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San Juan Bautista de la Concepción Obras I - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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CAPITULO 11 - Las grandes aflicciones que consigo trae cualquier género de mudanza que un alma hace. Lo que el Señor quiere del alma en cualquiera de los estados
1. Bien veo, hija mía, las grandes aflicciones que consigo trai cualquiera género de mudanza que un alma hace, séase de stado inperfecto a estado perfecto, séase del más perfecto en posesión de fructos y contentos al menos perfecto, porque así es mi gusto, encerrando en eso que parece menos perfecto lo que es más, aunque de menos gusto. En [105r] cualquier mudanza de éstas bien veo, según el natural del alma, ha de padecer trabajos y aflicciones. No es posible menos mientras en este mundo viviere, donde es fuerza aquí me busque, ame y quiera a su modo, porque, como de mí no puede gozar a la clara y distinctamente, sino en figuras, enigmas y representaciones, aficiónase a las cosas que me representan, de suerte que le es muy dificultoso apartarse de ellas, aunque sea con su mejoro. De aquí es que las primeras mudanzas que hace a vida más perfecta y donde menos se usa de representaciones, o por lo menos donde son menos corpóreas y más spirituales, tiene tantab necesidad de ayuda de costa para que de ellas se aleje. Siguiendo un hombrec la condición de su naturaleza, que es pobre y contenta con cosas pocas, asiento hace y bien se halla donde halla algunos provechos, porque el bien presente le hace más fuerza que el absente, aunque por fee lo considere mayor: la propia pobreza de la naturaleza le causa eso. Que así hacen los pobres: que suelen vender grandes censos y juros por precio corto al contado, con que remediar algo de las necesidades presentes. No me maravillo, seguir tengo las condiciones de la naturaleza, considerar su flaqueza y ayudarla donde sintiere la dificultad.
Harto corto y bajo era el regalo que mi pueblo tenía en Egipto, y bien grande el que en el desierto los aguardaba. Y compadecido de su flaqueza, yo fui su verdadero desengaño y quien con veras los ayudé a que dejasen ollas tan pobres en quien tenían puesta su afición. Y lo propio debo hacer cond cualquier alma que pretendo su mejoro y trueco de vida, de vida más temporal, sensible, a más spiritual, que en fin el cuerpo queda con menos porción ya que en el trueco el alma la tenga doblada, dándosela más semejante a su ser spiritual.
2. Pues si este trueco con tantos mejoros conocidos se siente por seguir el hombre las condiciones de hombre, menos admiración debe causar el sentimiento que esta alma hace cuando de lo más spiritual ye ya hecha en esa vida abstraída torna, por sólo mi voluntad y querer, a la vida primera, donde sólo la fee le descubre que el merecer y agradar a su Dios sólo está en hacer mi voluntad y en saber que yo quiero y ordeno lo que ella hace. Por mucho que le parezca que se aleja de mí, con ella vaf un dispertador y un desengaño cierto, que le dé testimonio verdadero de que va por camino cierto, que es lo que ella debe estimar. No aprieto yo tanto en las tinieblas y obscuridades que en ellas no tengan ciertas vislumbres y centellas de que no es olvido el andar por estos caminos dificultosos y que cerca me tienen para el día de la tribulación. Cuando yo envié captivo mi pueblo a Babilonia, allá quise que llevasen a mi propheta Eczechiel para que en medio de sus prisiones y cadenas [105v] les predicase y consolase1; y en medio del cerco de Jerusalén que tuviesen a Jeremías2. Que es lo que significaba aquella visión que tuvo Eczechiel en su capítulo primero, donde en medio de fuego vidog quasi species electri3, que denotaba en medio del fuego de su eversión y captiverio mi misericordia y desengaño. Y no sólo en las cosas sobrenaturales yo acudo con larga mano a no dejar en trabajo y desconsuelo sin su debido remedio, pero aun en las cosas naturales junté yo esas dos cosas cuando en los animales ponzoñosos puse el remedio de sus males, pues la cabeza de la víbora y sus cenizas es medicina de su veneno. Bien manifiesta esh esta doctrina, pues, si todas tus palabras pasadas se advierten, en ellas propias hallarás tus preguntas y mis respuestas, tus dudas y mis conclusiones. Bien es verdad que yo gusto muchas veces de que el alma padezca algo y en todo no quiera caminar cierta y satisfecha, que, mientras menos lo estuviere, fiando en mi palabra, más habrá que agradecerle porque más pone de su casa, y la obra será mayor mientras su grandeza más se escondiere a su poquedad.
3. Procura tú, sposa mía, amarme pura y sencillamente y sólo por quien yo soy. Y en lo demás no repares en los ejercicios que yo te ocupare: si son grandes, si pequeños, si en ellos subes, si bajas; que tu merecer y mayor perfección está en la charidad con que obras y en la gracia con que yo acepto lo que tú haces. Cuántas veces un desposado gusta más de ver a su esposa guisarle la olla o hacer una ensaladilla, officio de la criada o cocinero, que de verlai hacer ricas labores y dibujos al almohadilla. Muchas veces bajarás de obras grandes a obras que te parecen pequeñas, y en ésas me llevarás los ojos. Un cabello era el que habíe salido del trenzado por el cuello de mi esposa y un sólo guiñar del ojo el que del arrebozo se le parecía, y eso fue para llagarme el corazón, prendarme y llevarme tras sí4, como si aquel cabello fuera soga o cadena que me atara y aprisionara y la vista la que me captivaron. Obras hice yo en mi vida grandíssimas que fueron asombro de los hombres y de los ángeles, y sólo se despoblaban los cielos a decir mill cantares y alabanzas cuando me vieron niño puesto en un pesebre y en unas pajas, de cuya postura fueron a pedir albricia a los pastores5.
4. No hay cosa pequeña para mí obrada por mi amor y hecha por mi gusto, el cual le tengo yo en muchas cosas que el hombre no conoce. Muchos trabajos padeció mi pueblo en Egipto, agravios y malos tratamientos, hasta quitarles los hijos, que es lo que [106r] más el padre ama; y entre todas estas cosas y trabajos, de lo que yo había hecho cielo era de los adobes que con los pies amasaban. Y así les mostré esta verdad y desengaño cuando Moisés y Arón me subieron a visitar a mi templo, donde me vieron que tenía un cielo de cristal a los pies hecho de los adobes que ellos amasaban en Egipto6; en lo cual les di a entender cómo yo los acompañaba en el propio officio pues, haciendo ellos los adobes con los pies, los tengo yo por cielo a mis pies; de lo cual ellos debían entender que todos pisábamos lodo cuando ellos hacían adobes y, si aquel barro se habíe vuelto de cristal, habíe sido porque yo salía a la parte del officio y trabajo. Donde bien debes considerar cómo el officio de barro del alma que me ama es officio grande pues ese barro se vuelve cristal, porque yo la estoy acompañando en él y ella por mi gusto obra y trabaja en el tal officio; y no cualquier cristal, sino cristal que hace cielo y gloria paraj mí y para mis ángeles, pues esto tengo yo por blasón: que el justo padezca en lo bajok de las obras en que acá se ocupa.
5. De mill maneras me vieron mis profetas y en diversas representaciones me manifesté: cuándo en un trono de gloria cercado de spíritus divinos que me alababan, ya lleno de majestad y grandeza, ya servido y reverenciado, ya hecho capitán de ejércitos y vencedor de batallas, ya libertador de los que me aman y quieren. Y para que el hombre sepa que por su amor y provecho me acommodo a todo, muchas veces me mostraba en representación de officios cortos y bajos. Jeremías me vido en un ollero que estaba haciendo una pieza de barro, que se le caía de las manos y se deshacía y del propio barro tornaba a hacerla de nuevo y acommodarse con la flaqueza de la materia acerca de que obraba7. Todo esto lo hacía para dar un verdadero desengaño al hombre: que si yo, con ser Dios poderoso, inmenso, infinito, cuyo officio es enllenar el cielo y la tierra de mi gloria, comunicarme con particulares dones y gracias al que de veras mel busca, con todo eso, por el hombre tomo officios que parecen bajos pues me hago alfaharero y trato en barro, y no en cualquiera sino en el barro que se desliza y cai de las manos, como persona que trata en viejo y en remiendos, pues remiendo es tornar a hacer lo que se deshizom.
Con esto propio consolaba yo a los hombres cuando estuve entre ellos, acommodándome a todos los estados para que cada uno en el suyo tuviese contento. Y así, unas veces me comparaba al rey, otras [106v] veces al labrador y padres de familias, al desposado y al peccador, etc. Pues, si por tu bien y tu consuelo tomo yo tantos officios y estoy aparejado a tomar otros tantos sin andar dificultando cuál es mayor, cuál más honrado, ¿por qué tú, esposa mía, si de veras me amasn, has de andar dificultando el trueco y mudanza de tus estados y officios?; sino estar muy sujeta al subir y a bajar, al crecer y menguar, según diferentes tiempos. Muchas veces se ve bajar la mar y parece que perdió o apocó el agua que tenía, y la verdad es que se es tan inmensa y grande de una manera que de otra, pues, sin saber por dónde ni cómo tornaron aquellas aguas, se halla con ellas en su primera pujanza.
No desmayes si a tus ojos te pareciere que disminuiste, que siendo por mi voluntad, entonces te ensanchaste para que en ti quepan más dones y misericordias. Cuando yo pasé mi pueblo por el mar Bermejo y por el Jordán a pie enjuto, no fue necesario quitarles el agua que tenían, que fácil me fue levantarla en alto y hacer en el río y en la mar muros cristalinos de la propia agua y que hiciesen calle para que por el suelo enjuto pasase mi pueblo8. Dime, esposa mía: si de ti tengo yo necesidad de hacer lo propio y ocuparte eno cosas que son bien y provecho de las almas, y que para darles paso por ti es necesario que pasen por el officio bajo, trabajoso y de tierra en que tú te ejercitas, ¿por qué no lo has de llevar en paciencia y entender no te tengo yo de defraudar de las gracias y dones que en otro officio alto y grande tenías, pues soy yo poderoso para levantar en alto, retirar o esconder esas gracias para mientras tú ejercitas ese officio y mi pueblo pasa, que después tornarán a correr y a pasar la moneda antigua que en ti valía y estimabas?
6. Nada mando y ordeno a los hombres que en mí no lo haya obrado primero. Dende el instante de mi concepción comuniqué a mi alma inmensidad de gloria, la cual gloria por bien del hombre la tuve retirada y escondida en la porción superior, para que el hombre pasase por mis penas y trabajos y se pusiese en salvo, como por mar Bermejo a pie enjuto. De lo cual hice reseña en mi trasfiguración, donde soltando el corriente de mi gloria que en mi alma estaba detenido, bañó todo mi cuerpo y se pareció mi rostro resplandeciente como el sol [107r] y las vestiduras como la nieve; y luego se oyó una voz de mi Padre, que decía: "Este es mi hijo muy amado"9, como dando a entender que, aunque en su hijo habíe muchas cosas que le agradasen porque se podía preciar de tenerle por tal hijo, ésta le llevó los ojos en aquella ocasión, que por el hombre quisiese estorbar y detener tanta gloria allá dentro retiradap y llevar sobre sí tantas penas, que quisiese bajar de tanta majestad a tanta bajeza.
En ocasiones semejantes es donde yo me doy por obligado a estimar y tener en mucho un alma, pues por el amor que me tiene se procura asemejar a mí no sólo en lo fácil, pero en lo muy dificultoso, gustando en esto exterior privarse de su gloria antigua, que tenía en los officios que se veía mejorada a los ojos deq los hombres, en los cuales era alabada y tenida llamándola bienaventurada, como pueblo de quien eran tantas y tales cosas, y bajarse a otros officios o trocarse a otro stado, en quien sólo se descubren penas, trabajos y cruz; en quien ha de ser fuerza, de los que la miraren y no conocieren lo que dentro está escondido, la desprecien considerando r que maldito es el que está colgado del madero10, y desechado y olvidado persona a quien tales cosas le combaten.
7. Este miedo tuvo mi sposa cuando por mi voluntad dejó el retrete y se hizo guardaviñas de sus hermanos: que, viendo que el sol le habíe quemado la tez del rostro, se temió habíe de ser despreciada y desechada. Y así a sus compañeras les decía: Nolite me considerare quod fusca sim, quia decoloravit me sol; filii matris meae pugnaverunt contra me11; ruégoos, mis compañeras, que no me despreciéis si no me viéredes con la hermosura exterior antigua, porque de esta mudanza dos cosas ha habido que me escusarán suficientemente, la una es del cielo y la otra de la tierra: la del cielo es del sol, cuya propiedad es tostar y denegrir los que andan al campo; la otra es la de mis hermanos en la tierra. Que todo eso puede el amor que a Dios se tiene en el cielo: que, como es otro sol que calienta y abrasa, saca a un alma de lo escondido de allá dentro a buscar obras exteriores acá fuera con que pueda refrigerar y mitigars esos calores; y hallando a sus hermanos necesitados, en ellos se enplea; y sit amor le saca de adentrou, charidad la ejercita afuera y en lo exterior, y así amor y charidad es quien la tuestav y pone de ese color. Y estas razones sólo son para satisfacer y consolarse con sus hermanas y compañeras, [107v] que ella bien satisfecha está de las ganancias interiores granjeadas a costa de lo que feo parece por de fuera, pues dice: Nigra sum sed fermosa, filiae Jerusalem12, ideo dilecxit me rex et introducxitw me rex in cubiculum suum13; hijas de Jerusalén, bien veo que estoy negra, pero allá dentro tengo mi hermosura que es de quien mi esposo se paga, causa de que me ame y entre en su aposento, que es en lugar más escogido y preeminente.
Ves aquí, esposa mía, si un alma en el puesto que yo la pongo tiene estos consuelos y altos conocimientos de su mejoro y de mi agrado, ¿por qué tú no debes hasta esa ocasión confiar, que lo propio pasará por ti y en breve te hallarás muy mejorada? No tienes que reparar en los juicios de los hombres, que son cortos y ahondan poco y sólo aprehenden lo que anda acompañado con carne y sangre, causa para que yo no apruebe el que a sí propio se está encomendando y entregando a esos juicios, sino sólo aquel cuyas virtudes y prendas sólo yo las descubro y conozco por lo que son yx valen.
8. Los que van a las Indias a ganar dineros y a ser ricos nunca reparan en la chalidad del officio, sino sólo en las granjerías, si son cortas o largas, porque, como están fuera de su tierra, no hacen caso de la honra, sino del dinero con el cual fácil a la vuelta se les dará por sus riquezas lo que en la tierra estraña perdieron y aun lo que nunca jamás tuvieron. El justo en este mundo, como se ve desterrado y lejos del cielo para do fue criado, en nada repara, sólo en procurar y granjear méritos, que para estas ganancias este mundo son las Indias, dondey cada día se descubren nuevas minas de gran precio y valor. Si para conseguir esto que sólo el justo busca es necesario perder la honra y que peligre la vida, en nada repara, que fuera está de su tierraz y, cuando vuelva a ella cargado de méritos, sabe que ha de ser honrado por mi Padre y de todos sus ángeles; y con méritos todo se alcanza.
9. ¡Oh si los hombres supiesena cómo todo su bien está encerrado en hacer mi voluntad y en dejarse llevar de solo mi querer, qué lejos viviríen en el mundo de hacer el suyo! ¡Oh cuánto más estimaríen la ociosidad [108r] si en ella en alguna ocasión yo me agrado como de persona que en ella me espera para que le dé sus tareas! En más estimaríe esto que trabajar y fatigarse en la bajeza de sus obras que ella estima y sólo por su parecer las scogió. Cuánto más gana y granjea un paje del rey puesto a una puerta, sirviendo sólo de paje de sala, que no el rústico labrador con su azadón en la mano todo el día, cuando después de tanto afán solo lleva a su casa dos reales ganados con que cena aquella noche. ¡Oh qué de ellos hay en este mundo que, por la corta paga que se les ha de dar luego de presente y al contado, andan aperreados haciendo obras que tengan buen lustre y parecer a los ojos de los hombres, no considerando que esa gloria que aquí reciben es paga que aquí se gasta y consume, y que vale más sin comparación una resignación verdadera en mi querer y voluntad, aunque se vean muchos años privados de la paga que desean!
10. El no echar todos los hombres por este camino es porque no piensan y meditan, porque no tratan conmigo ni me conocen, porque no saben mi poder y querer. Porque en este mundo son como unas pobres mariposillas que se las lleva el aire do quiere, y se dan por contentas con sólo sentarse y parar en una florecilla. Pero es certíssimo si, como debe, considerase ahí sus pocos provechos y grandes peligros, pedirmeb híac fortaleza para poner su nido y habitación en cosas dificultosas, pedirme hía alas de paloma para volar donde descansase de una vez, porque todo lo demás sólo tiene color y aparencia de descanso. Como el que camina a la posta y entra en una venta a descansar: descansa con sobresalto, cuidado y temor del cumplimiento de su jornada; y como la mariposa de quien ahora decíamos: que, hecha una tontilla, hace mill acometimientosd para se sentar y parar y, cuando alguna vez se paró, fue tan poco que de nada le pudoe servir.
11. ¡Oh los del mundo, y si supiésedes con cuánta verdad pasa esto por vuestras almas cuando más afligidas y cansadas quieren hacer venta! En fin, es venta y asiento en las criaturas de acá abajo, que os han de dar ese descanso como en la casa de la comedia, donde la entrada [108v] cuesta dineros y, si os habéis de sentar en un palmo de banco, os ha de costar otro tanto como la entrada; y cuando salgáis, saldréis sin bolsaf porque o os la habrán llevado por la jarra de agua y colación o porque os la habrán hurtado. Negro descanso de un rato a tanta costa, y descanso que trai dentro de sí otro mayor trabajo y afán que el que procuraron evitar cuando entraron allí.
Lo propio pasa a estos hombres que en la tierra sólo tratan de buscar solaces y entretenimientos: que si las criaturas a acá abajo los amiten para que sólo vean sus representaciones fingidas y disimuladas, les ha de costar trabajo y dinero; y después de allá dentro metidos, nada hay que no les hurte el caudal que llevan, porque todo vale dineros y nada se da de balde aunque sea un triste colchoncillo de la cama de su descanso y una pluma para la gorra, para que más presto se torne a levantar y caminar a otro puesto. Donde con él se haga lo que con una pelota: que, yendo de un contrario al otro con furia y viento, pensando que ha de hallar mejor acogida en la mano del contrario, halló un paletazo que la hizo tornar donde venía; y si no torna por el aire, por dicha tiene el ir arrastrada por el suelo, aunque se pierda quinceg. ¡Ay, hombres ciegos! ¿Cómo no veis que el mundo juega con vosotros y, prometiéndoos descanso, os trai de una parte a otra, levantados los pies del suelo por el viento? Y cuando estáis hartos de volar, si les preguntáis qué hallaron en la mano de quien así los trai y en la parte donde así los llevan, dirán que solo un paletazo, un desdén y desvío, una afrenta y deshonrah, un andar a mayor dicha rodando por los suelos aunque se pierda el juego que se pretendía ganar; porque ya se ven como pelotas arrojados de los que hacen el juego por los tejados, ya dando de hocicos por las paredes y aun quizá desollados y deshechos, sin ser, sin honra y bien, vacíos de lo que pretendían. Bien mirado tenía esto un rey [109r] tan poderoso como Salamón el cual, después de lo haber bien contemplado, lo llamó afán y aflición de spíritu14.
12. Y, si no, dime por el exemplo de la mariposa: ¿qué fructo pueden sacar de las florecillas del campo, que las más son desabridas y amargas, otras sin jugo? Y cuando lo tuvieran ¿qué alquitara es el pico de una mariposa para estrujar y distilar aquel licor? ¿Qué fructo, qué sustancia o valor ha de querer el hombre sacar de las cosas de la tierra, que con tanta facilidad se consumen y acaban, siendo como esta flor de quien decimos que el fuego que la comprime, para que dé lo que tiene, la marchita y deshace, de suerte que sólo vale para una vez y para un breve rato? Eso tienen las cosas de que se aprovechan los del mundo: que, si una vez se sirven de ellas, otra no valen sino para arrojarlas a la calle; y las más no le hacen al caso, porque no le son a propósito o porque no son de las flores y cosas que él busca o porque las halla desabridas y amargas. Y cuando las halle como él quiere ¿cuál es el saber del hombre, cuál su ciencia y entendimiento para saber afinar tantas diferencias de cosas como yo en este mundo tengo criadas y saberles dar el punto que pide, el temple que tiene? Si este saber del hombre alcanzara lo secreto de todas las cosas, no hambreara la salud ni las riquezas, porque para lo uno tengo inmensidad de hierbas que curen y, para lo otro, infinidad de minas de oro y plata en lo secreto de la tierra; y así siempre se queda el hombre en esta vida pobre de todo, porque las cosas que topa no valen ni sabe su chalidad y propiedad, y las que sabe no halla. Y con experimentar cada día el hombre estas verdades, siempre porfía, siempre es hombre y hombre engañado, que busca descanso en lo que está lejos de los caminos y paraderos por donde va.
13. Hartos desengaños les doy, que no me contento con las voces que les dan las propias criaturas, que manijean15 publicando su poca suficiencia y que no hay en ellas lo que ellos buscan. Pero mill veces me hago encontradizo con ellos, [109v] disimulando quién es el que los habla, pero no disimulando la verdad, que bien claroi se la manifiesto y bien delante los ojos. Y porque no tengan por apasionado a quien los habla, su propia conciencia los desengaña con tanta fuerza que muchas veces les hace menear los labios y hablar consigo propios y llamarse locos, desatinados, sin juicio, ya preguntándose en qué andan, en qué entienden, qué fructo sacan, cuánto tiempo han gastado, qué es lo que tienen y poseen después de tantas molestias. En fin, en fin, quien no cree a su Dios que secretamente les predica y enseña lo que les conviene, mal se creerán a sí propios, cuyas palabras sólo llevan el sonido estando vacías por dentroj y sin espíritu. Esto es causa que siempre porfíen y como locos den de cabeza en unos propios desvaríos y locuras, no hallándose hoy algo más adelante que ayer, antes más insuficientes e inhábiles para volver atrás de lo mal andado y caminar adelante por camino seguro.
14. Pero, por el contrario, los que habiéndose dispuesto admiten la luz que yo les doy, con ella en mí descubren lo que les falta y han menester. No reparan en la pérdida destas cosas de acá abajo, que esas propias, si les fuesen de gusto y provecho, en mí las hallarían con grandes mejoros. Pero no las quieren, porque quieren y desean lo que más vale y tiene valor infinito. Sólo se dan por pagados con que yo de sus obras me agrade y los admita en mi compañía a la casa de su madre, donde hallarán el eterno y perpetuo descanso, donde gozarán de mí con eterna seguridad, donde darán por bien enpleados los dejos de las cosas que por mi amor renuciaron, los truecos que hicieron, las pérdidas fingidas que tuvieron, donde no podrán contar ni pesar las ganancias que por todas partes les vinieron, donde no caben de gozo, donde la plenitud de dones, gracia y gloria que está vertida en su alma les hace brotar por cada sentido interior y esterior una fuente de agua dulce, alabando, glorificando, amando y reverenciando a tan grande Dios que enk criatura tan pequeña puso bienes que por tantas partes corran y hayan menester tantas puertas [110r] por donde verterse y desangrarse un alma tan llena del méritos de la sangre de Cristom.
15. ¡Oh almas! si supiésedes pesar lo poco que hacéis, lo mucho que os aguarda, qué poco reposaríades en las cosas de vuestro propio gusto, qué prisa trairíades para llegar a mí, qué perpetua inquietud hasta conocer cuál es mi mayor voluntad, con qué veras la cumpliríades sin otros discursos ni temores sólo por obtener y alcanzar algo de aquellos premios que yo tengo aparejados para los que fuertemente pelearen y para los que fueren fieles hasta la muerte, fieles en el obrar y hacer el officio en que yo los pusiere, fuertes en vencer enemigos, en pagar a su tiempo tributos de su officio y alcanzar victorias de sus contrarios. Todo esto es fácil al que quiere disponerse para tener mi gracia, en quien todo lo puede. Y por esas cosas pocas y fáciles les guardo premios eternos y les prometo corona de vida. Y si bien quieres considerar este término de corona debajo del cual ofrezco la paga de sus trabajos, encierra en sí y descubre cómo el alma será honrada, pues la corona sólo se da a los que vencen por majestad, grandeza y honra. Significa cómo aquellos bienes de que allí gozará no han de tener fin, como no la tiene el círculo y corona, sino que por todas partes ha de estar un alma rodeada de bienes, sin que haya portillo por donde la puedan acometer algunos males. Qui coronat te in misericordia et miseracionibus, dice Davidn 16. Llámase corona de vida porque las flores, gracias y dones de que estará compuesta jamás se marchitarán. Por eso la llamó san Pablo "corona inmarcesible"17, porque nada de lo que en ella hubiere se marchitará. Porque allí siempre es primavera, cuando las flores están frescas. Así lo dice mi sposa, Cantares 2: Iam hiems transit, inber abit et recesit, flores aparuerunt in terra nostra18. Si en esta vida se pasa el invierno tempestuoso, las scarchas y las heladas que oso contrastaban vuestros bienes, cierto es que en la venidera os aguarda un verano florido que os conserve vuestros premios. Corona es de vida sin fin y perdurable porque, habiéndola perdido en este mundo por mi amor, en el otro se la tengo yo guardada para que siempre vivan y jamás enfermen.
16. Y aunque es verdad que esta corona con que yo honro a mis siervos esp de incomparable hermosura y adornada con diversidad de piedras preciosas de inmenso valor y precioq, [110v] como dice David: Posuisti in capite eius coronam de lapide precioso19, entre estas piedras doce son r las que más salen y campean: la primera es sanidad sin enfermedad, según aquello de Esaías 25: Precipitabit Dominus mortem in sempiternum20; la segunda es plenitud de bienes sin defecto de alguna cosa, según lo de Esaías en el propio capítulo: Non esurient, neque sicient amplius21; la tercera es harturas y refección sin fastidio, Eclesiastici 24: Qui edunt me, aduc exurient, et qui vivunt me, aduc sicient22; la cuarta es sciencia sin ignorancia, 1 Corintios 13t: Vidimus nunc per speculum, tunc autem facie ad faciem23, la quinta, gozo sin tristeza, ps.35: Torrente voluptatis tuaeu potabis eos24; la sesta es paz sin perturbación, ps.147: Qui posuit fines tuos pacem25; la séptima es la seguridad sin temor, ps.90: Non timebis a timore noturno, a sagita volante in die, a negocio perambulante in tenebris26, etc.; la octava, plenitud de todos los deseos de un alma, ps.102: Qui replet in bonis desiderium tuum27; la nona, regocijo de la justicia de Dios, ps.57: Letabitur justus cum viderit vindictam, manus suas lavabit in sanguine peccatoris28; la décima, regocijo y alegría de la congregación de los sanctos y de la compañía de los justos, que [fue] prefigurado en el convite que hizo Joseph a sus hermanos29; la undécima, el regocijo que allí tienen de las buenas obras que aquí hicieron y allí los acompañaron: Opera enim illorum secuntur illos, Apoc. 1430; la duodécima, regocijo y alegría por verse libres de la compañía de los malos, ps.88: Misericordias Domini in eternum cantabo31.
Estas piedras preciosas, entre otras muchas, son las que a mis siervos tengo descubiertas, con que adorno y hermoseo la corona con que en la otra vida han de ser premiados, donde todos los bienes los vienen a gozar libres de polvo y paja, gozando todas las cosas ahechadas. En este mundo los que me aman comen el cordero mezclado con lechugas agrestes y amargas (Exodi 12), porque todos los bienes que gozan van con mil temores y sinsabores: la vida se la doy en la muerte, el alegría en la tristeza que es según Dios, la paz en la perturbación, la seguridad en el temor y así de los demás bienes que tengo dicho. Esa es la causa por qué a mi sposa la Iglesia la comparé a la hechura de la palma: Estatura tua asimilata estv palmae32. La palma en la parte baja [111r] tiene aspereza, pero en la parte superior tiene fructos suaves. Acá abajo los justos tienen mill miedos y temores, andan cargados de rigores, asperezas y silicios; allá arriba es donde se les guardan los premios, las coronas y las palmas, etc., de que gozarán por los siglos de los siglos. Aménw.
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a ms. qualquiero b sigue ayuda tach. c sigue su naturaleça tach. d sobre lín., en lín. a tach. e sigue síl. tach. f sobre lín. 1 Cf. Ez 1,1-3. 2 Cf. Jer 39,15ss. g sigue espacio de una pal. en blanco 3 Ez 1,4. h corr. de esta i sigue en tach. 4 Cf. Cant 4,9. 5 Cf. Lc 2,8-20. 6 Cf. Ex 24,10: "Et viderunt Deum Israel: et sub pedibus eius quasi opus lapidis sapphirini, et quasi caelum, cum serenum esset". Los Setenta, de acuerdo con el hebreo, escribieron lateris por lapidis. De ahí la interpretación de Rabí Salomon (Salomon ben Isaac RASCHI): Dios, acordándose de la aflicción de los hebreos cuando trabajaban operibus duris luti et lateris (Ex 1,14) en Egipto, transformó sus adobes en zafiro (MIGNE, J. P., Scripturae Sacrae cursus completus, VI, Parisiis 1861, col. 212). j sigue Dios tach. k corr. de bajeza 7 Cf. Jer 18,3-6. l sigue gusta tach. m sigue si es tach. n sigue and tach. 8 Cf. Ex 14,15ss. o sigue cosas tach. 9 Mt 17,2-6. p allá dentro retirada al marg. q sigue Dios tach. r la desprecien considerando sobre lín. 10 Cf. Deut 21,23; Gál 3,13: "Maledictus omnis qui pendet in ligno". 11 Cant 1,5. s ms. miticar t sigue charidad tach. u sigue afuera tach. v ms. tuesca 12 Cant 1,4. w ms. imtroducxi 13 Cant 1,3: "Introduxit me rex in cellaria sua". x sigue síl. tach. y ms. dondonde z sigue y en ella tach. a ms. supiésedes b corr. de pedirle c ms. y ía d ms. acometimiento e ms. puedo f ms. bulsa g sigue no tach. h corr. 14 Cf. Ecl 1,14: "Vidi cuncta quae fiunt sub sole, et ecce universa vanitas et afflictio spiritus". 15 Mueven las manos (?). i ms. caro j corr. de adentro k sigue cosa tach. l sigue los tach. m al marg. prosige el diálogo n Qui-David sobre lín. 16 Sal 102,4. 17 1 Pe 5,4: "Et cum apparuerit princeps pastorum, percipietis immarcescibilem gloriae coronam". Cf. 1 Cor 9,25. 18 Cant 2,11-12. o corr. de nos p corr. de está; sigue adornada tach. q sigue pero entre otras tach. 19 Sal 20,4. r sigue en tach. 20 Is 25,8. 21 Ap 7,16; cf. Is 49,10. s ms. fartura 22 Eclo 24,29. t ms. 3. 23 1 Cor 13,12. u sobre lín. 24 Sal 35,9. 25 Sal 147,14. 26 Sal 90,5-6. 27 Sal 102,5. 28 Sal 57,11. 29 Cf. Gén 43,32-34. 30 Ap 14,13. 31 Sal 88,1. v ms. es 32 Cant 7,7. w sigue espacio de seis lín. en blanco |
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