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San Juan Bautista de la Concepción Obras III - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
CAPITULO [14] a DE ALGUNAS CONSIDERACIONES QUE DESCUBREN LO BIEN QUE EL JUSTO APROVECHA EL TIEMPO
1. Parece que el tiempo bien aprovechado del justo nos tira siempre de la capa [132v] para que digamos bien de él; y que pues en su casa los momentos e instantes son bien aprovechados, sean bien advertidos de todos y contados, como cuartos de pobresb labradores, que cadac real que cuentan lo pasan dos o tres veces y cada ochavillo lo miran por dos partes, no sea cuarto d.
2. No hay cuarto de hora en casa del justo que no se cuente por puntos, porque los tiene por más delicados que los de calza de aguja: que uno perdido lleva a otro tras sí y a otro hasta que se dispara la hora. Y aun el día se suele dar por perdido y vivir sin relox, sin cuenta y sin medida, a bulto, como quien usa de cosa que nada vale. Suele el relox detenerse e, pararse y no dar porque las pesas llegaron al suelo. Y en casa del peccador el tiempo no pesa porque su valor f está echado por tierra. Y así su relox no anda y su vida quédase por vida, como decimos, sin peso y sin medida. Pero el peso que en la vida del justo hacen las horas y momentos es tan grande que un instante no lo dejan estar parado, sino que siempre ande y trabaje en la casa de Dios. Y pues el tiempo acerca de los justos es tan pesado y medido, razón es que nosotros hagamos grande caso de él y, según Dios nos diere palabras, lo saquemos a luz.
3. Lo primero, digo que es tiempo lucido en que Dios les da luz, claridad y divinos auxillios para el bien obrar, que es lo que muchas veces amonesta Cristo a los hombres: que trabajen en el bien de sus almas mientras tienen luz y es de día 1, en el cual tiempo hacen obras acertadíssimas. Para los malos no hay día, todo es noches oscuras y tinieblas, porque no quiriéndose aprovechar de la luz del cielo merecieron caer en réprobos sentidos y, como ciegos, caer en las tinieblas exteriores donde siempre tendrán y gozarán de crujir de dientes y de lloros 2.
4. Lo segundo que tiene el tiempo de los justos es que, como siempre hemos dicho y repetido en muchos capítulos, es tiempo doblado, como los que viven en la raya de reinos diferentes g: que gozan de los unos y otros fueros, de los unos y otros manjares, de los tiempos y climas del uno y otro reino. Y aun parece pudiéramos poner exemplo en los que vivieran encima de los puertos de Castilla la Vieja, que dende allí mirando hacia el espinar gozaban de nieves, obscuridad y tiempo borrascoso, y mirando hacia Castilla la Nueva tiempo claro y apacible, y cuando en Castilla la Vieja aún no se descubren los terrones h que con la nieve están cubiertos y los hombres aún se están debajo de los tizones i, en la otra parte de los puertos ya asoma la primavera, se ríen los campos, chillan los grillos y balan los corderos. Así son los justos, los cuales tienen una vida tan subida y levantada que si por una parte gozan del tiempo borrascoso y de los años de trabajo y dolor que [133r] en este mundo se viven, por otra parte ya parece que se avecindan con los sanctos en el cielo y como con antojos de gracia y de altíssima contemplación ya tienen su conversación en el cielo, como dice san Pablo 3. Ya empiezan a gozar del chillido de tantos spíritus divinos como allí alaban y bendicen a Dios, del balido de tantos bienaventurados que de alegría y contento están siempre diciendo a Dios: Sancto, sancto, sancto 4. Ya parece gozan de aquel tiempo apacible y deleitable por la quietud y sosiego que tienen en sus conciencias.
5. ¡Oh tiempo dichoso y bienaventurado!, que gozando de muchos fueros del cielo lo tienen aforrado con el tiempo sujeto a tributos y pechos de acá. En el un tiempo trabajan y merecen y en el otro ya parece que gozan, en el uno descansan y en el otro afanan, en el uno siembran y en el otro cogen; si por esta parte son molestados, por la otra son recreados; si por ésta los busca la justicia, por la otra hallan la misericordia. Parece los podemos comparar al ángel del Apocalipsi que tenía el un pie en la mar y el otro en la tierra 5, como quien está dispuesto y aparejado, cuando la mar ande furiosa, a asegurar su partido en la tierra firme, y cuando haya guerras y hambres en la tierra soltar velas por la mar y dar consigo en breve en otro reino.
