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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • EL RECOGIMIENTO INTERIOR
      • CAPITULO 47 - En que se prosigue la propia materia y declaran muchas ganancias y victorias que alcanza el hombre recogido interiormente
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CAPITULO 47 - En que se prosigue la propia materia y declaran muchas ganancias y victorias que alcanza el hombre recogido interiormente

 

            1.         Figura del hombre me parece era aquel edificio y templo de quien habla el propheta Eczechiel por muchos capítulos de su prophecía y particularmente en el capítulo 44. Y entre [158r] otras condiciones y propiedades que tenía, eran dos: la una, que la puerta principal que miraba a oriente jamás se habíe de abrir ni entrar hombre por ella; sólo para el príncipe habíe de estar reservada, y aun para él no hace mención que se hubiese de abrir, antes dice que non aperietur principia1. Debiera de ser la causa porqueb debiera de tener la llave y, cuando viniese a entrar, la trairía consigo, como vemos hacen los príncipes en los aposentos y retirados donde están y viven las reinas; o porque el príncipe de quien hablaba el propheta debiera de ser tan poderoso que no habíe menester puerta abierta para entrar donde él fuese servido, como hizo Cristo cuando entró a sus sagrados discípulos a puerta cerradac2. La segundad cosa que hallo que notar en el edificio de aquel templo era que la puerta del atrio interior que miraba al oriente mandaba


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Dios que estuviese cerrada seis días, en los cuales se hace y anda obra en el santuario, pero que el día del sábado se abriese y en el día de las calendas3.

 

            Si el alma del justo es templo de Dios vivo, más suntuoso, de más estima y precio, qué mucho que pida Dios que la puerta principal de nuestra alma, que es nuestra voluntad, con la cual miramos a oriente, que es a Dios, que nos formó y hizo, que es nuestro origen y principio, no se abra sino que siempre esté cerrada, que sólo Dios entre por ella, el cual sólo tiene la llave. Ipse aperit et nemo claudit4; él tiene las llaves de la muerte y de la vida. Y si para todas las cosas y criaturas de la tierra la voluntad está cerrada con un noe y con una verdadera negación, para cuando se haya de abrir, querer y dar consentimiento para que Dios entre en ella, el mismo Dios trairá la llave y abrirá, que él es elf príncipe poderoso y tanto que, cuando un alma se vea más imposibilitada para ese bien, sin saber cómo o por dónde le vino, se hallará con Dios en casa.

 

            Yg el entrar Su Majestad a puertas cerradas [158v] sin que a él se le abra, se puede entender de la primera gracia con que Dios nos previene sin nuestros propios méritos.

 

            2.         El decir el propheta y mandar Diosh que la puerta de los portales o zaguanes interiores que miraba también al oriente estuviese por seis días cerrada y que sólo se abriese el sábado y los días de fiesta, significaba que, así como no era bien que andando obra en el templo entrase polvo o se oyese ruido dentro, sino que todo eso se escusase estando cerrada y que el día de la fiesta que se quitaba ese inconveniente ese día se abriese, de esa misma manerai, considerando en el hombre la voluntad que en él hay con dos caras o haces, una que mira a Dios, como hemos dicho, que es nuestro principio y origen, otra que miraj a los hombres y a nuestros padres, a quien también podremos llamar oriente y principio en cuanto nos hacen bien y nos engendraron, y así se podrá llamar puertak de afuera, ésa aun en los varones perfectos pide Dios que esté cerrada por los seis días de trabajo que en este mundo vivimos, porque por ahí no entre polvo o ruido que estorbe la perfecta comunicación y trato estrecho con Dios. Por esol aconseja Su Majestadm al que hubiere de ser perfecto aborrezca a su padre y madre y renucie todas las cosas de la tierra5, que eso es cerrar la puerta del atrio. El decir que se abra el día de la fiesta es decirnos que el sétimo día, por quien es figurada la eternidad de la gloria, entonces que no hay ese peligro se abrirá la puerta y dará Diosn licencia que se amen los padres y todos [159r] los hombres sirviendo en el cielo de intercesores, que es lo que en el credo confesamos cuando


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decimos: "credo en la comunicación de los sanctos"; creo que los sanctos tienen una grandíssima voluntad y puerta abierta, deseando y pidiendo a Dios el remedio de todo el mundo.

 

            3.         Según esto, ninguna puerta en el hombreo hemos de considerar abierta, sino todas cerradas. Quiero decir que, puesto caso que en el hombre la voluntad la consideramos de dos maneras, una por la parte que mira a Dios y otra por la que mira las cosas de la tierra, por la que mira a Dios jamás ha de querer más de lo que Dios quisiere, que es lo que Cristo nos enseña a pedir en el padrenuestro cuando dice: "hágase tu voluntad así en el cielop como en la tierraq"6; que es tanto como si dijera: no haya otra voluntad ni otro querer en la tierra más de lo que tú quieres y ordenas en el cielo. Y lo propio enseñó cuando, orando en el güerto, dijo: "No se haga, Padre r mío, mi voluntad sino la tuya"7. Estando por esta parte así cerrada la voluntad del hombre, bien sabe Dios cómo y por dónde ha de entrar en mí, dándome el velle et perficere que dice san Pablo8, que es una voluntad perfecta que sólo quiera lo que fuere la voluntad divina.

 

            4.         Por la parte que esta voluntad mira las cosas de la tierra, tanbién ha de estar cerrada mientras viviéremos, que son los seis días de trabajo que dice el propheta, porque el verdadero siervo de Dios de tal manera ha de estar con el cuerpo en la tierra, que siempre tenga el alma en el cielo y el spíritu unido con Dios. Entre todas las phiguras, la esférica que es la redonda es la más perfecta de todas, que por todas partes está cerrada. Así debe ser el varón perfecto, que tenga una vida y una voluntad tan perfecta y cerrada que venga a alcanzar la negación verdadera que Cristo enseña, aborreciéndolo todo y lo que es más y más dificultoso, que es a sí propio.

 

            5.         En esta clausura y encerramiento que el alma tiene dentro de sí propia es donde Dios con ella hace grandes y extraordinarias maravillas, porque ahí es donde el alma, como otro gusano de seda metido y encerrado en su capullo, muere para salir con alas para volar cuando Dios sea servido que este nuestro cuerpo se rompa [159v] y muera y el alma salga para Dios. Ahí es donde, como en otro aposento cerrado, resucita Cristo a nuestra alma y la vuelve a nueva vida, como hizo a la hija del príncipe de la sinagoga; a cuyo milagro sólo se hallaron Pedro, Juan y Diego, el padre y la madre9, que en nosotros son nuestras tres potencias, alma y cuerpo, que es en cuya presencia y los que son los testigos del milagro que hace Dios con un alma cuando de muerte la reduce a vida, porque todos ellos son los que gozan, saben y conocen el bien o mal de un alma.

 

            6.         Esta es la clausura y encerramiento que hizo la otra pobre mujer viuda en su casa, a quien, habiendo pedido muchas vasijas enprestadas


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por orden de Eliseo, se le enllenaron de aceite de una sola gotilla que tenía en su casa (4 Regum 4)10. Esta clausura y retiramiento del alma es la torre a quien huyeron hombres y mujeres de Tabes (Judicum 9 n.51), cuya puerta fuertemente cerrada, se salvaron; y ahí subidos, una sola mujer que arrojó un pedazo de rueda de molino, mató al capitán del ejército contrario y desbarató su escuadrón y compañía11. No hay hombre tan flaco que, ahí metido y retirado, no se libre del enemigo y aun con pequeñas obras no desbarate mill ejércitos contrarios. De donde vemos que niñoss pequeños yt mujeres flacas han hecho burla de ejércitos y poderíos de príncipes y emperadores, y aun a la batalla y encuentro les hacen mill desafíos, porque parece que, en sí encerrados, tienen el campo seguro. Y aun los vemos reír de los demonios, sujetarlos y mandarlos, como leemos de sanctas mujeres aún en nuestros tiempos, y aun los propios demonios los temen. Siendo muy al contrario con otras personas, aunque en lo natural sean más fuertes. La razón es porque es gran cosa que el enemigo nos coja en nuestra casa y retirados en nuestra fortaleza; que, como [160r] acá decimos, cuatro son menester para echar a un hombre muerto de su casa; ¿quéu será menester para echarle fuera cuando está vivo? Un alma vivificada con la gracia y levantada a vida sobrenatural y en sí propia recogida, mill infiernos son menester para sacarla fuera, y dentro de sí propia se ríe de todos y de todos alcanza mill victorias.

 

            7.         No sé a quién mejorv poder comparar estas victoriasw juntamente con el salvo que en sí tiene el alma recogida, que a las que tuvo el pueblo de Dios en el mar Bermejo de los egipcios. Abrióse la mar y recibió en sí para defender a los hebreos perseguidos. Y al tiempo delx entrary a los enemigos por los propios caminos y puertas que en el mar habíen entrado los hebreos, se cerró la mar y el agua, que como muros se habíe levantado en alto, cayó y cogió como entre puertas a los egipcios, y ahí los acabó12.

 

            Esta clausura y recogimiento, aunque la llamamos de nuestra alma, mar es grandez de aquel inmenso e infinito poder de Dios, en que me recibe, me recoge y ampara del enemigo; en quien, viniendo en mi seguimiento todos los ejércitos y enemigos del alma, los coge Dios como entre puertas y ahí los consume y acaba, porque entre estas dos puertas de que hemos ido hablando arriba que siempre están en un alma cerradas, que son no querer más de lo que Dios quiere y aborrecer todas las cosas de la tierra, entre ese querer y no querer coge Dios al enemigo, ahí lo estruja, lo aprieta y acaba hasta no dejarle vida ni fuerzas para más contrastarme ni combatirme.




a  antes-principi sobre lín.



1 Ez 44,2-3: "Porta haec clausa erit; non aperietur, et vir non transivit per eam, quoniam Dominus Deus Israel ingressus est per eam; eritque clausa principi".



b sigue él tenía la tach.



c  a-cerrada sobre lín



2 Cf. Jn 20,26.



d sigue condición o propiedad tach.



3 Cf. Ez 46,1.



4 Ap 3,7.



e  corr. de uno



f  sobre lín.



g  sigue en tach.



h  sobre lín., en lín. pal. tach.



i   sigue esta puerta tach.



j  corr.



k sigue esa tach.



l   por eso sobre lín., en lín. y así manda tach.



m Su Majestad sobre lín.



5 Cf. Mt 19,21.29.



n  sobre lín.



o sigue es tach.



p corr. de 2m. en tierra



q corr. de 2m. en cielo



6 Mt 6,10.



r  corr. de madre



7 Lc 22,42.



8 Flp 2,13: "Deus est enim, qui operatur in vobis et velle, et perficere pro bona voluntate".



9 Cf. Lc 8,51.



10           2 Re 4,1-7.



11           Jue 9,53.



s  la síl. ni sobre lín.



t  sigue hom tach.



u  sigue para ech tach.



v  sigue las tach.



w estas victorias sobre lín.



x  sigue querer tach.



y  ms. entratar



12           Cf. Ex 14,21-29.



z  sigue en que ricebe ya tach.






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