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Plática a los hermanos persuadiéndoles a que estudien

Para persuadirles a sus charidades el cuidado con su studio, a quien trata de virtud y perfección no habían de ser necesarias muchas palabras. Bastaba saber ésa es la voluntad de Dios, expresada por la obediencia y prelado, que tenemos en lugar de Jesucristo. Lo segundo, el que no se ocupa en aquel fin para que es ordenado por la obediencia, es superfluo; y vive por demás, como dicen, ociosamente, etc. Lo tercero, considerar los premios que Dios tiene guardados a los tales, según de las letras sagradas se colige. Lo cuarto, la grande necesidad que hay de las tales letras en las comunidades y república.

La cual necesidad la explicó Cristo y dio a entender en los títulos y nombres que dio a los doctos. Entre otros, llamólos ciudad sobre monte alto, sal de la tierra y luz del mundo ¹. Ahora adviertan esa común diferencia que ponen entre las aldeas y las ciudades: que las aldeas [207v] siempre están menesterosas de todo cuanto hay y su provisión siempre les viene de las ciudades; en las aldeas todos son rústicos e ignorantes, etc. Y ese trabajo habría en nuestra Religión, si no hubiese letras y letrados: que se quedaríe hecha aldea menesterosa de muchas cosas, etc. Lo segundo es llamarlos sal. Hagan un guisado, échenle todo lo bueno que quisieren, fáltele sal, se ha de quedar desabrido, etc. Pónganme todas cuantas virtudes y mortificaciones y penitencias, quiten las letras y los letrados, todo se queda desazonado y desabrido, etc. Dic. Lo tercero, luz. Miren qué vale una casa sin luz, un aposento o iglesia sin ventanas: no vale sino para dar de ojos en medio del día, etc. Lo propio sería faltar letrados en la Religión: que andaríamos palpando en medio del día, etc. Dic.