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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • ALGUNAS PENAS DEL JUSTO EN EL CAMINO DE LA PERFECCION
      • CAPITULO 14 - En que se prosigue la materia del capítulo pasado. Y de la obligación que el prelado tiene muchas veces de conformarse con el spíritu del súbdito, y el súbdito de rendirse al prelado, aunque en materia tan grave le parezcan sus consejos o mandatos torcidos
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CAPITULO 14 - En que se prosigue la materia del capítulo pasado. Y de la obligación que el prelado tiene muchas veces de conformarse con ela spíritu del súbdito, y el súbdito de rendirse al prelado, aunque en materia tan grave le parezcan sus consejos o mandatos torcidos

 

            1.         Aunque la naturaleza es corta en darnos exemplos que lleguenb con qué explicar nuestro sentimiento, no es a lo menos corta en darlos en número. Los cuales seríe bueno juntásemos para ver si pudiésemos de un agregado y de muchas criaturasc componer un corazón afligido que por un rato representase el corazón del justo en la ocasión presente,


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eld cual no se atreve a salir [213r] en público, ni puede decir su mal. Noe es pequeño exemplo el que David nos pone del pueblo de Dios, cuando lo llevaban captivo a Babilonia. El cual, llevando consigo a sus prophetas, su ley, sus sacerdotes -que, en fin, en este captiverio no les privaban más que de lo temporal-, y de eso tenían tanto sentimiento que, sentados a las corrientes de las aguas de los ríos de Babiloniaf, derramabang ellos las de sus ojos, para que las unas se juntasen con las otras y no anegaran la tierra; que si tanta copia ellos tuvieran, bien lo hicierah su deseo. Al golpeadero de aquellos ríos, ellos sollozaban para que el un ruido ahogase al otro y no atemorizasen a los vencedores. Todos estos sentimientos eran porque de ti, Jerusalén, nos acordamos; porque se acordaban de aquella sancta ciudad de Jerusalén, de su templo, de susi sacrificios y de las demás ceremonias y ritos que en su templo celebraban1.

 

            ¡Oh Dios mío, Dios sancto e inmenso! Abre tú los ojos a los hombres para que vean y sientan lo que siente el alma del justo cuando, no privado de lo material, sino de lo formal que en Dios gozaba -no digo tampoco privado de la gracia, sino de los gustos, entretenimientos y regalos de Dios en que descansabaj-, sácalo la obediencia captivo y aherrojado acá fuera, a esta Babilonia y confusión de este mundo, donde, con justa razón, puede y debe sentarse a la corriente y paso que todas las criaturas llevan de su ser a no ser y consumación. Y a ese corriente corran sus lágrimas, celebre sus duelosk y haga obsequias funerales al fin y consumación de sus antiguos entretenimientos, cuando acudía a Dios en la oración y contemplación y en ella ofrecía cada día a su alma con todas sus potencias y sentidos en sacrificio y holocausto; cuando se acuerda de tantas ceremonias con que acudía al agrado de este gran Dios, y de todo se vea privado, juntamente [213v] con el templo secreto de su alma, donde como en retrete y escondido se metía a celebrar sus fiestas, cuando ve que se le trasponen y quitan de delante los ojos aquellas virtudes de que deantes se preciaba, que aunque no se pierden (y así se debel entender en este trueco), pero se esconden y desparecen, y cuando con nosotros vayan, como los profetas con el pueblo de Dios.

 

            Es recia cosa, y muy dificultosa, ofrecer sacrificios en tierra ajena y ser entre los del mundo humildes losm quen lo erano en lo secreto de su corazón y ejercitar la charidad donde tantos estorbos halla el que no tenía deantes ninguno. Que, si bien se advierte, por eso quiso Moisés, en el Exodo, que su pueblo saliese al desierto a sacrificar a Dios, no consintiendo, aunque Faraón les daba licencia, hiciesen sacrificios en Egipto2. Lo uno, porque no les podía allí durar aquel officio, y lo


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segundo, porque no lo podían celebrar con las fiestas y aparato que el sacrificio pedía y ellos tenían obligación. Y así rompió con todo el sancto Moisés y por salir con la suya, que era la propia que lap de Dios, hizo extraordinarias maravillas: cuando rompiendo con una vara los ríos los volvía en sangre3; cuando rompiendo los aires llovían mosquitos4, pedrisco y granizo5; y, últimamenteq, rompiendo el mar, libertó los suyos y ahogó a los ajenos6. Que todo esto se debe hacer porque en todo se cumpla la voluntad de Dios y él sea alabado en el tiempo, lugar y como Su Majestad pide.

 

            2.         Aquí voy hablando con los prelados y súbditos. A los prelados digo que si sienten ser voluntad de Dios que un religioso camine con spíritu singular y devociones particulares y en eso hizo ya asiento su espíritu, que rompan, si fuere necesario, con un mundo a trueco de defenderlo, como otro Moisés, pues es su padre, capitán y caudillo; que más se agrada [214r] en que aquella tal alma ofrezca sacrificio a Dios en la soledad, que no que se ganen mill mundos. Quiebre y rompa su derecho, que más r vale que camine derecho el tal súbdito en aquellos caminos secretos por donde Dios lo lleva, que no que él salga con la suya. Menos mal es que el agua se vuelva en sangre y el aire envíe mosquitos y las nubes piedras y que se asuelen los sembrados y se molesten los súbditos, que no dejar el siervo de Dios al mismo Dios en el lugar del sacrificio.

 

            3.         Al súbdito digo que cuando su prelado (después de le haber propuesto con simplicidad) porfiare, que se sujete y rinda, rompa con sus gustos interiores, aunque sean de Dios; vuélvase todo sangre, tinieblas, pedrisco, que acudir se tiene a lo que Moisés manda, sin ningún género de réplica, como hacían los hebreos que, siguiéndole sus pasos, se iban trass él. Y una cosa he notado en el Exodo, donde se trata de la salida de este pueblo. A lo menos, no me acuerdo haberlo leído. Remítome al testo. Lo que ahora entiendo es que, aunque aquel pueblo murmuró de muchas cosas de Moisés7, no me acuerdo murmurase de él que no lo llevaba por camino derecho. Y eso es mucho, porque, siendo camino que se podía andar con espacio en 20 o treinta días, tardaron en andarlo 40 años8. Y con tantas largas, callaban y se iban tras su capitán, rindiéndose a que aquello debiera de convenir. Lo propio debe hacer el verdadero religioso: que cuando a él le parezca que por la senda que él ha echado llegará más presto al camino de la perfección que por donde su prelado lo lleva, debe rendirse y sujetarse, que por entonces aquello debe de convenir.

 

            4.         Y aquí quiero que adviertan que el hacer entramas partes, las del prelado, para que le acuda al súbdito, y las del súbdito, para que se sujete al prelado, [214v] en esto, que es tan dificultoso, no me


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contradigo, que una propia doctrina es, aunque se mire por partes contrarias. Porque cuando digo que el prelado mire mucho y advierta el estado de perfección del súbdito y que procure conformarse con su espíritu y con el camino por donde Dios lo lleva, entonces conozco la voluntad de Dios puesta en el súbdito, y por eso aconsejo al prelado que rompa todo lo que a esto contradijere. Cuando trueco las manos y digo al súbdito que se rinda, se sujete, se conforme y mortifique, tiniendo paciencia en martirio semejante como es dejar sus continuos y antiguos ejercicios, entonces ya considero la voluntad de Dios puesta en el prelado que, como Dios, es el que me guía: unas veces, guía por derecho, y otras, por caminos que a mí me parecen torcidos, como digo del camino que llevaba el pueblo de Dios a la tierra de promisión. Bueno fuera que, cuando Moisés llegó a la lengua del aguat del mar Bermejo, que dijera su pueblo que no quería entrar por allí, que lo anegarían las aguas y que, si parecían peñascos levantados dándoles paso, podían echar juicios no fuesen fantásticos o fuese burla que les querían haceru. Nada desto dicen, sino callan, bajan su cabeza y abalánzanse al peligro, porque allí estaba Dios para les dar paso porv en medio del mar9, como dice David: Qui traducxit populum suum per mare Rubrum10.

 

            ¡Oh, de cuánta inportancia le es esto al siervo de Dios! Que si su prelado lo quisiere pasar por en medio de un mar, que se arroje, que poderoso es Dios para dividir las aguas y apartar las criaturas que le pueden dañar y enpecer, y sacarlo libre. No hay que dificultar el tal viaje y camino. "Todo le es posible a Dios"11.

 

            [215r] El pedir al prelado, cuando fuere necesario, pierda de su derecho, y lo propio al súbdito, para que de concierto de entre entramos se busque lo que es más gloria de Dios, digo que no es contradición, sino deseo de conformarlos. Así como si un hombre honrado entrase en una casa donde un padre ha reñido mal a un su hijo y le dijese al padre que aquello era grande crueldad, tratar al hijo de sus entrañas en aquella manera, que en algo se le ha de disimular y que algo ha de perder alguna vez el padre de su derecho y conformarse con su hijo; y que después de haber dicho esto al padre, se vuelve al hijo, y le dice: Vos, rapaz, ¿cómo habéis hecho esto? Demasiada de razón tiene vuestro padre y os debía haber castigado mucho más. Y esto no es contradecir cuando riñe al hijo lo que haw reñido al padre, ni contradecir lo que dice al hijo lo que dijo primero al padre, sino conformarlos y avenirlos, justificando la causa de cada uno.




a  sigue súbdito tach.



b sobre lín.



c  y de muchas criaturas sobre lín.



d sobre lín.



e  al marg. vide



f  sigue al son de las agua tach.



g  corr. de derrabamaban



h  corr. de hicieran



i   ms. su



1 Cf. Sal 136.



j  sigue lo tach.



k ms. dueles



l   sigue se tach.



m corr. de el



n  sigue solo tach.



o ms. era



2 Cf. Ex 8,21-28.



p sobre lín.



3 Cf. Ex 7,14-25.



4 Cf. Ex 8,12-15.



5 Cf. Ex 9,13-34.



q corr. de ultimtimamente



6 Cf. Ex 14,15-31.



r  sigue me tach.



s  rep.



7 Cf. Ex 14,11-12; 15,24; 16,2-3.



8 Cf. Ex 16,35; Núm 14,34; Deut 8,2-4.



t  sigue q tach.



u  que-hacer sobre lín.



v  sigue el tach.



9 Cf. Ex 14,15-31.



10           Sal 135,16: "Qui traduxit populum suum per desertum".



11           Cf. Mt 19,26.



w sigue cont tach.






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