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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [2a DE ALGUNAS EXCELENCIAS Y PRECIOSIDADES QUE LOS SANCTOS ALCANZAN EN EL MARTIRIO

 

  1.  Del capítulo pasado sacamos cómo los sanctos en el martirio, aunque al parecer de los malos parezca que pierden, ganan, porque su muerte es como el juego de la gana pierde, que quien aquí pierde la vida, la gana eterna. Y si por una vida temporal se gana una eterna, ése no es perder, sino ganar; ése no es morir, sino vivir; eso no es verter, sino coger; no es desperdiciar, sino cambiar y trocar o, por mejor decir, un comprar sin precio, pues lo que damos es nada y lo que compramos [144v] es inmenso e infinito. Y aunque parezca impropiedad decir que los mártires compranb sin precio los bienes que en la muerte se les entriegan, no lo es en la Scritura sagrada, porque David dice en el psalmo 43: Vendidisti populum tuum sine pretio 1, que vendió Dios su pueblo sin precio. Pues pregunto yo: las ventas ¿no se hacen a daca y toma, tanto más cuanto? Pues ¿cómo dice que vendió sin precio? Digo que las ventas una de las cosas más principales que hay en ellas es la enajenación de la propia cosa y el traspaso, que ésta es condición y propiedad de la venta: hacer la cosa tan mía como si yo hubiera dado por ella precio justo. Y por esa parte llamó aquí David venta que Dios hizo de aquel pueblo, por la enajenación y traspaso que dél hizo.

  2.  Lo 2.º, arguye el grande sentimiento que Dios hacía de sus peccados, pues lo amaba tanto que por mucho y grande precio que por él dieran era como venta hecha sin precio. Pues de esa misma


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suerte consideramos el cambio y trueco que el justo hace en la muerte: que después de haber considerado todo lo que el hombre da y lo que en el martirio recibe, lo uno es tan poco que se puede llamar nada, y lo otro tanto que se puede llamarc venta sin precio y paga. Digo ­lo 2.º, que se llama venta por el traspaso que hace Dios de aquellos bienes eternos en el alma del justo, que quedan por tan suyos como si de su parte hubiera dado precio equivalente.

  3.  De donde entenderemos un encarecimiento que dice y hace David de la muerte del justo, diciendo: Pretiosa in conspectu Domini mors sanctorum eius 2; que con ser todas las cosas del mundo y todo lo criado delante de los ojos de Dios como Isaías dice, capítulo 40: Omnes gentes quasi non sint, sic sunt coram eo 3, como si todo no fuera nada, así son todas las gentes delante de los ojos de Dios. Y con todo este encarecimiento dice que la muerte del justo es de tanto valor delante de los ojos de Dios que es y la llama muerte preciosa, de estima, de valor, etc. El Eclesiastés dice: Ego proposui investigare sapienter de omnibus, quae fiunt sub sole 4; que propuso dar una vuelta a todas las cosas de acá abajo y llegando a tocarlas las halló que todas eran vanidad de vanidades, y todo vanidad 5. Pues si a los ojos de un hombre prudente y discreto todo lo de acá es vanidad d, ¿qué ha de ser a los ojos de Dios? Menos, nada. Pues si todo es nada y la muerte del justo es preciosa ante los ojos de Dios, gran cosa debe de ser. Pues si es gran cosa [145r] y todo lo demás es nada, con nada compran lo que es eterno y lo que tanto vale, lo que es precioso en los ojos de Dios.

  4.  Más, digo que la muerte es la cosa más inútil del mundo porque como no tiene ser tampoco tiene natural utilidad. Y así, Dios, autor de todas las cosas, se dio por no autor de la muerte, diciendo Sapientiae, 1: Deus mortem non fecit 6. Y el Spíritu Sancto, Eclesiastés, 9: Melior est canis vivus leone mortuo 7. Y con todo eso dice David que la muerte del justo es preciosa ante los ojos de Dios. Para que echéis de ver cuáles serán los bienes que al justo en la muerte se le entriegan, si aquello que es nada, aquello de que Dios no se precia ni se hace autor, como es de la muerte, ésa es de tanto valor que la llama preciosa ante los ojos de Dios. Y si lo que es nada lleva e fructo precioso, ¿qué fructo llevarán las demás cosas que en el justo Dios hubiere sembrado?

  5.  Otra grandeza tiene esta muerte de los mártires: que aunque es verdad que todos los sanctos son sanctos de Dios, en particular los mártires se llaman sanctos de Dios: Mors sanctorum eius 8. Dichosa la muerte de los sanctos de Dios. Y es certíssimo aunque la muerte de los justos también es preciosa y son sanctos de Dios, es claro hablar aquí en particular David de la muerte de los mártires, porque en el propio psalmo trata de los martirios diciendo: Calicem salutaris accipiam 9,


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y también porque aquí sólo trató f David de calificar la muerte sin tomar en la boca otra cosa, diciendo: Pretiosa in conspectu Domini mors sanctorum eius 10, que es quien a los mártires califica, premia y honra, y en eso consiste su primor y excelencia. Pero el primor de los confesores no está tanto en la muerte cuanto en la buena vida que han hecho, porque la muerte es cosa natural y común a todos y la vida sancta de los confesores no es común ni natural, sino sobrenatural y divina, tanto que por ella merecen la corona de gloria. Y al revés, lo ínclito de los mártires consiste en su muerte mucho más que en su vida por ser aquel acto de poner su vida por Dios el más heroico de todos, conforme la sentencia del Redentor, que dice que nadie puede tener mayor amor que entregar su vida y ofrecerla de buena gana por quien de veras ama 11. Según esto, pues, David aquí hizo mención de muerte diciendo: Pretiosa in conspectu Domini, y no de vida; que sólo habló de los mártires, y a éstos llama sanctos de Dios: sanctorum eius. Y no sólo es David el que este apelido y honra da a los mártires, [145v] que la Iglesia en nombre del mismo Dios así los llama, diciendo: Sancti mei, qui in carne positi certamen habuistis, mercedem laboris ego redam vobis 12; sanctos míos g, guerras y trabajos tuvistes, yo os daré, dice Dios, la paga de vuestros trabajos. Y otras muchas veces la Iglesia llama sanctos de Dios a los mártires: Sancti tui, Domine, mirabile consecuti sunt 13, etc. Y otra vez: Sancti tui, Domine, florebunt 14. Y esto lo hace muchas veces.

  6.  Pues veamos la causa por qué los mártires en particular se llaman sanctos de Dios. Digo, lo primero, que así como llamamos sanctos de la Iglesia a los que canoniza la Iglesia, y sanctos de este papa los h que canoniza aquel papa, así debemos llamar sanctos de Dios a aquellos que Su Majestad por su boca canoniza, según aquello que hemos dicho de san Juan, en el capítulo 15: Majorem hac dilectionem nemo habet, ut animam suam ponat quis pro amicis suis 15. Como si dijera: no hay que esperar ni que aguardar de un hombre obras más heroicas y levantadas de punto que verle poner su vida por sus amigos, como la ponen los sanctos mártires, en las cuales palabras canoniza Dios a los que por él ofrecen su vida y así se llamarán sanctos de Dios.

  7Digo lo segundo, que así como vos tenéis acá por sanctos vuestros aquellos con quien tenéis más devoción y más particularmente amáis, como cuando decís: san Juan Baptista es mi sancto, san Pablo es mi sancto, porque con él tenéis puesta vuestra devoción, de esa misma suerte los sanctos mártires se llaman sanctos de Dios porque, aunque es verdad que a todos los sanctos tiene Dios y muestra grandes y amorosas entrañas y afectos divinos, pero particularmente a los sanctos mártires, como lo mostró por Esaías cuando hablando con el coro de


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ellos dijo: Meus es tu. Cum transieris per aquas, tecum ero, et flumina non operient te; cum ambulaveris in igne, non combureris i, et flamma non ardebit in te. Quia ego Dominus Deus tuus 16. Como si dijera: ejército invincible y glorioso, mío eres con todo y por todo, y yo tuyo; el alma se me va tras ti como te lo mostraré haciendo j prodigiosos efectos hasta trastornar el mundo por ti. [146r] De aquí también entenderemos la razón por qué Cristo se llama el Sancto de Dios, según aquello de san Lucas, capítulo 4, n.º 34: Scio te quis sis, Sanctus Dei. Y es porque Cristo nuestro Señor es el únicamente amado de la Majestad divina, según aquello, Lucae 3: Hic est Filius meus dilectus, in quo michi bene complacui 17. De suerte que así como el ser hijo k y haber engendrado a uno lo hace suyo, de esa suerte el amarlo lo hace también suyo. De esta manera, por ser tan particularmente amados de Dios, los sanctos mártires se llaman sanctos de Dios.

  8Digo lo 3.º, que el martirio es un don tan sobrenatural y tan grande que no se puede merecer de méritos humanos anteriores, sino que toda es virtud, sanctidad l y don de perseverancia dada toda de la mano de Dios. Y como todo es de allá, se llaman, entre todos los sanctos, sanctos de Dios, de aquel de quien recibieron todo lo bueno, por quien quedaron ganados y granjeados en sanctos de Dios.

  9Digo lo 4.º, que siendo Cristo mártir de los mártires, do quiera que se topa mártir se llama de Dios, así como cuando uno pincta con el aire que otro, decimos: aquella pinctura es de fulano m.

  10. Pues concluyo este capítulo diciendo que si la muerte de los mártires es preciosa y dichosa en los ojos de Dios y por ella ganan un nombre tan heroico y un apelido tan misterioso como es llamarse sanctos de Dios, que compran barato dando su vida cuando la vida tenga toda la preciosidad que se quiera imaginar y que deben, hallando la ocasión, comprar n (en sentido arriba dicho o) cosa de tanto valor p, dando por ello lo que de nuestra parte es tan poco como ofrecer nuestras vidas. Y digo poco, respecto de que Dios es el que allí pone el caudal pues, como hemos dicho, el martirio es un don que no se merece con méritos humanos antecedentes, sino que Dios lo da a quien él es servido.

 

 




a  ms. 54



b corr. de comprarán



1 Sal 43,13.



c  sigue paga sin tach.



2 Sal 115,15.



3 Is 40,17.



4 Ecl 1,13.



5 Cf. Ecl 1,2.14.



d ms. vanida



6 Sab 1,13.



7 Ecl 9,4.



e sigue pan tach.



8 Sal 115,15.



9 Sal 115,13.



f  sigue de tach.



10 Sal 115,15.



11  Cf. Jn 15,13.



12  Breviario Romano, responsorio a la lec­tura VIII de maitines del común de mártires.



g sigue geo tach.



13  Breviario Romano, responsorio a la ­lectura IV de maitines del común de mártires.



14  Cf. Sal 91,13-14.



h ms. el



15  Jn 15,13.



i  sigue eis tach.



16 Is 43,1-3.



j roto.



17  Lc 3,22.



k sigue lo hace tach.



l sigue y perseve tach.



m Digo lo 4.º-fulano sobre lín.



n sigue sobre lín. salta lo dicho tach.



o en-dicho al marg.



p sigue si compra se puede llamar tach.






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