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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • DIALOGOS ENTRE DIOS Y UN ALMA AFLIGIDA
    • DIÁLOGO SEGUNDO
      • CAPITULO 3 - De las muchas cosas con que Dios obliga a un alma a que se torne a la imitación de su cruz y no quiera gustos en este mundo
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CAPITULO 3 - De las muchas cosas con que Dios obliga a un alma a que se torne a la imitación de su cruz y no quiera gustos en este mundo

 

            1.         Cuando yo, alma, te llamo a mi servicio, al cumplimiento de mi ley y a que lleves por mi amor unos poquillos de trabajos, es bien los pienses y consideres, los gustes y palpes, que si dende lejos los miras, parecerte han no tienen buena cara y que no te harán buena compañía. Has de advertir que son como la fructa con cáscara, que, quebrada y quitado lo de encima, dentro sustentan y son sabrosos. Porque ésa es traza mía muy antigua: que a trueco que el hombre haga algo, en lo exterior finjo trabajo y en lo [135v] interior tengoa escondido grande dulcedumbre para aquellos que con temor y recato viven.

 

            Son estos trabajos que yo ofrezco en este mundo a un alma opuestos del todo a los gustos y deleites del mundo, y mi ley es opuestab a las ordenaciones de la tierra. Todo lo de acá abajo no tiene sino las primeras vistas de la hermosura y gusto, estando dentro escondido el acíbar y amargura que no tendrá fin. Al contrario, mi ley, tiniendo parecer de cruz y de yugo, es carga suave y amorosa por los fructos celestiales que trai consigoc.

 

            Necio fuera un hombre si, por no levantar la mano a coger fructa de un árbor que daba vida, se estuviese muriendo de hambre, tragando cada día muchas muertesd. ¿Qué otra cosa es mi ley sino un árbor con muchas ramas y gajos, que son mis preceptos y consejos? Todos ellos están cargados de fructa que satisface y da vida a quien con veras los guarda. Estos no están altos, subidos o empinados; bajitos están, cada uno alcanza al cumplimiento de ellos. ¡Y que el hombre sea tan ignorante y ciego que quierae padecer hambre y tragar muertes por no se disponer [a] levantar la mano a coger lo que tanto le importa y hace al caso!

 

            2.         Cuando entramos a dos, alma cristiana, nos concertamos y yo tomé a mi cuenta tus cuidados, tus gustos y premios, y tú el cumplimiento de mi palabra, no te llamé y truje forzada, sino de tu gana; yo te llamé y convidé, y tú quisiste; tú envidaste el resto de tu vida para enplearlo en mi servicio, y yo lo quise prometiéndote mi cielo y grandes premios en la otra vida. Dite por prendasf mi cruz. Al tiempo delg verte vestida de mi librea y ocupada en las tareas del concierto, trabajando en mi viña con el azadón en las manos, no te veo ni te hallo de suerte que, ascondida y sentada a la sombra, debes de querer más cuatro días de descanso que eternos premios. Mejor fuera no concertarte que, después del concierto, volverte atrás y mostrar las espaldas a quien con rostro apacible y agradable te habíe recebido.


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            3.         Bien veo que uno es decir y otro hacer, y que los hombres sois largos en vuestras palabras y cortos en las obras, sobrados en el proponer, cercenados y limitados en la ejecución; habiendo de ser, muy al contrario, cortos en las palabras y largos en las obras, porque "no todos [136r] los que me dicen y llaman Señor entrarán en el reino de los cielos, sino sólo aquellos que con gran puntualidad cumplieren la voluntad de mi Padre que está en los cielos"1. Así como no pagaría el árbor a su hortelano con vestirse cada año de hoja y flor no madurando la fructa, causa por qué yo maldije la higuera, por no hallar en ella el fructo debido2, no reparando en que con sus hojas hubiese cubierto la desnudez de los primeros padres3, antes eso me enfadó porque más gusto de ver un peccador que ante mis ojos se presenta desnudo manifestando su necesidad que un peccador adornado y compuesto quiriendo con eso disimular sus faltas interiores. De esa misma suerte, el que tiniendo defectos en sus obras y culpas en su interior, no me agradah coni sus palabras con que disimula esos males, porque son palabras de hipócritas, son pieles de ovejas con que tapan y cubren la tiranía de lobo, son luces y llamas engañosas con que yo no me doy por obligado. Sólo atiendo y miro las obras nacidas de una sana y limpia intención.

 

            Estas me prometiste cuando con particular gusto, aficionada de mi cruz y codiciosa de sus premios, deseaste abrazarte con ella y que yo te la diese hecha hacecillo de mirra para la colgarj y poner entre tus pechos4, quiriendo más gloriarte en tus tribulaciones con san Pablo5 y los demás escogidos de mi casa que no preciarte de los regalos y gustos de los ángeles. En lo cual andabas muy acertada, pues para cada cosa hay su tiempo, y no lo es acommodado el desta vida para gozar, sino para padecer; aquí para trabajar y granjear y, en la otra, para recebir.

 

            4.         La causak de que así estén dispuestas las cosasl es que este nuestro natural acá en la tierra es flaco y fácil, con lo dulce se enpalaga y destempla. Es menester dejar losm gustos y entretenimientos, que los ángeles tienen, para cuando estéisn con ellos, cuando seréis perfectos y habréis llegado a la plenitud de días, que se regularán por los que yo entre los hombres viví, cuando yo fortificaré vuestro entendimiento para que tan grande lumbre no lo deslumbre cuando, desnudos del velo deste cuerpo, meo veáis rostro a rostro. Que ahora en este mundo no corren sino trabajos, aflicciones y cruces de que nadie es posible poderse escapar: es el oficio propio del hombre, es su vestido y librea, es el pan con dolor que prometí yo al [136v] primer hombre6.

 

            5.         Volviendo la cabeza a todas estas cosas, veo que quieres dos cielos: uno acá y otro allá. Quieres de balde lo que a mí tanto me costó y donde convino que yo entrase por muerte de cruz. Quieres quitar el precio que yo tengo puesto a estos premios. Quieres comprar


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más barato que compraron mis discípulos y apóstoles y aun mi propia madre, pues ella siempre vivió con continuo martirio y su alma atravesada con cuchillo de dolor7.

 

            Mi sposa en los Cantares tiempo hubo en que, sentada a la sombra del árbor de la vida, gozaba de descanso, pero grandes trabajos le costó primero buscándome por las calles, cayendo en las manos de las guardas que la despojaban, maltrataban y herían8. Pero tú quieres dende luego coger la fructa sin cavar ni berbechar la güerta, sentarte sin te haber primero cansado. Revertere, revertere sunamitis, revertere ut intuamur te9; vente, sposa mía, alma sancta y escogida, da tus vueltas, haz tus paseos, que cuando sean con cruz a cuestas, las hijas de Sión saldrán a verte coronada de flores, que ésos son los dolores y trabajos que por mi amor sufres y padeces en este mundo. Y así los llamó mi sposa querida cuando, herida de un celestial amor, para descanso de su pena pedía rosas y manzanas10, que eran mortificaciones y penitencias, trabajos y dolores por donde se desaguase la grandeza del amor que tenía; porque este amorp descansa cuando obra y se pone en ejecución.

 

            6.         Si el amor que tú, alma, me tenías fuera verdadero, no buscaras descanso en la tierra, sino una verdadera imitación mía, pues es verdad que el amor que yo te tuve no sufrió siquiera un rato de fiesta en el Tabor que allí aun no estuviese yo tratando de las penas y trabajos que por tu reparo y remedio yo deseé padecer11. Todo lo restante de mi vida fue buscarte, como oveja perdida, sin parar un punto, ya caminando, ayunando, orando, predicando y padeciendo. Y si el derramar sangre y morir se tardaba, la propia sangre era tanta la gana que tenía de salir que, antes que la derramasen y hiciesen agujeros por donde saliese, el amor, que era fuego divino, abríe las carnes y disponía las vías por donde ella se vertía. Y por grande gana y malicia que los hombres tenían de me ver en un madero, yo me salía al camino y al encuentro y daba con ellos12. Todo esto porque no veía la hora de ver obrado el remedio [137r] de todo el género humano.

 

            Este es el camino cierto, verdadero y el que llevan los que meq buscan y desean hallar: buscarme en el monte Calvario asido y enclavado en una cruz r. San Pedro, que me quiso echar mano en el monte Thabor, con la palabra se le dejó en la boca y, en un cierra ojo y abre, se halló sin lo que pretendía13.

 

            7.         Bien es verdad que, en medio de esos trabajos y cruz, no estoy yo tan ascondido que un alma no eche de ver que estoy cerca y que esos trabajos y cruz son funda y secreto que en sí encierran la gloria de Dios. En la cruz estaba yo tapado y encubierto, pues allí no se veía sino flaqueza de un hombre azotado, afrentado, injuriado y maltratado; pero, con todo eso, al dissimulo hubo millares de cosas que descubrían


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la grandeza del que padecía: las criaturas sensibles e insensibles lo publicaban y pregonaban14.

 

            No tienes, alma, ques temer de verte zabullida en mar profundo de trabajos, que allí hallarás ciertas prendas del amor que te tengo y de lo mucho que te amo y de los premios que te aguardan. Revertere, revertere sunamitis15, vuélvete, esposa de Salamón, vuélvete, alma cristiana, que desposorios son los nuestros que se han de celebrar en la cruz. Junta es que se ha de hacer con azotes, spinas y clavos; y si quieres que seamos para en uno en la gloria, hémoslo de ser también en la cruz, porque los que aquí me fueren compañeros en la tribulación serlo han también en la resurrección.




a  ms. tego



b es opuesta sobre lín.



c  sigue que tach.



d sigue eternas tach.



e sigue morir tach.



f  sigue mi palabra y tach.



g  sigue vest tach.



1 Mt 7,21.



2 Cf. Mc 11,13-14.



3 Cf. Gén 3,7.



h  corr. de agraden



i   sobre lín.



j  corr. de colocar



4 Cf. Cant 1,12.



5 Cf. Rom 5,3.



k la causa rep.



l   La causa-cosas al marg.



m sigue los tach.



n  corr. de estemos



o sobre lín.



6 Cf. Gén 3,17.



7 Cf. Lc 2,35.



8 Cf. Cant 3,2-3; 5,6-7.



9 Cant 6,12.



10           Cf. Cant 2,5.



p sobre lín.



11           Cf. Lc 9,28-31.



12           Cf. Lc 22,44; Jn 18,4-5.



q sigue gusta tach.



r  sigue porque tach.



13           Cf. Mt 17,4-5.



14           Cf. Mt 27,51-53.



s  sigue tener tach.



15           Cant 6,12.






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