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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIÁLOGO SEGUNDO
      • CAPITULO 1 - De la mutabilidad del hombre. Cuán ciego es por quebrantar y romper el libro de su ley, por donde Dios le ha de pagar bienes inmensos. Y cómo Dios tiene por dónde cobrar todo lo que el hombre le debiere, hasta la última jota
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CAPITULO 1 - De la mutabilidad del hombre. Cuán ciego es por quebrantar y romper el libro de su ley, por donde Dios le ha de pagar bienes inmensos. Y cómo Dios tiene por dónde cobrar todo lo que el hombre le debiere, hasta la última jota

 

            1.         DIOSa: ¡Oh mutabilidad inmensa! ¡Oh inconstancia sin firmeza! ¡Oh instabilidad sin perseverancia! Bien dice de ti, hombre, mi profeta David que, subido en el exceso de su entendimiento, vido que todo hombre era mentiroso. El cual conocimiento le fue de tanta estima que


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[Imagen]


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andaba a buscar con qué poder pagar tal luz y desengaño como del hombre se le dabab, y así decíac: Ego dicxi in excesu meo: omnis homo mendax. Quid retribuam Domino pro omnibus quae retribuit michi?1 Es de grande consideración y estima conocer la persona con quien se trata, para que en el trato no haya engaño. Y la paga de este desengaño no se aprecia en menos que en el entriego de su persona, gustando más de morir por mí y beber mi cáliz que ser premiado de hombres, que son mentirosos y falsos en sus pesos y medidas. Y así dice: Calicem salutaris accipiam, et nomen Domini invocabo2.

 

            2.         En fin, hombre, eres tierra que eld aire te muda y el agua te lleva y, pegada en los zapatos de quien te pisa, hecha lodo, tee echa donde quiere. Eres florecilla del campo que, donde te dejan a la mañana, no te hallan a la noche. Eres imagen pobre que con liviana ocasión te borras; y cuando sobre losf cedros del monte Líbino te enpinasg prometiendo perpetuidad, allí a vuelta de cabezah no pareces. Bien parecesi al correo que dicej Job3 que, apenas hace venta, para o reposa en un lugar; y como lanzadera del tejedor4, que todo se le va en ir y venir; y como las naves que en medio del mar sólo llevan manzanas5, carga de poco peso, que estorben yk afirmen la nave de suerte que cada vientecillo no dé con ella en lugar nuevo. Finalmente, no hay hojarasca, veleta de tejado, milanillo del campo o mariposa del pradol que haga caminos más torcidos e inconstantes que tú, hombre, haces. Bien dice Jeremíasm que tus tratos y contratos son telas de arañas, que con facilidad se rompen6.

 

            3.         Hombres, acabad ya de abrir los ojos, conocer mi bondad, la cual, a trueco de comunicaros mis bienes, ser y estabilidad, no repara de hacer conciertos con gente de tan poco asiento, con quien aun no vale tinta y pluma [132v] porque, como no estima la honra y precia los bienes que se le prometen, no repara en la grandeza de mi palabra, por quien yo me obligo a hacerle entriego de singulares mercedes. Y así, a trueco de quedar él horro y libre y desobligado de un no sé qué que de su parte pone, quiere que no parezcan papeles y que no haya libro de caja, antes, que se rompan mi ley y preceptosn, en quien yo me obligo a la paga larga y él a los servicios cortos. En lo cual él anda muy engañado porque, rompido eseo celestial libro que yo con mip dedoq scribí y con mi sangre dibujé, no tiene él por quién pedirme; porque quien no guarda mi ley, donde está encerrada y empeñada mi palabra, la cual le sirve de prendas ciertas y del valor sobre todo recibo y obligación que le tengo, es cosa muy cierta que se quedará en vano


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y fuera de mi aprisco y rebaño el día del juicio. Porque este escrito r bien cumplido y guardado es la cédula de cambio por quien se recibe en el tiempo de la paga, es el pasaporte y señas ciertas para no ser detenido, es la lámpara encendida con que se recibe y acompaña el esposo, es el quicio sobre quien anda la puerta del cielo, es la vestidura de boda con que un hombre entra a aquellos celestiales convites, es el oro y piedra preciosa que al hombre saca de miseria y lo hace rico, es quien lo sube de trato de hombres a trato de ángeles.

 

            4.         ¡Ay hombres!, y si supiésedes el grande bien que yo os dejé en entregaros mi palabra escondida y envuelta en mis justificaciones y ley, no la despreciaríades, antes, como otro David, la esconderíades y guardaríades en lo más abscondido de vuestro corazón7. Bien os reprehende, hombres, la astucia y prudencia de los hijos del siglo, los cuales con mill diferencias de cosas hacen acuerdos y memoria de aquello que les está bien y tienen necesidad, y a trueco de no perder dos maravedís, de nadie se fían y en palabra no confían, sino que quieren mill scritos y firmas; y bien hacen, por la poca firmeza que los hombres tienen y por lo mucho que faltan en sus palabras.

 

            Conociendo yo esta flaqueza y desconfianza tuya, gusté de tratar contigo como un hombre con otro hombre, como si mi palabra no fuera eterna, como si yo me mudara y como si no se destruyeran primero cielos y tierra que faltara una tilde o ápice de todo cuanto yo prometo8. No obstante esto, movido de tu flaqueza y desconfianza, bien gusté de tratar contigo con papel y tinta, y que entre entramos a dos hubiese libro de gasto y recibo para que, viendo en él el enpeño de mi palabra, vivieses con gran confianza y obrases con gusto y gana, [133r] que, en fin, a buen pagador no le duelen prendas. Estas sons el libro de mi ley y preceptos, el cual, siendo de tanta consideración su guarda y observancia, lo echas a puertas, arrojas y desprecias vendiendo o trocando cédula de tanto valor por unos pequeñuelos gustos que en la tierra recibes, quiriendo más al contado tristes y pobres ollas podridas que celestiales banquetes. Y por no obrar y entregar tu nada, que en este mundo se te pide, no tendrás con qué cobrar un todo que no tiene fin; y es un todo que no tiene partes, pues la menor ha de durar por las eternidades.

 

            5.         Abre los ojos, hombre, estima este contrato, reverencia esta palabra, cumple esta pequeña y corta ley, que en dos tan pequeños y cortos preceptos se resume, y ellos tan conformes con tu flaqueza y natural que son mit amoru y del prócximo9. Es corta y fácil, pues del que no tiene fuerzas en sólo lo escondido del corazón se cumple y guarda porque, como es fuego, éste no siempre lo pido en llama; encubierto en frías cenizas del hombre flaco y enfermo se conserva, y es


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conserva que te preserva de eterna muerte y endereza los pasos torcidos de losv errados; es abrigo contra el frío y refrigerio contra el calor. Es imposible que tú, hombre, puedas saber y entender, hasta que en el cielo goces de mí, los bienes que en tus manos puse cuando en ellas te dejé mi palabra, por quien -como quedaw dicho- has de pedir lo prometido; pero si ésta quiebras, rompes y quebrantas, déjasme desobligado y sácasme del lasto. Pero tú no lo estarás conmigo, porque tengo yo otro libro vivo, eterno que ni muere ni se acaba ni se rompe ni borra, porque en mi acuerdo infinito tengo yo scrito lo que por ti hex hecho, lo que recebiste y lo que en el baptismo me prometiste. Por aquí se te ha de pedir strecha cuenta sin que falte un ápice.

 

            Pues mira cuánta será tu desventura si, tiniendo yo por dónde te pedir el entriego y recibo de mis bienes, tú no tienes con qué me obligar a te dar lo que te prometí, por no haber guardado las pequeñas condiciones que estaban a tu cuenta. Mira, pues, hombre, con qué pagarás, pues nada tienes tuyo, fuerzas ni posibilidady para dar siquiera una respuesta a mill preguntas. Allí será la confusión, el temor y miedo, el crujir de dientes, el buscar enprestado y el despedir con mofa, porque ya allí no es tiempo para que a nadie le valga más de lo bueno o malo quez hubiere hecho. Allí se cumplieron las ferias baratas de mi misericordia, que cada día rogaba a las puertas de los peccadores la entrase en su casa; y como se las cerraron en tiempo que ella buscaba acogida, ella hace lo propio, desconociendo a quien por su bien no quiso mirarla y conocerla.

[133v]




a  al marg.



b sigue por tach.



c  sigue quid retribuam tach.



1 Sal 115,11-12.



2 Sal 115,13.



d sigue polvo tach.



e  sigue lleva tach.



f sigue montes de tach.



g  sigue estás subido tach.



h  sigue no tach.



i   sigue sobre lín. pareces sin tach.



j  sigue David tach.



3 Cf. Job 9,25: "Dies mei velociores fuerunt cursore".



4 Cf. Job 7,6: "Dies mei velocius transierunt quam a texente tela succiditur".



5 Cf. Job 9,26: "(Dies mei) pertransierunt quasi naves poma portantes".



k sobre lín., en lín. ni tach.



l   corr. de prados



m al marg. vide



6 Cf. Sal 38,12; Job 8,13-14.



n  ms. precemtos



o corr. de se el



p sobre lín., en lín. el tach.



q sigue de mi persona tach.



r  sigue es tach.



7 Sal 118,11: "In corde meo abscondi eloquia tua".



8 Cf. Mt 5,18.



s  sigue mi ley tach.



t  sobre lín.



u  sigue de Dios tach.



9 Cf. Mt 22,37-40.



v  sigue encai tach.



w corr. de quedas



x  sobre lín.



y  ms. posible



z  sigue hiciere tach.






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