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San Juan Bautista de la Concepción Obras I - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
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CAPITULO 30 - Cómo Dios es solamente el que de veras acude a las aflicciones y necesidades de los hombresa
1. De esta doctrina nos dio un vivo exemplo Cristo redentor nuestro en su pasión, cuando estando cercado de tantas penas: por una parte, el discípulo que le tenía armada la traición; por otra parte, la flaqueza de los demás, que le habían de desamparar; los judíos que le preparan la cruz y en ella muerte acerbíssima; y su Padre con el cuchillo de rigor y justicia levantado; por todas partes le tienen cogidos los puertos, de suerte que a ninguna parte acuda que halle remedio, sino antes caiga en manos de olvidados o de enemigos, como se vido cuando acudió a los discípulos, que los halló dormidos, y cuando salió al encuentro al pueblo que lo buscaba, que cayó en manos de Judas y en manos de aquellos que con extraordinaria crueldad las ponen en él1. Pues con estar todas estas puertas cerradas yb los caminos cogidos por donde podía venir el socorro, como quien tan bien sabía la virtud de la oración que penetra los cielos, sube murallas y entra a puertas cerradas y saca el fructo de lo que un alma tiene necesidad de lo más íntimo y secreto del corazón, en medio de estas agonías que Cristo tiene, de estos ahogos de la porción inferior, a la oración acude y en ella con duración y prolijidad ora a su Padre. El cual si no le quita los trabajos y muerte, dale un ángel que le conforte, porque palabras salidas de tal boca como la de Cristo no habíen de volver vacías; porque las palabras del justo son como unas arrebañaderas que entramos en un pozo, que si no sacan aquello para que las entramos, arrebañan y sacan lo que allí [hay]. En esta aflicción que Cristo tuvo, arrojó a su Padre la oración [111r] que en el güerto tuvo; y entrando en aquel piélago inmenso del seno y entrañas de su Padre, si no sacó libertad de la vida y revocación de la sentencia porque así convenía, sacó lo que en aquelc pecho divino halló. En él habíe misericordia para los peccadores y perdón general para el hombre por medio de la sangre derramada de Cristo; pues saque eso la oración que Cristo hace. Habíe también fortaleza y confortación para el que padece; pues baje un ángel con un cáliz en la mano que dentro traiga una bebida que dé salud al hombre muerto y que dé muerte a Cristo vivo y, junto con eso, le dispierte fortaleza y ánimo2.
Exemplo es este muy vivo que nos enseña lo que hemos de hacer en nuestras agonías y cómo no hemos de desmayar por ver todos los puertos cerrados. Pues la oración es llave maestra que hace a todas partes; y cuando sólo abriera las puertas del cielo, bastaba que tuviera guardas que hicieran a esa cerradura, pues de ahí es de donde nos ha de venir el consuelo y remedio. De ahí es [de] donde la oración no baja vacía, de donde, si no saca y trai lo que pedimos, por lo menos arrebaña lo que hemos menester, de suerte que, si orando a Dios y pidiéndole nos libre de los trabajos no nos los quita, por lo menos nos da fortaleza y ánimo para los llevar.
2. También nos enseñód Su Majestad el poco fructo que tenían nuestros ruegos y mensajes que hacemos a los hombres, pues estando Cristo en tal agonía y tristeza, maestro y señor de sus discípulos que tantas mercedes les habíe hecho y tantas ofertas le habíen prometido, particularmente san Pedro que habíe dicho que no lo habíe de dejar aunque muriese con él3, con todo eso, lo dejan y desamparan de suerte que, acudiendo a ellos tres veces, los halla durmiendo4. ¡Oh buen Dios de mi alma!, que no es bastante para dispertar a tus tres discípulos el ser los más amados y queridos, los beneficios hechos, los sermones pasados, tus agonías y trabajos presentes, el dormir ellos en el suelo duro, el estar sin abrigo y el frío de la noche. Paréceme a mí que cualquier cosa de éstas bastaba para no poder ni dejar dormir a un hombre y no apartarse un momento de persona a quien por tantas partes tenían obligación. Bien pudiéramos poner por dispertador de hombres tan dormidos, y que no fuera campana que hiciera menore ruido, el ver que aún se estaba en pleito su remedio y la redención de todo el género humano; pues tantas veces les habíe dicho Cristo que convenía que muriese para que el mundo fuese libertado, y en aquella ocasión la humanidad sanctíssima de Cristo y la porción inferior teme [111v] y pide que pase dél aquel cáliz si fuere posible. Y con tantas razones y cosas que los obligan a velarf, acude Cristo a ellos y los halla dormidos sin los poder tornar en acuerdo. ¡Ay, hombres, los que en vuestros trabajos y necesidadesg acudís a los hombres! ¿Qué os parece de este sueño e ingratitud en semejante apretura como la que Cristo tiene? ¿Quién de hoy en adelante fiará el remedio de sus necesidades de amigos, de conocidos y paniaguados, de súbditos y discípulos? Y aunque mi remedio sea propio interés suyo, como lo era para los discípulos la muerte de Cristo a quien debían acudir en aquella ocasión, no hay llamar a los hombres en las que nosotros tuviéremos, que tan apriesa como nosotros los dispertáremos, tan apriesa se tornarán a dormir.
3. El hombre es ingrato y desconocido y por tal es tenido y reputadoh en la Sagrada Escritura (Esaíasi), pues aun pone mayor conocimiento en las bestias5, a quien lo envían para que apriendaj cómo se ha de acordar de quien recibe bienk; porque la ingratitud en el hombre es un sueño letárgico que, por más cordeles que le apretéis, no lo haréis dispertar y que se acuerde de tantas cosas como lo obligan a que tenga acuerdo y memoria. No inporta que la cama sea el duro suelo y que comprima el desabrigo, ni den voces obligaciones pasadas, ni aunque sea Dios el que llama y dispierta, porque como al hombre le tiene dado su libre albedrío, déjale para que haga lo que quisiere, y lo que quiere y pide tal enfermedad es dormir y no acordarse del amigo en estrema necesidad.
Supuesto esto, pregunto yo, ¿qué hombre abría en el mundo que, habiéndose de ver en un peligro enl que tenía necesidad del ayuda de un buen soldado y capitán, se fuese a amparar de una moza de cántaro dormida, medrosa, que al primer ruido cayese desmayada en tierra? Grandes son los trabajos y peligros que se les ofrecen cada día a los hombres en cualquier estado que tengan. Menos es que una hormiga el mismo hombre sin Dios para el remedio de los trabajos que se le ofrecen. Así, es bien acudir a Dios, que es buen amigo y él es el que vela y suda gotas de sangre por mi remedio, mientras el mismo hombre duerme6.
4. Esta verdad la hallo bien figurada en el sacrificio que Abrán quiso ofrecer en su hijo cuando, cercano a la muerte, le tapó y cubrió los ojos, como quien dice: Hijo mío, esto va muy de hecho, no hay ojos para buscar remedio de vida en la tierra [112r] porque en quien los pudiérades poner eran: en vuestro padre, y él quiere obedecer el precepto de Dios; o en vuestros criados, y ésos allá abajo quedan en la halda del monte; o en vuestras manos, ésas tampocom os pueden valer por las ligaduras que tienen; o en las manos de vuestro padre, y ésas tienen el cuchillo cuyo golpe ha de descargar sobre vuestra cerviz y cuello; o pudiérades poner los ojos en el monte, y ése ya tiene leña y fuego preparado con que habéis de ser sacrificado. Y pues en la tierra no hay remedio ni en quien poner los ojos, no hay sino cerrarlos y no mal emplearlos en quien no men puede ni quiere socorrer. Que, tapando los ojos y la vista que tienen afuerao, mirarán adentro y se pondrán con particular atención en lo escondido de nuestra alma, donde está Dios por particular gracia y unión, si el que padece es justo como lo era este sancto niño Isac; y si no lo fuere, el peccador dentro de sí topará la imagen de Dios en lo natural, aunque algo borrada y distrocada, llorando y derramando lágrimas de sus males hechos y cometidos; dentro de sí, donde está Dios por presencia, esencia y potencia, lo hallará para darle mill remedios y socorros. Así lo halló Isac después de tapados los ojos y cubierto (digamos) su rostro; pues, no tiniendo con qué mirar ni buscar socorros en el suelo, lo halló en el cielo yp dentro de sí se halló con Dios en su alma. Como quien, estando ahíq, rige y gobierna los cielos, al punto despachó un ángel que tuviese el brazo levantado de su padre y estorbase el golpe7 y que no muera el inocente, que para gente semejante es imposible falte socorro en el cielo.
5. Donde, a este propósito que vamos diciendo, hallo qué notar en el nombre que puso Abrahán a aquel lugar donde quiso sacrificar a su hijo y el cielo le envió un ángel que lo libertase. Dice la Sagrada Escritura que puso Abrahán por nombre a aquel monte Dominus videbit, Dios lo verá8. Antes, parece que habíe de poner otro nombre, como llamarlo "lugar de sacrificio" o uno de los nombres que Jacob puso después a los lugares donde recebía de Dios singulares mercedes y beneficios, como era llamarlo "lugar sancto", "lugar terrible", [112v] "casa de Dios" y "puerta del cielo"9. Pues cualquier nombre de éstos le cuadraba muy bien r: "lugar sancto", pues en él se ofreció sacrificio; "lugar terrible" se pudo llamar por el rigor que el sacrificio traía consigo, como es matar un padre a un sólo hijo que tenía; púdose llamar "casa de Dios" pues allí se le dieron grandes conocimientos al patriarca de la casa de Dios; "puerta del cielo" se pudo llamar pues ses abrió para enviar el ángel que habíe det libertaru al niño Isac. Y no ponerle por nombre Dominus videbit. A lo cual respondo que fue orden del Spíritu Sancto y grande sabiduría de Dios que le pusiesen [a] aquel lugar "lugar de vista de Dios", para consolar a los que no la tienen en el mundo y para que no pierdan las esperanzas aquellos que no tienen en quién poner los ojos en la tierra. Que, cuando ellos más cerrados los tuvieren, los tendrá Dios más abiertos para acudir a lo que tuvieren necesidad, como dice David: Oculi Domini super justos10. No inporta que el justo tenga los ojos quebrados, que Dios los tiene muy sanos para lov mirar y socorrer de muy cerca: Qui humilia respicit et alta a longe cognoscit11.
6. Noten por charidad que dice David que a los humildes los mira de cerca, y a los altos y encumbrados, soberbios, losw conoce de lejos. Pregunto yo: ¿por qué en la vista de los humildes y soberbios varió aquel término respicit, que es mirar, diciendo que a los humildes los mira de cerca y a los soberbios los conoce de lejos? Pudiera decir con un propio término que miraba a los unos de cerca y a los otros los miraba de lejos; o, si no, decir que a los unos los conoce de cerca y a los otros losx conoce de lejos. Respondo que en esto nos quiso dar a entender cuán cerca está Dios de los justos y atribulados, porque de la vista nos aprovechamos para cerca y del conocimiento para lejos, de suerte que lo que tenemos presente decimos que lo miramos y de las cosas que están absentes decimos que las conocemos. Y como los justos están junticos con Dios, los mira; pero, como los soberbios se apartaron, ya parece que están tan lejos que, al modo de entender de la vista del hombre, ya parece [113r] que no alcanza la vista de Dios a mirarlos y que ha menester aprovecharse del conocimientoy, que es el que los hombres tienen para los que están absentes y apartados.
7. Digo más, que el mirar en la Scritura significa misericordia12, regalo, blandura y benignidad. Y como todo esto tiene Dios con los humildes, dice que los mira. Pero conocer pertenece a los jueces, de quien decimos que conocen muy bien las causas y los pleitos. Y aun el mismo Cristo usó deste término y vocablo cuando los phariseos lo quisieron calumniarz sobre que sentenciase y dijese si era lícito dar censo y tributo a César, que entonces dicea el evangelio (Matheo 22, 18b) quec, cognita Jesus nequicia eorum, dio dos sentencias: la una, que lo que era de César lo diesen a César, y lo que de Dios lo diesen a Dios; la otra sentencia fue llamarlos hipócritas y tentadores diciendo: "¿Qué me tentáis, hipócritas?". Pues pregunto yo: muchas veces, descubriendo Cristo los pensamientos de los phariseos, ¿no dice el evangelio por este término: Vidit cogitaciones eorum13; que veía los pensamientos de los escribas y phariseos? ¿Por qué ahora no lo dice con ese propio término sino con este de conocer, diciendo que cognita Jesus nequicia eorum? Digo que, cuando en esotros lugares se pone este vocablo: "que vido Cristo sus pensamientos", parece que allí no tanto se hace mención de la maldad y peccado cuanto de los pensamientos de los phariseos, los cuales, por entrapados que estén, no se le van a Dios por pies, que vista tiene para darles alcance. Pero, como aquí hizo mención de la maldad e iniquidad con que éstos llegaban a calumniar a Cristo, luego parece que le taparon y escurecieron los ojos dejando en Su Majestad el conocimiento solo que tiene un juez para sentenciar la maldad del delincuente; guardando en esto lo que suelend los jueces rigurosos, que no consienten entrar delante de ellose los reos propios, sino que parezcan por sus procuradores y procesos que están causadosf, que parece se dan por obligados en alguna manera a piedad y clemencia si los miran y ven.
¡Oh buen Dios mío!, y cuánto debe de ser el rigor que aguardan los soberbios y presumtuosos, pues de ellos no dices que los miras [113v] sino que los conoces, dando a entender que no quieres que parezcan delante de ti personalmente, sino sus causas y procesos para que por ellos con mayor rigor sean sentenciados. Pero los justos miras, y no de lejos sino de cerca, donde sus trabajos y tribulaciones teg puedan dispertar y hacer y prestesh atención al remedio de ellos. Y como es de tan grande consideración el mirar Dios, habiendo de poner Abrahán nombre a aquel monte, sólo quiso ponerle por nombre "Dios lo verá".
8. La segunda dificultad que hallo yo aquí sobre este nombre es saber por qué le puso nombre de futuro, diciendo "Dios lo verá", y no de pretérito diciendo "Dios lo vido". Pues parece habíe más razón para ponérselo de pretérito, pues era verdad que Dios habíe mirado con buenos ojos de misericordia la aflicción de padre y de hijo y la habíe remediado dándole vida. Respondo a nuestro propósito (dejando otras muchas razones que se podrían traer a propósito diferente) que, puesto caso que ya Dios habíe remediado aquella aflicción, si le pusiera por nombre al monte "Dios lo vidoi", pudiera ser que entendieran los hombres que sólo socorría Dios aquella necesidad por algunas particulares circunstancias y que le habíe de ser dificultoso acudir a otras. Pues, para darnos a entender cuán aparejado está Dios a acudir al remedioj de todos los que se vieren sin ojos como otro Isac para no ver ni hallar remedio en la tierra, pone por nombre al monte "Dios lo verá". No porque haya visto este caso (como si dijera) dejará de ver todos los semejantes, que aparejado está parak mirarlos a todos. Con el mismo poder se queda, con la propia gana y con los mismos ángeles para nos socorrer. No es Dios persona que se cansa; y si miró a Isac, Dios tanbién verá nuestros trabajos y tribulaciones para los remediar con gracia y gloria.
9. [114r] Suelen los grandes pinctores cuando acaban de hacer una obra muy perfecta, porque no entiendan que allí se les acabó el arte y el saber, poner abajo un rótulo que dicel: Fulano faciebat, Fulano hacía esta imagen; hablando en aquel faciebat de tiempo inperfecto, que es pasado y no cumplido. Que es decir: Hizo esta imagen y hará otra mejor si fuere menester. Lo propio parece quiso decir Abrahán en el nombre que puso al monte y lugar donde Dios habíe obrado una tan singular maravilla con él y con su casa: que porque los hombres, mirando el primor que los ojos de Dios habíen tenido para los socorrer y consolar, no entendiesenm que allí se le acababa a Dios el saber y la virtud de los ojos pudiendo sólo llegar hasta allí, puso al monte y lugar nombre de "Dios lo verá". No paran, como si dijera, ahí la virtud de los ojos de Dios, que si esta obra la han sacado perfecta, otras las podrá sacar más perfectas y acabadas; mayores y más extraordinarias mercedes puede hacer y las hará de futuro, pues, si hoy libra a mi hijo commutando este sacrificio en el de un carnero, tiempo vendrá en que librará y libertará a todo el género humanoo con la muerte de su propio Hijo. Luego, si esta obra que aquí hizo Dios en este monte de librar a Isac con el sacrificio de un carnero aguarda otra mayor, que es el sacrificio del mismo Hijo de Dios, bien hizo Abrahán de ponerle nombre de futuro al monte diciendo "Dios lo verá"; pues habíe de llegar tiempo y haber lugar donde Dios con ojos de misericordia y piedad habíe de mirar a todo el género humano, entregando por su libertad a su propio Hijo en el monte Calvario, donde el Padre eterno tuvo ojos para socorrer los peccadores a costa de la sangre y muerte de su propio Hijo. Quiera Su Majestad que nosotros tengamos vista y ojos para conocer y agradecer tales y tan singulares beneficios, etc. [114v] Jhs. Mª
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a Capítulo-hombres al marg. 1 Cf. Mt 26,40-56; Lc 22,45ss. b sigue el socorro cogido tach. c ms. aquell 2 Cf. Lc 22,43. d sigue el poco fructo tach. 3 Cf. Lc 22,33. 4 Cf. Mt 26,40-45. e corr. f que-velar sobre lín. g y necesidades al marg. h corr. i al marg. 5 Cf. Is 1,2-3. j sigue a que tach. k sigue pues de tach. l sobre lín., en lín. de tach. 6 Cf. Lc 22,44. m ms. tampono n sigue a de socorrer tach. o corr. p sigue si tach. q sigue está tach. 7 Cf. Gén 22,11-12. 8 Gén 22,14. 9 Gén 28,17. r sigue son tach. s sigue abierto tach. t sobre lín. u corr. de libertado 10 Sal 33,16. v corr. de los 11 Sal 33,16. w sigue mi tach. x sigue mi tach. y sigue del tach. 12 Seguramente tiene en la mente el binomio: Respice in me, et miserere mei, que se halla a menudo, por ejemplo, en los salmos (24,16; 85,16; cf. 68,17). z sigue a Cristo tach. a sigue que tach. b Matheo 22,18 al marg. c rep. 13 Mt 9,4; Lc 11,17. d sigue guardar tach. e sigue los tach. f sigue de los tales tach. g sobre lín. h corr. de prestar i sigue en tach. j corr. de remedios k rep. l sigue dominus tach. m corr. n ms. paran o ms. humana |
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