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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 9 - Cómo en Dios no puede haber engaño en las penas y mortificaciones que envía a un hombre, y cómo son muchos los yerros que en esto hacen los padres spirituales por no tener la sciencia que deben
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CAPITULO 9 - Cómo en Dios no puede haber engaño en las penas y mortificaciones que envía a un hombre, y cómo son muchos los yerros que en esto hacen los padres spirituales por no tener la sciencia que deben

 

            1.         Traemos inferidoa que en Dios no puede haber yerro en las penas, trabajos y mortificaciones que Dios envía a un alma por pasar todas ellas registradas por su infinito saber, ante cuyos ojos está hecho muy al justo el tanteo de las fuerzas de cada uno para quien se labra la cruz y mortificación. Como se vido en la licencia que el demonio pidió a Dios para afligir al sancto Job y en lab que le dieron, pues entregándole los bienes temporalesc del sancto patriarcha, le reservaron y pusieron estanque en su personad, diciéndole: Ecce universa quae habet in manu tua sunt, tantum in eum ne extendas manum tuam1; mortifícalo en quitarle cuanto tiene, dice Dios, a él no le llegues. Y después, quiriendo más apretar la mano, el demonio tornó a pedir otra licencia para meter más la lanza y herire su persona: y tanbién se la dan con limitación diciéndole: Ecce in manu tua est, verumtamen animam eius serva2; que le hiera en el cuerpo y le guarde el alma. Es, como hemos dicho, Dios el que tira el cordel del edificio de donde no quiere Su Majestad pase nuestro cordelejo. Porque, cuando sean mortificaciones de las que nosotros llamamos burlas, ésas nota, considera y pesa, como dice David: Omnes vias meas previdisti et funiculum meum investigasti3. Mis caminos tenías tú, Señor, premeditados antes que yo los anduviese, et funiculum, el cordelejo, pena, trabajo y mortificación que yo daba, aunque fuese por burla y entretenimiento; porque el peso con que tú pesas los sinsabores que tiene y padece un alma es tan justo que, por añadidura, no sufre burlas añadidas a las veras; todo quiere que venga al justo.

 

            2.         [64r] Pues digo quef en Dios no puede haber yerro ni sobras en materia de penar al hombre, porque siente mucho de verle desnudo. Y si castigos sobrados merece, los quiere Su Majestad echar sobre sí y que él sólo sea el que pasa la raya y el que en esa mercaduría por nuestros delitos y pecados quiere dar y ofrecer al Padre medidag revertida


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y peso corrido; causa por donde el sancto Job le vino a decir a Dios: Utinam apenderentur peccata mea, quibus iram merui4. Parece que el sancto Job, viendo en spíritu padecer a Cristo, estaría haciendo el tanteo de sus peccados y de todos los hombres, y que puniéndolos en el un brazo de la cruz donde por ellos estaba Cristo colgado y hecho fiel, viendo cuán hacia nuestra parte corríah y se inclinaba el lado y balanza de sus méritos y cuánto sobrepujaban sus penas a nuestros peccados, pues con una gota de sangre podían todos quedar perdonados y remediados, pónese a decir: Ojalá, Señor, se pesasen mis peccados yi todos los del género humano, por quien merecimos ira y enojo. ¿Qué decís, Job? ¿No se pesan en la cruz? ¿La Iglesia no llama a la cruz peso, estatera facta corporis?5 Pues ¿cómo pedís peso? Digo que es verdad que la cruz fue peso, pero como Job no ve pesar al justo, pide peso. Ve que son más sin cuento los trabajos de Cristo y las penas que la satisfación que de ellos podía Dios hacer si quisiera, pues pudo con sola una lágrimaj, y así le parece que no es peso. ¿De qué sirve el peso si cuando yo voy a comprar una libra de alguna cosa me dan el peso tan corrido que llevo arrobas por libras? Si así pesáis, Señor, vuestras penas, no mereciendo nosotros ni aun adarmes, éste no es peso sino pagar a ojo, sin cuenta ni medidak. Esa cuenta y medida sólo se ha de guardar para el hombre que es flaco, delicadol y limitado en las fuerzas. Y así digo que de parte de Dios para con el hombre no puede haber demasía ni sobra en el enviarle trabajos y tribulaciones.

 

            3.         Puesto caso que en Dios en esto no puede haber yerro, todos los que hay [64v] y se ofrecen a un alma en el camino de la perfeción (que no son pocos) todos son causados de manos de los hombres. Mendaces filii hominis in stateris suis6; son mentirosos en sus pesos y en sus medidas, contra lo que Dios tenía mandado (Deuteronomii 25, n.13m), diciendo al pueblo hebreo: Non habebisn in saculo tuo diversa pondera, maius et minus, neque erit in domo tua modius maior et modius minor. Pondus habebis justum et verum, et modius aequaliso et verus erit tibi, ut multo tempore vivas super terram. Mándales Dios que no tengan dos pesos y dos medidas, grande y pequeño, sino uno y ése justo, recto y verdadero; y que con esto vivirán largo tiempo sobre la haz de la tierra.

 

            ¿Bueno será que vaya el penitente y el dicípulo que apriende y desea aprovechar en el camino de la perfección, que vaya afligido y desconsolado a quien le da el agua a la garganta, y que no le falta un sorbo para del todo afogarsep, y que en esta ocasión el padre spiritual no tenga cuatro palabras de consuelo con que animar a la tal persona que así va afligida, y que no sólo tenga peso y medida pequeña pero


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aun ninguna para consolarq y animar al caído? ¿Y que quien en esto es tan falto, tenga medida tan r desmedida y peso tan grande para os mortificars, que por hombrazo que seáis no tendréis saco donde quepan tantas pesadumbres como os darán, diciendo que es menester mortificar? Que parece no aprendieron en la escuela que ellos estudiaron sino a majar hierro. Que fuera bien que advirtieran que si Yubal fuet el queu inventó el labrar hierro a martilladas, su hermano fue el que al son de los martillos inventó el cantar7.

 

            4.         Bien me parece que mortifiquen un alma que tiene necesidad de que la ablanden, si está entera, y que le den uno y otro golpe, pero al son de esos martillos es necesario haya algunos consuelos y entretenimientos. Que el herrero, cuando saca [65r] la barra encendida de la lumbre, bien sabe templarla en la pililla del agua y a los carbones encendidos asperjarlos con el hisopo; que no ha de ser todo fuego, porque fuego sobre fuego aun hierro consumirá. De que nos fue ejemplo aquel desatentado y desacordado sacerdote Elí: que iba Ana, madre del gran Samuel, afligida y desconsolada delante de Dios y derramando ella lágrimas y ruegos a sólo Dios, que era el que la podía consolar y dar lo que pedía; oyéndola Elí sacerdote, le dice palabras pesadas y llama temulenta y borracha; y quien así se muestra riguroso con quien viene llena de desconsuelo, ésev no tiene una palabra mala y pesada contra sus hijos que cada día cometen delitos en la casa de Dios8. Esto es tener dos pesos y dos medidas en casa: una para los forasteros, grande, de trabajos y mortificaciones, y otra, de contentos y disimulaciones, para los de dentro de casa.




a  traemos inferido sobre lín., en lín. puesto caso que tach.



b sigue licencia tach.



c  sigue y el cuerpo del tach.



d su persona sobre lín., en lín. el alma tach.



1 Job 1,12.



e  corr. de herirle



2 Job 2,6.



3 Sal 138,3-4.



f rep.; sigue puesto caso tach.



g  sigue rep tach.



4 Job 6,2.



h  sigue pal. tach.



i   sigue los del tach.



5 Breviario Romano, Himno Vexilla Regis prodeunt, del tiempo de Pasión: "Beata, cuius brachiis pretium pependit saeculi, statera facta corporis, tulitque praedam tartari".



j  si-lágrima sobre lín.



k sigue porque tach.



l   sigue corto tach.



6 Sal 61,10.



m sigue avisa tach.



n  corr. de habes



o sigue erit tach.



p ms. corr. por 2m. ahogarse



q             sigue alentar tach.



r  sigue grande y peso tach.



s  para os mortificar sobre lín.



t  al marg. vide



u  sigue labrav tach.



7 Cf. Gén 4,21-22.



v  sobre lín.



8 Cf. 1 Sam 1,9-14; 2,12-17.22-25.






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