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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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EXHORTACION 54

De muchos buenos efectos que en un alma sancta hacen los consuelos spirituales. Y de muchas diferencias que hay entre ellos y los consuelos temporales y gustos de la tierra

1. Decíamos al principio de la exhortación pasada que los buenos manjares hacen buen estómago, a diferencia de los agrios y destemplados, que acedan y avinagran a un hombre. Pues esto propio quiso aquí decir la esposa, en las palabras de este verso que vamos declarando. Cuán diferentes son los gustos de Dios b, comparados c a los pechos y a la leche d, que los consuelos del mundo e, entendidos por el vino. La leche del pecho de la madre no descompone ni destempla a la criatura, particularmente si la leche es la que está aprobada por los médicos y que la madre no la ha viciado o corrompido allá dentro con algunos malos humores de que ella peque. Causa por qué decimos la criatura sale conforme la leche que toma y recibe, y no sólo en lo corporal pero aun en las costumbres e inclinaciones que pertenecen más al alma que al cuerpo. Siendo, pues, estos pechos de que vamos hablando del mismo Dios, en quien no puede haber mácula por ser la propia limpieza, no habrá que tener este cuidado. Y aun pudo ser que Cristo en su muerte derramase sangre y agua de su pecho y costado f a vista de ojos humanos, cuando en la cruz se lo abrieron, para que con grande seguro llegasen las almas devotas a tomar aquel pecho divino, considerando que en él no habíe sangre de enojo, pues la poca que habíe quedado atrasada o escondida la sacaban en aquella ocasión y cebaban el corazón, saliendo luego agua: et exivit sanguis et aqua 1.

2. Pues estos pechos dice la esposa que son mejores que el vino. El vino destempla y descompone, y así lo hacen los gustos y consuelos de la tierra, que sacan a un alma de sí y aun la dejan bien descompuesta en los exercicios spirituales. Pero la leche al niño lo cría y alimenta, recoge y hace una misma cosa con la madre que le da el pecho, abrazándolo apretadamente consigo.

3. Lo segundo, digo que tiene el vino otra cosa, que para g ser vino es necesario pase mucho tiempo y aguardando a que las viñas lleven uvas y venga buen año, luego cortarlas, strujarlas, pisarlas y sacarlas el jugo, dejando las vasijas y granos de donde salen hechos un poco de orujo solo h, bueno para las bestias, y después que cuezca. Y será grande ventura si, después de estos trabajos, sale vino que se pueda beber. ¡Oh gustos y consuelos miserables de la tierra, qué de afanes son menester para que un hombre venga a tener en el mundo un poco de gusto! ¡Qué hacen de vendimiar y desflorar las criaturas donde sienten que i de allí se puede sacar! ¡Qué pisadas y estrujadas las dejan para que nos den algo de la virtud que tienen! Y, después de esto, es necesario esos bienes que [209v] hemos juntado es necesario en nuestro pecho cocerlos, guardarlos, calentarlos y darles vida con la consideración y deseo que de ellos teníamos. Y, después de todo eso, quiera Dios por sacar vino no sea vinagre, que por lo menos yo aseguro que será vino bien aguado con disgustos y penas que se han recebido para haber de venir a llegar a dar un trago. Pero los gustos de Dios nada tienen de esas speras y trabajos, de esos peligros y menoscabos con que se aguardan. Son gustos en su primer principio, como lo es la leche en el pecho de la madre; en depósito está allí ya hecha y sazonada para cuando el chiquillo llega a poner la boca en el pezón, sin más aguardar ni trabajar. Así son los gustos que un alma recibe y tiene en Dios, que, sin amasarlos ni embudarlos j, los halla hechos gustos y celestiales consuelos en el instante que pone el pezón en la boca y su pensamiento y consideración en Dios.

4. Es fructa que madura en el árbor. Así la halló la esposa cuando dijo: Sub umbra illius quem desideraveram sedi, et fructus eius dulcis gutturi meo 2. Todo era uno, como si dijera: coger y comer la fructa de aquel árbor divino a cuya sombra me senté k. No son como los gustos del mundo, que son como güevos que enpolla la gallina y, después de mucho trabajo, salen los medios güeros.

5. Tiene otra cosa el vino que confirma esto, que es la tercia parte de heces, horrura y suelo, que no sólo l no es para beber, pero aun da asco el mirarlas. Y están tan ciegos los del mundo que, siendo heces todos sus gustos, allá los llevan y tragan. Et inclinavit ex hoc in hoc, veruntamen faex eius non est exinanita; bibent omnes peccatores terrae m 3. Pero los de Dios son puros, limpios y nada de desechar por ser leche.

