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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
Un día que fui a ver a los hermanos, no con intento de hacer capítulo, sino por haber dado un hermano una a ocasioncilla para decir dos palabras
Una de las cosas más necesarias para regir y gobernar es la sabiduría. Y sin meternos en otros discursos y largas, hablando el Spíritu Sancto con los prelados, Sapientiae 6, dice: si ergo delectamini sedibus et sceptris, o reges populi, diligite sapientiam, ut in perpetuum regnetis. Diligite lumen sapientiae, omnes qui praestis populis 1. Una de las cosas para que yo juzgo que el prelado ha menester sabiduría, es para hacer diferencias de tiempos en el regir b y gobernar que ha de tener, del pan y del palo, tiempo de callar y tiempo de hablar. Tanto saber ha menester tener para callar como para hablar, que no siempre ha de andar vestido con la majestad y grandeza que tiene el rigor y gravedad del officio. Unos tiempos reciben a los reyes en los reinos con danzas y fiestas; otros entra [234r] con su espada o alfanje desenvainado delante.
Esto me parece enseñó el Spíritu Sancto en los Proverbios, capítulo 27: Diligenter agnosce vultum pecoris tui, dice, greges tuos considera: non enim jugiter habebis potestatem, sed corona tribuetur a generatione in generationem 2. Ha de haber tiempo que sólo sirva de mirar el prelado al rostro al súbdito, de considerar y atender. Non enim jugiter habebis potestatem; no siempre ha de traer enpuñada la spada. Y advierta que no por eso deja de ganar su sueldo, que en todo tiempo se le labra la corona: sed corona tribuetur, etc. Cuando el capitán está en centinela y mira y advierte, también corre su sueldo, como cuando acomete y derrama sangre.
Y aun por eso la debiera de llamar a la sabiduría lumen sapientiae 3. Veamos de qué sirve la luz que Dios crió, para que de esa manera el prelado se aproveche de la sabiduría. Lo primero que hizo la luz fue dividir las tinieblas de la luz 4, porque ninguna conformidad tiene la una con la otra, como dice san Pablo 5: quae conventio lucis ad tenebras? Que es decir que ha de tener prudencia y sabiduría para apartar lo bueno de lo malo, o los malos de los buenos, que entre ellos no se deje escándalo ni tropiezos, como dijo Cristo 6 de los que andan en la noche: qui ambulat in tenebris, etc. Y, por el contrario, qui ambulat in luce, non offendit 7. Quien vive y está entre buenos, no tiene cosa que le ofenda, que le estorbe, que le detenga. Antes la luz tiene esto: que convida a trabajar; ella es la que nos dispierta y aviva e incita a la labor. Exibit homo ad opus suum et ad operationem suam 8. Que esto es el exemplo del bueno, que, como es luz, nos está como [234v] reprehendiendo nuestra tibieza y sueño y convidando a que trabajemos, etc. Y, por el contrario, el malo a que durmamos, por ser tinieblas, etc.
Lo segundo que hace la luz es servir de relox verdadero que divide los tiempos y las horas. Veréis que se desconcierta el relox de la villa y no el de la luz, antes por éste regís el otro. Y de esto ha de servir el prelado, aprovechándose de la luz de la sabiduría, que ha de saber dividir los tiempos, como decía san Pablo [sic]: Tempus est porrigendi lapides et tempus colligendi 9. Ha de haber noche y ha de haber día. La noche se hizo para descansar y el día para trabajar. Que entienda el prelado que no siempre han de estar los súbditos con el azadón en la mano, que esa luz que tiene la ha de esconder a ratos, que no siempre ha de tener la spada enpuñada; que ha de haber tiempo en que el súbdito resuelle y descanse. Que sepa dividir y apartar los tiempos, que hay mañana y mediodía, mañana para salir de casa y mediodía —ubi cubes in meridie 10— cuando, sesteando sus ovejas, el pastor se recueste un rato y tome algún alivio. Y aun eso debe de querer decir: Non enim jugiter habebis potestatem, sed corona tribuetur 11. No siempre has de andar usando del poder que tienes, que, aunque descanses, la corona se labra y el sueldo corre. Y aun esto debiera de significar aquel traer Cristo el nombre de rex regum, etc., escondido y escrito en el muslo, según lo vido san Joan en el Apocalipsi 12. Bastábale venir en un caballo para que los que estaban a la mira temiesen no los atropellase sin sacar fuera la vara de alguacil que traía de rex regum 13. Y assí digo yo que para los siervos de Dios basta que su hermano venga hecho prelado, que eso es venir en caballo, sin que a las primeras vistas saque la vara y ande el echar mano y el prender, etc.
Todo esto he dicho para escusarme de lo que he hecho [235r] en esta venida, que sólo por fin ha tenido el holgarme con sus charidades, que no venía ni me pasaba por la imaginación hacer capítulo. Porque ahora unos pocos de días me parecíen acomodados para que se reposase y descansase a mediodía el pastor con sus ovejas. Muy olvidado estaba yo de este capítulo, si un hermano no me dispertara. Que, aunque es verdad que la noche se hizo para descansar, pero, si en casa se oye ruido y estruendo, obligación tienen de levantarse y tomar la spada al mejor del sueño y mirar si andan ladrones, porque ruido y de noche no son hombres, porque de noche los hombres reposan; de noche las bestias y los cachorros de los leones son los que se levantan, ut rapiant et quaerant escam sibi 14. Bestias son los que en semejantes ocasiones hacen ruido; robando deben de estar. Para una necesidad, no ha de haber noche ni reposo, porque el sueño del prelado ha de ser como el del león, de quien dicen c duerme los ojos abiertos 15, que, junto con descansar el cuerpo, esté velando el alma. Que es lo que dice el mismo Dios de sí proprio: Ego dormio et cor meum vigilat 16. Pero advierto que, no porque el prelado descanse, se ha de entender que huelga, pues dice corona tribuetur ei, etc., como decía denantes. Porque, cuando huelga y descansa, piedras coge; su tiempo se vendrá de tirarlas.
Considera vultum pecoris tui; ha de haber tiempo de solo mirar y considerar el rostro. Muy linda doctrina para los prelados. Deja los corazones a Dios. Homo vidit in facie. Mira si acaso ha salido la enfermedad al rostro, para la corregir y enmendar. Lo primero que hace el médico al enfermo es conocerle, considerarle, mirarle y tomarle el pulso antes que entre la sangría, etc. Y no por eso le dejan de pagar la visita, que la que él hace de mayor consideración es, [235v] la visita en que conoce al enfermo y la enfermedad. Y luego entran los remedios costosos para la casa y para el enfermo, pues le rompen las venas y sacan la sangre. Esto es lo que decía el Spíritu Sancto: Diligenter agnosce vultum pecoris tui 17. Lo primero que has de hacer antes de las sangrías, etc., es conocer tu ganado y considerarlo. Y si en la primera visita vieres que sale la enfermedad a la cara, usa de necesidad de la lanceta hasta que saque la sangre.
Exemplo de todo esto nos dio Cristo en su primera venida, que parece sólo vino a visitar los hombres, a mirarlos y conocerlos, a holgarse con ellos y recostarse al mediodía. Assí, cuando nace, nace en la noche, como quien dice: esta primera venida es para que los hombres descansen y reposen. Assí vengo manso y humilde. Escondido viene el Rex regum et Dominus dominantium 18, puesto en un pesebre 19, donde enseña callando. Y después, para más considerarse, iba de pueblo en pueblo, etc. Y en la cruz, cuando le ponen el Rex judaeorum 20, baja la cabeza 21. Como quien dice: no es tiempo ahora de mostrar poder y asombro; ahora es tiempo de mansedumbre. Pero, con todo eso, aunque el poder parece dormía, y la Majestad de Dios de tal manera reposaba y descansaba en la noche de esta primera venida, que dormía los ojos abiertos, como León del tribu de David, de suerte que, entrando ladrones en el templo, gente que compraba y vendía, cogió un azote o látigo, con que de ordinario suelen los carreteros herir sus mulas para que tiren bien y saquen el carro que está metido en algún cenagar. Assí el Hijo de Dios, viendo que los sacerdotes de carreteros que habían de guiar aquel pueblo se habían hecho sicut equus et mulus, quibus non est intellectus 22, bestias y mulas sin entendimiento, que, por haber echado por camino indebido, habían dado con aquel pueblo en atolladeros y barrancos, y ellos se habían hecho mercaderes, coge un [236r] látigo o azote y da tras ellos y échalos del templo 23.
Muy linda doctrina es ésta para el prelado: que, por manso que venga, por olvidado que esté de su poder, ha de ser de suerte que, si en la casa de Dios hallare algún religioso que, habiendo de ser carretero, por cuya vida los del siglo se han de regir y gobernar, hecho bestezuela que sólo se entró en la casa de Dios para sólo buscar su commodidad y su sustento y sus cosas, que tome un azote y dé tras ellos; y si a ellos no los echare de la Religión, por lo menos eche sus cosas y sus no tales costumbres. La noche se hizo para reposar y descansar, y con todo eso, el sancto rey David de tal manera descansaba, que no por eso dejaba de salir a la ronda hasta por los rincones de su casa; y al que hallaba cual no debía, trocaba el reposo en fulminar y sustanciar el proceso; y cuando amanecía o muy de mañana, ya tenía las horcas hechas. Et in matutino interficiebam omnes peccatores terrae, quia non habitabit in medio domus meae qui facit superbiam; qui loquitur iniqua, qui non direxit in conspectu oculorum eius 24. No ha de quedar en casa quien no anduviere derecho, qui facit superbiam, quien no entiende sino con poner un ídolo de pensamientos y trapos viejos para que los otros lo adoren.
El sancto rey David, en el asalto que dio a la ciudad de Sión, le dicen: Non ingredieris huc, nisi abstuleris caecos et claudos 25; no entraréis en la ciudad si no quitárades la vida primero a los cojos y ciegos. Que, según algunos interpretan 26, que la ciudad era tan fuerte que habían puesto en las puertas y murallas, para su defensa, la gente de menos consideración que había en ella, como eran cojos y ciegos. Y como haciendo burla, le dicen: no entraréis acá si no os apoderáredes primero de los cojos y ciegos. Estos cojos y ciegos significan qui ambulant vias non bonas 27. Y son los que guardan la ciudad y rancho [236v] de los tibios y flojos. Y si razón hubiera, no había de entrar un prelado en un convento hasta que hubiera echado de él los cojos y mancos. Porque, si la primera venida, como digo, es para descansar y holgarse, ¿cómo lo ha de hacer habiendo algún religioso que inquiete y desasosiegue? Y para ese tal se le puede decir: non omnibus dormio 28; duermo, pero no para todos. Descanso y reposo entre los buenos y velo para castigar los malos. El descanso de los súbditos es el prelado, porque, si es sal que duerme y luz d que alumbra y a los ojos enfermos da pena, y ciudad donde ahorcan y azotan, eso es para los malos, que los buenos con la sal se saborean y con la luz se recrean y en la ciudad descansan y huelgan 29. Ven aquí las dos cosas que arriba quedan dichas: castigo para los malos y premio y descanso para los buenos. Pero también advierto que el prelado también ha de tener algún descanso y aprovechamiento con los súbditos, que no ha de ser andar siempre tras ellos.
Después de haber dicho el Spíritu Sancto, en el capítulo 27 de los Proverbios, las palabras que arriba digo: Diligenter agnosce vultum pecoris tui 30, etc., donde, como queda explicado, le enseñan lo que ha de hacer y el provecho y el descanso que en él han de tener los súbditos, tapando a ratos su poder, luego en consiguiente añade en el mismo capítulo: Aperta sunt prata, et apparuerunt herbae virentes, et collecta sunt foena de montibus. Agni ad vestimentum tuum, et haedi ad agri pretium. Sufficiat tibi lac caprarum in cibos tuos, et in necessaria domus tuae ad victum ancillis tuis 31. Parece que le dan un arancel al prelado de los provechos que ha de tener en su officio. Lo primero, abriéronse los prados y parecieron floridos; y el buen labrador cogió sus mieses con el buen tiempo, en la primavera. [237r] Cuando calienta el sol, la tierra, que con las heladas del invierno estaba apretada, se abre, se ensancha, se desencoge, se desenvuelve, brota y produce sus yerbas y flores, arroja sus sembrados. Aperta sunt prata. Los prados con el buen tiempo abren la boca para alabar a su criador, y están con una boca llena de risa. Hacen meneos y dicen palabras de grande alabanza a su criador por el buen tiempo que les envía. Y ésta es la cosecha de que se regocija el labrador: et collecta sunt foena. ¡Oh mis hermanos, y qué lindo premio para el prelado! Sus charidades son prados, que, si hasta aquí han estado apretados con el tiempo del invierno, que ha sido riguroso en lo spiritual, ahora que ven venir a su prelado, que según razón ha de ser sol —pues luz los llama Cristo 32—, con bonanza calentando, abrigando, alegrando, holgándose, etc., ahora es cuando han de abrir sus corazones, ensancharlos, desencogerse con el buen tiempo y que se parezcan floridos, brotando palabras de alabanza a su criador, que es tan sancto y bueno que, si envía rigor de invierno y heladas cuando los prelados castigan, envía buen tiempo cuando los prelados vienen de paz a holgarse y regucijarse.
Este es lindo tiempo y premio colmado para el prelado: pretium agri haedi. El precio de los campos son los corderos, que es decir los prados se dan por contentos y pagados con ver los corderos gordos que en ellos se apacientan. Harto premio y paga para el prelado es ver que sus corderos, que se apacientan en esta sagrada Religión de la Sanctíssima Trinidad, están gordos y sanos. Otro provecho ha de tener el pastor de su ganado: agni ad vestimentum tuum; darte han lana tus corderos para que te vistas. Este es un admirable provecho para los prelados: que, si acaso, por no ser tales los prelados cual deben, estuvieren desnudos, que sus [237v] súbditos le den lana para que se cubra; que sea tanta la virtud de los corderillos, que ella cubra la tal desnudez. Y por cierto cabe en razón que, si el pobre pastor, por entrar su ganado por alguna espesura, se rompió y despedazó el vestido y quedó desnudo, que sean tales los aprovechamientos de los corderos que le den lana para que haga otro mejor y más nuevo. Declarémoslo bien.
Hay prelados que, por llevar por buena tierra a sus súbditos y que tengan buenos abrevaderos, finalmente por dar con su ganado donde dice Dios por el profeta Eccequiel: in pascuis uberrimis 33, en montes y en collados frescos, rompen su vestido y gastan su calzado y abarcas, cumpliéndose en ellos lo que dice la sposa: Posuerunt me custodem in vineis, vineam autem meam non custodivi 34. En tal ocasión hay obligación que el cordero dé su lana, haga un vestido nuevo para su pastor y se cubra su desnudez. Planta Noé su viña y de ella salió enbriagado y, assí enajenado, descubrió sus carnes en el tabernáculo. Como lo vido su hijo menor Cam, pater Chanaan, verenda patris sui esse nudata, nuntiavit duobus fratribus suis foras. At vero Sem et Japheth pallium imposuerunt in humeris, et incedentes retrorsum, operuerunt verenda patris sui, faciesque eorum aversae erant 35. Esto es lo propio que decimos: agni ad vestimentum tuum. Los buenos corderos han de vestir a su pastor. Particularmente si, por plantar la viña de que se han de aprovechar sus hijos, se enbriagó y desnudó, es razón en tal ocasión le echen la capa de sus hombros encima y vuelvan los rostros atrás, etc. Porque el que lo contrario hiciere imitando a Cam, dispertará Noé y, en fin, es padre y le dirá: Maledictus Chanaan, servus servorum erit [238r] fratribus suis 36. Maldición de sclavo le echa. Ahora adviertan por charidad la pena de la maldición: siervo de los siervos de tus hermanos; seas siervo y sclavo. Dos daños trujo la enbriaguez en Noé: la primera, que le privó de su libertad; la segunda, que lo puso desnudo y descubierto. Pues, en pena de que no te compadeciste de tu padre, castíguete Dios con la misma pena: seas sclavo, y no libre, de los siervos de tus hermanos. Lo segundo, siendo sclavo, bien desnudo andarás y dispuesto para que, no siendo quien debes, fácil te puedan enpringar. El súbdito que a su prelado no viste, ande desnudo. Y el que hizo burla de su prelado, como si fuera siervo, séalo él siempre sclavo de los siervos de sus hermanos. ¿Quién son los siervos de sus hermanos? Los sentidos y la sensualidad y este hombre exterior son los que los buenos tienen por siervos. Pues tú, que trataste como siervo al que era tu señor, seas siervo de tus sentidos y apetitos, y estés tan enbriagado que no sientas un daño y mal tan grande, etc. De manera que éste es el segundo provecho que tiene el prelado de su ganado.
El tercero es: Sufficiat igitur tibi lac caprarum in cibos tuos 37; conténtate con la leche de las cabras para tu sustento, sin que las quieras desollar para sustentarte de sus carnes. ¿Cuál es la leche de los religiosos sino la contemplación y los bienes que reciben de Dios, según lo que el mismo Dios dice: Ecce ego lactabo eam 38; Dios es el que da la leche? Pues conténtate con ver tu ganado puesto al pecho de Dios, recibiendo cada día nuevas misericordias. Este ha de ser tu sustento y hartura. No has de querer desollarlos y comer de sus carnes, como hacen los del siglo. Con leche se sustenta el religioso de los pechos de Dios [238v] y ese recibo del religioso ha de ser la leche que ha de sustentar al prelado. Et ad victum e ancillis suis. No se contenta con decir que esta leche baste para su sustento, sino que añade: et in necessaria domus tuae et ad victum f ancillis tuis 39. Como si dijera: no sólo con esta leche se ha de dar por pagado el hombre interior; toda tu casa, toda tu gente ha de estar con esto satisfecha. Has de procurar que, cuando un religioso toma el pecho de Dios y está dando esta leche, esto baste para que tú y el convento estéis satisfechos. O, si no, digamos el sustento del alma y hombre interior es esta leche; y hay algunos hombres que quieren de sus súbditos, para el hombre exterior y para los sentidos, gente de su casa, otro sustento, otro entretenimiento, otras fiestas, otras gracias, otros entremeses y fiestas. Conténtate con esta leche del súbdito, esta gracia te satisfaga, sin que busques otras. Este sustento sirva para ti y para tu casa y para tu gente.
Parece en este sufficiat, que aquí dice el Spíritu Sancto, es lo propio que Cristo dijo a Marta: sollicita es, porro unum est necessarium. Bien contenta estaba Marta con la oración y contemplación de María, pero no estaba satisfecha, y assí le dice a Cristo: dic ergo illi ut me adiuvet. Y Cristo le dice: porro unum est necessarium 40. Que es lo propio que aquí dice: Sufficiat tibi lac caprarum in cibos tuos, et in necessaria domus tuae et in victum ancillis tuis 41. Y aun me parece lo propio que Cristo respondió a sus discípulos cuando le trujeron de comer, cuando estaba con la Samaritana. Estaba nuestro buen Cristo satisfecho con la leche de aquella cabra, con la plática y conversación, con ver aquella oveja puesta al pecho de su doctrina, y dícenle sus discípulos: Magister, manduca. Y responde: otra comida [239r] tengo yo que comer 42. Que es lo propio que: Sufficiat tibi lac caprarum in cibos tuos. Y como la leche, cuando se come al pecho, no se ve, assí los discípulos no vieron ni entendieron aquel manjar y enpezaron a decir: Numquid attulit ei aliquis manducare? 43 ¡Oh qué linda doctrina para el prelado!: que engorde y coma con los aprovechamientos de sus ovejas; y cuando los súbditos dijeren: ¿cómo no come el provincial, el ministro?, que levante los ojos al cielo y diga a Dios: mi manjar sea hacer yo, Señor, tu voluntad. Sufficiat michi lac caprarum. Bástame, Señor, la leche de mis cabras, el verlas gordas y medradas y verlas puestas a tus pechos.
Y con esto, mis queridos hermanos, estaremos todos contentos y pagados: sus charidades, con el descanso que reciben con ver a su prelado que hace diferencias de tiempos; y el prelado, con ver a sus charidades aprovechados y que, a necesidad, vestirán a su prelado por si acaso anduviere roto por su bien. Y con esto podremos decir lo de los Cantares: Dilectus meus michi, et ego illi 44. El pastor para la oveja y la oveja para el pastor. Y Dios para entramos, que sea con nosotros por los siglos de los siglos.