6. ¡Oh, dichosos los que de tal suerte gozan en esta vida que puedan con facilidad hurtar el cuerpo a las inquietudes y perturbaciones de este mar tempestuoso de este mundo y fijar el pie del alma y sus afectos en tierra estable, que es la paz y tranquilidad que Dios interiormente le tiene dada, que pueda absentarse de la guerra y hambre de que j gozan todos los que siguen en el mundo y soltar con facilidad el navío que a la orilla y en el puerto estaba aferrado y estender velas y dar consigo en la tierra del descanso! Estos son de quien yo digo que train el vestido aforrado y que lo visten por la parte que mejor está. Si han de trabajar y ocuparse en vida activa, tráinlo por el revés y gozan del sayal y tiempo basto de acá fuera; si han de holgar y gozar de la fiesta que interiormente Dios les hace, visten seda y gozan de tiempo apacible.
7. Pero los malos sólo gozan del tiempo de trabajo, sin que jamás tengan speranzas de que se les haya de llegar el tiempo del descanso; siembran y no cogen, porque sembraron en los trabajos que tuvieron en tierra infructífera, que fue servir a sus k gustos, y obedecen a sus pasiones y hacen lo que manda su apetito, y ponen por obra lo que piden sus deseos. Y éste es un trabajo intolerable sin aguardar día de fiesta ni de descanso, porque el vestido es sencillo, ocupando todo el tiempo en bien del cuerpo, trayendo el alma [133v] desnuda. De esta vida es de quien dijo Séneca, libro De tranquillitate amicitiae: Vita servitus est 6; es una vida que toda ella es servidumbre.
8. Y por la parte que la vida de los sanctos miraba acá fuera y gozaba de este tiempo de servidumbre, ni se podían sufrir a sí propios ni llevar la vida: Taedet animam meam vitae meae 7. Allí anima quiere decir vida, que la Scritura muy de ordinario pone este nombre "alma" por vida. Según eso, querrá decir Job: mi vida tiene enfado con la vida, que de sí misma se cansa y a sí misma no se puede sufrir. Y si preguntamos por qué no se puede sufrir la vida a sí propia, responde Séneca: Quia vivere l profecto militare est 8; porque vivir es militar, que es lo propio que el mismo Job dice: Militia est vita hominis super terram 9; la vida del hombre es guerra, y mientras la vida dure la guerra persevera. Pues ¿a quién no le dará fastidio estar siempre en campaña? ¿A quién no harta verse siempre frente a frente con el enemigo? ¿A quién no enfada el sonido de la artillería, el crujir de las armas, el rechinar del acero, el disparar de pelotas, el sonar de las cajas, el relinchar de los caballos, el hacer bravatas los soldados, tiniendo en todas estas cosas la muerte al ojo? Y así dice bien el sancto Job m que su vida no se puede sufrir a sí propia.
9. Y si queremos saber la causa de este enfado que la vida tiene de sí propia, oigamos las palabras que dice san Gregorio de nuestra
vida: Longa nostra desideria increpat vita brevis, incassum multa portantur, cum juxta est quo pergitur 10; porque vive un hombre una vida cuyos largos deseos condena la brevedad suya, pues en vano se llevan muchas cosas estando el fin tan cerca. ¿A quién no enfada ver tanto servicio y matalotaje para tan breve jornada? Tantos aparatos de cosas para un camino que apenas es un paso, tantos fardeles, tantas acémilas y recámaras, tanta botillería, tantas haciendas y tesoros, ¿a quién no enfada y cansa? Qué bien dices, sancto Job: Taedet animam meam vitae meae 11, que se enfada la vida de sí misma, y Séneca en las palabras arriba dichas: servidumbre es la vida del hombre n.
10. A este tiempo es a quien el justo le halló otra haz, a estos trabajos un descanso scondido y a esta guerra una paz secreta y a estos deseos de acá fuera una mitigación interior que un alma tiene cuando, cerrando las puertas a los sentidos, refrena sus pasiones, pone grillos a su apetito y recoge todos sus deseos y queda el alma por esta parte sola, para estar por la parte de adentro bien ocupada con Dios, donde son todas sus fiestas, donde se mitigan todas sus [134r] ansias y la vida halla con qué sobrellevarse. Ahí es donde halla o a Dios en quien pone sus cuidados, en quien descarga sus cargas y penas p. Este es el tiempo doblado q y el año del jubileo, cuando los sclavos se ponían en libertad y las hazas y tierras descansaban; éste es el día dichoso de la fiesta r de que no goza el malo ni sus codicias le dan lugar para meterlo en su casa, pero aprovéchase el bueno cesando de todo trabajo y molestia exterior.