6. Lo tercero, la leche es tan delicada que es necesario tomarla en los propios pechos de la madre, porque, de ahí salida, se corrompe y pierde, se desata y hace agua; pero el vino en su vasija y madre y, fuera de ella, en la taberna y en n vuestra casa. Así son los gustos del mundo, que en él están y aun fuera de él los da a los suyos, quien no tiene de mundo sino un triste andrajo y un pan que comer, al que ya tiene desechado y dado de mano, cortado de la cepa de los demás que viven a su sombra y a su honra, allá se relame con lo que para siempre le vendrá a las manos ni entrará en la boca. Y así digo que beben en la taberna y fuera de ella, en el mundo y fuera del mundo. Pero los gustos de Dios, como son leche, es necesario, si han de ser leche y gustos, que se tomen en el pecho, en su madre y pezón, porque gustos de Dios no los hay fuera de Dios. En el propio punto que uno se aparta y lo deja, los gustos que en él tenía van todos perdidos, desleídos, desatados y corrompidos. Así dijo la Virgen: Et exsultavit spiritus meus in Deo salutari meo 4. En Dios se alegra su espíritu.

7. De aquí saco yo otra propiedad de los gustos de Dios, y es que, como los gustos del mundo los da truncados y cortados de sus principios, dalos como vino de [210r] la taberna: a quien más dineros lleva, da mayor y mejor parte, y a quien menos ñ, medida harto escasa y mezquina. ¡Desdichados de los pobres y de los afligidos que no alcanzarán un poquito de consuelo y refrigerio de esto que tiene el mundo, aunque se seque, porque no tienen con qué pagarlo! Y si no, miren a un Lázaro mendigo, que siquiera migajas de las que caían de la o mesa del rico no hubo compasión para darle de eso, si los perros, animales agradecidos, no reconocieran el ser que tenían de Dios en sus siervos lamiéndoles las llagas 5. Pero los gustos de Dios, como son leche, una vez allí un hombre puesto es como el niño que toma la leche que quiere, y recibe los consuelos divinos tanto cuanto quiere abrir la boca para recebirlos.

8. Pues diránme: hermano, muchos hay justos y sanctos y que tienen a Dios, y con todo eso, viven afligidíssimos. Digo que es verdad, pero digo que son trabajos y aflicciones con más jugo cuando más secos que toda la dulcedumbre que tiene el mundo que dar a los suyos. Superabundo gaudio in omni tribulatione 6; que se le vertía y derramaba el regocijo que tenía en las propias tribulaciones y trabajos.

9. La cuarta propiedad es que el vino se acaba de la vasija de donde se saca, pero no la leche, porque ésa mana y, mientras el chiquillo más mama, más leche hay que darle. Y así son los gustos de los hombres en la tierra, como el vino que se apoca y se acaba; y las uvas de donde sale quedan strujadas y hechas un poco de orujo y la tinaja de donde sale, vacía y sólo con heces. Que es lo que el propheta Esaías dijo en el capítulo 55 [sic]: Expergiscimini, ebrii, et flete et ululate, omnes qui in dulcedine vestra bibitis vinum, quia periit de ore vestro 7. Llorad vuestros gustos, considerando cuán presto se os han de acabar. Y ¡qué presto pasará vuestro sueño y no hallaréis nada en vuestras manos! Et cum interierit, non sumet omnia 8. Acá se quedan sus gustos y contentos.

10. Pero los gustos de Dios son gustos y consuelos que manan, son como leche y agua de fuente. Omnes sitientes, venite ad aquas; et qui non habetis argentum, properate, emite et comedite 9. Pues veamos. Si son aguas a las que convida, ¿cómo dice comedite? Las aguas ¿no se beben? Sí. Pues ¿cómo se han de comer? Digo que en esto nos quiso dar a entender que los gustos de Dios son gustos que duran, como dura la comida, no obstante que ellos por su verdad y claridad sean agua y, por su perpetuidad, fuente. Que no son como los del mundo, que a sorbitones los engullen y no les duran más de cuanto se les remoja la boca, porque van tan desleídos y deshechos que no son vistos ni oídos. Digo más, que el llamarlos comida siendo agua es para nos dar a entender que satisfacen la hambre y matan la sed. Y los del mundo, como son vino, ni hacen lo uno ni lo otro, antes encienden y dan más sed y más hambre.

11. La última propiedad es que la leche cría, sustenta y fortalece al niño [210v] que la toma. Y eso propio hacen los consuelos spirituales, que, como alma premiada y agradecida, la hacen crecer en la virtud y la fomentan, de suerte que no habrá soldado que así pelee por su patria como un justo por la tierra de los que viven, que tales fructos lleva. Encorpóranla y únenla con el mismo Dios. Esto significa el decir que los buenos aman a Dios después de haber recebido estos consuelos; y lo que primero dice: Oleum effusum nomen tuum; ideo adolescentulae dilexerunt te 10. Y lo propio es el curremus in odorem unguentorum tuorum 11. Hacen correr y levantarse un alma a mayor perfección. Hácenla más fornida y encorporada con el mismo Dios.

12. Bien es verdad que, dicen, los trabajos a un justo le sirven lo que las heladas del invierno al trigo, que lo hacen arraigar. Pero pregunto yo si son de menos consideración las lluvias y rocíos de abril y mayo, que riegan la tierra, la engüecan y sazonan después de los hielos y aires cierzos. No por cierto, sino de mucho mayor, porque en tanto es bueno que el trigo se arraigue en cuanto eso va ordenado al crecer; y la cosa es más perfecta en cuanto más se llega a su último fin. Y si nuestro fin es gozar de Dios en aquellos eternos consuelos y gozos que tienen los spíritus divinos, mientras más nos llegáremos a ellos y más participáremos de ellos, según el orden y voluntad de Dios, nuestra vida será más perfecta. Ya tengo dicho, no sólo trato de los gustos que Dios da en sí, sino de los que comunica a sus siervos en la tribulación y trabajo. Que no es para Dios dificultoso el poner su cielo en medio de espinas y abrojos, como lo puso cuando se le apareció a Moisés en el desierto 12, ni hacer de adobes cielo de cristal, como lo vieron Moisés y Arón cuando subieron al templo 13. Y así tampoco no lo es poner aquellos divinos gozos en la tribulación de los justos, de suerte que, viéndose por una parte desconsolados, por otra parte se vean alegres y gloriosos. Que bien sabe Dios juntar dulce y amargo en el alma que le es servido, pues eso no tiene más dificultad que haber criado una granada agriadulce y poner una rosa entre muchas espinas, y dar por funda del consuelo las lágrimas y sacar de una pastilla quemada un olor suavíssimo.

13. Y así no es inconveniente decir que un alma más se acerca a la perfección cuando está más favorecida de Dios, que no a todos y en todo tiempo los ha de llevar por camino de abrojos, por desiertos y soledades de toda alegría. El se da y se comunica como es servido. Y si el otro niño, sin saber ni haber merecido nada, se halla nacido en casa de reyes, cercado de majestad y grandeza, reverenciado y adorado, a diferencia de aquel a quien su ventura lo echó a casa de un jornalero, donde apenas ha nacido cuando se halla en compañía de los perros y bestias, que en su caso lo atropellan [211r] en la casa pajiza y llena de mill duelos, no es mucho que haga Dios lo propio en este camino spiritual con las personas que él fuere servido cuando, yendo por este camino de la perfección, a deshora y sin pensar se halle en un p estado lleno de mill dulcedumbres, comunicando q con Dios en un trato amoroso, en una conversación agradable. ¿Quién puede juzgar avieso de los consuelos tan tempranos de la Madalena 14 ni de los premios repentinos del buen ladrón 15? Nadie por cierto, porque, si hubiéramos de murmurar de eso porque no los lleva Dios por el camino de los demás, que es lleno de trabajos, también habíemos de murmurar del almendro y de otros muchos árbores que en la primavera florecen llevando la ventaja a los demás, particularmente a aquellos que, primero que tengan fructa madura, ha pasado por ellos el resistero del verano y la destemplanza del stío. Dios, que es el autor de la naturaleza, es también el autor y dador de la gracia, y con ésta a unos los apresura en los consuelos y gustos spirituales y a otros los detiene, dándoles los consuelos como al castaño las castañas allá en el invierno y cubiertas de espinas y con siete fundas.

14. Así digo que a quien Dios diere estos consuelos los estime y agradezca por la tempranía que Dios tiene con ellos, quiriéndolos asemejar en algo a los bienaventurados. Tómelos, recíbalos como el niño el pecho. Susténtese con ellos, procure crecer en la virtud y sírvanle de grillos, que tal nombre tienen los beneficios. Y pues Dios, por quien él es y por querer hacer officio de madre, se deshace y convierte en leche de misericordias, conviértase él y deshaga en amor y charidad con que ame a tan buen Padre. Que así hacía san Pablo, dándole gracias por sus consuelos y misericordias, diciendo: Benedictus Deus et Pater Domini nostri Jesu Christi, Pater misericordiarum et Deus totius consolationis 16, etc. Por dos cosas le da gracias, porque es Padre de misericordias y Dios de todo consuelo. Y bien mirado, grande es la obligación que el hombre tiene por esta parte.

15. Mucho hace la madre que toma el pan y la vianda y se la masca al chiquillo con sus propios dientes, pero más hace cuando le da el pecho, porque cuando le da el pan mascado dale una cosa que no es ella, pero cuando le da el pecho dale un pedazo r de sí propia y dale su ser desleído y deshecho, de suerte que la misma madre la sustancia y la sangre la da convertida en leche. Lo propio hace Dios y las mismas son nuestras obligaciones. Cuando nos envía trabajos y aflicciones, grande bien nos hace, [211v] que en fin las masca, sazona y guisa de suerte que el hombre las pueda comer; pero, en fin, le da Dios una cosa que no es de su cosecha. Alienum opus ab eo, dice Esaías 17. Que enviar trabajos a los hombres es obra ajena de Dios, pero perdonarlos, consolarlos, acariciarlos, eso es darse Dios derretido en leche, es darse Dios deshecho en amor. Y en esos consuelos recibe un alma un pedazo de Dios s o un Dios entero, si en tan pequeñita parte se puede dar dissimulado. Que es lo que dijo por Oseas, capítulo 11: Conversum est in me cor meum 18; o que se derritió t Dios por el bien de los hombres. Y u Esaías dice, 30: Exspectat Dominus ut misereatur vestri 19. Y donde dice nuestra Vulgata exspectat Dominus, dicen los 70 inhiat Dominus, que es decir que anda Dios la boca abierta, deshecho y derretido buscando a quién perdonar y de quién tener misericordia. Como la madre que tiene los pechos llenos y fecundos, que si no tiene hijos a quien darlos, busca ajenos y dice: ¡adelante!, et ideo exsultabitur parcens vobis 20; que en eso tiene puesto su gusto y particular entretenimiento.

16. Pues esto dice aquí la esposa: Exsultabimus et laetabimur in te, memores uberum tuorum super vinum 21. Señor, grande gusto y contento tengo de que tenéis pechos y de esto más me regocijo que del vino, por quien es significada la justicia v. No porque un alma justa haga divisiones y partes en Dios, que por todas sus obras se alegra, sino que, considerando que la leche la tiene Dios de su propia cosecha, dijo w sus misericordias y piedad. Pero la justicia, que es el enojarse y castigar, tiene lo de fuera, que es de nuestros peccados, que lo provocan a enojo y a ira. Y así dice: Alégrome, Señor, por lo que vos tenéis de vuestra propia cosecha mucho más que cuando os veo enojado, porque de vuestras misericordias vos sois la causa y de vuestros enojos nuestros peccados.




asigue el estómago tach.



bsigue de los tach.



csigue co tach.



d y a la leche sobre lín., en lín. a los consuelos del mundo tach.



e que los-mundo sobre lín.



fsigue quando en la + se lo abrieron a vista de ojos tach.



1Jn 19,34.



gcorr.



hcorr.



isigue lo ay tach.



jsigue o empollarlos tach.



2Cant 2,3.



ksigue per tach.



l lo sobre lín.



mEt-terrae sobre lín.



3Sal 74,9.



nsigue der tach.



4Lc 1,47.



ñ ms. mejor.



osigue rico tach.



5Cf. Lc 16,20-21.



62 Cor 7,4.



7Joel 1,5.



8Sal 48,18.



9Is 55,1.



10Cant 1,2.



11Cant 1,3.



12Cf. Ex 19.



13Cf. Ex 24,9-10.



psigue camino tach.



qcorr. de tratando



14Cf. Mc 16,9.



15Cf. Lc 23,43.



162 Cor 1,3.



rms. pedace



17Is 28,21.



ssigue si tach.



18 Os 11,8.



tsigue si tach.



usigue p tach.



19Is 30,18.



20Ibid.



21Cant 1,3.



vsigue p tach.



wsigue de tach.






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