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San Juan Bautista de la Concepción
Obras IV – S. Juan B. de la C.

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II

Fuente: JUSTO DE JESÚS, Ramillete, 52r-53v.

A FRAY JOSÉ DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, PAMPLONA

Madrid, julio de 1608

De nuevo es el propio biógrafo el que define el contexto de la carta, en estos términos: «En este tiempo 9 recibió una carta del venerable padre fray Joseph de la Sanctíssima Trinidad, ministro del convento de Madrid, que, como tengo dicho, había ido a fundar por orden de nuestro Sto padre a Navarra 10. En la cual le daba cuenta de lo que le había pasado en una fundación que le habían dado en Falces, en una ermita de la villa donde tenían sus cofradías; y de cómo la gente popular se la quitaron, como lo refiero en la vida del dicho venerable padre, folio 106 deste libro 11. La cual carta le sirvió a nuestro siervo de Dios de nuevo trabajo, porque a los siervos de Dios nunca les vienen un trabajo solo sino uno y otro, porque, como dice san Pablo 12, “los que viven piadosamente en Christo padecen persecuciones”, y no faltará la persecución si no falta el sufrimiento. A la cual nuestro Sto padre respondió y ordenó que, si tenía alguna cosa en Pamplona concertada sin concluir, dejase orden a los religiosos que habían ido con él para que la concluyesen y que él se viniese; y si no había nada, se volviesen hasta que Dios descubriese otro nuevo orden. Esta carta la hallé entre otras que el padre fray Joseph tenía, que, como ya dexo dicho atrás, desde Pamplona se las invié a Madrid. Y sólo saqué ésta, cuyo tenor es el siguiente»:

CARTA DE NUESTRO VENERABLE PADRE AL PADRE FR.
JOSEPH DE LA SS. TRINIDAD, MINISTRO DE MADRID

No , hermano ministro, si en ésta trate de consolar a vuestra caridad en su aflicción y pérdida o de consolarme a mí, pues por tantas partes es nuestro Señor servido de probar mis flacas fuerzas. ¡Sea él bendito para siempre. Amén! Que por todo le doy gracias.

Díceme vuestra caridad que en Falces la fundación que la mayor parte de la gente noble le había dado con su propia autoridad, los demás del pueblo con fuerza y a pedradas se la habían [52v] quitado. Todas esas piedras de resurtida venían a dar en mí y me herían más, pues, siendo en menoscabo de mi madre, a fuerza de ser mal hijo tengo de sentir su daño. Pero, considerando que Dios no hace las cosas a caso sino que de todas quiere sacar fruto, le doy gracias, que por esta causa me son dulces y agradables, como lo fueron a su sto protomártir Esteban. Y digo con él: Domine, ne statuas illis hoc peccatum 13. Hermano, si por allá ha habido piedras y pedradas, por acá hay navajas que hacen más mal y quitan la vida con grandíssimo sentimiento. Confieso que en enviar Dios estos golpes, no es ira sino amor. Que, así como la malquerencia suele halagar, el amor reñir y castigar. Y «mejores son, dice la Escriptura, las heridas dadas por quien ama que los falsos besos de quien aborrece» 14.

He considerado, hermano ministro, que hacemos grande agravio, a quien con amorosas entrañas nos reprehende, en pensar que, por querernos mal, nos persiguen. No nos olvidemos que entre el Padre Eterno y nosotros es medianero nuestro Señor Jesucristo, por el cual somos amados y atados con tan fuerte lazo de amor, que ninguna cosa lo puede soltar si nosotros no nos soltamos por la culpa del peccado mortal. No se nos olvide tan presto que la sangre de Jesucristo da voces pidiendo para nosotros misericordia y que su clamor es tan alto que hace que el clamor de nuestros peccados quede muy bajo y no sea oído.

Si allá en esa villa nos quita con que no fundásemos ni que ese convento fuese adelante, por acá nuestro común enemigo, envidioso de que nuestra sagrada Religión fuese creciendo y aumentándose así en lo temporal como en lo espiritual a, ha procurado con calunia poner impedimento para que no fuese adelante el progreso de ella y para esto darme visitador de otra orden, que es el confesor del duque de Lerma 15. Que, como hombre flaco, no dexo de sentirlo, si bien por otra parte tengo muy asentado en mi corazón que Dios tiene este negocio [53r] a su cargo pues es suyo.

Pero, como la flaqueza nuestra sea tal que con demasiados temores se congoxa pensando que Dios nos ha olvidado, sírvanos de consuelo lo que el Señor dice por el propheta Isaías desta manera: «¿Por ventura puédese olvidar la madre de tener misericordia del niño que parió de su vientre? Pues si ella se olvidare, yo no me olvidaré de ti, porque en mis manos te b tengo escripto» 16. ¡Oh escriptura tan firme, cuya pluma son duros clavos, cuya tinta es la misma sangre del que escribe y el papel su propia carne! Y la sentencia desta letra dice: «Con amor perpetuo te amé y por eso con misericordia te atraxe a mí» 17. Tal pues escriptura como ésta no debe de ser tenida en poco, sino conviene que nos conformemos con la voluntad de Dios, pues él lo permite.

Y no conviene turbarnos por cosa de éstas, que a cargo de Dios estamos; y lo está que su Religión vaya en aumento. Y pues todo viene dispensado por las manos del que por nosotros fueron enclavadas en la cruz, lo regirán de suerte que este trabajo resulte en mayor gloria suya y honra de nuestra sagrada Religión. Y si los hombres procuraren otros fines fuera de lo que Dios tiene ordenado, él sabrá cortar los pasos. Y si esa fundación no tuvo efecto, Dios nos dará otra que sea mejor. Y pues nos está mandado de parte de Dios que en ninguna cosa desmayemos, vamos a él fiados de su palabra y pidámosle favor, que verdaderamente nos le dará.

Vuestra caridad se venga c luego, que ya tengo escripto al hermano ministro de la Bienparada que, pues en aquel convento respecto de las muchas enfermedades que hay no se puede guardar nuestro instituto, que le dexe y se vaya a Pamplona 18; y los d bienes movibles que él no pudiere llevar donde va, los dexe en Salamanca. Que también tengo escripto al hermano ministro de aquel colegio 19 [53v] invíe con los jumentos por lo que hubiere en la Bienparada. En el entretanto dexe encargado a los religiosos lo que deben hacer.

Nuestro Señor a sí mismo, etc. Madrid.




91608, durante la visita apostólica.



10 Sobre los orígenes de la fundación en Pamplona, véase ANTONINO DE LA ASUNCIÓN, Datos para la historia de la provincia de la Inmaculada Concepción de la Orden de los Descalzos de la SS. Trinidad (Roma 1916) 1-8.



11Cf. Ramillete, 106r.



122 Tim 3,12.



13He 7,59.



14Prov 27,6.



acorr. de 2m. spiritual como en lo temporal



15Fray Andrés de Velasco, franciscano observante. Sobre la visita apostólica especial que realizó a la descalcez trinitaria, cf. Carisma y misión, 356-376.



bms. ten



16Is 49,15-16.



17Jer 31,3.



csigue lue tach.



18 Se trata del toledano y ex-calzado fray Clemente de Santa María († 21-II-1609), primer seguidor del Reformador. Datos biográficos en Crónica I, 211-214.



dsigue los tach.



19Fray Francisco de la Cruz.






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