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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL CONOCIMIENTO INTERIOR SOBRENATURAL
      • CAPITULO 23 - El conocimiento extraordinario es más o menos cierto según se trate de personas o cosas comunes o singulares
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            CAPITULO 23 - El conocimiento extraordinario es más o menos cierto según se trate de personas o cosas comunes o singulares

 

            1.         Para que sepamos que los dones en esta especie y materia serán más ciertos y menos ocasionados a los juicios humanos, amigos de echarlo todo a mala parte, quiero que notemos dos cosas: la primera, la persona que tiene esta luz y conocimiento si es persona singular o universal, si es súbdito o prelado; [la segunda], si el conocimiento que tiene es acerca de su persona y cosas singulares o si es acerca del officio y cosas comunes. No hay dudar sino que cualquier conocimiento en una persona común, que sea conocimiento extraordinario, será muy más cierto que en una persona singular; como cuando prophetizóa Caiphás que convenía que Cristo muriese, no pereciese todo el mundo; da el Spíritu Sancto la razón de su prophecía diciendo: Cum esset pontifex anni


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illius1, que por tener officio universal y común le conpetió el tener aquel conocimiento.

 

            2.         No hay dudar sino que Dios tiene particular cuenta con los prelados, con los que rigen y gobiernan, que en fin, como personas comunes en quien todas las personasb de la república tienen sus partes, no hay dudar sino que habiendo muchas personas buenas merecedoras de que no les quepa mala parte, la pondrá Dios buena en el prelado y persona común. Cuando por su parte no lo merezca, por la parte que cabe a los buenos que tiene debajo de su jurisdicción, se la dará, porque los prelados y personas communes no son otra cosa sino unos arcaduces por quien Dios pasa y communica los thesoros de sus misericordias a los súbditos, entre quien se hallan muchos humildes de corazón.

 

            Podríamos poner exemplo en la Encarnación [70v] del Hijo de Dios. Que, tiniendo Dios prometido al mundo tanto bien como era darles a su Hijo y encaminar este bien y merced porc sus abuelos y progenitores, habiendo algunos como hubo grandes peccadores, no quiso que allí se estorbase y detuviese tanta misericordia, sino que, siendo tanta la fuerza de su promesa, no paró en los muchos estorbos que pudo hallar en tantos padres como hubo en aquel linaje homicidas, adúlteros y idólatras, sino que pasó hasta el fin y lugar determinado. Bueno fuera que, si Dios tiene determinado de hacer bien a esta communidad y darle particular luz, que por ser yo malo la detuviera y estorbara. Mucho inporta un buen prelado, pero si es malo, más poderosa es la bondad de Dios para nos hacer bien que nosotros somos poderosos para estorbarlo ni detenerlo.

 

            3.         Así es certíssimo que, tiniendo uno officio común, se ha de mirar mucho eso para considerar sus palabras, sus consejos y la luz sobrenatural con que Dios puede iluminar su entendimiento en orden a regir y gobernar su communidad. De suerte que, siendo uno prelado si viéremos que manda y ordena algunas cosas sobre su prudencia y saber, en esta tal persona más hay que examinar lo que ordena que no la persona que lo ordena y manda, pues la obligación que tiene Dios de acudir a muchos puede desestorbar los inpedimentos que hubiere en los superiores. Que pienso yo debe ser ésta la razón por qué san Pablo dice que obedezcamos a nuestros prelados y los honremos2, aunque sean díscolos y malos, porque siendo malos aún son arcaduces y archivos por do pasa el bien de los súbditos y en quien está depositada la disposición de las cosas que a su communidad pertenecen. Bueno fuera que Elías3 y san Antonio4 no quisieran comer el pan que el cuervo les traía porque era cuervo. Examina tú el pan que has de comer, y deja el panadero que lo trai, vende o amasa. Es tan grande el deseo


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que tiene Dios de nos sustentar con el pan de su doctrina y consejo que, siendo para ello necesario darlo y communicarlo por un Caifás y hombre malo y depravado, no reparará en eso.

 

            4.         Digo más, que, si la luz que un prelado tuviese fuese acerca de cosas singulares o acerca de sola su persona, habríe más que dificultar respecto que [demás que] esa luz que Dios dio para ese fin singular con modo extraordinario y sobrenatural, tiene Dios otros muchos modosd ordinarios con que acudir a eso sin desencuadernar y desencajar las cosas de su camino ordinario y llevarlas [71r] por vía extraordinaria, como es el camino de revelación. Y así para estas cosas singulares digo que habríe muy bien que examinar respecto del peligro que consigo trai la tal revelación de ser ociosa, pues por otro camino Dios puede remediar aquello. Pongamos exemplo. Está uno en pecado ye cierta persona tiene revelación del tal estado y de irle a decir que se enmiende. Esta revelación se debe examinar por ser singular, digo acerca del bien de una persona, y porque Dios por millares de caminos llama y convierte los peccadores, que son como infinitos los modos que cada día está hallando de su altíssima sabiduría para que nosotros dejemos los muchos modos con que cada día le ofendemos; y quien por tantos caminos ordinarios llama y convierte a sí almas peccadoras, es bien mirar qué necesidad hubo de aquel medio extraordinario. Que pudo ser la tal persona estuviese tan obstinada y dura que fuese necesario criar Dios prophetas que, con luz del cielo y palabras sensiblesf y exemplos visibles, lo convirtiesen; como lo hizo Dios con David en el peccado de adulterio con Bersabé5 y en nuestros tiempos lo ha hecho Dios con muchos sanctos, que les ha dado luz de algunas culpas de desesperación de otras personas y los ha sacado al encuentro del camino que llevaban para poner en ejecución su pecado y los han detenido y estorbado.

 

            5.         También se ha de examinar aquí la persona, porque muy ordinario es, para un fin tan particular como es ganar un alma, no lo habíe Dios de cometer a quien la suya la tuviese perdida.

 

            6.         También se debe considerar si la persona que tiene esta luz es persona singular a quien Dios no le compete ni tiene que ver con las cosas que interiormente le han encargado, porque en eso puede haber alguna duda, por parecer o no conocer ahí más razón de que la luz se dé a esta persona o a otra.

 

            7.         Concluyo esta materia con decir que en todos los estados puede y acostumbra a hacer Dios singulares mercedes dando luz extraordinaria y sobrenatural a los hombres, para que se enmienden, para que más le alaben y le bendigan y, conociéndolo más, más le amen. Porque una de las infinitas perfecciones que el Padre eterno tiene, según lo que Cristo dice, es hacer salir el sol sobre buenos y malos6, que es dar luz y enllenar los entendimientos de claridad ordinaria y extraordinaria.


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Bien es que se examine la luz extraordinaria que uno tuviere y se sepa quién es la causa y quién la envía, pero en la vida [71v] del que es alumbrado, ¿quién te mete, pues es verdad que esa luz -como está dicho- la da Dios y puede dar a hombres malos? Esto digo por el engaño que de ordinario suele haber en los hombres, llamando indimoniados a los que, no siendo en la vida muy sanctos, tienen alguna particular luz.

 

 

 

 




a  corr. de propehetiçó



1 Jn 18,13.



b nas sobre lín.



c  rep.



2 Cf. Tit 3,1; Rom 13,1.



3 Cf. 1 Re 17,6.



4 Cf. S. JERÓNIMO, Vita S. Pauli primi eremitae (ML 23,25).



d sigue con que tach.



e  sigue Dios des tach.



f  ms. sensilles



5 Cf. 1 Sam 12,1-15.



6 Cf. Mt 5,45.






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