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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
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      • CAPITULO 12 - Nuevas explicaciones para las más flacas de las almas que se afligen por haber cambiado de estado
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CAPITULO 12 - Nuevas explicaciones para las más flacas de las almas que se afligen por haber cambiado de estado

 

            1.         Paréceme, esposa mía, en la conversación pasada he procurado satisfacer tus dudas últimas que tenías y las dificultades que descubrían losa deseos de más agradarme. Helas satisfecho con notables y cosas comunes, pidiéndote fee en las cosas que en ti yo obrase, rendimiento, confianza y espera hasta la otra vida, donde un alma conoce y quedará del todo satisfecha y harta de la hambre que aquí tenía de más saber


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y entender el acierto de sus caminosb. Considero que hay almas flacas que a tiempo creen y en el tiempo de la tribulación huyen1; y que suele la speranza larga afligir demasiado. Y así me parece acudir con lo pasado a los más fuertes y con lo que ahora diré, a los más flacos.

 

            Y para que mejor lo entiendas será necesario tornes a la memoria la causa de tu última pena y aflicción, que fue ver en ti un trueco de estado de mayor perfección, a tu parecer, a otro en que era fuerza tratar con las criaturas; de un estado en que te parecía estabas escondida ante mi rostro de las contradiciones de los hombres a un estar expuesta a las borrascas y tempestades de los tiempos y pareceres de los que contigo trataren. Si tú, alma, supieses las causas por qué este estado de que hasta aquí has gozado lo acceleré en ti, no te espantarías del trueco y la mudanza en el segundo, que es el que más bajo consideras.

 

            2.         Advierte que, si un rey viese a un pobrecito en peligro de la vida en medio de una plaza donde un toro furioso le quiere acometer, y que no habíe otro que lo librase o pudiese librar sino el mismo rey, y él se bajase y, echando mano de su espada o cogiéndole [111v] de la mano, lo subiese donde el mismo rey estaba y lo tuviese allí hasta que pasase el peligro; si después de todo esto le dijese que se bajase a su lugar antiguo y camino ordinario, no debía quejarse porque lo apean y bajan de aquel lugar, antes dar muchas gracias a un rey tan poderoso y misericordioso, que siendo quien es, se dignó de bajarse a hacer obras por un hombre pobre que tan lejos estaba de merecer tal cosa, y estar de allí en adelante muy contento como persona que tiene nueva vida y procurar en ella hacer tales obras que venga a alcanzar con perpetuidad y seguridad el lugar primero. Advierte, pues, y está atenta, esposa mía, que muchas veces está un alma en tan notable peligroc, así en lo espiritual como en lo temporal, que si yo no usase con ella obras extraordinarias y milagrosas, no saldríe con la vida del cuerpo o la del alma. En la cual ocasión sólo miro mi bondad y mi misericordia, según la cual gusto conservarled la una vida y la otra, que pase adelante, viva y me sirva. Y después de pasada esa ocasión y peligro, ceso yo con ella en las obras extraordinarias que hacía y la torno a su primer estado. Y para que mejor estés en ello, quiérote poner un exemplo en las cosas más fáciles.

 

            Muchas veces se ven los hombres en ocasiones de ira, enojo y cólera; que, después de haber salido de ellas libres, ellos de sí propios se asombran y la obra llaman milagrosa, porque en sí no conocen fuerzas para tal resistencia. Conocen que Dios los sacó de sí por aquel rato, pues no se perdieron siendo ellos de un natural colérico repentino. Y después, en otras ocasiones fáciles, se ven muy lejos de aquel estado, de aquella primera merced y de aquel milagro, porquee sin porqué se enojaron y lo echaron


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todo a trece (como dicen). El mismo exemplo corre en las cosas corporales, en que pudo peligrar su salud o vida corporal, saliendo libres de los grandes peligros y después caídos en los fáciles. Esto propio debes tú considerar, alma míaf, cuando yo (dice tu Dios) te levantare y elevare [112r] a estado que no pensaste y mereciste, y después, muy sin pensar, te hallaste en otro primero y más bajo; y entender que por aquel tiempo convino y que fue singular merced y misericordia de tu Dios que él en sí te guardase y escondiese por el tiempo que Su Majestad fuese servido y, pasado ése, te tornase a tu primera vida y estado para que en él caminases tu poco a poco con vida ordinaria, en la cual debes vivir muy agradecida por lo pasado y con grandes fervores y deseos por alcanzar otros grandes bienes en lo por venir.

 

            3.         Dígote lo segundo, que las obras de que yo tengo de sacar grandes bienes de honra y gloria para mí y provecho para los hombres, siempre train consigo grande dificultad, particularmente en los principios, que es cuando a lag obra se le da el tal ser y tal vida, cuando se tiran los cordeles y zanjan los cimientos en lo profundo, cuando para la hechura y comienzo de la tal obra es necesario saber y poder, cuando se opone el ser con el no ser, cuando se juntan y acometenh a contrastar la obra infinidad de dificultades. En estos principios así dificultosos de estas tales obras es cuando yo las tomo a mi cuenta y me encargo de ellas; y aunque en otro tiempo las haya de poner en manos de los hombres y encomendarlas al curso ordinario, en los principios harto es que esos hombres estén a la mira y viendo cómo yo soy poderoso para dar principio a las tales cosas y quitarles sus dificultades, y cómo les doy honra conociéndome a mí por sólo autor de ellas.

 

            Pasados estos principios y vencidas estas dificultades, honrada ya la obra, gusto y quiero honrar al hombre y que ponga él también su mano y que donde yo dejo él enpiece. Digo, dejo el modo extraordinario con que obro en los tales principios, cuando no parece la mano del hombre sino sola la de Dios; que en lo demás de la obra siempre va la mía en compañía de la del hombre, porque menos es mano muerta, lerda y perezosa, sino que la mía va escondidai y tapada y la del hombre es la que se parece, porque ansí conviene para darle mayor honra.

 

            Ahora debes considerar los dos estados de vida de que tú dificultaste y de que yo te voy respondiendo: el uno es cuando mirabas en los principios los comienzos de la obra, cuando costándote [112v] poco trabajo yo sacaba los fundamentos y cimientos de la obra, cuando las maravillasj que yo obraba, en ti causaban asombro y elevación, cuando podías decir aquellas palabras de la Sabiduría: Ludens coram eo onni tempore, que tú jugabas y te regocijabas cuando yo trabajaba y tenías tus contentos entre los hijos de los hombres2. Yo no dudo sino que en este


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estado te hallaríes muy a gusto. Y cuando en la obra hay más trabajo y dificultad, tú tienes menos y más descanso, que en fin deleitable cosa es mirar dende fuera las borrascas de la mar, sus tempestades y contrastes. Gustoso es al niño dormir en las haldas de la madre mientras ella le está ganando la comida; amargo, desabrido, pesado y triste dispertarlo y ponerle el azadón en la mano y decirle que de su sudor ha de comer el pan y tener el sustento; riguroso y amargo, el entrar en la mar, tomar el remo, subir y bajar la vela, regir el navío, tener cuenta con la chusma, cortar el agua y resistir las velas.

 

            4.         Pero debes advertir que en este segundo estado, aunque la obra no puede con la calificación primera que le daba el autor de todas las cosas por estar sólo a su cargo, pero quedas tú y las personas que en ella entienden más honrados y calificados, porque obran más y más a costa suya, porque los comienzos de Dios los llevan adelante y lo que en todo evento Dios perficionó ellos acaban. Debes considerar cómo mis apóstolos y discípulos no ganaron la honra y el crédito cuando, muriendo yo en una cruz y obrando tan a solas la redención del género humano, ellos miraban, sino cuando, después de hecha, ellos la publicaron por el mundo y la aplicaban a los hombres por medio de su predicación. En este tiempo es cuando adquirieronk tantosl títulos y nombres como mis profetas les dieron llamándolos nubes que fecundaban la tierra, príncipes que presiden en las monarquías del mundo, soles que alumbran, y otra infinidad de ellos. En este segundo estado que tenían no podían dejar de tener mill zozobras y trabajos, como yo se lo dije y ellos lo esperimentaron. Vida y estado fue desabrido, pero de mucha honra y provecho que consigo trujo. Trueco fue que [113r] no se debieron dar por engañados sino por mejorados, pues ahora gozan los premios eternos que merecieron los trabajos que entonces por mi amor padecieron. Y lo propio te sucederá a ti, mi esposa, si estos desabrimientos y amarguras las llevares con paciencia, si en estos truecos estuvieres con veras rendida, sperares el fin de todas las cosas y fueres fiel hasta la muerte, donde hallarás corona de gloria que se da al que venciere y fuertemente peleare, etc.




a  sigue lo tach.



b el-caminos sobre lín.



1 Lc 8,13: "Qui ad tempus credunt, et in tempore tentationis recedunt".



c  sigue que si con ella no usase tach.



d ms. conservale



e sigue (como dicen) tach.



f sobre lín., en lín. devota tach.



g  sigue tal tach.



h  sigue sin tach.



i   ms. escodida



j ms. marvillas



2 Prov 8,30-31.



k ms. adquirienron



l   corr. de los






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