porque el hombre lo echa a perder, lo straga y mancha con su mala vida, lo despedaza y corta sin provecho, como el mal sastre que, sin tantear primero el paño y tomar la medida para quien se corta el sayo, echa la tijera.

 


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6Dice más: que es umbrae transitus tempus nostrum 9; nuestro tránsito y vida es de sombra o. Es nuestra vida, como si dijeran, un cuerpo fantástico y aparente, no tiene más de esta aparencia exterior, que ni ella es vida ni aun tiempo el que vivimos, pues más se puede llamar muerte la vida del que vive al mundo que vida. Parece que comemos y no comemos, que dormimos y no dormimos, porque los cuidados se llevan nuestra vida. Llama sombra a su tránsito porque así como la sombra no hace pisada ni deja rastro ni señal donde se echa o se estiende, de esa misma suerte, aunque en vida el malo hace ruido, en muerte no queda rastro ni memoria de él: Periit memoria eorum cum sonitu; et Dominus in aeternum permanet 10; su memoria se acaba con ruido y no hay más que eso, porque después de acabados sólo es Dios el que queda y permanece. Son como los p ñublados de verano, que se deshacen con truenos, polvaredas y relámpagos, y después de eso no sabréis qué se hicieron porque sólo queda el cielo raso. Y como el cohete que lleno de pólvora que ha estado un rato echando chispas y fuego de sí, y luego acaba con un stallido.

  7.  ¡Cuánta verdad tiene esto en los que viven en el mundo según sus fueros!, que mientras les dura la vida todo es polvareda, truenos y relámpagos, un asombrar el mundo. ¿Sabido con qué? [132r] Con un paso de sombra y con un asombro de ñublados que pasan y no dejan de sí memoria, sino el cielo claro y raso. Et Dominus in aeternum permanet. Sólo dejan lo que el cohete después de pasado: un poco de papel quemado, tiznado y hecho pedazos, oliendo a pólvora y alcrebite 11, que es lo que dentro de sí encerraba. Con cuánta facilidad, si quisiesen los del mundo, verían unos en otros estas verdades muy apuradas, pues después de muerto el poderoso y el grande no hallaréis en sus scritorios sino unos papeles borrados, rotos, llenos q de malas cuentas y de obscura claridad, que es necesario llamar theólogos y letrados que declaren las deudas y partidas que por ser r como las razones de carta rota apenas se pueden juntar 12. Y quiera Dios no sea también de esa manera el testamento último. En fin, es tránsito de sombra. Que así como a la figura de la sombra no se le puede conocer bien cuál es la boca, cuáles las narices y los ojos, de esa misma suerte apenas se les conoce a estas tales personas cuál fue su última voluntad, qué es lo que declaran y ordenan, sino que han de entrar jueces discerniendo a carga cerrada. La razón es s porque su vida y tránsito es sombra que no deja huella en el suelo.

  8.  También tiene otra propiedad la sombra y es que siempre está tendida en el suelo. Que el hombre esté en pie, que esté echado, que se levante o esté inhiesto, la sombra siempre está de una manera, cuándo


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mayor, cuándo menor. Así es la vida del malo en los tiempos: postrada por tierra. De quien dijo Dios por [Jeremías]: Vide ubi nunc prostrata sis 13; mira, hombre, y abre los ojos dónde estás postrado. Que el trigo con el buen tiempo se levanta t, crece y sube sobre la tierra. Y lo propio tienen las demás plantas y árbores, y el hombre en todo tiempo ha de tener y hacer una vida caída y desastrada, y tanto que tiene grandíssimo favor del cielo, como dice David cuando clama y da voces diciendo: Exurge, Domine, adiuva nos 14, etc. Exurge, et ne repellas in finem 15; levántate, Señor, y ayúdanos y no nos dejes u de suerte que nuestro mal sea sin remedio y llegue al fin. Pues ¿qué mal es éste, sancto rey? ¿Qué? Que conglutinatus est in terra venter noster 16; tenemos pegada v el alma a las cosas de la tierra. Finalmente, como sombra y como de sombra se aprovechan del tiempo.

 

 




a  ms. 47



b sigue en bien tach.



1 1 Cor 7,29-32.



c corr.



2 Por villam emi (Lc 14,18).



3 Cf. Lc 14,16-20.



d  sigue qu tach.



e Sapi. 2 al marg.; al marg. Eclesi. tach.



4 Sab 2,7.



f roto.



g tiempo lo roto; sigue y tach.



h y dicen bien sobre lín.



i  sigue de tach.



5 Sal 60,7.



j ms. engendra



6 Sal 60,8.



7 Enarr. in Psalmos, 60,8 (CC L 39,770).



k Puso el propheta en parte roto.



l promesas de Dios en parte roto.



8 Sal 60,8.



m sigue ase tach.



n sigue ps tach.



9 Sab 2,5.



o  corr. de sompra



10  Sal 9,7-8.



p ms. lo



11  azufre.



q sobre lín.



r sigue de tach.



12  "Razón de carta rota, la que no ata ni desata ni concuerda una con otra, como sucede al que quiere juntar los pedazos de una carta rasgada" (Covarrubias).



s sobre lín.



13 Jer 3,2: "Et vide ubi non prostrata sis".



t  sigue y tach.



14  Sal 43,26.



15  Sal 43,23.



u ms. deje



16 Sal 43,25.



v ms. pedada






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