Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

- 1176 -


CAPITULO a [3]b EN QUE SEc PRO SIGUE LA PROPIA MATERIA Y SE DESCUBREN DIFERENTES TRABAJOS QUE LOS SÚBDITOS TIENEN CON LOS PRELADOS d

 

  1Diránme: Hermano, aquí, en este verso, habla David con Dios, diciendo: "Pusístenos, Señor, hombres sobre nuestras cabezas1, luego no hay de qué se queje el súbdito del prelado, pues fue dádiva y presente de mano de Dios. Digo que es verdad que con Dios habla y que él es el que puso los hombres por prelados sobre las cabezas de


- 1177 -


los súbditos, pero no para que fuesen hombres, como hemos dicho, sino para que fuesen ángeles, para que fuesen soles y luces, sal y ciudad sobre monte alto. San Pablo (1 Corin. 15) de los cuerpos cuando se entierran, tratando de la resurrección de la carne, [dice]: Seminatur in innobilitate, surget in gloria: seminatur in infirmitate, surget in virtute: seminatur corpus animale, est et spiritale 2. Así han de ser los prelados, que sembrándolos en sus officios hombres, en ellos se han de levantar muy trocados: la flaqueza en fortaleza, la ignobilidad en gloria, etc. (dic) El labrador siembra un grano de trigo y más aguarda; siembra Dios y pone hombres en los officios, más aguarda que los hombres e. Que por eso [en] aquellos misteriosos animales hace mención solamente del rostro de hombre, de león, de águila y de buey, etc3. El rostro es lo mejor y más perfecto del cuerpo humano. Pues poner hombres sobre las cabezas de los súbditos es decir que de hombre no ha de tener más que lo perfecto, lo racional, no lo bestial y sensitivo, no lo lerdo y pesado, sino lo blando, lo amoroso, misericordioso y caritativo.

  2.  Y si quieren ver cuánta verdad tenga esto que vamos diciendo, adviértanse estas tres comparaciones a que Cristo compara a los prelados: luz, sal y ciudad sobre monte alto f 4. Decir luz del mundo entiendo el sol que es el que alumbra a todo el mundo, y es luz que no ha menester mesa y candelero para alumbrar; dende allá arriba hace su officio g el sol sin dar pesadumbre, él se va y se viene, él corre y vuela sin carro, coche o carreta o sin que lo lleven en hombros como si fuera sacramento. ¡Oh sancto Dios, y qué verdad tan grande es esto! Que hay prelados que para que den luz y hagan su officio es necesario ponerles mesa y manteles y hacerse los súbditos candeleros sobre cuyos hombros se empinen y levanten, o llevarlos en andas y que corran en coches como si ellos no tuvieran pies para caminar en las cosas de sus officios. No digo que anden a pie, pero que anden sin interés, sólo por solo Dios que les dio ese officio. Que eso tiene el sol por vivir en el cielo y ejercitarlo dende allá, que ni quiere ni pide paga. Y así ha de ser un prelado si quiere acudir como debe a sus obligaciones, que ha de tener su asiento en el cielo y su conversación y pensamientos, como dice san Pablo 5, y dende allí h se alumbra muy bien.

  3.  El otro nombre que les da es llamarlos sal de la tierra, la cual es pesadíssima más que piedra ni tierra y para [170r] hacer su officio se deshace y pierde aquello pesado. Y de esa misma suerte el prelado, aunque siendo hombre es pesado y lerdo, eso lo ha de perder, que es lo que decimos que tiene de sal, animal, y sólo se ha de quedar con lo racional, que por eso aquellos animales de quien vamos tratando tenía cada uno de ellos cuatro alas, que bien las habría menester un buey para volar y no caer o pesar tanto, y ésas ha menester tener también el hombre para levantarse sobre los súbditos.

 


- 1178 -


4.  La cual propiedad quedará mejor declarada en el tercer nombre, que es ciudad, a que i comparan los prelados, que le dan por asiento un monte alto, como al pastor que para otear su ganado se sube a la sierra y sobre el peñasco y otero y no sobre el ganado, que no sufre el de lana albarda ni silla. Y lo propio ha de hacer el prelado: subirse y levantarse sobre virtudes, sciencia y charidad, que son montes altos y partes de donde puede otear su ganado y acudirles, y no querer que sus súbditos sirvan, como decimos, de albarda y silla subiéndolos y levantándolos con alabanzas y grandezas. Porque si un prelado da en ser pesado, ha menester un monte o un peñasco que lo sufra y sustente. De suerte que decir David que Dios puso hombres sobre las cabezas de los súbditos no fue decir que habíen de estar cargados sobre ellas, sino que así como las aves están sobre nuestras cabezas porque vuelan sobre nosotros, de esa misma manera han de estar los prelados, pues para eso se les dan alas, para que sus alas los sustenten y tengan levantados y no estén caídos, penando a los súbditos, como si ellos fueran piedras y los súbditos fueran cimientos. Por eso dijo el propheta [Isaías] de los apóstoles y prelados que Dios habíe de dar a los hombres: Qui sunt isti qui ut nubes volitant super nos? 6 ¿Quién son estos que vuelan sobre nosotros como nubes? La nube levantada va, liviana es, no pesa, sólo el agua que fertiliza los sembrados es la que cai sobre nosotros. De esa misma suerte han de ser los prelados, que levantados en alto sólo han de influir en los súbditos sciencia, charidad, prudencia y discreción. Lo propio tiene el sol, a quien los comparó Cristo, que sólo envía los rayos de su luz con que hiere las cabezas de los hombres estándose él allá arriba.

  5.  De lo dicho quedará bien claro la pesadumbre, pena y martirio que es uno y dos prelados que sólo son hombres sobre las cabezas de los súbditos. En quien podríamos poner otro trabajo inmenso, y es que estos animales tenían el cuerpo lleno de ojos, como también lo dice san Juan en el capítulo 4 del Apocalipsi 7. Pues consideren un hombre con muchos ojos, que aun dos no se pueden sufrir por ser de carne, como se queja Job de los ojos de los hombres tratando con Dios y diciéndole: Numquid oculi carnei tibi sunt? Aut sicut videt homo, et tu videbis? [170v] Numquid sicut dies hominis dies tui? 8. Son tus días como los días del hombre: Et anni tui sicut humana sunt tempora, ut quaeras iniquitatem j meam, et peccatum meum scruteris? 9 Parece que en estas palabras y en las antecedentes nos declara Job cuáles sean los ojos y vista de los hombres. Ha dicho en las primeras palabras: Taedet animam meam vitae meae 10; que su vida está tal que a sí propia no se puede sufrir: Loquar in amaritudine animae meae 11, donde llama a toda su vida vida amarga y llena de mill sinsabores. Dicam Deo: noli me condemnare; indica michi cur me ita judices 12;


- 1179 -


Señor, decidme la causa de juicios tan rigurosos como han venido sobre mí. Numquid bonum tibi videtur, si calumnieris me, et opprimas me opus manuum tuarum? 13 ¿Por ventura, Señor, estar os ha bien calumniarme y oprimirme? ¡Que soy obra de vuestras manos! Y luego dice: Numquid oculi carnei tibi sunt? Aut sicut videt homo, et tu videbis? 14 Que fue decir: no me asombrara si quien esto habíe hecho conmigo tuviera ojos de carne o mirara como mira el hombre. Que es decir: los ojos del hombre, Señor, son ojos podridos, llenos de veneno, dan en un muladar en un momento con un hombre y pónenle cual yo al presente estoy, que ni me puedo ver ni sufrir. Esos ojos a una mirada amargan la vida de un hombre, son juicios terribles y condenan en un momento a un hombre, calumnian y oprimen las cosas que más aman y quieren. Pero en vos, Señor, no hemos de poner ojos carniceros, que para haber de mirar y hacer su officio por lo menos desnudan las cosas que miran de sus species y retratos, pero los vuestros, Señor, no han de ser de esa manera, sino ojos que vistan, como si dijera, de gracia y de hermosura a quien miraren.

  6.  Así parece lo dio a entender en el capítulo k 14, número 3: Et dignum ducis [super] huiuscemodi l aperire oculos tuos, etc. Y luego dice: Quis potest facere mundum de immundo, nisi tu solus? 15 Como si dijera: tienes por bien de poner tus ojos sobre la flaqueza del hombre; que, en fin, ellos son los que truecan las cosas de inmundas en puras y limpias m. Dice más, quejándose del hombre: ¿Por ventura, Señor, son tus días como los días del hombre y tus años son como éstos temporales que acá gozamos? Que fue decir n: el hombre, Señor, como sus días son cortos y breves, dase priesa a perseguir a su enemigo, que no lo deja resollar: cuándo un trabajo, cuándo una afrenta y otro castigo; pero tú, Señor, que eres Dios infinito y no tienes los días breves ni contados, ¿cómo, Señor, te das tanta priesa a enviarme trabajos? Pues estando un criado dándome una mala nueva, adhuc loquente entraba otro y así los demás o 16. Mas tus años no son como los temporales de que gozan los hombres, que viene una primavera seca que agosta los sembrados y después viene un agosto borrascoso [171r] que ventisca y apedrea, un invierno helado y un agosto fogoso. Y si tus años fueran, Señor, de esta manera, no me espantara que hubieran venido torbellinos que me derribaran las casas y mataran mis hijos, y que viniera fuego del cielo y abrasara mis ganados y que cayera pedrisco en lugar de los sabeos y caldeos y me llevaran lo restante de la hacienda. Pero tus años, Señor, como si dijera, son iguales, parejos, sin mutabilidad ni variación. ¿Cómo ha venido tanta por mi casa?

  7.  Más dice: Por ventura, Señor, ¿tus días son como los días de los hombres y como los temporales de acá abajo, ut quaeras iniquitatem,


- 1180 -


et peccatum meum scruteris? 17 ¿Cómo buscáis, Señor, mi maldad y escudriñáis mis peccados? Luego los días de los hombres y los temporales ese officio tienen: scudriñar maldades y buscar peccados. No será necesario dificultar esto, que bien se ve claro en lo que pasa por los hombres, pues en eso se ocupan: en buscar vidas ajenas y descubrir peccados. Y los temporales de acá abajo hacen lo propio, para que vean con cuánta propiedad habla Job diciendo que si Dios tiene sus tiempos como los de acá abajo, que busca y escudriña peccados.

  ¿Quién no ve que vive un mancebo en la primavera y en el verano florido y colorado, y luego viene un invierno y marchítale el color, enjúgale las carnes y échalo en una cama con mill ajes y ayes que se alcanzan unos a otros, que aunque no quieran sus vecinas han de saber que está cargado de bubas? Veréis la otra que cometió el peccado de estrupo 18 en el secreto y escondido del aposento, pues dejad que vayan meses, que el noveno vendrá y escudriñará quién fue y descubrirá sus peccados. Y de éstos hallaremos mill exemplos: el pelo del otro que se le cayó antes de tiempo, la dentadura perdida de los afeites en la mocedad, todos estos peccados y otros muchos descubre el tiempo: la hipocresía, la soberbia encubierta, la ambición disimulada. Pero tú, Señor, con tu misericordia, como si dijera, celas y encubres al justo para que no le sobrevengan males.

  8.  De aquí sacaremos las propiedades del hombre y podremos echar juicios a montones cuáles serán las penas, muertes y martirios de los religiosos que sobre sus cabezas tienen no un hombre, sino muchos y cada uno no con dos ojos, sino como animales llenos de ojos y con días y años de hombres. Y digo yo así: si solos dos ojos son bastantes para dar con un hombre en un muladar y darle vida insufrible y amargarle sus gustos, juzgarle a su antojo, condenarle, [171v] oprimirle y seguir el consejo y parecer de los malos, ¿qué hará siendo muchos los hombres que están sobre un súbdito y cada uno con muchos ojos de hombre y de carne, cuyos días no son como los del cielo arriba, sino como los de las tejas abajo, que por ser breves se dan mucha priesa antes que se cumpla el arrendamiento a desfructar bien la viña y no dejarle fructo ni sarmiento a vida, y sus temporales son de invierno y de verano, cuándo ya helados, cuándo calientes, cuándo templados? Cuándo hallaréis a los prelados coléricos, hechos un fuego que abrasa, cuándo remissos con un frío que hiela y marchita su mal exemplo, cuándo son insufribles sus humores, condiciones, tratos, palabras, peores que un invierno borrascoso y verano alborotado. Finalmente, gente más mudables que los tiempos, con más alteraciones que las lunas, a quien jamás sabréis dar gusto ni contento porque un solo día no lo hallaréis de una manera.

  9.  La razón por qué a los prelados se comparan al sol y a las estrellas, muchas veces es porque el sol no crece ni mengua, y las strellas están fijas en el firmamento. Y así deben ser los prelados, que


- 1181 -


en todos tiempos han de ser soles llenos y strellas fijas, y no lunas variables de suerte que el pobre súbdito haya menester ser astrólogo para saber, como el hortelano [cuándo] ha de sembrar sus semillas, [cuándo] hablarle y proponer sus razones; o como el médico, cuándo ha de hacer sus sangrías y evacuaciones en los cuerpos humanos. De suerte que por la mutabilidad de los tales prelados sea necesario variación en el trato y ejercicio de los súbditos con ellos. Esa es la razón por qué hizo diferencia el sancto Job entre los días de Dios a los días de los hombres, entre los años de Dios y los temporales de acá abajo, que éstos son mudables y en el cielo no, éstos son cortos y los del cielo largos. Causa que por ser los días de estos prelados a quien llamamos hombres por ser días breves y cortos, se dan tanta priesa a ser hombres, a enllenar su medida y flaqueza, a molestar al que entre dientes cogen, a mudarse con tanta facilidad del verano en que se han mostrado apacibles al invierno en que nadie los sufrirá p.

 

 




a  al marg. aquí se divida capítulo



b ms. 66



c sigue sigue tach.



d Capítulo-prelados al marg.



1 Sal 65,12.



2 1 Cor 15,43-44.



e  San Pablo-hombres al marg.



3 Cf. Ez 1,4ss.



f sigue y tach.



4 Cf. Mt 5,13-14.



g sigue sin tach.



5 Cf. Flp 3,20.



h ms. den así



i  sigue los tach.



6 Is 60,8.



7 Cf. Ap 4,6.



8 Job 10,4-5.



j ut quaeras iniquitatem rep.



9 Job 10,5-6.



10  Job 10,1.



11 Job 10,1.



12  Job 10,2.



13 Job 10,3.



14  Job 10,4.



k  sigue 11 tach.



l sobre lín.



15  Job 14,4.



m sigue pero tach.



n sigue los tach.



o Pues-demás sobre lín.



16  Cf. Job 1,16-18.



17 Job 10,6.



18  Por estupro, pecado que se imputa más bien al varón.



p  sigue en estas pocas tach.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL