Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto

  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 35 - Cómo Dios tiene puestos grandes bienes en un alma para que, sin salir de sí, goce y halle su descanso y el bien que quisiere. Y cuánta miseria es ignorar este bien que dentro de nosotros tiene Dios puesto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para activar los vínculos a las concordancias

- 667 -


CAPITULO 35 - Cómo Dios tiene puestos grandes bienes en un alma para que, sin salir de sí, goce y halle su descanso y el bien que quisiere. Y cuánta miseria es ignorar este bien que dentro de nosotros tiene Dios puesto

 

            1.         Hemos ido tratando cómo ela alma recogida y retirada en sí propia está más fecunda y llena de bienes. Causa muy suficiente para que, deseando con tantas veras Dios nuestro bien, busque medios aunque [127r] sean algo costosos para que el alma se retire allá dentro, pues en sí tiene Dios hecho moradas y aposentos donde hallará celestiales dibujos de lo que debe hacer. Porque en ella está el lienzo en quien la Majestad de Dios se retrató y dibujó, de tal manera que diga el Spíritu Sanctob en el Génesis que factus est homo ad imaginem et similitudinem Dei1; y esta semejanza y pinctura sólo es para la contemplación y consideración, en quien los ojos del alma, que no pueden percebir la grandeza y hermosura del rostro de Dios, lo vean y contemplen en su retrato y retrato tan propio y vivo. Que para la verdad en el alma del justo está Dios no sólo por su presencia, esencia y potencia, sino por particular gracia2; y si este justo es de los escogidos, esta gracia sube tanto de puncto y se vivifica de tal manera que el alma se siente unida y pegada con quien tanto ama y desea. Ahí desea Dios al alma, ahí la quiere y ahí la procura tener escondida. Que parece se ha Dios como la buena madre que tiene una sola hija a quien de veras ama, que no la querría ver un instante asomada a la ventana ni por los agujeros o corrales mirando lo que pasa en el pueblo y por las calles, sino allá retirada en su aposento, porque sabe que allí recogida no ha de estar ociosa sino que ha de tomar el almohadilla y labrar, y haciendas de consideración.

 

            2.         ¿Quién es este nuestro cuerpo sino una casa terrestre, como dijo san Pabloc: que habitamos en casas de tierra?3 Estos nuestros sentidos son ventanas por quien vemos lo que pasa en este mal mundo en quiend vivimos; y, ahí puestos, gastamos tiempo entretenidos en cosas de poca consideración y aun en muchas vanas y de ofensa de Dios. Por cuya causa dijo Dios por [Isaías]: Redite, prevaricatores, ad cor4; entraos, peccadores, dentro de vosotros propios, cerrad esas puertas por donde salís a rondar la vanidad y por donde ella entra a morar con vosotros. Y aun por eso dijo David: Averte oculos meos ne videam vanitatem5. ¿Qué otra cosa hoy pasa en el mundo sino vanidad? ¿Por dóndee se goza y


- 668 -


trata con ella sino por los ojos? Pues ruégoos, Señor, que tapéis estas dos ventanasf para que no la vean.

 

            [127v] Advirtamos el término con que lo dice: averte, que quiere decir "volver" y "rodear". No pide que le quite la vista, cierre los ojos, sino que los vuelva y rodee, como si dijera: estos ojos, Señor, que miran afuera, de hoy en adelante miren adentro, y si afuera quedaren lodados y tapiadosg, adentro queden tan acrisolados que ahí os contemplen y mediten. Ahí es donde el alma, como doncella y virgen, se ocupa en hacer sus labores muy a lo divino con menos peligro y más seguridad. Causa muy bastante por qué la Majestad de Dios puso dentro de nosotros suh reinoi; porque viendo nuestra flaqueza no quiso que, por buscar a Su Majestad acá fuera donde tantos enemigos nos cercan, por venir por lana tornásemos trasquilados, como le sucedió a la esposa cuando salió a buscar a su esposo, que, yendo de calle en calle, le quitaron el manto y volvió desnuda a su casa6.

 

            3.         Dotrina es ésta común. Millares de veces se trata, los libros están llenos y nadie se cansa de repetir lo que tantas veces sucede en daño de las almas y tan poco se obra. Qué de problemas, qué de repeticiones y dichos de sanctos: que jamás salió religioso de la celda que tornase a ella con la integridad de pensamientos y afectos con que salió. Causa para Dios muy bastante, no sólo para encerrarse con un religioso en su celda, sino dentro de su propia alma, habiéndose como los discretos capitanes y maestros de campo: que en tiempo de guerra entran en el castillo y fortaleza lo que han menester, por el peligro que puede haber de lo salir a buscar fuera. Y por faltarles este mantenimiento y provisión de su cerco y murallas adentro, hemos visto y leemos así en historias divinas y humanas tantos desastres en el mundo: unos, de que totalmente han desconfiado y tentado a Dios pareciéndoles que para ellos ya no habíe libertad; otros, que de hecho se han entregado en manos de sus enemigos.

 

            ¡Oh padres y hermanos míos, y si considerásemos cuántos y cuán grandes son los males que en este mundo [128r] nos cercan, y cuán poderosos los enemigos que están puestosj en vela para clavarnos el corazón cuando lo topen acá fuera! Si esto de veras y como ello es lo considerásemos, ¡con cuántas veras ayudaríemos a Dios, que es el que pone y quiere poner dentro de nosotros suficiente mantenimientok y sustento con que el alma se entretenga mientras en este mundo estuviere, sin salir a buscar ni a mendigar a las puertas bordoneras de las criaturas!

 

            4.         Diránme: ¿Cómo tengo de ayudar a Dios y cómo es esto que en mí hallel yo lo que puedo buscar y hallar fuera? Tratando voy con los varones spirituales, que buscan cada día su mayor aprovechamiento y procuran evitar sus menoscabos. Digo, pues, a éstos que hay muchos


- 669 -


que están enseñados a buscar cosas exteriores en que meditar y contemplar, de suerte que el día que esa materia les falta, ora sea porque se fueron al campo o se fueron a otras partes a entretener, dicen que no pueden tener oración. A estos tales digo que, si quieren de veras en sí y dentro de su alma buscar cuanta materia hay en el cielo y en la tierra para contemplar y meditar, tanta hallarán, pues en su persona hallarán un mundo abreviado y un cielo encogido y estrecho y aun a la grandeza de Dios hecho pequeñito de nuestra condición. Ahí hallarán las grandezas y atributos que relucieron y se mostraron en la creación de ese mundo grande, porque no esm menester menos poder para criar un alma que un mundo entero. De donde dijo David que la sciencia y sabiduría de Dios era admirable en él; y en él hallaba un poder infinito que lo hubiese formado y hecho, de suerte que, si algún día se olvidaba de su Criador, en él hallaba quien le desmintiese de lo contrario que quisiese afirmar cuando negase que Dios no le había hecho. Y así dice: Ipse fecit nos, et non ipsi nos7.

 

            En sí propio hallará el hombre [128v] el ministerio de los ángeles pues a cada uno dio Diosn un ángel que le sirviese. En mí hay un retrato de toda la Sanctíssima Trinidad y un dibujo único y celestial de la encarnación del Hijo de Dios. En mí hay el precio de su sangre derramada y vertida. No sé, cierto, hombre, qué puedes buscar con que cebar tu entendimiento y voluntad que dentro de ti y en ti Dios no lo haya puesto. Si tú por ignorante no lo sabes y siendo rico quieres ser pobre, como el que, tiniendo en su casa un grande thesoro escondido de barras de oro y de plata, va a buscar cuartos y ochavillos enprestados, esto es lo que yo te digo: que ayudes a Dios en esta forma, que lo que Su Majestad tiene puesto y escondido dentro de ti lo descubras con la consideración, lo mires con el entendimiento, lo contemples con el alma, y en ese Dios que ahí seo te está dando te satisfagas con la voluntad.

 

            5.         ¿Por qué piensan que hay tantos hombres, así religiosos como seglares, que, en faltándoles los consuelos exteriores, desconfían, se quieren dar y entregar a mill locuras y vanidades, que son nuestros enemigos exteriores? Porque con tiempo no se proveyeron en estas meditaciones de que vamos hablando para el tiempo de la necesidad considerando que, cuando por de fuera les falte el mundo, no les puede faltar Dios en lo abscondido de su corazón, con quien pueden tratar, communicar y conversar, en quien con grandes ventajas y mejoros hallarán adentro lo que afuera perdieron. Pues digo que, faltando a estas tales personas el cebillo que tenían en las cosas de acá fuera (que en fin no es perpetuo sino muy al quitar pues, siendo cosas finitas y limitadas, habiendo muchos para ellas, el primero que viene se las viste) como ellas no saben el bien que tienen [129r] dentro de sí, desconfían como si ya no hubiera Dios para ellos ni cosa alguna en que hallar consuelo.


- 670 -


 

            ¡Ay, Dios mío!, y ¿de dónde viene el haber el día de hoy tantos religiosos y religiosas desconsolados en el mundo? De que unos tenían puesto su consuelo en tal convento, otros en tal prelado, otros en tal officio y prelacía; faltóles eso y faltóles también la consideración de que vamos tratando, que dentro de cada uno tiene Dios puesto lo que ha menester muy cumplidamente para enllenarle sus deseos y vacíos. ¿Qué ha de hacer este tal a quien lo uno le falta y lo otro ignora sino entregarse a desconfianzas y aun al enemigo? Porque él no se puede hallar ocioso ni siempre desconsolado.

 

            6.         Con quien Dios se enoja grandemente y con mucha razón pues, por no abrir los ojos, no ven la mesa espléndida que en ellos y junto a ellos les tiene Dios puesta. ¡Que tengan el bocado en la boca, y por no mascarlo mueran de hambre! ¡Que pasen por los umblares de mi alma arroyos de agua cristalinap que descienden de Dios, y por no abajarme a beber esté sediento! ¡Que esté todo yo amasado con sangre de Cristo, precio para mill mundos que hubiera, y no quiera libertad! ¡Ay, hermanos!, entremos dentro de nosotros, ahí hallaremos a pedir de boca remedio de todos nuestros males y cumplimiento de todos nuestros deseos. Y si alguna vez nos viéremos perseguidos y que todo lo exterior falta, trazas son de Dios para que nos entremos adentro y volvamos los ojos a nosotros propios y conozcamos de nuestra parte nuestra poquedad y bajeza y, de la de Dios, su grandeza y misericordia, que quisiese en mí hacer una recopilaciónq de tanta inmensidad de bienes, y por ellos le demos infinitas gracias y lo alabemos por los siglos de los siglos. Amén. Etc.

 

[129v]




a  sigue agua tach.



b al marg. vide



1 Gén 1,26-27.



2 STO. TOMÁS, Sum. Th., 1, q.8, a.3: "Deus est ubique per esentiam, praesentiam et potentiam". Cita a san Gregorio Magno (Glossa ordinaria super Cant. 5,7): "Deus communi modo est in omnibus rebus praesentia, potentia et substantia; tamen familiari modo dicitur esse in aliquibus per gratiam".



c  al marg. vide



3 Cf. 2 Cor 5,1.



d sigue abitamos tach.



4 Is 46,8.



5 Sal 118,37.



e  ms. don



f  sigue advirtamos tach.



g  sigue aq tach.



h  corr. de el



i   sigue de Dios tach.



6 Cf. Cant 5,7.



j  ms. puesto



k sigue con tach.



l   ms. halled



m corr. de fue



7 Sal 99,3.



n  sigue que tach.



o corr.



p ms. cristalinas



q sigue pal. tach.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL