Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
San Juan Bautista de la Concepción Obras I - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
|
|
CAPITULO 19a- De otros medios que suele tomar el demonio para obscurecer la pureza de la vida extraordinaria que pone Dios en sus siervos
1. No hay dudar de que este hombre exterior es muy más débil y flaco que el hombre interior y que se desconpone y perturba con mayor facilidad que el interior. Es, a mi parecer, como unos relojillos falsos, que cada momento se desbaratan. Y si por él hubiésemos de regir siempre el hombre interior, es certíssimo viviríemos sin orden y sin concierto. Sujeto a sí este cuerpo -[que] está para rezar, contemplar y tratar de Dios- es certíssimo siempre nos diría que [58v] no era hora porque, como sus ruedas son tan toscas y recias, ruedan y caminan a espacio. Así, es necesario que muchas veces el hombre interior siga y se rija por otro relox superior, sin aguardar al exterior que dé la hora. Quiero decir que no debemos siempre aguardar al acuerdo, a la salud, fuerzas y gana de este hombre exterior, porque pocas o ningunas veces lo hallaremos dispuesto para aquello que el alma quiera. Siendo, pues, así, que es fuerza quien quiere caminar y adelantarse en la virtud no aguardar siempre a compañero tan lerdo, es fuerza haberlo de traer tras nosotros arrastrado, desganado, maltratado, descompuesto y alborotado, de suerte que, quien mirare a este hombre exterior, muchas veces juzgue mal del interior pareciéndole goza también el interior de la descomposición y desorden exterior.
2. Pongamos exemplo con la doctrina común de los theólogos, los cuales dicen que en los actos elícitosb, que son los interiores, no puede haber exceso, pero en los elícitos, que son los exteriores, sí1. Como deseo de hacer penitencia, de mortificación y humildad, no puede este deseo interior ser tan grande que pase de raya, pero en los actos exteriores sí: tantas y tales mortificaciones podría hacer un hombre y tanta penitencia que fuese exceso. Ahora pues, caminando el spíritu interiormente por su camino, que no tiene raya ni término, quiriéndole acompañar el cuerpo, que tiene su término, llegó a su raya y, por querer pasar, dio en exceso de suerte que le fue fuerza descomponerse y alterarse; de suerte que, quedando el hombre interior bien compuesto y ordenado, exteriormente pareció descompuesto y desordenado.
3. Aquí es donde yo digo que el demonio en los grandes siervos de Dios entra con otra astucia a descomponerlos y desacreditarlos, quiriendo por la descomposición exterior de un rato en cosa que, siendo su causa tan sancta, no puede ser culpable, hacer que parezcan locos, desatinados, sin razón ni juicio, que hicieron cosas sobre sus fuerzas que resultó contra su salud, su vida, su honra; de suerte que de allí en adelante quieren manchar y macular la vida pura, sancta, inocente y [59r] penitente, diciendo que en las cosas que hace no procede con la razón y discursos que debe, y que son obras sin registrar.
4. Bien entiendo que esto dura por pocos días, porque después el tiempo desengaña, si no es que acertó a caer en hombres tan ciegos y tan enemigos de la virtud ajena, que eso quisieron tomar por ocasión para murmurar y desacreditar a sus hermanos y que así con su vida y exemplo no hagan provecho. Bien pudiéramos poner exemplo de esto en muchas personas, y de nuestro tiempo y en nuestra religión, pero porque son vivas no quiero. Sólo digoc lo del hermano Juan de Dios, el de Granada, a quien por mucho tiempo persuadió el demonio era loco, y por tal fue tenido y curado2: sólo por ver que exteriormente borraba la raya y límites de quien los del mundo llaman razón, cortesía, pulicía, honra, comedimientod, crianza, miramiento y otras cosas que, por guardarlas y no tocar a ellas, los del mundo jamás acaban de servir a Dios, porque nunca acaban de concertar todas estas cosas que digo con el entregarse de veras y darse a la virtud, sin reparar en tanto melindre como el día de hoy es menester para vivir entre las gentes. Sino que es fuerza, si un siervo de Dios ha de hacer lo que debe, haya de borrar y poner aparte tantas cosas como exteriormente le pueden impedir. Bueno fuera que a uno que ha de danzar le pusiéramos en el suelo muchos güevos derramados, y que le dijésemos: dance vuestra merced con tiento y mire no quiebre. Muy bien danzaría por cierto: quien sólo ha de tener cuenta con sus mudanzas, sones y contenencias ¡que anduviese turbado con los ojos mirando dónde pone los pies!
No hay cosas más delicadas ni güevos más quebradizos que la honra, la crianza, la cortesía, comedimiento y el decir de las gentes. Pues digámosle a un alma sancta aquellas palabras que el sposo dice a su esposa en los Cantares: Revertere, revertere sunamitis, ut intuamur te3. Vete y vente, alma sancta, dad unas vueltas y mudanzas, que estamos puestos para miraros. Y cuando al son que os hiciere el cielo hiciéredes penitencia, os mortificáredes, despreciáredes, oráredes y tuviéredes contemplación, mirad dónde ponéis los pies, no piséis la honrae, no quebréis la salud o perdáis la vida; que los que no saben de estas mudanzas, [59v] quiebras y contenencias es cierto que, cuando vieren que vais contra alguna cosa de éstas, han de decir que sois loco, desatinado, perdido, sin seso y juicio, y con eso han de querer macular vuestra vida.
5. Ahora pregunto yo a los que esto juzgan y en sus personas quieren labrar a dos haces: cumplir con Dios interiormente y con el mundo exteriormente. Dicen que ser sanctos y mirar por la honra, ser penitentes y guardar el qué dirán, andar enbebidos y ocupados en Dios y ser commedidos y bien criados, que esto es querer labrar a dos haces. A éstos quiero hacer una o dos preguntas. ¿Cuándo se ha visto labor a dos haces, que la una sea de una manera y la otra de otra manera? ¿Cómo era posible que por la una parte estuviera labrada una boda y un convite, y por la otra una guerra y batalla? Yo téngolo por inposible, porque en estas labores una aguja y una propia hebra con unos propios lazos hace la labor de adentro y la de afuera. Pues veamos y preguntemos a los del mundo cómo quieren con unos propios dibujos y labores de penitencia y de mortificación labrar elf alma y conservar estas cosas que decimos exteriormente, ser honrados de los hombres del mundo y por de dentro desear serg despreciados por amor de Dios, andar interiormente recogido y cumplir exteriormente con los hombres, acudir a Dios y acudir al mundo. No es posible eso, toda lah labor ha de ser de una manera: ¿hay mortificación interior?, pues a ésa ha de corresponder otra exterior; recogimiento interior, recogimiento exterior. Digan lo que dijeren, quiébrese lo que se quebrarei, tengan por locos y desatinados, que todo ha de andar a una, el hombre interior y el exterior.
6. Lo segundo que yo quería preguntar era: si quisiésemos scribir en un papel falso, malo, mojado o de estraza, seríe dificultoso escribir en él por entramas partes, porque la letra que se pasa de una parte a otraj lo que se escribiese por de dentro borraría por de fuera; y así habíe de ser fuerza que la una parte se quedase en blanco y se escribiese la otra. ¿Qué otra cosa esk el hombre sino un papel falso, húmedo, mojado, de estraza, hecho de trapos viejos molidos [60r] juntos y amasados en el vientre de su madre? Así lo dice Job: Memento, queso, quod sicut lutum feceris mel4. Lo primero que este hombre hace, viendo que este papel lo puso Diosm como tabla rasa y papel blanco en las manos de su consejo para que en él scribiese bueno o malo, ignem et aquam ad quod volueris5, etc., lo primero que hace es dibujar, pintar y escribir esta parte exterior, componerla con honra, majestad y grandeza, cortesía, pulicía, crianza y otras cosas que acá llamáis de hombres honrados. Ahora pues, siendo así que este hombre es papel de estraza que se pasa de una parte a otra, ¿no es llano, hermano mío, que si scribes por de fuera honra, cortesía, crianza y recato, que todo eso se ha de pasar adentro? ¿Y que, si por de fueran buscas honra, has de andar por de dentro lleno de honrado? ¿Y si quieres ser comedido con los hombres, has de andar por de dentro atestado de comedimientos y crianza? Esto es fuerza, porque el papel en que se escribe es de estraza. Y más hace: que, como la letra que por de fuera se escribe se pasa adentro, borra lo que por de dentro vos quisiéredes scribir, estas cosas de honra exterior que buscáis borran la virtud y recogimiento interior, de suerte que, por el propio caso que queráis ser hombre mirado y recatado con los demás, no podéis traer recogimiento interior, etc.; y por el contrario, el alma sancta, que gusta y quiere componer su espíritu, hermosearlo y escribirlo de virtudes, es fuerza que esas virtudes interiores, esa humildad y desprecio que adentro se escribe, ha de pasar el papel y salir por de fuera y borrar lo que por esa parte estuviere scrito, borrar los cumplimientos y crianzas del mundo. Y así, los siervos de Dios, que con veras gustan y quieren acudir a estas principales obligaciones, scriben por de dentro, procuran componer sus almas de virtudes y no reparar se queden por de fuera en blanco, sin honra, sin cumplimientos y crianzas que en el mundo se acostumbran.
7. Pues, viniendo a nuestro propósito y a las tragantonas que el demonio pretende dar en estas ocasiones deslumbrando la vida de los justos, a quien mostrándolos por de fuera borrados, sin esa honra, sin ese cumplimiento, etc., persuade que es gente perdida, gente desatinada y desaprovechada, sin razón [60v] ni juicio, pues así borra scritura exterior que tanto en el mundo se estima, o se queda en blanco sin hacer caso de cosa alguna gustando de ser verdaderamente pobre en todo y, por no macular el interior, estar de veras desembarazado de todo lo exterior.
8. De aquí suele el demonio levantar una cruel y terrible persecución contra estos de quien ahora voy hablando, haciendo los desestimen y tengano por locos, desatinados, tontos, insensatos, y los persigan como a gente desaprovechada que ni sirve a Dios ni al mundo. Y esto es de suerte que, si estas tales personas que así exteriormente se descompusieron no quedaron con mucha virtud interiormente macizap, aferrada y de dura, los hace titubear y aun trai alcanzados de cuenta; de suerte que es menester encomendarlos a Dios la den buena de lo que primero enpezaronq, porque es cierto ésta es una persecución que ha hecho a muchos volver atrás.
9. Por tanto aconsejaría yo a las personas que tratan de Dios que, antes que se vean o muestren estos excesos o descomposturas exteriores, estén por de dentro muy macizados, prevenidos y fortalecidos para este trabajo y tribulación, que es muy cierto le ha de venir. Y permítelo Dios para apurar la virtud y la intención de esta tal persona: si fue verdadera, si cuando, por adquirir la virtud interior, despreció la honra; ver se ha si fue de veras no cuando tú la dejaste y despreciaste -que eso su engaño pudo llevar consigo-, sino cuando el otro te desprecia y aniquila, cuando te baldona y da del pie, cuando dice que eres loco y desatinado, porque, si en la persecución que exteriormente se te levanta sientes, no fue la scritura interior verdadera, pues de veras no borró lo que tú sientes te quiten y deshagan.
10. Digo más, que es un acto grandíssimo de fortaleza volver del todo las spaldas a estas cosas exteriores por ser las armas con que de ordinario el demonio pelea y las defiende como cosas con que ha de ofender, y ser causa de que sea perseguido de todos los hombres, probado de los buenos y perturbado de los malos.
11. Una vida ordinaria bien se conserva y lleva entre los hombres, pero quererse un hombre particularizar en vida extraordinaria prepárese para la tentación, que el despreciar la honra no es dejar y despreciar estas cosas exteriores, sino, siendo sancto y siervo de Dios y señalado en vida, ser tenido por hombre malo, loco y peccador; que tanto es más la deshonra cuanto es más lo que se desprecia, y despreciarle la virtud y lo que con tanto trabajo adquiere, eso es la mortificación. [61r] Jhs. Mª
|
a ms. 19 capítulo b ms. ilícitos 1 Cf. STO. TOMÁS, Sum. Th., 3 q.84 a.8; según santo Tomás, se distinguen actos elícitos (interiores) y actos imperados (exteriores): Ibid., 1-2 q.1 a.1 ad 2. c ms. dio 2 Cf. CASTRO, F., Historia y sanctas obras de Juan de Dios, Granada 1585, c.IV. d corr. de comedimiendo 3 Cant 6,12. e sigue la tach. f sigue ho tach. g sobre lín. h sigue de ser tach. i corr. de quebraren j ms. oratra k corr. de este l Así-me sobre lín. y al marg. 4 Job 10,9. m sigue en la tach. 5 Eclo 15,17: "Apposuit tibi aquam et ignem, ad quod volueris porrige manum tuam". n ms. fueras o y tengan sobre lín. p corr. q ms. enpeçadoron |
Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL |