Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para desactivar los vínculos a las concordancias

47

Jhs. Maria

In professione fratris Joannis a Sanctis, en el día de Todos los Sanctos. Misericordiam Dei, Ordinis paupertatem, et fratrum societatem

Habiendo el hermano de hacer su profesión, dice que de rodillas con lágrimas en sus ojos y de todo corazón, de buena voluntad, pide que usen con él de misericordia de Dios. ¿Qué misericordia? ¿Qué? Hacer voto y juramento de nunca jamás hacer mi voluntad ni aun en la cosa más pequeña que se pueda imaginar; ser esclavo, captivo y prisionero de Cristo; abrazarme con la pobreza y no hacer cosa que sea gusto de mi carne. Negarme a mí propio, tomar la cruz de Cristo y ser con él crucificado y enclavado, [112r] de suerte que ni pies ni manos no pueda menear para hacer mi voluntad, sino sólo bajar la cabeza diciendo a voluntad ajena a todo que sí.

Pido, hermano, ser lleno de trabajos y beber a hiel y amargura, que por mí bebió Cristo 1. Pido la compañía de los penitentes, que comen el pan con dolor 2. Pido ser compañero de san Pablo, que dice 3: Vivo b ego, iam non ego c. Pido finalmente trabajos, tribulaciones, mortificaciones, ignominias, afrentas, pobreza, hambre, sed, cansancio, desnudez, lágrimas. Pido todo aquello que contradice a mis apetitos sensuales, que todo eso está encerrado en los tres votos que quiero hacer. Pido subir entre los discípulos al monte, que me dicen hoy hace Cristo el más alto sermón que se puede imaginar 4 para inclinar mi corazón a hacer sus justificaciones.

Mucho pide, hermano, y todo lo pide debajo de este título de misericordia. Y no anda muy fuera de camino de poner en esas cosas su gloria, su bien, su consuelo, etc., que ése es el propio lenguaje que hoy predica Cristo: Beati pauperes spiritu 5, etc. d La ventura de un hombre y su cielo está en ser pobre y perseguido. Los cien mill de renta para regalarse y estar contento y satisfecho o harto consiste en tener hambre. La ventura del que ríe y está alegre consiste en llorar.

Nunca este lenguaje lo entendió el mundo ni tuvo ojos para juntar dos cosas tan, a su parecer, distantes. La ignorancia de la Samaritana. Prométele Cristo agua y —como dice san Pablo, animalis homo non percipit quae Dei sunt 6—, no, no entendió cómo le podía matar la sed sin sacar agua 7. Ignoran los del mundo lo que Dios hizo con su pueblo, Deut. 32: Constituit eum super excelsam terram, etc., ut sugeret mel de petra, oleumque de saxo durissimo e 8. Dulzura de los guijarros, etc. Y aun el sancto David se puso a pensar esta doctrina en un justo [112v] lleno de trabajos y pobreza y persecuciones, que lo están haciendo bienaventurado. Y después de lo haber muy bien pensado y trasnochado y puéstose de puntillas con su entendimiento, dice que labor est ante me, f quando existimabam ut cognoscerem hoc g 9. Trabajé en vano. Pues ¿qué determináis de hacer para conocer esta dificultad? Dejarla, donec intrem in sanctuarium h Dei, et intelligam in novissimis eorum 10; cuando me desnuden de este hombre animal. Y con eso debieran de quererle significar a Moisés, cuando quiso ir a ver a Dios, que tenía por trono espinas, fuego y zarza por colgadura y pabellón. Le dicen 11 (Exodi) i: Solve calciamenta de pedibus tuis j. Desnudaos primero de esa vestimenta, carne mortal, de todo lo que es sabiduría humana; levantaos sobre vos, etc. Lo de los adobes en que paró Dios k 12. Mirad cómo los judíos habían de entender los bienes de la cruz, y assí le dicen a Cristo 13: Si Filius Dei es, descende de cruce l. Hijo de Dios, que es gloria del Padre 14, enclavado en un madero, no queremos creer en él. Corona, que dice honra, y espinas 15, que sacan sangre; rey de los judíos 16, que dice Cayro 17, y mostrado y enclavado en un madero, que no puede menear ni mandar pie ni mano; luz amasada con tinieblas, etc.: aparte, despunte esas cosas y creeremos en él.

De esta ceguedad nace tantas miserias en el mundo. Nadie trata de negarse, sino, como dice san Pablo 18: Omnes quae sua sunt quaerunt, non quae Jesu Christi m; pone su bienaventuranza en las cosas de su gusto, y no en las de Jesucristo. ¿Cuál es el gusto del hombre? Natura prona ad malum n 19; la maldad, la riqueza, etc. ¿Cuáles son los bienes de Jesucristo? Pobreza, hambre, etc. De aquí es que, estando llenas las cortes, las plazas, las calles, los banquetes, las comedias, etc., [en] la casa de Dios sean tan contados, etc. Y diciendo san Pablo: Omnes quae sua sunt quaerunt, y David: Omnes o declinaverunt 20, [113r] dice Cristo 21: Si quis p vult venire post me q. Y aun ésta debiera de ser la causa por qué, siguiendo hoy a Cristo tantas compañías, se las deja abajo, a la halda del monte, y se sube a predicar a lo alto 22. Como quien dice: Bajos y cortos entendimientos tenéis para tan alta doctrina; suban los pocos que, desnudos de su regalo y enteros, aprenderán a ser bienaventurados en la negación de sí propios.

Adán. Pregunta r: ¿Qué es la causa por qué, cuando echó Dios a Adán del paraíso, puso a la puerta de él un cherubín con una espada de fuego 23, pudiendo poner un serafín o una potestad o dominación, o otra cualquiera inteligencia de todas aquellas soberanas que asisten a su servicio? Responde él que no convino sino que fuese cherubín, que significa plenitud de sciencia, porque Adán salió del paraíso por sabiduría falsa y mentirosa y necia, que fue la que le persuadió el demonio: que comiendo serían como dioses, que estaba la deidad en el comer, etc.; scientes bonum et malum s. Por sabiduría t mentirosa salió. Póngase a la puerta un cherubín que enseñe otra verdadera a los que hubieren de entrar; y ésta sea avisándoles cómo han de entrar por cuchillo, cortando y cercenando sus pasiones y apetitos, etc., por fuego, quemando sus sensualidades; finalmente, por obediencia, castidad y pobreza, que es lo que el hermano pide y lo que Cristo enseña en el monte; avisando qué lejos andan de Dios quien en su reja lo pone, la bienaventuranza, etc., y que ésa es enseñanza del demonio, maestro de mentira. Pero la de Cristo, preceptor de verdades y sabiduría del Padre, enseña lo contrario. Y assí enseñó a su siervo Jacob, Sapientiae 10: Justum deduxit Dominus per vias rectas, et ostendit illi regnum Dei, et dedit illi scientiam sanctorum, honestavit illum in laboribus, et complevit labores illius u 24. Llevó Dios a su amigo por caminos derechos, verdaderos, no torcidos ni de rodeos, como los del mundo, [113v] y mostróle el reino de Dios. Y ¿cómo fue eso? Diole la sciencia y sabiduría de los sanctos. Y ¿cuál fue esa sabiduría de los sanctos? Diferente de la de los pecadores: trabajos con que los honró. Y no fueron trabajos vacíos como los del mundo. Qué de ellos dicen: Ambulavimus vias difficiles v para buscar nuestra bienaventuranza. Y ¿qué os quedó? Trabajos vacíos, no premiados: lassati in via iniquitatis et perditionis 25, etc.

A este propósito hay un admirable lugar, Génesis 48. Lleva Joseph sus dos hijos, nietos del gran patriarcha Jacob, para que su agüelo los bendiga, que eran Efraín y Manasés. Púsoles el sancto Joseph a la mano derecha a Manasés y a la izquierda a Efraín, que era el menor. El sancto patriarcha cruza los brazos y pone la mano derecha sobre el menor, que es Efraín, y la izquierda sobre el mayor, que es Manasés 26. Aquí hay dos dificultades, como notó Georgio Veneto, libro De Armonia mundi w. La primera, ¿por qué puso la mano derecha sobre el hijo menor y la izquierda sobre el mayor, que era Manasés, siendo el mayorazgo a quien se le debía? La segunda, ¿por qué cruzó los brazos para le dar la bendición, pudiendo hacer que le pusieran a la mano que quería a cada uno de ellos? «A la primera responde este doctor que fue misterioso caso el quitar el mayorazgo a Manasés, que fue querer castigar a Joseph por el nombre que había puesto a Manasés, que quiere decir olvido. Porque, cuando Joseph se vio con este hijo, púsole por nombre el olvido, y dio la razón: Quia oblivisci me fecit Dominus laborum meorum 27; porque en este hijo me ha hecho olvidar de todos mis trabajos. Assí dice el sancto viejo, como enojado: ¿De los trabajos os habéis olvidado? ¿De los invidiosos, del pozo, de la venta, del captiverio, de la cárcel? ¿Del olvido de la persecución? [114r] ¿Tan mal os fue con ellos? ¿Por dónde venistes vos a tener tanta grandeza, sino por los trabajos? ¿Quién os libró de la cárcel? ¿Quién os descubrió los sueños misteriosos? ¿Quién os puso en un carro triunphal y os paseó por Egipto? ¿Quién os vistió y adornó ricamente de anillo y cadena de oro? ¿Quién os pregonó por toda la tierra de Egipto por salvador? ¿Quién, últimamente, os hizo la segunda persona de Pharaón y el más lucido del mundo? Trabajos fueron los que lo hicieron todo; y el cáliz de amargura que bebistes os dio la silla de Egipto. Y para que entendáis que los trabajos os dieron lo que tenéis y el olvido os lo quita, ese hijo a quien pusistes por nombre olvido de trabajos, quedará sin ella y desheredado del mayorazgo para que se acuerde de ellos. Y, cuanto a lo segundo: ¿por qué cruza las manos para darle al hijo menor el mayorazgo?, [es] para darle a entender que no hay mayorazgo ni mayoría sin cruz y trabajo» 28. Que es lo que hoy predica Cristo, poniendo en las lágrimas y persecuciones el reino de los cielos 29.

Preguntarán la causa por qué el hombre nunca alcanza esta sabiduría, etc. Respondo que por la grande repugnancia que tienen estas cosas con la carne, según la cual vive el hombre sensual, etc. Lo segundo, por la grandeza del premio que a esos trabajos promete, a quien hoy llama Cristo reino de Dios, tierra de promissión, consuelo y hartura, etc. El cual premio y bienaventuranza que a los tales trabajos promete hoy Cristo, es tan alta y tan remontada a nuestros sentidos que, aunque podemos tener de ella algunos barruntos y lejos, en fin son lejos, que lejos se queda el entendimiento de podello comprehender. Porque, assí como Dios es infinito e inmenso e incomprehensible, assí la gloria que nace de los sanctos, [114v] que nace de su vista y agradable presencia no cabe dentro de los estrechos límites de nuestra razón.

Mostró esto bien el propheta Esaías 30 con aquellas palabras de que después echó mano el apóstol san Pablo en la que scribió a los de Corintho (1 Cor 2): Neque oculus vidit, neque auris audivit, neque in cor hominis ascenderunt, quae praeparavit Deus diligentibus se x 31. Ni vieron los ojos ni oyeron los oídos ni cupieron en corazón humano los bienes inefables que tiene Dios para dar a los que le aman y sirven. Advierte un grande doctor que buscó san Pablo tres medidas, las mayores y más anchas que se pueden imaginar, para medir y tantear el premio que tiene Dios para dar a los que le sirven; y al cabo confiesa que todas le salieron pequeñas y cortas, y se quedó por medir. La primera es la vista, con la cual medimos todo el espacio del mundo: el Asia, el Africa, la Europa, los reinos, las provincias, las populosas ciudades. Con los ojos se miden y en ellos caben los campos, los montes, las sierras, los árboles, los hombres, las bestias, las aves, los mares. Aún mucho más caben y miden, y todo eso es nada con lo que miden de noche, pues llegan a ver las estrellas del firmamento, que es el cielo strellado, estando como está tan apartado y remontado, que dicen los cosmógraphos que, si desde el primer cielo, que es el de la luna, arrojase un ángel una bola de plomo o una rueda de molino y le diesen paso desembarazado, no llegaríe acá en cuatrocientos años; y de éste al firmamento hay mucho más incomparablemente. Y siendo esto verdad, queda un instrumento tan pequeño [para] alcanzar a medir las strellas en razón de medida, etc. Y con ser tan grande, [115r] dice san Pablo que le salió pequeña respecto de la inmensidad de la gloria, quam Deus praeparauit y, etc.

A mucho se extiende la jurisdicción de la vista, pero a mucho más la del oído, porque, si mucho ve el ojo, no puede ver más de lo presente, pero el oído, lo pasado, presente y futuro. Sabemos por z el oído lo que en tiempo pasado hubo en el mundo, el reino de los caldeos, babilonios, etc., lo que la fee nos enseña, lo que los prophetas scribieron de lo porvenir. Pues, con abrazar tanto el oído, nunca oye tanto que pueda igualar a la grandeza de lo que Dios tiene aparejado. Neque auris audivit, neque in cor hominis ascendit a, que es gradación. Del oído pasa al entendimiento, en cuya comparación los sentidos son torpes y lerdos, porque, si los ojos ven lo presente y los oídos lo pasado y porvenir, paran ahí, no pasan adelante, pero el entendimiento vuela tanto que pasa a lo posible y a lo imposible, porque imagina una vida bienaventurada, quieta, con gozo, sin fin, un sosiego libre de toda zozobra; un mundo mejor y más hermoso que éste que vemos, si mejor se puede dar, cuya tierra sea de plata, montes de oro, los árboles smeraldas, las rocas rubíes, los ríos cristales. Pues, con ser tanto lo que el entendimiento puede fingir, nunca pudo abrazar ni comprehender los bienes que tiene Dios aparejados a los que le aman.

Confirma esta verdad aquel lenguaje del profeta Eccechiel en el capítulo 1, donde dice que vio la gloria a Dios en aquella visión de carro que vido con cuatro ruedas, unas enejadas en otras, y aquellos cuatro animales cubiertos de alas le iban tirando. Y cómo encima de él iba aquel hombre ametalado de oro y de plata, por quien san Gregorio entiende la persona [115v] de Christo compuesta b de dos naturalezas, divina c y humana 32; y cómo todo el carro iba echando chispas de sí. Y porque pudiera el entendimiento engañarse y entender que no había más que aguardar, ni otra gloria que esperar, desengañónos diciendo 33: Haec visio similitudinis gloriae Domini d; ésta es la estampa y el retrato de la gloria de Dios. Como quien dice: No es ésta la verdadera gloria de Dios, que ésa ni yo la pudiera decir, etc. Es un borrón, unos lejos, es una cifra, una semejanza de la gloria de Dios, que lo que tiene Dios preparado, etc., no se puede decir.

Fiáronle a Esaías no qué secreto, capítulo 24, que no se puede saber porque él no lo quiso decir. Y porque le debieran de dar priesa que lo descubriese, puesto el dedo en la boca y la mano en el pecho, empezó a dar voces y a decir 34: Secretum meum michi, secretum meum michi e. Donde el parafraste Caldeo vuelve de aquesta manera 35: Secretum praemium justorum nuntiatum est michi f; hanme dicho y hablado a la oreja el secreto premio de los justos, al cual llama secreto por estar ahora tan oculto y retirado, etc. Este es el premio que da Dios a los que le aman y sirven. Este se da a los pobres y éste se le dará a su charidad si cumpliere con sus obligaciones, etc.




asobre lín.



1Cf. Mt 27,34.



2Cf. Tob 2,5.



3Cf. Gál 2,20.



bms. iugo



cVivo-ego subr.



4Cf. Mt 5,1ss.



5Mt 5,3.



dBeati-etc. subr.



61 Cor 2,14.



7Cf. Jn 4,10-11.



eConstituit-durissimo subr.



8Deut 32,13.



fsobre lín.



gque-hoc subr.



9Sal 72,16.



hdonec-sanctuarium subr.



10Sal 72,17.



11Ex 3,5.



ial marg.



jSolve-tuis subr.



kLo-Dios al marg.



12Cf. Ex 24,10, con la versión opus lateris.



13Mt 27,40.



lSi-cruce subr.



14Cf. Heb 1,3.



15Cf. Mt 27,29.



16Cf. Jn 19,19.



17Transcribimos así la palabra original cairo. Cayro, «la gran ciudad en la Assiria, dicha antes Babilonia» (Covarrubias).



18Flp 2,21.



mOmnes-Christi subr.



nNatura-malum subr.



19Cf. Gén 8,21.



oal marg. ps.



20Cf. Sal 13,3; 52,4.



21Cf. Mt 16,24.



pal marg. Math.



qSi-me subr.



22Cf. Mt 5,1.



rsubr.



23Cf. Gén 3,24.



sscientes malum subr.



tsigue salió tach.



uJacob-illius subr.



24Sab 10,10.



vAmbulavimus-difficiles subr.



25Sab 5,7.



26Cf. Gén 48,9-15.



wlibro-mundi subr.



27Gén 41,51.



28 Hasta aquí todo el párrafo está copiado, con alguna que otra palabra cambiada, de P. DE VALDERRAMA, o.c., I Parte (Zaragoza 1606) (1.ª ed. 1602), 159v.



29Cf. Mt 5,1ss.



30Cf. Is 64,4. A partir de aquí el resto de la plática está tomado, casi textualmente, de DIEGO DE LA VEGA, O.F.M., Paraíso de la gloria de los Santos, II (Valladolid 1607) 412-415 («En la festividad y solemnidad de todos los santos»).



xNeque-se subr.



311 Cor 2,9.



yquam-praeparavit subr.



zms. que



aNeque-ascendit subr.



bms. compuestas



cms. divinas



32Cf. Homiliae in Hiezechihelem prophetam, lib.1, hom.2 (CCL 142,28).



33Ez 2,1.



dHaec-Domini subr.



34Is 24,16.



eSecretum-michi subr.



35 «Secretum praemium iustorum monstratum est mihi, secretum, vindicta impiorum revelata est mihi» (Biblia maxima, 9, 195).



fSecretum-michi subr.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL