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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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EXHORTACION 21

Trata de cómo nuestra perseverancia en la virtud depende de llegarnos a Cristo a y cómo el volver atrás ha de ser en las cosas del cuerpo para que el spíritu vaya adelante

1. No se olvida Dios, según nuestra flaqueza, de buscar y acommodarnos mill medios para fortificarla y fortalecerla y que no se la lleve el corriente del agua de tantas ocasiones como cada día se le ofrecen para volver atrás. Bien sabe Su Majestad que es pared de tierra inclinada a caídas, que así lo dice David 1, y que ha menester mill puntales, rafas b y cimientos con que fortificarla en el bien, y que es delicada c para pisar abrojos en el camino del cielo, y que tiene necesidad de paño de pies que pise. Sea bendita tal bondad como la de Dios, que de sus manos hace suelo y tierra y de nuestros pies hace cielo, para que nuestra miseria esté engastada en su grandeza. Lo cual bien a lo largo dice David en el psalmo [90]: Qui habitat in adiutorio Altissimi, in protectione Dei caeli commorabitur. Susceptor meus es tu d, refugium meum et liberator meus. Ipse liberavit me de laqueo venantium, et a verbo aspero. Scapulis suis obumbrabit tibi, et sub pennis eius sperabis. Scuto circumdabit te veritas eius 2, etc. ¡Qué de cosas hace Dios con su persona en defensa de la e nuestra f, que no hay madre que tanto abrigue a su hijo metido en sus entrañas o escondido en su regazo, ni hay ave que así guarde [73r] a sus pajarillos, como Dios defiende y conserva a los suyos! Sea bendito tal tutor, tal procurador y defensor, tal muralla y cerca, tal scudo que así de pies a cabeza nos coge. Y como si él no fuera bastante, quiere que todos le ayuden a obra de que tanto Su Majestad gusta.

2. Así como el buen desposado que mucho ama a su esposa quiere que toda la gente de casa se remire en las cosas que son de servicio g de quien él se desvela en dar gusto, de esta misma suerte manda Dios a todos sus ángeles que nos guarden y defiendan en todos nuestros caminos y que pongan sus manos por alhombras por que no nos ofendan las piedras 3; que de sus manos hagan coches y literas para los malos pasos. Ese previlegio tiene la reina, que, aunque villana, basta haberla aceptado el rey por esposa y mujer, para que los que son mejores que ella en naturaleza la sirvan y reverencien y, sabiendo que es gusto del rey, todos la alaben y publican sus nuevos donaires y primores h. Esto hace la gracia por quien acepta por esposa querida al alma: que los que son mejores que ella por naturaleza, como son los ángeles, la sirvan y reverencien, la alaben y entretienen.

3. ¿Quién con esto puede decir que hay camino en la casa de Dios para el justo que sea áspero y riguroso? ¿Quién con tales ayudas se queda detenido? ¿Quién es i el que se cansa y para? ¿Quién el que vuelve atrás? Si Dios es el que me da su mano, el que me lleva, en quien ando, paréceme a mí que, si no es dejando tal compañía arrojándome del carro triunfal que me lleva j y quiriendo andar por mis solos pies, no será posible. Mucha malicia ha de tener quien, habiendo gustado de Dios, le de mano k. Muy enfermo está el rey Ezechías cuando vuelve el sol atrás las diez líneas 4, aunque allí fue señal de salud y vida. Pero el volver atrás el justo, que, como sol, habíe ya caminado por lo alto de la perfección, señal es de grave dolencia y enfermedad, más de muerte que de vida. No es buena señal en el enfermo dar muchas pulsaciones apriesa el pulso y luego pararse, que es como el ave herida, que levanta un vuelo ligero y luego cai muerta. Eso hace la naturaleza herida del grave mal que dentro tiene, que parece quiere correr y es para dar caída. No quiera la Majestad de Dios, por quien él es, que nuestras paradas, después de haber corrido tras el olor de los ungüentos de Dios 5, eso muestren y signifiquen, que seríe grande mal para el alma que se ha visto en prosperidad y amistad de Dios verse pobre y privada de tanto bien.

4. El volver atrás sea, mis hermanos, en las cosas que tocaren al cuerpo y a nuestro regalo, en las cosas que tocaren a mundo y carne. Que el que vivía según la carne, ya viva según el spíritu 6; que el que comía l ayune, el que dormía vele, el que buscaba grandezas se humille. [73v] Qui furatur, iam non furetur, como dice san Pablo 7, etc.; que el que pecaba, ya no peque y el que corría ya por estos caminos, se pare. Señal es ésta de enfermedad que presto tendrá vida. Enferme mucho de norabuena el cuerpo, vuelva atrás el sol de nuestros contentos y placeres, presto se levantará con esa señal el alma caída en flojedades y tibiezas. Párese el sol en tiempo de Josué 8, que con eso tendrá tiempo cumplido el pueblo de Dios para alcanzar victorias de sus enemigos. Párese norabuena y deténgase el cuerpo en cumplir sus deseos, pierda tiempo la carne para que lo gane el spíritu y así mejor pueda salir con las victorias que pretende.

5. Corramos, hermanos, y sean nuestros cursos como aquel que hicieron aquellos dos soldados del ejército de David, que, oyendo decir tenía deseo de una jarra de agua de la cisterna de Belén, corrieron m por en medio del ejército de los contrarios y no pararon, con peligro de sus vidas, hasta traer lo que habíen oído deseaba David 9. Gran cosa sería si el hombre, juntamente cuerpo y alma, como dos buenos soldados, corriesen por el camino de la virtud a darle a Dios, que en una cruz está puesto diciendo que tiene sed 10, no de agua de cisterna sino de nuestro spíritu, lo que desea, sin temor de los enemigos que en medio n nos están inpidiendo; que, cuando esto se haga con peligro de enemigos que tenemos, por buen Dios se hace, que lo sabrá pagar. Corramos, hermanos, y sea nuestro curso como el de Pedro y Juan al sepulcro cuando les dieron nuevas de la resurrección de Cristo, que no pararon hasta entrar al sepulcro, donde toparon o linteamina et sudarium 11, etc. p y conocieron que Cristo habíe resucitado. Correr hasta topar con la pasión y méritos de Cristo, y hasta tener grandes indicios de la resurrección de nuestra alma. Correr, como dice san Pablo, ut comprehendatis 12, hasta alcanzar el bien que deseamos. Sic curro q, non quasi aerem verberans (1 Cor 9, número 26) r.

6. No sean nuestras obras, nuestros pasos y carreras como el que dan las aves del cielo azotando los aires, gastando el tiempo y entreteniendo la vida. Sea curso y carrera como la que dio Abrahán cuando, estando sentado a la puerta de su tabernáculo, vido al Señor in convalle Mambre, en figura de tres ángeles, quos cum vidisset, cucurrit in occursum eorum; que les salió al encuentro para detenerlo, entrarlo en su casa, regalarlo y adorarlo, como lo hizo 13. David también corre ad locum certaminis 14, donde el gigante estaba exprobando 15 el pueblo de Dios, para le cortar la cabeza 16. Y como corre el justo, de quien dice s el propio David que exultavit ut gigas ad currendam viam suam 17; que sale como un gayán dispuesto a correr su camino. Da el justo pasos grandes como de gayán y [74r] acelerados como de ciervo, de quien la esposa dice 18 que venit saliens in montibus, transiliens colles t; que no hay estorbos que le impidan su carrera, porque los pasa y deja atrás. Y todo eso lo causa la fuerza que en u su alma hace la gracia para salir al encuentro a Dios, detenerle en su casa, servirle y adorarle, como otro Abrahán, dejando primero, como otro David, cortada la cabeza a quien le puede impedir.

7. No ha de ser carrera como la de los malos, cuyos piesdice el Spíritu Sancto v (Proverbi 1, n.16) w— están dispuestos y preparados para correr a lo malo 19, como la piedra que se despeña. Y como aquel que si videbat furem, currebat cum eo; et cum adulteris suis ponebat portionem 20 (Ps. 49) x; que no veía ladrón a quien no corría a ir a la parte y adúltero con quien no juntaba su ración. Y como el que corrió a abrir el costado de Cristo. Y como aquellos de quien san Pablo dice 21: Currebatis bene, quis vos fascinavit y? Bien andábades y corríades por el camino de la verdad, ¿quién os ha entumecido y helado para que no la obedezcáis? z

8. De manera que, tiniendo el justo tanta ayuda de costa como tiene en Dios, fácil le es correr por el cumplimiento de sus mandamientos. Y el detenerse no es sino querer correr a solas, a escuras y dando mill tropezones. Pues no es pequeña ayuda de costa para facilitar la virtud de la perseverancia la luz que en ese camino tienen los que en él van entrando, alejándose del mundo y perseverando en buscar a Dios, que tanto cuanto más uno persevera más se acerca a Cristo, que es «verdadera luz que alumbra a todo hombre que viene a mundo» 22 tan lleno de tinieblas. Así lo dice David, ps. [33]: Accedite ad eum, et illuminamini 23; llegaos, hombres, a Dios, que todo será uno: gozar de su presencia y ser alumbrados. ¡Qué bien dice esto el Spíritu Sancto!, Proverbiorum 4: Justorum semita quasi lux splendens procedit, et crescit usque ad perfectam diem. Via impiorum tenebrosa; nesciunt ubi corruant 24. La senda de los justos en su principio dice que es como luz que resplandece; y como va más entrando, dice que va más creciendo, hasta que llega al día perfecto. Parece que quiso decir que esta senda de los justos es como el día: que, en su alborada, su luz son unos crepúsculos y luz pequeña y luego va su poco a poco cresciendo hasta llegar a día perfecto. Así dice que cresce la luz de que el justo goza en su camino, que en sus principios son crepúsculos, es luz pequeña; y como más va entrando y perseverando, va creciendo más la luz para acertar sus caminos.

9. También lo dice la misma razón: que, cuando uno va de tinieblas a la luz, es fácil el ver, pero si a va de luz a otra luz, va como encandilado, no ve y es fácil el caer. Como lo vemos en los que han pasado un campo de nieve, que, deslumbrados a la entrada de la posada, [74v] tropiezan y cain. Los justos entran en el camino de la perfección de lo obscuro de la pobreza y mortificación, de la penitencia y humillación, ven con facilidad la senda y camino que llevan. Pero como el malo, con las cosas aparentes del mundo, anda deslumbrado y encandilado, cuando en la muerte entra en otro camino, posada y mesón común para todos, esle fácil el caer. Y eso es lo que dice. Via impiorum tenebrosa; nesciunt ubi corruant. No saben dónde darán de ojos. ¡Con qué tiento anda el que camina de noche! Los árbores apacibles le parecen hombres que le quieren matar, las sombras le parecen montes que no puede subir, los visos valles que no puede decender. ¡Oh qué de dificultades halla el tibio y el flojo en el camino de la virtud! ¡Qué de cosas —que, si las viese y Dios le abriese los ojos, le serían muy suaves y amorosas— que, por no verlas, le parecen ladrones que le han de quitar la vida! ¡Qué de preceptos, cuyo trabajo no es sino sombra y fingido, como b dice David: Qui fingis laborem in praecepto 25! Por no verlo y mirarlo, le parece al c hombre son montes do no puede subir. ¡Qué de consejos de pobreza, lágrimas y de desprecio del mundo le parecen honduras que lo han de sepultar, siendo valles floridos, que en sí encierran mill consuelos! ¡Oh qué gran cosa es perseverar en este camino!, que el día vendrá en que crezca la luz hasta llegar a la luz perfecta y nosotros con la perseverancia quedemos desencandilados y veamos cuán llanos y fáciles son los caminos de Dios para ir por ellos.




asigue de tach.



1Cf. Sal 61,4.



bcorr.



cli sobre lín.



dsobre lín.



2Sal 90,1-5. Añade liberator meus del Sal 17,3: «Dominus... refugium meum et liberator meus».



esobre lín.



fsigue miseria tach.



gsigue qu tach.



3Sal 90,11-12: «Quoniam angelis suis mandavit de te, ut custodiant te in omnibus viis tuis. In manibus portabunt te, ne forte offendas ad lapidem pedem tuum».



h y primores sobre lín.



ims. el, sigue el q tach.



jcorr.



ksigue q tach.



4Cf. Is 38,8.



5Alusión a Cant 1,3.



6Cf. Rom 8,4.



lsigue ya tach.



7Ef 4,28.



8Cf. Jos 10,13.



mcorr. de corriendo



91 Crón 11,17-18. Fueron tres los que cogieron el agua. 



10Cf. Jn 19,28.



nms. medios



osigue las señales tach.



11Jn 20,3-7.



pal marg. vide



121 Cor 9,24.



qSic curro sobre lín.



ral marg.



13Cf. Gén 18,1-8.



14Expresión de 1 Sam 14,20. En el episodio aludido se lee más bien: «... festinavit David, et cucurrit ad pugnam ex adverso Philisthaei» (Ibid., 17,48).



15Españolización del verbo latino exprobrare (reprobar, provocar), con que la biblia indica el comportamiento de Goliat (1 Sam 17,25-26.45).



16Cf. 1 Sam 17,40-48.



ssigue David tach.



17Sal 18,6.



18Cant 2,8.



tms. colens



ucorr.



v el Spíritu Sancto sobre lín., en lín. David tach.



wProverbi 1, n.16 al marg.



19Prov 1,16: «Pedes enim illorum ad malum currunt».



20Sal 49,18.



xPs. 49 al marg.



21Gál 5,7.



yms. facinavit



zsigue a la verdad tach.



22Jn 1,9.



23Sal 33,6.



24Prov 4,18-19.



asigue s tach.



bsigue David tach.



25Sal 93,20.



csigue mo tach.






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