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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [11a DE CUÁN GRANDE MAL ES QUE EL PRELADO NO COMMUNIQUE LA LUZ QUE TIENE COMO DE DIOS LA RECIBE; DE LA GRANDEZA DE SU OFFICIO Y CÓMO CUANDO DE AHÍ CAI EL REPARO SÓLO SE QUEDA AL BRAZO PODEROSO DE DIOS; Y QUÉ GRANDE CASTIGO SE LES OFRECE POR MANDAR CRISTO QUE LA SAL VANA SE ECHE EN LA CALLE Y SEA PISADA DE LOS HOMBRES 1. TIENE DOCTRINA QUE PREDICAR SOBRE ESE EVANGELIO

 

  1.  Ya se sabe que Cristo es luz por esencia y luz verdadera, que así la llama san Juan 2, y que la que tienen los hombres es luz participada y comunicada de esta celestial y divina luz, como la que tienen la luna y las strellas [189r] de el sol.

  Pero abran los ojos, teman y tiemblen los prelados considerando que, según dice el Philósopho, lo que se recibe se recibe al modo de la cosa que lo recibe 3. De suerte que poco sirve que un licuor sea claro, oloroso y bueno, si se echa en vasija inficionada, sucia y percudida. Así lo vemos en una vedriera cuando por ella pasa la luz, que siendo la luz clara, como se ve cuando inmediatamente se nos representa, cuando pasa por ella, pasa con el color que tiene: si es azul, azul, si verde, verde. Terrible cosa, obligación pesada y harto temerosa que haya el súbdito de tomar la doctrina y aprender las costumbres del prelado no como se las da y comunica Dios, sino como él las recibe, representando muchas veces lo que es claro por azul y lo que es azul


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por amarillo, agravando o disminuyendo a su antojo y parecer, según su pasión o su inclinación.

  2.  ¡Qué bien dijo el santo rey David!: Emitte lucem tuam, et veritatem tuam; ipsa me deduxerunt, et aduxerunt in tabernacula tua 4; envíame, Señor, tu luz y tu verdad. Que parece deseaba y quería luz de la boca de Cristo, que es la misma verdad 5, pareciéndole los hombres no tenían aquella fidelidad que debían en communicar lo que de Dios recebían.

  Bien pudiéramos explicar también aquellasb palabras que en otro lugar dice el propio David al propósito: Et in lumine tuo videbimus lumen 6; en tu lumbre, Señor, vemos lumbre. Que fue decir: tu luz manifiesta y descubre la luz que a nosotros nos importa y la que hemos menester descubre y muestra con fidelidad y verdad. Y lo propio hace cuando esta luz está en el hombre, no como suya, sino como tuya. Pero en el punto que el hombre la encorpora en sí y como ya suya la quiere communicar, ya sale a sus costumbres y mañas hecha, ya trai el sabor por donde pasa, ya es luz que trai y hace sombra puniéndose delante de ella el mismo que hace la luz. Así como el paje indiscreto que toma la hacha con que ha de alumbrar a su amo y echándola delante le vuelvec las spaldas, haciéndole sombra con su cuerpo, de esta manera es la luz que el hombre recibe y la hace a su modo: que, quiriéndose él honrar primero con ella, pone la luz delante de sí buscándose a sí propio y su propio interés con esa luz, volviendo las spaldas a las cosas que tenía obligación y haciendo sombras con su propio interés, de suerte que en esta ocasión no podrá decir el súbdito que en la lumbre que Dios comunicó al prelado ve hombre, sino sombras de la propia persona, causa de que el súbdito no obre con aquella luz y claridad que debe.

  3.  El propheta Esaías, en el capítulo 18, tratando de algunos terribles castigos que a aquel pueblo le habíen d de venir, quiriéndoselos certificar de suerte que en ellos no les quedase alguna duda o incertidumbre dice: Et e sicut lux f meridiana clara est 7; esta prophecía que os digo es [189v] luz clara como la luz de medio día, que es la que no tiene tinieblas ni sombras. No tiene, como si dijera, esta mi prophecía por dónde le quede alguna duda, incertidumbre o dificultad; clara es. El que no tuviere ojos no la verá, pero yo que los tengo y la he visto con luz tan clara como la de mediodía, no se me puede encubrir su verdad g. Si fuera luz de la mañana o de la tarde como la que tienen los demás hombres que están vestidos de sombras largas, por esa parte se podía dificultar como se dificultan las verdades en las bocas de los hombres, de quien pudiéramos decir aquello que el sancto rey David dice en el psalmo [18]: Tenebrosa aqua in nubibus aeris 8; agua tenebrosa en las nubes del aire. Que fue decir que hay nubes que son más aire que nubes, que son las nubes del verano que se congelan, más de


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ventiscas, torbellinos y polvaredas que de vapores que suban de la tierra; y esas nubes no train agua clara, sino agua turbia que caída en el suelo más parece cieno que otra cosa, congelándose de ella mill malas sabandijas.

  ¡Oh sancto Dios!, y qué de prelados hay en el mundo que son luz y hacen sombra, son nubes y train agua turbia porque son nubes hechas y congeladas de vientos y torbellinos, de ventaneras y presunciones con que buscaron y pretendieron el officio que tienen. Son una gente de quien con grandes veras hemos menester pedir a Dios que, cuando lluevan h como nubes, sean sus palabras, su doctrina y consejos agua clara, porque muy de ordinario es haber caído estas tales palabras en el súbdito cuando no sólo no lo fertilizan para mayor bien i, sino lo indignan y hace perder la primera quietud que j tenía.

  4Va prophetizando k Jeremías los daños y males que a su pueblo l le habíen de venir m por los peccados que había cometido siendo llevados captivos, y entre otros males y aflicciones que sobre ellos les habían de venir, uno era. Aspexi (dice el propheta) terram, et ecce vacua erat et nichili; et caelos, et non erat lux n in eis 9. Una de las miserias que sobre este pueblo vendrán, dice Jeremías, que puse los ojos en la tierra y vila vana y vacía y nada, y los cielos sin luz.

  Grande castigo es, señal de perdición y de captiverio, que la communidad que tiene por cielos a sus prelados no tengan luz, no sean sol de sabiduría y estrellas en su firmamento en las eternidades, por quien son significadas las sólidas virtudes, que sean sal y que sean como la tierra de quien dice Jeremías vana y vacía y nada. Que es lo que dice Cristo en su evangelio: Quod si sal evanuerit, in quo salietur? 10 ¿Dónde hemos de ir por otra cosa que supla el defecto de la sal cuando se desvanece? Que en esto nos significó la grandeza del officio del prelado, que parece no hallaba Dios quien enllenase su vacío para remediar las faltas que él hiciese cuando fuese sal vana.

  5.  Donde noto cómo o el propheta Jeremías entre la tierra p y entre nada no puso más que vacío. Y así, [190r] entre sal vana y nada sólo podremos poner en los prelados el ser vacíos de todo aquello que tienen obligación; y así, como las cosas vacías, les queda el ruido y el sonido. Como lo vemos en la campana, que siendo de bronce pesado suena tanto y con sonar tanto y ser cosas tan pesadas las llama el propheta nada. Que puede ser el prelado vacío por mucho ruido que haga con su dignidad y prelacía. Si es vano, será nada. Pues ¿quién puede suplir las faltas y defectos de una nada que habíe de ser un algo tan grande como q es un prelado r sino sólo Dios? In quo salietur, si sal evanuerit? 11 Un prelado que hacía officio tan alto, tan grande, y encerraba en sí


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tantas excelencias y propiedades divinas que communicaba a sus súbditos y se volvió nada, ¿quién puede de un nada criar y hacer un algo, y un algo de tan grande ser y dignidad como un prelado cual conviene, sino sólo Dios, para que enllene el vacío que dejó? Que en esto parece nos quiso Cristo dar a entender cuán irreparable es el no ser s el prelado quien debe, pues por no acudir a sus obligaciones dio en una nada tan irreparable que se ha de dejar al brazo poderoso de Dios a que críe y haga otro de un nada, pues en aquél no hubo un algo que se pudiese reparar, siquiera unos güesos mondos, sin nervios, carnes ni espíritu, como los que vido t Eczechiel, para los poder resucitar y infundir espíritu de vida 12 de suerte que habiendo esto siquiera en el prelado pudiéramos decir era resurrección; o que siquiera hubiera el barro deshecho que se le cayó de las manos al otro alfaharero que le mostró Dios a Jeremías 13 y dél u hizo un vaso rico, para que pudiéramos decir que, habiendo quedado en este tal prelado, de quien vamos hablando, un hombre deshecho, dijéramos que sobre un algo hacía Dios un todo; sino que quedando v hecho nada y para nada, hemos de decir que para enllenar aquel vacío críe Dios otro y lo ponga en su lugar, echando el primero, como sal vana para nada, en la calle.

  6Extraordinario castigo da aquí Cristo a la sal vana y al prelado que perdió la perfección que debía con la cual había de salar y conservar sus súbditos y preservarlos de toda corrumción, que dice que no vale sino para echarlo en la calle y que lo pisen los que pasan por ella 14. ¡Válame Dios! ¿No fuera mejor echarlo en otra parte, en el campo, en un muladar, en un pozo, o como dice Eczechiel de los sarmientos que no llevan fructo que no valen sino para el fuego15 ¿Qué tiene la calle y el pisar esa sal vana los hombres que pasan por ella, que quiere que ahí se arrojen y echen los prelados que se desvanecieron? Digo que parece haber sido éste justo castigo de su culpa y de su peccado, habíelos Dios subido y levantado a ser prelados y, como en los capítulos de arriba hemos dicho, a ser hombres puestos sobre las cabezas de los súbditos, según aquello de David: Imposuisti homines super capita nostra 16, pues ahí [190v] no se supieron tener ni conservar.

  La caída tanto ha de ser mayor cuanto es de más alto. Prelados que estaban sobre las cabezas y no supieron tener, caigan w debajo de los pies de los hombres, huéllenlos y písenlos en las calles, tápienlos con el suelo para que otra vez no se puedan tornar a levantar y a subir donde antes estaban.

  7Digo lo 2.º, que aquel ídolo que hicieron los hebreos en el desierto cuando x de sus oros y ajorcas fundieron y un becerro, Moisés lo volvió ceniza y se lo dio a beber y de esta manera se lo desapareció


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de entre las manos 17. Y aquí al mal prelado y a la sal que se hizo vana o, por mejor decir, ídolo que quiso ser adorado de sus súbditos no tiniendo él más suficiencia para el officio, para la adoración y para regir y gobernar que un becerro hecho de ajorcas, dijes y joyas de las mujeres, lo manda Cristo no que hecho nada se lo coman en polvo y en ceniza, sino que lo echen en la calle y lo pisen, dando a entender que aun deshecho y vuelto en polvos y escondido en el estómago de los súbditos, aun ahí tiene Dios celos o, como si se pudiera decir, tiene miedo de que ha de hacer mal provecho a quien lo tragare o mayor mal que z un ídolo o un demonio en el cuerpo de un hombre. Y así no quiere dar Dios tan malos brebajos y potajes a comer a los hombres. Que quien en el officio y dignidad fue malo, tanbién lo será en el estómago y tripas del que lo comiere.

  8Digámoslo por otro camino: que quien no fue bueno para hacer officio de Dios, que es el del prelado, tampoco lo será para hacer buen officio de súbdito y así a ese tal es bien no dárselo a beber a la comunidad donde fue prelado, que ahí puesto y en officio de súbdito arrevolverá las tripas y hará mal estómago. Echese en la calle donde todos lo pisen, no en los muladares a, que ahí hay estiércol para [que] fructifiquen los sembrados y que los ayuden a crecer y nacer, y para eso no vale quien los sembrados que Dios le dio para que de ellos tuviese cuenta no los supo cultivar ni que aprovechasen. Más, que la sal, aunque sea vana, es símbolo de esterilidad cuando en alguna parte se echa y derrama, y así es bien no llevarla al campo donde nacen los trigos, sustento del hombre y las hierbas para los animales, sino en la calle, que son lugares infructíferos, no se eche en los pozos, no inficionen las aguas. Que a quien Dios le dio para que fuese harina que endulzase las amarguras y trabajos de su comunidad, como la que echó Eliseo en la olla amarga que habíen hecho los hijos de los profetas 18, no es razón enturbien ni aheleen las aguas [191r] que beben los hombres. Echense en la calleb y en el camino, que ahí es donde, dice Cristo en la parábola de el sembrador, cayó una parte de aquella simencera que hizo aquel gran padre de familias que, pisada de los pasajeros, vinieron las aves del cielo, por quien se entienden los demonios, y se la llevaron 19. Pónganse, pues, tales prelados en lugar y depósito que ya se sepa lo que allí cai es manjar del demonio.

  9.  En la calle los manda echar porque quien a muchos con su mal exemplo hizo mal de muchos sea pisado y castigado. En la calle para que todos vean cómo castiga Dios las culpas y los peccados de los prelados, como lo quiso dar a entender en la estatua de sal en que se convirtió la mujer de Lot por volver la cabeza a la ciudad de donde habíen salido y no caminar adelante con la cuenta y cuidado que Dios les mandaba 20. Y así en su castigo hizo Dios un milagro que hasta


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hoy dura, pues, siendo convertida en estatua de sal, con tantasc lluvias y aguas que cain sobre ella no se deshace, que parece quiere Dios de aquí a la fin del mundo mostrar cómo castiga un volver de ojos. De esa misma suerte parece hace con el prelado que, no llevando la mira adelante y al monte alto de la bienaventuranza donde caminaba con su rabaño, volvió d los ojos a los incendios y fuegos de la tierra y mostró afición a las cosas de ella e. Pues era sal y en sal no se supo conservar, conviértase en un nada y échese en la calle donde los que por ella pasaren vean cómo castiga Dios prelados vanos, inobedientes, codiciosos y poco recatados. En la calle se echen donde cada uno en los zapatos se lleve f un poquito de esa nada y lo tenga guardado y como por exemplo, por si a alguno le cayere la suerte de ser prelado, que escarmiente en cabeza ajena, que se volvió pies o, por mejor decir, paño de pies. Parece que quiere Dios todas las criaturas le ayuden a castigar un mal prelado y para confundirlo, anichilarlo y deshacerlo quiere que esté donde todos lo pisen.

  10. Digo más, que en las victorias siempre el vencido lo train los vencedores arrastrado por el suelo y debajo de los pies. Y así vemos en la victoria que san Miguel tuvo contra Lucifer que se lo pinctan debajo de los pies 21, y a sancta Catherina le ponen al otro rey debajo de sus pies, y el Padre Eterno en las victorias que su Hijo habíe de tener en la cruz le ofrece sus enemigos por escabel y asiento de sus pies: Donec ponam inimicos tuos escabelum pedum tuorum 22. Y de esto hay muchos [191v] lugares en la sagrada Scritura. Pues habiendo Dios alcanzado victoria de un mal prelado, estima y tiene en tanto este trium­pho que quiere que este tal prelado se arrastre por las calles y todos le ayuden al mismo Dios a celebrar las tales victorias. Y eso dice Cristo: Ad nichilum valet ultra, nisi ut mitatur foras, et conculcetur ab g hominibus 23. Dice Cristo que lo echen fuera para que lo pisen los hombres.

  11. La enfermedad que está metida en las entrañas cúranla los médicos con grande temor, porque como está tapada y encubierta témense, por curar la calentura y tabardillo metido en las entrañas, no den con todo el cuerpo en la sepultura y, por quitar la vida a la calentura, no se la quiten al enfermo. Y así, lo primero que hacen los buenos médicos es sacar la enfermedad afuera, para que allí la puedan curar sin daño de partes. ¡Oh sabiduría eterna y Dios infinito!, que viendo que una comunidad está enferma por los peccados de un mal prelado, por no destruir la communidad no quieres dentro de ella castigar al tal prelado, que ahí trai grande dificultad respecto que como calentura en las entrañas está amparado h el tal prelado entre sus súbditos, tapado y encubierto. Salga fuera la calentura, échese en la calle el tal prelado, que ahí me las habré yo con él, ahí se castigará y una vez fuera i el


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mal prelado y la calentura, así como el enfermo, quedará sana la comunidad y quien tanto mal hacía, como la calentura al cuerpo, él a su comunidad, échese en la calle esa calentura y ese prelado y písese de todos los que pasaren, dejen sin vida a quien con tan malos accidentes y propiedades la quiso quitar a un cuerpo, aunque sea de communidad.

  12. Mándalo Dios echar fuera. Muy de ordinario es cuando un hombre honrado está j agraviado de k algún otro l, desafiarlo a que salga fuera de su casa, porque no le pueda huir y esconderse en los rincones conocidos de su casa, y también porque hay muchos que como gallos y gallinas sólo cantan en su muladar y sacados fuera se sabe y conocen para lo poco que son. Y así veremos que el agraviado dice: Salí acá fuera, si sois hombre y no sois gallina; salí, que yo veré para lo m que sois. Y lo propio hacía el gigante Goliad en el desafío que hacía a los del pueblo de Dios, y cuando vido salir a David lo enpezó a ultrajar n diciendo que él daríe su cuerpo a las bestias de la tierra y a las aves del cielo 24.

  [192r] Tiénese Dios muy por agraviado de que un mal prelado le inficione una comunidad, y como sabe que estos tales sólo hablan amparados en sus officios como gallinas en su gallinero, desafíalos afuera para que no se le escondan, tapen y encubran en los escondridijos del officio, y como Dios ofendido dice que allí en la calle o acabará con ellos haciéndolos un nada y entregándolos a que los hombres los pisen.

  13. Caín sacó a su hermano Abel al campo pretendiendo quitarle la vida, fundado en su envidia y enojo que tenía por ver que Dios habíe aceptado p su sacrificio, y así le dijo: Egrediamur foras, y allí se entregó en el inocente 25. Y lo propio hizo Absalón a su hermano Amnón q, sacándolo de la ciudad y quitándole la vida 26. Esto que hacía la maldad en los pechos de éstos que desafiaban r sacándolos por engaños afuera, eso propio hace en Dios la justicia contra los prelados que, fortalecidos en sus sitios y pertrechados en sus dignidades, no hay quien con ellos se averigüe: que los saca afuera, donde habiendo tomado de ellos s venganza sean entregados a la burla y escarnio de todos los que pasan por el camino. Que eso es ser pisado de los hombres.

  14. De estos dos lugares de la Scritura saco yo otra razón. Y es que antes t de haber cometido Caín el delito del fratricidio contra su hermano Abel u, el v castigo que se le promete es del jaez de la culpa que habíe de cometer sacando a su hermano afuera para matarlo w. Así parece se lo habíe pronosticado el mismo Dios cuando Caín x, vestido de enojo, se habíe airado contra su hermano. Dícele Dios: Quare iratus es? y et cur concidit facies tua? Nonne si bene egeris, recipies: sin autem male, statim


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peccatum foribus z aderit? 27; si hicieres bien, recebirás la paga; si mal, tu peccado saldrá afuera. Y este salir afuera no es de el peccado y delito que él habíe de cometer a sacando a su hermano afuera cuando le dijo, fundado en su traición: Egrediamur foras 28, sino de la pena y castigo que por él se le habíe de dar y también de la culpa hecha. Que así como habíe sido peccado cometido afuera, a él le saliese (como acá decimos) a la cara y al rostro y que no pensase [que] por haber disimulado su peccado y maldad se quedaríe secreto, que fuera lo perseguiría su culpa, justo castigo de la maldad que él habíe cometido.

  15. Y lo propio sucediób a Amnón, que después de haber violado a su hermana Thamar dice la sagrada Scritura que le dijo a un criado de los que con él estaban: Eiice hanc a me foras 29, echa a esta mujer allác fuera. Y así lo hizo el criado. Eiecit itaque eam d minister illius foras 30; y así le dio después el castigo y muerte a él, pues Absalón lo sacó a él fuera de la ciudad y corte y lo llevó con engaños a Baalhasor, quae est juxta Efrain 31, y allí e mandó Absalón a sus criados que cuando su hermano [192v] estuviese temulento, borracho y enbriagado del vino lo matasen y quitasen la vida (2 Regum 13f. De donde se vea cuán medidas anduvieron las penas con las culpas. Borracho de amores acomete g a quitar la honra a Thamar, borracho del vino le quitan a él la vida. Acomete a hermana hermano h, le hace la traición, un su siervo y criado echa fuera con repudio y afrenta a Thamar, muchos criados y siervos de Absalón lo pasan a cuchillo.

  16. Pues véase ahora cuán ajustado está el castigo y pena que Dios da a los prelados que siendo sal son vanos y vacíos y no han hecho y acudido a sus obligaciones, sino antes, como enbriagados y temulentos, que eso quiere decir compararlos a sal vana, no tener el juicio y la entereza que deben, antes acometiendo a su comunidad no como si de ella fueran pastores, sino lobos robadores, la desfloran y destruyen. El cual delito hallo yo que es peccado que podemos llamar peccado de afuera, pues no fue peccado commetido contra su persona sola, sino contra una communidad. Castíguesele con esa medida, échenlo a él en el castigo afuera, salga su peccado a la calle. Afuera le muerda y voces su delito, y quien contra una comunidad delinquió, de todo un mundo sea hollado y acoceado.

  17. Mandaba Dios en el Deuteronomio, capítulo 25, que, cuando en Israel muriese un hombre sin hijos, la mujer que dejaba no se casase con otro sino con el hermano del difunto para que suscitase y levantase la casa del hermano muerto. Pero si el tal hermano no quisiese recebirla por mujer y casarse con ella, la mujer lo sacase afuera a la puerta de la ciudad y juntase la gente noble y anciana del pueblo y delante de


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todos le escupiese en la cara y quitándole el zapato dijese: Sic fiet homini, qui non aedificat domum fratris sui 32; ésta es la pena y castigo que da Dios al hombre que no edifica y levanta la casa de su hermano, y de allí en adelante llámese su casa, por afrenta, la casa del descalzado i. Cristo Jesús murió en la cruz desposado con la Iglesia, y aunque dejando caudal para redimir mill mundos, como sin hijos, por no le conocer los hombres, antes el pueblo que más amaba y quería, más le ofendía, pues él era el que lo habíe puesto en un palo. Pero digo que j los apóstoles y prelados a quien tiene por hermanos, que así lo dijo el mismo Cristo cuando le dijeron que afuera le llamaban sus hermanos: puso las manos sobre sus apóstoles y dijo que aquéllos eran sus hermanos y aquellos que obrasen y hiciesen la voluntad de su Padre 33. Y también les da títulos y nombres de hermanos, pues en la Scritura se llaman dioses 34, cristos 35, luz y sal 36, que son nombres que damos al [193r] mismo Cristo. A éstos les quedó derecho de casarse y desposarse en su modo k con la Iglesia, siéndole l fieles sposos y maridos que levanten la casa de Dios y reengendren hijos en Cristo ayudados del Spíritu Sancto. Si puestos en ese lugar no hicieren lo que deben a buenos maridos y desposados, que es tanto como no se querer casar, salga fuera, échenlo en la calle, escúpanle al rostro, no le quiten el zapato pero písenlo todos los que por esos lugares públicos pasaren; y si no le llamaren por infamia y deshonra la casa del descalzado, llámese él acoceado y pisado. Y eso es lo que Cristo dice: Mittatur foras, et conculcetur ab ­hominibus 37.

 

 




a  ms. 74



1 Cf. Mt 5,13.



2 Jn 1,9.



3 Máxima de los Peripatéticos, repetida por Santo Tomás, In IV Sent., d.36, q.1 a.4; d.48, q.1 a.3 ("omne quod recipitur in aliquo, recipitur per modum recipientis"); QD De Veritate, q.12 a.6 ("quidquid recipitur in aliquo, est in eo per modum recipientis"); etc.



4 Sal 42,3.



5 Cf. Jn 14,6.



b  ms. aquella



6 Sal 35,10.



c corr. de puelve



d ms. habíe



e sigue luz lux tach.



f ms. luz



7 Is 18,4.



g v sobre lín.



8 Sal 17,12.



h  corr.



i sigue suyo tach.



j sigue primero tach.



k sigue el tach.



l sigue le avíe tach.



m sigue por el sin tach., captiverio de tach.



n corr. de luz



9 Jer 4,23.



10  Mt 5,13.



o sigue en tach.



p sigue vana tach.



q sigue un tach.



r que habíe-prelado al marg.



11  Mt 5,13.



s  sigue p tach.



t sigue Gere tach.



12 Cf. Ez 37,3ss.



13  Jer 18,3-6.



u sigue p tach.



v sigue nada tach.



14  Cf. Mt 5,13.



15  Cf. Ez 15,3-6; Jn 15,6.



16 Sal 65,12.



w sigue sob tach.



x sigue hi tach.



y ms. hundieron



17 Cf. Ex 32,1ss.



z  rep.



a ms. muladaras



18  Cf. 2 Re 4,41.



b sigue que tach.



19  Cf. Mt 13,4.



20  Cf. Gén 19,17-26.



c  sigue y tach.



d sigue sobre lín. do tach.



e corr. de ellas



f ms. lleven



21 Cf. Ap 12,7-9.



22  Sal 109,1.



g sigue homi tach.



23  Mt 5,13.



h corr.



i sigue la com tach.



j  sigue deso tach.



k ms. a



l corr.



m rep.



n al marg. vide



24 Cf. 1 Sam 17,10.42-44.



o en la calle al marg.



p sigue el tach.



25  Gén 4,4-8.



q al marg. vide tach.



26  Cf. 2 Sam 13,23-29.



r sigue en tach.



s sigue castigo tach.



t sobre lín., en lín. después tach.



u sigue pal. tach.



v corr. de del



w que se le promete-matarlo sobre lín., en lín. que sobre el que avíe de venir, cometido contra su hermano tach.



x sobre lín.



y ms. est



z  corr. de foderibus



27 Gén 4,6-7.



a sigue sino tach.



28  Gén 4,8.



b sigue ab tach.



29  2 Sam 13,17.



c sobre lín.



d sigue for tach.



30  2 Sam 13,18.



31  2 Sam 13,23.



e sigue p tach.



f 2 Regum 13 al marg.



g sigue a su hermana tach.



h sigue lo mata, m tach.



32 Deut 25,9.



i  y de allí-descalzado al marg.



j sigue su tach.



33  Cf. Mt 12,46-50.



34  Cf. Sal 81,6; Jn 10,34-35.



35  Cf. ­1 Crón 16,22; Sal 104,15.



36  Cf. Mt 5,13-14.



k en su modo al marg.



l  ms. siéndoles



37  Mt 5,13.






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