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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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B)PLATICAS EN DIVERSAS OCASIONES

INTRODUCCION

1. Ya hemos anticipado que este último bloque de pláticas es el contenido del nono volumen manuscrito de las obras de san Juan Bautista de la Concepción, todo él apógrafo y, debido a ello, aún completamente inédito. La alusión del encabezamiento, la tradición constante en la Descalcez trinitaria y, en particular, las ideas y el estilo revelan sin lugar a dudas razonables la paternidad de las pláticas: son de san Juan Bautista de la Concepción 1. La caligrafía, sin embargo, nos orienta hacia dos copistas, que, según todos los indicios, intentaban trasladar fielmente los apuntes originales del Santo, hoy perdidos. Los ff.1r-19r están redactados por una mano y el resto (19v-241v) por otra, ambas no identificadas todavía. El primer escribiente (buen conocimiento del latín, precisión en los nombres propios, ortografía regular) se revela más culto que el segundo, bastante inexacto y titubeante sobre todo en las referencias latinas.

El Santo y el copista de turno distribuían las varias series de pláticas en sus cuadernos correspondientes. Se anotan de forma abreviada los sucesivos cuadernos, anticipando a veces su contenido: 2. qo. ábitos [2.º cuaderno hábitos] (f.103r), L. (iber) profesionis (109r), 2. qo. profesionis [2.º cuaderno professionis] (121r), 2. qo. Capos. [2.º cuaderno Capítulos] (141r), 3. qo. Capos. [3.er cuaderno Capítulos] (161r), 2.º qno. [2.º cuaderno] (189r), 3.º qno. [3.er cuaderno] (209r). Cada uno de ellos como sucede también con los escritos autógrafos de nuestro autor consta de 10 pliegos o 20 hojas. Al que inicia en el f.209r el propio amanuense le cortó la última hoja, que como la anterior estaba en blanco, y numeró las primeras, del 1 al 10, en el borde inferior izquierdo del reverso. Los ff.77r-82v (6 hojas) están en blanco.

 

2. El manuscrito contiene una tabla final o índice (ff.240r-241v): «Tabla de todas las pláticas que en este libro se contienen», que contabiliza sólo 90 de las 96 existentes, habiendo ignorado las que corresponden a los números 59, 71, 78, 80, 83 y 90. Se distribuye toda la materia en cinco secciones, atendiendo a las circunstancias en que fueron pronunciadas las diversas pláticas:

«Pláticas a el dar los hábitos a los novicios»: Son en total 43, a saber, las 45 primeras menos la 18, la 21 y la 23, a las que hay que añadir la que hace el n.80.

«Pláticas al hacer las profesiones»: Son 8 que van de la 46 a la 52, más la 18.

«Pláticas hechas en los capítulos»: Son un total de 15, coincidentes con los números 23, 53-58, 70, 71, 78, 85, 86, 94-96.

«Pláticas habiendo los hermanos de recibir el Sanctíssimo Sacramento». Estas exhortaciones de preparación a la comunión son 14, a saber: 59, 61-69, 73, 74, 79 y 81.

«Pláticas a los hermanos»: Son las pláticas que el Reformador dirigía a la comunidad en el refectorio, después de la cena, tras la información que el hermano portero facilitaba acerca de las limosnas recibidas durante el día. Son 16, es decir, los números 21, 60, 72, 75, 76, 77, 82, 83, 84, 87-93.

 

3. Respecto al contenido y a la finalidad del escrito, escuchemos la siguiente declaración, con la que se abre la plática 57, relativa a la «visita a Valdepeñas», casa madre de la Descalcez: «Lo propio que me hace scribir estas pláticas, eso propio me hace causar temor y vergüenza en el scribirlas. Scríbolas por no ser cosas pensadas, sino dichas tan de repente que, juntos los hermanos, hasta que enpiezo a abrir la boca no qué decirles. Y por ser assí cosas tan de repente, me parece que deben de tener algo más que las de pensado. Y por el propio caso que no son cosas de pensado, me da vergüenza el scribirlas. Si para alguno de mis hermanos no valieren, quedarse han por papeles viejos, y yo con esta ocupación entretenido y dado muestras de que quisiera yo que nada en mí hubiera que no fuera muy de provecho para todos mis hermanos: mis palabras dichas para los presentes y escritas para los absentes y venideros. O, dicho por otro romance, quisiera vivir siempre para siempre servirlos y aprovecharlos. Y lo que en la propia persona no es posible, eslo en los escritos, cuando son palabras vivas las que en ellos se dicen, pues, viviendo en ellas el que las scribió, vivifica a quien las lee. No digo bien, sino que, estando el Spíritu de Dios en ellas, que es vida 2, dilata y tira la pasada del que las scribió para que no pase, sino que dure; y dala al que sólo vive en carne haciéndolo spíritu, para que sólo viva para Dios».

Advierte a menudo el autor que, al ser exhortaciones pronunciadas de repente y no tener modo de revisar los apuntes, muchas citas y referencias han de resultar incompletas o imprecisas. «Más, advierto, para si alguno leyere esto, que los lugares sólo van apuntados, porque, como se dicen de repente y luego, antes que se olvide, los scribo, no hay lugar de apuntarlos» (183r, fin de la plática 70). «Y advierta, si algún hermano leyere esto, que no puedo citar los lugares y los dejo algunas veces por scribir en propio latín, porque todo esto que está escrito en este cuaderno, antes y después, es dicho de repente como en la ocasión me cogían y Dios lo daba, y aun escrito muchos días después de lo haber dicho, como ahora hago» (186r). A veces, como en las pláticas 6 y 72, remite a un comentario precedente que en realidad no se halla en el manuscrito actual. Lo dicho (discursos un tanto repentinos, poco pensados y elaborados) explica el recurso frecuente y desenfadado de nuestro santo a algunos sermonarios de su época práctica común en los predicadores de entonces, de los que toma prestados párrafos enteros, ideas, símiles, citaciones de autores clásicos, sin especificar ni insinuar siquiera, a menudo, la fuente. Nuestro fatigoso rastreo al respecto no ha logrado averiguar seguramente una parte de las fuentes bibliográficas de las que bebe.

 

4. Como de ordinario, también aquí surge la cuestión del cuándo, pero duplicada. ¿Cuándo fueron dirigidas estas pláticas a los religiosos y cuándo fueron copiadas? A falta de otras indagaciones personales, bástenos registrar la respuesta que tales interrogantes le merecen a Nicolás de la Asunción en sus Apuntes críticos. «Podemos decir que hay en el manuscrito pláticas hechas en profesiones del año 1603 al 1607; y capítulos, de 1604 al 1606». No es mucho aquilatar, pero nada más puede afirmarse. Respecto al tiempo del traslado, «no vacilamos en afirmar que fueron copiadas durante el trienio del provincialato de nuestro Padre (1605-1608), que es lo mismo que decir que andaba alguno detrás de los cuadernos del Reformador, y los iba copiando al paso que éste los decía o hacía». Y es que «el título de las pláticas no puede entenderse de otro modo» 3.

 

5. En la presente edición que, repetimos, es la primera en absoluto, nos ha parecido elemental respetar el orden de las pláticas tal y como figura en el manuscrito, numerándolas, eso sí, en orden progresivo, pues el original no lo hace.

PLATICAS EN DIVERSAS OCASIONES

[f.1r]

Jhs. Maria

PLÁTICAS QUE NUESTRO HERMANO PROVINCIAL HA HECHO DE REPENTE AL DAR LOS HÁBITOS Y LAS PROFESIONES A ALGUNOS RELIGIOSOS, Y OTRAS QUE HA HECHO A LOS NOVICIOS EL DÍA QUE HABÍAN DE RECIBIR EL SANTÍSSIMO SACRAMENTO, Y OTRAS EN ALGUNAS JUNTAS DE TODOS LOS HERMANOS EN SUS CAPÍTULOS




1Cf. NICOLÁS DE LA ASUNCIÓN, Apuntes críticos acerca de las pláticas de nuestro beato Padre, en ActaOSST VI/9 (1962) 507.



2Cf. Jn 6,64.



3Ibid., 509-512.






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