Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
San Juan Bautista de la Concepción Obras I - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
|
|
CAPITULO 22 - Los prelados y padres espirituales, haciéndose una misma cosa con sus súbditos y discípulos, deben aplicarles con prudencia y discreción paternal las mortificaciones más convenientes
1. ¡Oh Dios mío!, de cuánta importancia es que el prelado y padre espiritual sea una misma cosa con su súbdito y discípulo a quien enseña, para que, midiéndole con su persona el tamaño que tiene, sepa la vida que ha menester, como hizo Eliseoa con el niño de la viuda, que se apocó y estrechó para lo haber de resucitar1. Y es de notar que, cuando envió a su criado Guieci con su báculo o cayado, no lo resucitó2; para darnos a entender que pocas veces los prelados hacen bien a sus súbditos con palos, particularmente si son descompasados. Mejor se vivifican con soplos y con estrecharse los prelados y medirse con su pequeñez y poco ánimo que en las tales ocasiones suele el súbdito tener. Y este hacerse una misma cosa el prelado con el súbdito es decir que, en esto del imponerle trabajos y cruz, sean un Cristo y un Cirineo, que el uno ayude a llevar al otro la carga; y ayudando, el prelado echará de ver el sabor que tiene, si acaso es tan amarga que no sea lícito darla, por sancto y justo que un súbdito sea, pues vemos que la que a Cristo le ofrecieron los judíos, como la gustase, no la quiso beber3. Si aquella [91r] gente desapiadada la probara, es certíssimo que no se la diera. De aquí es que las madres que aman a sus hijos, particularmente cuando son pequeñitos, prueban todo lo que les dan a comer y aun, tomándolo en la boca, lo mascan y ablandan; y aun, si son niños de pecho, el manjar que les dan es lecheb que primero fue sangre en el cuerpo de la madre.
2. ¡Oh, si los prelados advirtiesen que con sus súbditos hacen y deben hacer officio de madre piadosa! Así lo dice san Pablo: Filioli, quos iterum parturioc4; hijuelos, que una y otra vez os paro. Que fue decir que siempre los consideraba por pequeñuelos y que no los dejaba ser grandes, según el amor que les tenía, sino que una y otra vez los paría; y que no los amaba como si sola una vez los trujera en el vientre y una vez sola hubiera pasado trabajos para los parir; y que esto era causa para que el manjar que les diese no fuese sangre, sino de sangre hecha leche, y así dice: Lac vobis potum dedi5. Que en esto todo era enseñar a los prelados que las mortificaciones y trabajos que a los súbditos aplicaren las maznen y ablanden primero entre los dedos y las masquen con la consideración; y si vieren que son trabajos sangrientos, pues hacen officio de madre, vuélvanlos leche de suerte que los pequeñuelos los puedan llevar. No den comida que no puedan llevar estómagos flacos y les hagan dar mill arcadas, como suelen hacer los religiosos demasiado de apretados y afligidos, y aun vomitar lo que comen y lo que allá dentro tienen. De este jaez son las mortificaciones que los prelados dan cuando por livianas ocasiones dicen malas palabras, aprisonan, encarcelan, ponen preceptos y descomuniones con que un religioso se ve tan apretado y constriñido que, si tiene poca virtud, todo lo echa, como dicen, a trece; y si tiene mucha virtud, sufriéndolo, padece el cuerpo.
3. Contra estos tales prelados pienso yo se debe Dios mucho de enojar, como se enojó aqueld hombre reye con el criado: que, habiendo él dado malas cuentas, porque a él se las diese buenas un compañero suyo [91v], dice el Evangelio que sufocabat eum dicens: Rede quod debes6; que lo ahogaba y constriñía de suerte que no lo dejaba resollar diciendo que pagase lo que debía. Y el otro, en la forma que mejor podía, le decía: Pacienciam habe in me, et omnia redam tibi7; ruégote que tengas alguna paciencia, me des alguna espera, no me ahogues, déjame resollar, aguarda un poco, que yo te pagaré todo lo que debo. Pero no quiso este siervo cruel, no quiso, sino fuese y hízolo meter en la cárcel y calabozo hasta que le pagase el último cuadrante: causa muy bastante para que con él se usase de la propia crueldad en las deudas que tenía. Y así lo hizo el rey cuando supo la tiranía que habíe usado con su compañero: que lo mandó entregar a quien lo atormentase hasta que pagase todo lo que él debía8. Grande exemplo es éste para enseñar a los prelados a tener paciencia con sus súbditos, a los aguardar y esperar que con virtud y fuerzas puedan pagar lo que a la obediencia deben y hacer lo que les piden sin afligirlos demasiadamente, considerando que los prelados también deben y, tanto cuanto son mayores, tanto más deben y mayores son sus deudas. Y es certíssimo que con la medida que ellos midieren les han de medir y, si ellos reprimen a quien les debe, han de ser ellos tanto y más comprimidos.
4. El pastor que guarda ganado, cuando ve la oveja atrasada o que con ellas quiere marchar a otros prados, para las llevar adelante, primero que les tire la piedra acertada, tira muchas erradas y torcidas contentándose primero con el estallido de la honda sin que salga la piedra; y cuando forzado y obligado de la detención de la oveja golosa le tira a acertar, no es pedrada que mata ni encoja, porque eso ya fuera perder una res y dar mala cuenta del ganado que se le entregó. Al contrario de esto hace el lobo cuando entra en una manada: que echa la boca al pescuezo de la pobre oveja donde, acabando en un momento, queda hecha manjar de su enemigo. ¡Oh, qué de prelados ignorantes!, que por no saber [92r] el modo con que han de regir y gobernar, en lugar de ser pastores se vuelven lobos que, inpuniendo a sus súbditos penitencias y mortificaciones, más es ahogarlos y comer de sus carnes que encaminarlos y llevarlos adelante en la perfección. Debiendo ser pastores discretos que al súbdito descaminado primero le avisen, amonesten, corrijan, doctrinen con spíritu de blandura, como dice san Pablo9, y si luego fuere necesario hacer algún ruido, sea estruendo que atemorice, pero no lleve piedra que descalabre; y si alguna vez, forzado y obligado del atrevimiento del súbdito, fuere necesario descalabrar, no se dé el golpe donde se encoje la oveja y quede de suerte que no pueda pasar adelante o sea herida, que desconsolado y afrentado, un religioso ya no se atreva a entrar en cuenta con los demás. Que de esta manera el súbdito quedará aprovechado y el prelado hará su officio como debe y obligará a Dios a que le dé gracia y gloria, etc.
|
a al marg. vide 1 Cf. 2 Re 4,34-35. 2 Cf. 2 Re 4,29-31. 3 Cf. Mt 27,34: "Et dederunt ei vinum bibere cum felle mistum. Et cum gustasset, noluit bibere". b ms. lecho c Filioli-parturio subr. 4 Gál 4,19. 5 1 Cor 3,2. d sigue gran padre de familias tach. e al marg. vide 6 Mt 18,28. 7 Mt 18,29. 8 Cf. Mt 18,34. 9 Cf. 2 Tim 4,1-5. |
Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL |