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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
      • CAPITULO 8 - En que muestra Dios particular gusto en dar luz a un alma de diferentes modos para que mejor conozca sus caminos. Y cómo de esta nueva luz y conocimiento se debe dar por obligada para más lo amar y servir
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CAPITULO 8 - En que muestra Dios particular gusto en dar luz a un alma de diferentes modos para que mejor conozca sus caminos. Y cómo de esta nueva luz y conocimiento se debe dar por obligada para más lo amar y servir

 

            1.         Particular cuidado, hija mía, tengo en dar luz a un alma: no consiento en ella tinieblas que le sirvan de tropiezos y caídas. Por eso me llamé yo tantas veces "luz que alumbra a todo hombre que viene al mundo"1; y como su malicia no lo ciegue, cierto vendrá a mí por caminos derechos, cortos y sin rodeos. Esta luz la doy de muchas maneras, según la persona que de ella se ha de aprovechar. El hombre interior débesle considerar como el hombre exterior, y como si el uno fuera retrato del otro. En este hombre exteriora puse cinco sentidos, para que por cada uno de ellos le entrase la luz necesaria del conocimiento de las cosas de que se quisiese servir y aprovechar, de suerte que con ellos juzga lo que le es conveniente o dañoso, sirviéndole de ventanas por donde al entendimiento le entra la luz necesaria del conocimiento natural de las cosas. Y la razón por qué en él puse cinco fue porque, como la casa es de tierra, procurando el reparo y perpetuidad de ella, muchas veces es necesario tapar o perder alguna de esas ventanas y sentidos; como se ve en las curas que hacen a los hombres pues, por conservar todo el individuo, lo suelen sangrar tantas veces queb pierdec la vista de los ojos, otras veces el olfato o el oído. Y para que un sentido sirva por falta o menoscabo del otro, puse cinco; porque, si sólo pusiera un sentido, ése perdido, se quedara la casa a buenas noches y sin ser de provecho y el hombre hecho un pedazo de un tronco, o como el topo que, por nod tener sentidos para con ellos buscar manjar bueno, come tierra.


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            2.         De esta misma suerte puse en el hombre interiore cinco sentidos interiores, que le sirviesen de ventanas por donde se le pudiese communicar mi luz y los verdaderos desengaños. De suerte que, si sus culpas lo ceganf parag no ver los males presentes y los bienes perdidos, puse en él otro sentido interior, que fue el del tacto, de quien me aprovecho incitando en él grandes remordimientos de conciencia, miedos y temores, con que le hiero [95v] hasta que sienta. Y si por estar lejos y haber puesto tierra en medio y hecho división entre entramos a dos sus peccados y maldades, doyle voces, por haber puesto en él este sentido interior de la atención con que, si quiere, puede escuchar mill modos que tengo de llamarle. Otras veces mediante el olfato, con que puede oler la suavidad de mis ungüentos que de esos cielos se distilan. Otras veces dispierto en élh hambre para que desee gustarme cuán suave soy para los que me temen. De manera que, por estos cinco sentidos, me doy a conocer a un alma. Y puse en ella tantos porque el peligro que tiene en este mundo es grande; y si acaso tuviere los unos estragados, me pueda aprovechar de los otros para darle sus verdaderos desengaños, comunicarle mi luz y sacarla de tinieblas, y no dejarla a que sea tronco o coma tierra por no tener en sí ventanas suficientes por donde se le comunique esa luz interior con que vea, oiga, güela, guste y toque lo que le está mejor. Todo esto hago, hija mía, por el amor que a los hombres tengo, y el deseo de su aprovechamientoi.

 

            3.         De aquí también me nace, cuando en un alma conozco y veo alguna dificultad, quitársela y desterrarle las tinieblas que tiene por mill modos y maneras, porque deseo su mayor aprovechamiento y que vaya por caminos llanos, que no tenga de qué se quejar de mí sino que su perdición sea de sola ella. ¡Ay, hija mía! y si tú de veras conocieses estos efectos de mi charidad, y cómo por ellos me amarías con encendido amor y me darías mill gracias por el continuo y perpetuo cuidado que tengo de tus ayudas y reparos en medio de tus dificultades.

 

            Y, si no, mira cuán obligados estaríen los reyes porque, en tiempo que en la tierra no me conocían sino en un pobre portal y establillo mi madre, Joseph y unos pocos pastores, sin haber quién me predicase y descubriese, les di una strella que por caminos y sendas derechas los guiase donde yo estaba2. Tobías se confiesa por obligado a hacer convites y dar la mitad de su hacienda al ángel que lo trujo y lo llevó seguro su camino y lo defendió delj pez que se lo quería tragar3. Mira el cuidado que tuve con mi pueblo por los desiertos, abriéndole caminos por el mar4, dándoles columnak de fuego de noche que los alumbrase y calentase y nube obscura de día que los guiase y defendiese del sol5;


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y finalmente yo los acompañaba, guiaba y abría [96r] camino para que por sendas derechas viniesen a la tierra deseada y prometida. De suerte que en viaje tan trabajoso yo les era: en la hambre hartura, en el naufragiol puerto, en las tinieblas báculo, en el camino guía, en el stío sombra y en el desconsuelo alegría. ¿Quién podía acudir a tantos menesteres y tan poco merecidos sino una bondad infinita, que no tiene fin ni cabo ni se lo han podido hallar cuantas culpas y peccados se han cometido en el mundo?

 

            4.         A todo esto acudo por la grande gana que tengo del bien y salvación de un alma, que no se me pierda. Y si todo esto fuese poco, otras innumerables cosas haría por su aprovechamiento. Pues ¿qué alma hay que, viendo en mí tanta gana, tanto deseo y tantos medios como pongo para que ella consiga este bien que tan bien le está, no se deshaga en mi amor, no se rinda a mi querer, no camine con confianza y alargue el paso con presuración? Y, si no, dime: cuando un hombre va un camino y le dan nuevas que es apacible, agradable, llano y quien lleva compañía que lo sabe, que tiene ventas y no hay estorbos, ni que temer la noche ni que dificultar el día, ¿quién duda que en este hombre todo no sería contento, confianza y prometerse certidumbre de todas las cosas, si él quería, para llegar al fin que deseaba? Todo esto puedes tú prometertem, hija mía, porque todo estoy aparejado para darte y ayudarte hasta que con seguro me veas y goces en la bienaventuranza.

 

            5.         Todo esto te he dicho para que conozcas el gusto que tengo de satisfacer a tus dudas de una y de mill maneras, y que entiendas no causa ni puede causar en mí molestia ni enfado darte luz de mill manerasn para que de otras tantas me sirvas y agrades. Llano es que tantas puertas como tiene una casa para entrar en ella, tantas tiene para salir de ella. Así tantos resquicios y agujeros como yo hallo para hacerte bien y darte luz, tantas puertas tienes tú para salir de ti y venir a mí, porque llano es que, si yo vengo a ti dispertándote el gusto, con ese propio gusto puedes tú venir a mí, y si alumbrando y dando luz interior, con esa vista puedes venir donde yo estuviere. Y así todos los modos que busco para hacerte bien, son puertas por donde tú busques tus mejoros y acrecentamientos.

 

            Los mill ducados que a uno envía su hermano de las Indias, no sólo es presente de mill ducados, sino ocasión para que con ellos trate y granjee otros muchos. Eso tiene el conocimiento de [96v] las mercedes que yo hago: que inflama para buscar y procurar otras mayores. Y así no me puedo yo cansar de buscar modos y caminos por donde dar luz y verdaderos desengaños al alma que yo quiero, porque ella tampoco no se canse de buscarme y amarme.

 

            6.         Gran cosa es, hija mía, de que nos hagamos entramos de una condición y que, al son que yo te hiciere, dances y camines por estos caminos que no tienen fin. Bien veo que tu natural es flaco y que de suyo desfallece con facilidad: por eso he dado yo una traza y es que


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seamos para en uno, que yo de lo que es de mi parte siempre deseo estar junto contigo; y deseo lo estés tú conmigo para que desta manera, aunque seas caña flaca, asida y pegada a fuerte columna, serás perpetua y durable. Por eso la confianza de tu bien y mejoro no la has de tener en ti ni de ti, porque eres báculo quebradizo a quien el que se arrimao cai en maldición, como dice mi propheta6; has de tener toda tu confianza en mí, que soy Dios poderoso, que no me mudo7 ni me canso de acudir a todos tus trabajos, satisfacer tus dificultades y dar luz a tus tinieblas.

 

            Jhs. Mª




1 Jn 1,9.



a  corr. de interior



b sigue pic tach.



c  sigue de tach.



d             sigue ver ni oler para tach.



e  sobre lín.



f  corr. de cegaren



g  sigue se en el tach.



h  sigue gusto tach.



i   sigue de aquí tach.



2 Cf. Mt 2,1-11.



j  sigue síl. tach.



3 Cf. Tob 9,3; 12,4-5; 6,3-5.



4 Cf. Ex 14,21-22.



k sobre lín., en lín. nuve tach.



5 Cf. Ex 13,21-22.



l   ms. naufracio



m sobre lín., en lín. hacer tach.



n  corr. de modos



o corr. de arriba



6 Cf. Is 36,6; Ez 29,6-8.



7 Cf. Mal 3,6: "Ego enim Dominus, et non mutor".






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