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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
Ad abitum. Quid petis? Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem
Pide el hermano la misericordia de Dios. Para considerar cuán grande es la que hoy usa con su charidad y las mercedes singulares que él hace, es necesario advertir tres cosas: ¿Quién es el mundo de quien salgo?; ¿quién es la religión do entro?; y ¿en cuánto estima y se precia Dios de esta obra que en mí hace? Y esto assí es imposible a, no digo yo en un breve rato, sino en muchos años, como es imposible reducir a reglas particulares ni generales los males del mundo, los bienes de la soledad y lo que Dios se precia y estima el dar luz y verdadero desengaño a los que, engañados en medio de sus tinieblas, juzgan lo bueno [54r] malo y lo malo bueno. Todo lo que dijéremos acerca de esta misericordia que b Dios usa con su charidad, será una mínima gota de agua echada en el mar, para que, como dicen allá, del hilo se saque el ovillo y los que lo oyeren conozcan los males que gozan y los bienes de que se privan, y no sólo a sí, sino, si assí se puede decir, al mismo Dios, que se honra y estima con su propio bien.
San Joan no quiso andar por las ramas diciendo y dando al mundo los nombres y epítetos que por un lado le pueden coger, sino uno que lo abrace y coja todos cuatro costados: Totus in maligno positus est 1. De pies a cabeza está fundado en maldad, en engaño, en mentira. Considerando el glorioso san Ambrosio 2 las ocasiones que el hombre tiene de quebrarse los ojos en el mundo, dice que está lleno de lazos. Y antes que él lo había dicho el Spíritu Sancto 3: In medio laqueorum ambulas, Ecclesiasticus 9; hombre, mira por ti, que andas entre lazos. No lejos de este pensamiento David, cuando decía, mirándose en Dios, en medio de él, triste y afligido, decía (psalmo 54): Contristatus sum in exercitatione mea c; muy afligido me hallo, Señor, con esta tribulación con que me exercitas. Y estoy tan conturbado que conturbatus sum a voce inimici, et a tribulatione peccatoris d; no oigo voz de hombre o ruido que no piense que ya viene mi enemigo a cerrar conmigo. Y este temor ha tomado tanto las puertas de mi fortaleza que cor meum conturbatum est in me, et formido mortis cecidit super me e; un temor de muerte ha caído sobre mí y me ha cogido debajo, de manera que no se me puede levantar el corazón ni el ánimo a cobrar un poco de brío. Timor et tremor venerunt super me f, et contexerunt me tenebrae 4; estoy, Señor, como el que en la noche obscura y tenebrosa todo se vuelve temor, asombro y espanto y fantasmas. ¡Oh sancto propheta, qué de lazos y miserias debe de haber en el mundo!, pues un pastor tan osado que en la noche no teme el oso ni león que viene tras el cordero, sino que corréis tras él y se lo quitáis de la boca 5, teme en medio del día y la luz del sol la voz de su enemigo. [54v] Un zagal que entra en campo con un gigante 6, viéndose en las ocasiones del mundo y en medio del mundo, se le caen las alas del corazón y queda lleno de miedo. Ea sancto propheta, esforzado rey, ¿con qué os animaríades, con qué compañía quedaríades esforzado, con qué comida brioso, con qué armas valeroso para que perdáis tanto miedo?
El luego pide a Dios el remedio diciendo: Quis dabit mihi pennas sicut g columbae h, volabo, et requiescam? 7 Oh, ¿quién tuviera, dice, unas alas de paloma? De quien dicen tiene un vuelo impetuoso que desbarata al gavilán y azor, que jamás por esta causa pueden cazar palomas. Oh, ¿quién, Señor, me diera a mí alas de paloma, que me veo en medio del mundo metido y acosado de mill azores y entre uñas de alanes, viviendo en las ciudades, donde ya hacen presa de mí los murmuradores, ya la variedad de negocios que no me dejan ser mío, ya la multitud de deleites que no cazan corazones, unas alas de paloma que con vuelo impetuoso los desbarate y me absconda en un pobre rincón? Ecce elongavi fugiens, et mansi in solitudine. Es tanto el deseo que le tengo, que ya me parece me veo en ello, porque allí tengo de tener remedio de mis males. Exspectabam eum qui salvum me fecit a pusillanimitate spiritus, et tempestate i 8. Más quiero las noches obscuras de la soledad que los días claros del siglo. Estos me turban y entristecen, y estotros me alegran y animan. La razón es porque exspectabam eum j. Porque en el mundo hay poco de Dios, y en el recogimiento se halla su compañía, y con ella se quita la pusilanimidad del spíritu y se libra un hombre de la tempestad de negocios, obras, palabras y pensamientos que nos pueden estorbar, etc.
En este propio pensamiento estaba el mismo sancto rey. Debiera de considerar las tres cosas que al principio pusimos, cuando dijo: Spiritus tuus bonus deducet me in terram k [55r] rectam 9; Señor, tu buen Spíritu me llevará a tierra buena y segura. Todas tres palabras que dice el propheta tienen grande misterio. Spiritus tuus, tu Spíritu. El Spíritu de Dios, el Spíritu Sancto, dice Dionisio, no ángel ni arcángel, no predicador ni propheta, sino el Spíritu de Dios, el que es esencialmente Dios 10. Es de tanta grandeza sacar a uno del siglo, llevarlo a la religión, que quiere que vaya firmada y sellada con su nombre, para que se conozca que es suya. Spiritus tuus bonus. Para decir que le llevará a tierra recta, le llama spíritu bueno. Dad acá, David, ¿no lo llamárades sancto, como en otra parte (psalmo 50): Spiritum sanctum tuum ne auferas l a me 11? ¿No lo llamará spíritu de vida, como lo llamó Eccechiel 1: Et spiritus vitae erat in rotis 12? ¿No le diera título y nombre de sabiduría, como lo llamó Esaías 11: Et requiescet super eum spiritus Domini m, spiritus sapientiae 13? ¿O de verdad, como hizo san Joan 15 n: Spiritus veritatis qui a Patre procedit 14? o Bueno lo llama, porque una de las cosas en que resplandece más la bondad de Dios es en sacar a un hombre de la tierra torcida y llevarle a la derecha. Y assí trasladó Campense: spiritus tuus benignus. Benigno lo llamó, porque es muestra de la benignidad de Dios, de la grandeza de su amor; benignus, benignidad. Es suya, no deuda de justicia, sino mera liberalidad y franqueza.
Spiritus tuus bonus. Entre los atributos que se dan a las personas divinas, al Spíritu Sancto atribuimos la bondad, al Padre la omnipotencia, al Hijo la sabiduría, de suerte que éstas son las armas, los nombres, títulos y blasones por donde son conocidas p las tres divinas personas. Y según esto, es de tanta estima sacar a un alma del siglo y llevarla a tierra recta, que quiere en ella ser conocido y con sus armas, título y nombre lo firma. Cuando el rey hace una [55v] cosa ordinaria, una carta misiva, no pone sus nombres y títulos, sino con decir «yo el rey» eso basta, pero en los previlegios grandes, en las provisiones de entidad y momento, todo lo pone, y assí comienzan: «Don Phelipe, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, etc.». Todo cuanto hay criado, como es obra del Padre y del Hijo, lo es del Spíritu Sancto; y en esas obras hay algunas de menor cantía, en que no pone sus armas ni títulos. Grande obra fue dar virtud a las aguas, para que de ellas se produjesen tanta inmensidad de cosas como vemos, pero, con ser prodigios tan grandes como vemos, no puso allí sus armas, sino que simplemente dijo Moisés: Et spiritus Domini ferebatur super aquas 15. Pero, cuando saca a un alma del mundo y la lleva a la religión, como obra grande, previlegio particular, vayan ahí sus armas y sus blasones, por quien es conocido: Spiritus tuus bonus, etc.
In terram rectam. Ahora, pues, pues el Spíritu Sancto tomó por apellido bondad y bueno, ¿por qué a la tierra no la llamó tierra buena, y no recta, que es nombre que pocas veces se ve? ¿Tierra buena, fértil, abundosa, florida, que lleva leche y miel, y no tierra recta? Ahora averigüemos qué tierra es ésta y luego averiguaremos por qué la llama recta. Del bienaventurado san Juan Crisóstomo se colige qué tierra sea. El cual, según refiere Genebrardo 16, dice: Deducet me in viam virtutis, in consilia et actiones tibi placentes; esta tierra es camino de virtud, camino de consejos, tierra donde con todas sus acciones agradan a Dios 17. Esta es la religión: camino de virtud, camino de consejos evangélicos, donde con todas sus acciones agradan a Dios. Y llevar a un alma a la religión es tan grande obra que la q sella r el mismo Dios con su propio nombre, etc.
Veamos ahora por qué a la religión la llama tierra [56r] recta, porque parece un nombre exquisito. Santiago le dio otros títulos (Jacobi 1) s: Religio munda et inmaculata apud Deum et Patrem 18; limpia, sin mancha, sin mota, sin repelo, vaya ¿pero recta? ¿Qué nombre es éste? San Remigio Antisiodorense da una interpretación, diciendo que aquella tierra llamamos recta que da el fructo según la semilla que en ella se siembre 19. El mundo es tierra torcida, injusta: sembráis buen fructo y lleva mal fructo. El mundo tierra maldita: sembráis buena semilla y trigo y lleva espinas. Maledicta terra in opere tuo 20; no maldita a secas, sino maldita en el trabajo del hombre, en su obra y labor. Que es decir que pasaréis por unos prados y los veréis hechos unos jardines y floritales, etc. Rompedlos, sembrad trigo, y veréislos luego cargar de cardos, spinas, gatuñas, etc.
Válame Dios, ¿esta tierra no estaba limpia y el grano ahechado? ¿De dónde ha venido esta maleza? ¿Sabéis de dónde? De que es tierra injusta, que no da el fructo según lo que se siembra. De esta manera es el mundo: que sembráis ciento y no cogéis uno, porque las aves del cielo lo comen, los pájaros lo pisan, los cardos y spinas lo ahogan, los malos temporales lo desmedran y malogran. Pero la religión, tierra recta, uno que en ella siembre t un hombre coge ciento por uno, porque el cielo le favorece, los regados de Dios le bañan, las influencias de la gracia hacen que medre y crezcan y que por uno lleve ciento. Que es lo que el mismo Cristo prometió al que dejare el mundo: centuplum accipiet 21, etc.
Entra un hombre en la religión. Mirad cómo es tierra recta y entra sembrando y entregando su voluntad, y que coge voluntad y voluntad crecida de ciento por uno. Entra con tantica de voluntad de servir a Dios y dentro de poco tiempo tiene una voluntad que vale por ciento, crecida, aumentada, de siempre lo agradar. Sembráis [56v] vuestra voluntad, que es una, y hacéisos señor de ciento y de todas las que hay en la religión. Y assí se coge lo que [se] siembra. Entra con deseos de ser sancto, etc. Dic cómo le crece la castidad. Siémbrase un hombre y coge ciento, porque dentro de la religión vale uno por ciento. En el mundo era desechado, porque el mundo no hacía caso de él. En echándose un poco de sayal, ya lo estiman y vale por ciento. Miradlo en el ánimo, en la osadía, en la fortaleza. Vale por ciento mientras no vive. En el siglo no se atreve a un día de ayuno, en la religión los echa por cientos, etc. Dic, coge ciento porque vale por ciento de los que en el mundo viven. Digan si entre ciento harán lo que un niño hace cuando se abraza con este sancto hábito, etc.
De éste dice el glorioso san Basilio 22: Qui sibi proposuit Christo obedire, etc., vere admirabilis beatusque dicendus est. El que se determina de dejar el mundo y servir a Dios, no es como los demás del mundo, no es como los reyes y príncipes; es hombre admirable, es hombre bienaventurado, porque vale por ciento de los que en el mundo son estimados y tenidos. Cuántos cientos se han muerto por menores ocasiones de las que cada día trai entre manos un fraile descalzo: unos porque, puniendo los pies descalzos en el suelo, se arromadizaron; otros porque, desabrigándose el verano, se resfriaron; otros por una mala noche que pasaron, por los haber destemplado la comida mal sazonada, por la pena que recibieron por una pequeña mortificación y desaguisado que les dio el grande y el príncipe, por un quebrantamiento de haber dormido en el suelo, etc. ¡Cuántos religiosos hay en la religión que estos malos ratos los llevan a centenarios! ¡Qué de ellos que han perdido la cuenta en el comer con gusto, dormir con reposo, vivir con descanso, viviendo perpetuamente en mortificación, etc.! Vere admirabilis beatusque est dicendum, etc. La Iglesia al glorioso Martín le canta y llama varón inefable: [57r] nec lavore victum, etc.; que no le vencieron los trabajos, etc., ni temió la muerte 23. Este título se le puede dar al que hoy se abraza con la cruz de Cristo, etc.
No se les haga dificultoso, mis hermanos, decir que valgan por ciento de los que viven en el mundo los que de él huyen. Miren lo que dice Aristóteles 24: que species rerum distant in infinitum; que las species tienen infinita distancia. Quiere decir que, si a la planta le añaden infinitos granos, infinitamente se cendre, nunca llegará a la perfección del oro. Pues miren lo que dijo san Crisóstomo 25 de los verdaderos religiosos: Isti perfecti u sunt, sancti et inter v homines angeli. Si los religiosos son ángeles y los que viven en el mundo hombres —y no se les hace pequeña cortesía—, y las species distan in infinitum, luego no digo yo que el religioso vale por ciento de los que viven en el mundo, sino que infinitamente dista; y a lo menos, juntándolos a todos, podré decir que un religioso verdadero es un tanto monta como todos los que en el mundo viven.
Eche de ver, hermano, esta dicha, esta benignidad y misericordia, que, según esto, le podré decir que benedictionem omnium gentium dedit tibi Dominus hodie 26. Que hoy le ha dado todos los bienes de las gentes: la fortaleza de los soldados fuertes, pues vence hoy al demonio, etc.; el ánimo de los capitanes, pues acomete cosas arduas; el consejo de los prudentes, pues se entra a proveer de lo que ha menester para la otra vida; la templanza de los discretos, pues abraza los ayunos; justicia, pues assí la quiere tomar de sí. En este hecho está encerrada toda la ciencia y sabiduría de todas las sciencias y artes. Y si me dan tiempo, iré discurriendo por todas.
¿Qué es la gramática? Saber declinar y conjugar y hablar bien. Nunca mejor palabra habló que la que hoy dice, arrojado a los pies de Dios: pedirle misericordia y lo tenga por uno de los desechados de su casa. Declinar. Hoy cumple [57v] con lo que el Spíritu Sancto manda: Declina a malo, et fac bonum 27. Vaya diciendo esas declinaciones. Nominativo: mandar. Pues hoy viene hecho señor de sus potencias y sentidos y los trae presos y sujetos. Genitivo: ¿de quién es la cosa? Pues, siendo de Dios y criado a su imagen y semejanza, se entrega al mismo Dios. Dativo: ¿a quién viene daño o provecho? Bien declina, pues hoy se aparta de los daños que la compañía de los malos le pueden hacer y busca el provecho de su alma. Acusativo, pues hoy se viene a acusar de los males que ha cometido y entra a padecer. Vocativo, pues viene de noche y de día a invocar el nombre de Dios. Ablativo o apartarse, pues hoy huye y se aparta, etc.
Ningún sumulista le alcanza el día de hoy en el conocimiento de los términos, pues, viendo los malos que tiene el mundo, le vuelve las spaldas; ¡Con cuánta villanía y bajeza trata a los que tratan de Dios!, no hay lógico que tenga tan buenas segundas intenciones, pues ésas son raciones y éstas son reales y calificadas, etc. ¿Qué es ser lógico? Argüir bien. Lindo argumento pone hoy, pues ha convencido a quien hasta aquí sustentaba conclusiones falsas, como es el demonio y el mundo, etc. Quiriendo sustentar los gustos verdaderos, estar en las cosas de acá, etc., hoy los deja burlados y concluidos, etc. ¿Un físico? Conocimiento de las cosas naturales en cuanto corpóreas. Más sabe hoy, pues, tiniéndolas no por corpóreas sino por umbráticas y imaginarias, las desprecia: Transierunt velut umbra 28; in imagine pertransit homo 29, etc. ¿El metaphísico? De las sciencias de las cosas en cuanto no tienen cuerpo. Eso es vivir en carne praeter eam vitam carnalem. ¿Qué médico hay que en las curas y medicinas de los cuerpos le llegue al que sabe curar las [58r] enfermedades de su ánima? ¿Qué legista que valga tanto como el que sabe la ley de Dios? ¿Qué canonista que con todos sus textos llegue al que el día de hoy sabe el texto del evangelio que dice 30: Si vis perfectus esse, vende omnia quae habes, et da pauperibus, etc.? ¿Qué theólogo que se le llegue en el conocimiento de Dios al que conociéndole le ama, amándole le goza, etc.? Benedictionem omnium gentium dedit tibi Dominus 31. Y no sólo de los que viven, pero de los sanctos que murieron, pues con ellos, los apóstoles, tiene el ecce nos reliquimus omnia 32; con los mártires, fortaleza; con los confesores, perseverancia; y con las vírgines, limpieza. Bien da ciento por uno. Y pues tal bien recibe hoy, obra se puede llamar de la benignidad de Dios, etc.