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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
      • CAPITULO 2 - En que se prosigue la misma materia, y dan otras razones por qué Dios desnuda a un alma de sus divinos consuelos y la tiene tan suspensa
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CAPITULO 2 - En que se prosigue la misma materia, y dan otras razones por qué Dios desnuda a un alma de sus divinos consuelos y la tiene tan suspensa

 

            1.         Advierte, más de lo dicho, cuando te vieres sin estos divinos consuelos [81r] o entretenimientos de mi cruz, que todo es hacienda mía y que sólo está hipotecada a mi palabra y misericordia: por ella sola hago yo dignos de tanto bien a las almas. Y es menester que sepan


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que, mientras viven en este mundo, son bienes libres que los puedo dar y quitar cuando a mí me agradare; y que sepa un alma es rica no con bienes suyos, sino míos, y que por tales los reconozca volviéndolos a su dueño a cierto tiempo. Y que así se humille, considerando que nada tiene que no lo haya recebido y que todo lo bueno es de arriba. Es menester que los hombres mientras viven no aleguen propiedad y posesión en los bienes que poseen, sino que reconozcan a su dueño y señor legítimo. Que como yo soy "Padre de piedad y Dios de todo consuelo"1 que sólo ese fin tengo, y ese peligro sólo se ofrece de parte de los hombres, que son olvidadizos de los enpréstitos que les hago, en dispertándoles la memoria y avisándoles del caso, luego les vuelvo los propios gustos o cruces en que tenían su entretenimiento todo muy mejorado, porque, en reconociéndolos yo por buenos pagadores, no me duele poner en su poder las prendas de mi cruz, que vale cielo y gloria. Así cuando tú, esposa mía, te vieres despojada de tanto bien como dices poseías en tu vida primera, cuando trocaste gustos celestiales por mi cruz y luego la cruz la tornaste a su dueño, disponte, que aparejado estoy para tornarte esos propios gustos engastados en la misma cruz y otros mayores, porque son bienes que sólo los tengo para con ellos hacer bien a los hombres.

 

            2.         Advierte también que, cuando te quejas porque no tienes cruz, cruz tienes y cruz más viva y perfecta que otras veces. La cruz que tienes es un dolor, sentimiento y amargura porque no tienes cruz, una pena interior de verte sin la cruz ordinaria y conocida; y por eso es mayor, porque es nueva y no se conoce, comoa la enfermedad vieja, que ya se fue habituando en una persona, menos la siente que la indispusición nueva. Y, si no, dime, ¿qué más tiene llorar porque no lloras, o llorar porque lloras; estar amarga y triste, o estar triste porque no estás triste y afligida por tu Dios? Yo pienso que estas segundas son penas más perfectas, porque amas tanto la cruz que la absencia de ella te trai crucificado. Y éste es [81v] un particular seguro que yo de ti tengo, porque nadie así me asegura un alma como tenerla asida y pegada a mi cruz. Y si por tiempo esta cruz faltare, que en fin a mis siervos las penas no les han de ser perpetuas, es gran cosa que tú sepas hacer otra cruz, remendar la que se rompió y tornar a atravesar los palos que se igualaron y deshicieron; y que en ti no sólo haya la cruz que yo pongo, sino que, si ésta alguna vez por mi gusto y porque tú descanses la deshago, estés tú tan habituada y hecha y tan amiga de padecer por mi amor que ese deseo brote y ponga en ti una cruz ascondida, la cual tú nob conoces porque, como es hecha por tus manos y engendrada por tus deseos, no sabes cómo es. Sólo sabes y conoces tus amarguras y trabajos, nacidos de que no tienes los trabajos que tú quisieras.


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            Quiérote decir cómo es esto. Mira: si a un hombre lo crucificaran y enclavaran en un madero y, después de bien enclavado, estirados sus miembros, secas y enjutas sus carnes y coyunturas, le quitaran la cruz, éste es llano que quedara crucificado sin cruz y con más penas que cuando estaba pegado a ella; porque, en fin, aquellos palos le ayudaban a sustentar el peso del cuerpo, y ahora quedóse sin esa ayuda y báculo, y crucificado, porque no puede encoger los nervios ni bajar los brazos. Si éste llorase por su cruz, no le podíamos decir: no llores, que si cruz quieres cruz tienes, sino que está enbebida y metida en ti propio. De esa misma manera te pasa a ti. Doyte una cruz que te trai enclavada, asida, tirada, levantada y bien penada; cuando me parece, quito el molde y la cruz donde se hizo ese crucificado, pero ya la imagen queda hecha, y tú tan llena de penas que son mayores porque no tienes las antiguas, pues ésas te ayudaban a sustentar el peso de otras penas; y dejaron estas segundas penas solas, quedando como colgadas del aire, y a mí afligida y sin reparo.

 

            3.         Y si te pareciere, cuando así te vieres y no te entendieres ni supieres qué estado es el que tienes y padeces, cuando te ves en calma sin gustos y sin penas, considera que no has de entender tú todos mis juicios ni alcanzar todos mis secretos ni apurar mi sabiduría; [82r] rinde tu entendimiento, déjate llevar. Que el pasajero que pasa a las Indias no ha menester saber el modo que tiene en regir y gobernar su navío, por qué unas veces lo para y detiene y otras veces lo hace volar, unas veces camina con grande tiento y otras con furia, unas veces le bajan las velas y otras las suben, estienden y levantan: no es officio del pasajero aprender el por qué de tantas menudencias, esa es ciencia de por sí. La suya es caminar y pasar su viaje sujeto al patrón y marinero, que ellos, que llevan la aguja y carta de marear, conocen las diferencias de los tiempos, prevén los altos y bajos de la mar; ellos darán cuenta de mi persona y riquezas que llevo. De esa misma manera tú caminas a mi cuenta. No has menester escudriñar las mudanzas que en tu persona vieres, por qué un día caminas a spacio, por qué otro a priesa, por qué un día con temores y con tiento y por qué otro vuelas, por qué un día a fuerza de brazos y remos y otro a velas tendidas: eso no es de tu ciencia; yo soy a cuyo cargo está tu persona y bienes. Tú no debes más que callar, rendirte y dejarte llevar, que el patrón del navío, después de tantas mudanzas, te pondrá en puerto seguro.

 

            Esta es la razón por qué la Scritura en tantos lugares a mis siervos llama niños: unas veces niños del pecho2, otras veces que están naciendo3 y, otras, que en el vientre se están engendrando4. En ninguno de estos tres estados el niño hace más ni sabe más de lo que le administran: si le dan de comer, come, y si no, ayuna; si lo train en brazos, anda, y si le dejan, para. Vive y está siempre con grande conformidad de


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quien lo rige. Así has tú de ser sujeta y rendida a mi querer: cuando yo te diere a beber mis divinos consuelos, los has de recebir y no desechar; cuando a comer, no has de ayunar; cuando te parece te olvido, conviénete holgar; y si sintieres amarguras, no las deseches; que te conviene purgar estando sujeta y rendida a todas estas diferencias de acciones y pasiones, como niño pequeño que te estoy engendrando, pariendo y criándote, que muy sin pensar te hallarás por estos caminos en estado perfecto, y me darás mill gracias por la infinita sabiduría y altíssimos consejos con que te regí y goberné.

 

            Mira el labrador en el trato de sus viñas y trigo que siembra: cómo unas veces abre sus viñas, les aparta la tierra, otras las abriga y se la llega; unas veces [82v] corta los sarmientos, otras les pone horquillas y endereza; unas veces levanta los racimos del suelo no lleguen a la tierra, otras los arroja en el lagar y los pisa. Lo propio hace con el trigo: que, sembrándolo, parece que lo arroja y desperdicia, lo sepulta y entierra; después lo cultiva, riega y escarda; un granito que le lleva los pájaros, le lleva los ojos; y después lo corta, lo siega, lo trilla y muele. Quien no supiera los fines y sucesos de estas diferencias y mudanzas de tiempos y tratamientos, murmurara y se quejara de tal padre de familias, dijera que no lo entendía y quisiera hacer contradición a la sabiduría con que gobernaba sus viñas y sembrados. Pero el grano de trigo y la vid, que está sujeta a su dueño, calla y disimula, deja que hagan con ellos lo que el amo gustare y quisiere; y con esto, el dueño al cabo del año halla sus trojes llenas de trigoc y sus cavas llenas de vino. Estas propias mudanzas hallarás en ti según diferentes tiempos: unas veces dejo crecer tus deseos y pensamientos, los ayudo y favorezco, como quien les pone horquillas y puntales para que se sustenten; otras veces te hallarás seca, desnuda, monda, sin género de pensamiento, que parecerá vino un aire cierzo sobre ti que heló las flores de tus deseos y destroncó los pensamientosd; unas veces te levantaré del suelo, que te parecerá no tocas a la tierra cone los pies de los humanos afectos; otra vez te verás pisada y atropellada de cuidados de poca consideración; y, finalmente, unas veces como trigo sepultado y desperdiciado, y otras guardado, etc. A todas estas mudanzas y truecos te has de rendir y no hacer contradición, que caminos son por donde guío para el cielo, enlleno mis trojes y pueblo las sillas que yo tengo aparejadas para mis scogidos.

 

            4.         Mucho me ofende el alma que de mí desconfía, duda o teme desordenadamente; y si estos temores y desconfianza mef tuvieran por obiecto, fuera offensa gravíssima que moviera a grandes enojos, porque, siendo yo infinitamente bueno, que sin necesidad mía crié tantas almas para tener a quién communicarme y dar tantos y tan inmensos bienes como yo en mí mismo tengo, no se habíe de presumir de mí que, quiriendo el alma estos bienes, yo se los había de negar. No soy yo


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Dios que me mudo y arrepiento5. Para mí crié los hombres, mis gustos tengo con ellos, darles tengo ausilios muy suficientes, de los cuales si se aprovechan, estoy aparejado para otros mayores. [83r] Todo lo que debo a mi amor, lo pago en buena moneda a los hombres de suerte que, sin temor de que me alcancen en algo, les puedo decir: ¿qué debía hacer por ti que no haya hecho? Si te consideras piedra preciosa perdida, estoy aparejado a trastrocar mill mundos por hallarte; si oveja atrasada, pastor cuidadoso que te busque y sobre sus hombrosg traiga. Yo me acommodo y tomo el officio de que tienes más necesidad: si estás enfermo, soy médico; si tienes hambreh, soy pan y labrador que tiene las trojes llenas; si flaco, soy padre; si pobre, hermano; si culpado, perdón. Yo soy todas las cosas para todos. Según esto, grande agravio me haría el alma que en cualquier necesidad desconfiase de mí y no supiese aguardar un rato y sufrirse un momento, que mis tardanzas no tardan pues en ellas tengo yo puesto su mayor aprovechamiento. Bien veo yo que esta flaqueza, titubeación o duda que algunas veces tiene de su bien y socorro el alma afligida, es nacida de su flaqueza y miseria; ve su poca duración y mucha flaqueza, que es como la florecilla del campo; ve lo poco que merece y los muchos defectos que hace. El rato que se tarda en levantar los ojos de esa flaqueza y ponerlos en mí desconfía, como el que pasa un río y pone los ojos en el agua que corre, túrbasele la cabeza y va en peligro de ahogarse si con tiempo no mira la ribera y tierra firme. Bien es que el alma se conozca y con atención mire sus miserias, pero advierta que es río que pasa y vida que se acaba; levante los ojos a mí, afirme su entendimiento y voluntad en mi bondad, que le digo de verdad que para siempre no se moverá, por el cuidado que yo tengo de estar a su lado.

 

            5.         Por el contrario, el alma que en mí de veras y en sus necesidades y trabajos confía, mucho me obliga, tras sí me lleva; un momento no me aparto, porque sé no tiene ni quiere poner los ojos en otra ninguna criatura. Yo tengo dicho que al que me llamare lo oiré6; y como el que confía siempre me llama, siempre tengo de estar donde lo oiga. ¡Oh querida mía, y si supieses qué gusto me das con esta confianza! Y para que sepas cuál es la más perfecta, advierte que hay dos maneras de confiar en mí: una, de que te tengo de librar de los trabajos; y otra, que no librándote de ellos, en ellos propios confías que estoy para darte en ellos propios lo que quieres y deseas. Esta fue la confianza que tuvo [83v] mi siervo Job cuando decía que, si lo mataba, había de esperar en mí7. No decía que esperaba que no lo matase, sino que, matándolo y en la misma muerte, esperaba la vida. Esta también fue la confianza que tuvo mi siervo Abrahán, que él no aguardaba que le dijese Dios que no sacrificase a su hijo, sino rindióse y sujetóse al


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mandamiento de Dios y puso su confianza en míi y en las cosas contrarias aguardó efectos diferentes8. Esta es la confianza perfecta, la que yo deseo tengan las almas que me aman: que en su confianza no pidan enmiendas de las obras que yo hago, que si tienen trabajos, se los quite y dé consuelos, sino que en los propios trabajos y desconsuelos se haga mi voluntad, que, sin torcer el camino, sabré yo dar al alma lo que desea. Bien sé yo poner en los gustos cruz y, en la cruz, gustos; y en la soledad, entretenimientos. Con esta obediencia, rendimiento y confianza verdadera me doy por obligado a acudir con una medida muy colmada de las cosas que más desea, a quererla, a amarla y hacerla una misma cosa conmigo.

 

            6.         No me espanto, hijaj mía, de tus quejas, de tus cuestiones y preguntas, porque el natural flaco hace ese sentimiento no obstante que esté la voluntad muy conforme con mi querer. Mira un niño con un pedazo de pan en la mano y el bocado en la boca qué de veces llora sin saber de qué se llora; la naturaleza flaca hace aquello: que jamás con cosa está contenta. De esa misma suerte considero yo muchas veces a misk scogidas: por una parte contentas y en la mano con lo que desean, y estánl quejándose y parece que les deben y no les pagan.

 

            7.         También suele ser la causa que en este mundo yo me doy tan encubierto y disimulado que jamás puede quedar el alma satisfecha hasta que me vea y goce en la gloria. Y como sientem en sí algunos vacíos cuando me tiene y posee en este modo encubierto, desea me tener y poseer de otra manera. Asín como la desposada que, deseando siempre dar gusto a su marido, un día quiere el vestido verde, otro día blanco y cada día quiere traje diferente, y gastándole a su marido su hacienda no se le gastan ni acaban los deseos de otros trajes, vestidos y libreas, desta misma suerte el alma que me ama, si un día sale de verde y viste confianza, otro quiere blanco [84r] y grande pureza, un día quiere gustos y otro, por mi amor, quiere disgustos y trabajoso; y jamás queda satisfecha y contenta, deseando cada día nuevo estado y librea, quedándosele siempre los deseos y pensamientos en pie, porque eso no tiene remedio hasta que en la otra vida me goce junto y de todas las maneras que me pueda un alma desear.

 

            A los hebreosp en el desierto les di un maná que sabía a todos los manjares y correspondía al gusto y deseoq de cada uno9. Era retrato mío, figura y pintura de mi gloria10. Y como nada en la tierra puede haber que al vivo represente lo que yo soy y tengo aparejado para mis scogidos, no quedaron con aquel manjar satisfechos, sino que después de lo haber comido quisieron otro, porque sus deseos no se podían enllenar con el retrato y con la figura11. Desta misma suerte me doy al alma que de veras amo en este mundo: guisado de mill maneras,


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para corresponder a la muchedumbre de deseos que de mí tiene. Pero, después de me haber poseído y alcanzado, no queda llena ni satisfecha, siempre quiere más y me desea de otra suerte, porque más hay en mí que desear y querer. Y como los hombres mientras viven son viandantes, no es posible lleguen en esta vida al fin y paradero de donde no hay que pasar ni plus ultra para ellos; y ésta es singular merced que les hago, que no paren sino que siempre anden y merezcan, porque yo tengo r determinado que cualquier tierra que sus pies pisaren sea suya y la posean. Llamo "tierra" aquella donde los hombres viven, y "pies" a los afectos y deseos que el hombre tiene de más agradarme.

 

            8.         También te quiero decir, hija mía, cómo estos deseos y pensamientos que tú tienes en esta vida no pueden quedar satisfechos, no sólo de parte mía que soy Dios infinito, que jamás en mí pueden hallar fin las almas que me deseans, sino de parte suya. Porque, cuando yo bajo a un alma, siempre descubro de aquella alma mayor grandeza que ella de sí conocía: descúbrole nuevos senos y anchuras que en sí tiene de suerte que, enllenándole los deseos que hasta allí tenía, descúbrole otras nuevas anchuras, donde de nuevo me torna a desear para entrarme en aquellas nuevas longuras que en sí conoció. Mira: como si tú vivieras en una casa muy grande, de la cual no conocieras ni supieras tenía más que dos aposentos, estarías contenta con tenerlos ocupados; pero, si viniese el [84v] artífice que la hizo y llevándote de la mano te descubriera nuevas bóvedas, aposentos, cuevas, trojes, etc., ¿quién duda que, viendo que tú eras dueñat de tales aposentosu y anchuras de casa, no te holgaras de ser señora tan poderosa que tuvieras gente y riquezas para ocuparla toda, que nada holgara ni estuviera vacía? De aquí es que los que viven en el mundo están contentos, porque no saben ni conocen la grandeza de su alma, sino, como si fuera choza de vinadero o cabaña de pastores, así se satisfacen con las bajezas de acá. Pero yo que labré, edifiquév y crié el alma y sé su grandeza, cuando entro en ella, como soy luz que alumbro a todos los hombres que vienen al mundo12, descúbrole su grande capacidad y anchuras que en sí tienen; y siempre que les doy este nuevo conocimiento, se les dispiertan en ellos nuevos deseos, ansias y pensamientos de tener con qué enllenar aquellos vacíos que les descubrieron, deseando nuevas virtudes y riquezas. Y como todo lo de acá es nada para tan grande edificio y sumtuosa casa, quieren y piden que sólo yo, que lo enlleno todo, enllene sus deseos. Y como yo, cuando me doy y entriego a estas tales almas me poseen como la esposa cuando dice que totus sum desiderabilis13, que todo soy deseos, luego si todo soy deseos, después de me tenerw, tendrán un Dios que es deseos y quedarán más llenos de deseos. De aquí es que, ni por su parte ni por la mía, no puede un alma, mientras vive,


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estar contenta y sin tener pendencias y debates conmigo sobre si tiene cuanto quiere y yo le doy todo lo que le prometo.

 

            9.         Quiérote advirtir, hija mía, que cuando un alma llega aquí, llega a un estado muy perfecto, porque en sí siente nuevo brío y fortaleza para más caminar y en mí conoce más que buscar. Algunas almasx algo flacas, en quien recalcitrando sus deseos y parando en mí sus pensamientos, quedany hechas almas detenidas y estorbadas [85r] en el bien y gloria que en mí hallan para en ella descansar y parar del trabajo que han tenido en buscarme; a quien los hombres llamáis spíritu estático, que está y para a tener y poseer aquel bien que se le entriega, quedando en alguna manera en ese estado como cojo o inposibilitado para hacer y obrar actos diferentes y extraordinarios de los que aquel spíritu está obrando movido de la voluntad libre que tuvo antes que entrase en aquel arrobo o enajenamiento. Procuraré, hija mía, declararte esto que he dicho con algunos exemplos.

 

            Llana cosa es que lleva más fuerza la saeta que no para en uno y dos estorbos, que se le ofrecen en el camino para do fue enviada, que la que se detiene en el primer estorbo; más fuerza lleva la bala que pasó la barbacanaz y llegó a batir la muralla que la que se quedó en este primer terrepleno. David llama a los varones perfectos saetas de mano poderosa: Sicut sagitae in manu potentis, ita filii excusorum14; los hijos de los sacudidos dice que son como las saetas en la mano fuerte y poderosa. Estos son los religiosos y varonesa apostólicos, que se han sacudido de todo lo de la tierra y vienen a mí como saetas despedidas de manos poderosas, las cuales, aunque topan con algún conocimiento de mi bondad inefableb y de otras perfecciones, no paran ahí, sino que la fuerza de su spíritu y deseos les hace pasar adelante a querer más, conocer y amar más. Otras almas hay que no llevan tanta fuerza ni salen de brazo tan fuerte, que, en llegando a conocer algo de mis tesoros y riquezas, en ellos paran; y yo, según su flaqueza, dispierto unos gustos y contentos que los entretienen, porque no siento en ellos fuerzas para poder pasar adelante.

 

            10.       Darte he, hija mía, otro exemplo, para que con ellos procures escoger lo mejor y animarte a más trabajar. Considera que van dos hombres camino, y que el uno se quedó atrás y el otro se fue adelante. Cuando dispierta y echa menos la compañía, procura alargar el paso y, aunque sea con algún cansancio, alcanzarlo. Cuandoc lo alcanzó y llegó do estaba, lleno de gusto por una parte y por otro lleno de [85v] cansancio, sin poder resollar ni echar el anhélito, se sienta y para con el compañero. Gran dicha es haber alcanzado al que deseaba, gozarlo un rato a pie quedo, cobrar resuello del camino y fatiga pasada. Pero mayor dicha fuera si, después de lo haber alcanzado, dijera: no vengo


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cansado, huélgome de haberos topado, no hay que parar, estar ni descansar; alto, señor, adelanted, caminemos, que no es tiempo de parar; la noche vendrá cuando no se pueda trabajar ni caminar, entonces pararé y descansaré de mis trabajos y despacio os gozaré. Así, pues, hay muchas almas que me buscan y andan tras mí porque yo las he dispertado y avisado cuán atrás quedan y cuánta necesidad tienen de alargar el paso. Y así lo hacen, fatigándose de noche y de día, castigando su cuerpo con disciplinas, ayunos y cilicios, ocupándose en muchas y muy diferentes obras, que todos son pasos para ir tras mí. Cuando después de ese trabajo me toparon y me les descubrí, manifesté, si vienen fatigadas, cansadas y sin resuello, gusto que paren y se entretengan en algunos divinos y celestiales consuelos, doyles unos bocadillos cone que cobran un poco de aliento y ánimo; son spíritus que han menester parar allí y hacer venta. Pero no hay dudar que fuera más perfección, después de estos trabajos, cuando a mí me encontraran y toparan, no tener necesidad de parar sino pasar adelante con nuevo brío, ánimo y deseo de hacer más y atender al paso que tan gran señor y caminante quisiere guiar, dejando el descanso y venta para la otra vida, que será cuando no es tiempo de caminar sino de posar y gozar de la apacible compañía que conmigo han tenido. Por eso di yo un título de "varón de deseos" a mi siervo y profeta Daniel15, porque siempre en él estaba hoguera encendida dispertando a más, y yo dándole fuerza para que no parasen tales deseos sino que siempre caminasen adelante. Por eso son tantas veces reprehendidos en los púlpitos los del tribu de [Rubén y Gad], porque se contentaron con la primera tierra florida de promisión, dándose por pagados en ellaf y cansados para no poder pasar adelante16; y también san Pedro que, por unos poquitos de pasos que dio en mi compañía, quiso parar en el monte Tabor17 [86r] y no pasar a la muerte de cruz, en que yo tenía puesto tanta gloria para él y para mí.

 

            11.       Según esto, hija mía, no te aflijas cuando te veas descontenta, llena de deseos, que jamás los puedes ver cumplidos en la tierrag, que ésa es señal que cada día en mí vas descubriendo nuevas riquezas y tesoros dignos de ser deseablesh; señal que en ti dispierto nuevo apetito pues jamás te hartas, y que pongo nuevas fuerzas pues no te cansas. De suerte que más gracias me debes dar porque te doy deseos de más obrar y trabajar que, si por verte cansada, te diera nuevos bocados, alivios y entretenimientos de gustos celestiales. Está contenta, porque descubres nueva tierra y dejas muchas cosas atrás; y que será sin duda llegarse día en que se te paguen muy bien tus jornadas y trabajos con gloria infinita, etc.


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            Jhs. Mª




1 "Pater misericordiarum, et Deus totius consolationis": 2 Cor 1,3.



a  corr. de que



b sobre lín.



2 Cf. Gén 17,12; 38,27; Jdt 4,9; Sal 8,3; etc.



3 Cf. Gén 4,26; 22,23; 25,26; 30,25; etc.



4 Cf. Deut 7,13; 28,4; Sal 21,11; 70,6; etc.



c  sobre lín., en lín. vino tach.



d corr. de sarmientos



e  sigue las puntas de tach.



f sobre lín.



5 Cf. Mal 3,6: "Ego enim Dominus, et non mutor".



g  sigue te tach.



h  ms. habre



6 Cf. Mt 7,7; Jn 14,14.



7 Job 13,15: "Etiam si occiderit me, in ipso sperabo".



i   sobre lín., en lín. Dios tach.



8 Cf. Gén 22,2ss.



j  sobre lín., en lín. esposa tach.



k sigue almas tach.



l   sigue gruñen tach.



m corr.



n  sobre lín.



o corr. de traças



p ms. dehebreos



q ms. desea



9 Cf. Sab 16,20-21.



10           Cf. Ex 16,10.



11           Cf. Núm 11,5-6; 21,5.



r  ms. tendo



s  ms. dean



t  sobre lín., en lín. señora tach.



u  sigue no te holgaras tach.



v ms. ediqué



12           Cf. Jn 1,9.



13           Cant 5,16.



w ms. tetener



x  sigue síl. tach.



y  sigue alm tach.



z  corr.



14           Sal 126,4.



a  sigue síl. tach.



b ms. inefables



c  ms. quan



d             sigue que tach.



e  sigue que tach.



15           Dan 9,23; 10,11.19.



f  en ella sobre lín.



16           Cf. Núm 32.



17           Cf. Mt 17,4; Mc 9,5.



g  en la tierra al marg.



h corr. de deseados






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