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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • ERRORES EN EL GOBIERNO Y EN LA DIRECCION DE ALMAS
      • CAPITULO 1 - Del grande sentimiento que un alma tiene cuando ve y conoce que su padre spiritual no la guía por el camino más acertado en la perfección que pretende alcanzar. Y de una ignorancia que en los tales padres y maestros se suele hallar
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CAPITULO 1b - Del grande sentimiento que un alma tiene cuando ve y conoce que su padre spiritual no la guía por el camino más acertado en la perfección que pretende alcanzar. Y de una ignorancia que en los tales padres y maestros se suele hallar

 

            1.         Los yerros en los padres spirituales acerca de las personas que tratan y encaminan a la perfección, siempre en estos tratados los he ido encareciendo y dicho que son grandíssimas mortificaciones. Estoy cierto que, por mucho que encarezca su gravedad, no llega a lo que debe y al sentimiento que de la tal mortificación tiene el siervo de Dios. La razón es porque mortificarlec con acierto es mortificación gustosa y es la que el tal justo busca; pero mortificarle con desacierto y errando dóblase la mortificación por ver que padece y de aquel trabajo no saca provecho, antes menoscabos. Como cuando un hombre va por un camino fragoso y lleno de atolladeros: consuélase con que se va acercando a la parte do camina y desviando de la parte que desea; pero si viendo que pasa trabajos en un camino, y que quien le rige lo lleva desencaminado, fuerza era el padecer el trabajo del camino y el considerar que por allí vuelve atrás y gasta el tiempo en que pudiera ir adelante. Y si estos yerros y mortificaciones siente el siervo de Dios, las llora o procura hacer algunas diligencias para que se remedien.

 

            2.         Dicen que aún no está mortificada la tal persona, pues aún siente y no se rinde. Dan por razón de que, cuando el padre spiritual yerre, Dios, por otra parte y por donde el discípulo no piensa, enmendará Dios el avieso y le commutará los premios y méritos que habíe de tener en el camino derecho en otras cosas que por rendimiento merece en el camino torcido.

 

            A quien esto dice, pregúntole yo si será bien, por su inadvertencia, poco saber o por su inconsideración, obligar a Dios a que de guijarros saque agua y que al cambrón haga llevar higosd, puesto caso que en los caminos derechos tiene ya Dios sus ventas, fuentes y paradas donde los que caminan a la perfección hallan lo que han menester para más aligerar el paso. ¿Y quién les quitará a estos siervos [81v] de Dios una muy grande pena y peligro en desconfianza que reciben de ver que no van bien y que podría ser por sus peccados cegar Dios a quien los aconseja y a quien los rige?

 

            3.         Diránme: ¿Cómo pueden echar de ver que no los llevan por camino derecho y que yerran en sus consejos que les dan? Yo pienso esto no es dificultoso, sino bien claro. Y más que, cuando a un niño


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lo desenvuelven, sabe el chiquillo que lo desnudan. Podrá el muchacho no saberlo decir, pero bien lo verá o, por lo menos, sentirá el frío que le acomete cuando le quitan la ropa. No es dificultoso echar de ver un alma, en las diferencias de consejos y pareceres que le dan, su mayor o menor provecho en ver si va adelante o vuelve atrás. Están los trigos para granar, corre un aire bueno y favorable, corre otro cierzo que todo lo abrasa. Este aire no se ve. Pues ¿en qué sabe el labrador que el uno es bueno y el otro es malo? En que halló sus trigos medrados, o secos y vanos. ¡Consoladlo con decir que Dios lo enmendará otro año y le doblará la cosecha! Responderé yo que buena era la que ya estaba casi sazonada, que cómo puede él saber que sembrará para el año que viene y le llegarán sus trigos a aquel puncto y a la ocasión en que ya estaban puestos.

 

            4.         Y aunque es verdad que estos yerros son de tanta mortificación para la persona con quien se hacen y los siente más que si los echaran en la cara, pero son de grandíssimo provecho el saberlos para nos saber aprovechar huyendo de ellos. Bien entiendo yo que, si el maestro que yerra dijera que de sus yerros se sacaban estos provechos, que acertara, como cuando un labrador ignorante guía su cabalgadura por donde zahondó: descubre el mal paso para los que después por allí pasaren. Que de eso sirven las cruces en los campos, une aviso que dice: "Aquí mataron un hombre", para que mire por sí el que pasa. Es certíssimo el yerro del padre spiritual es una cruz muy pesada que agruma1 el alma y las entrañas de la persona a quien se la ponen, que def lejos está diciendo: Aquí están matando y quitando la vida a este pobre sobre quien carga esta cruz.

 

            5.         [82r] Pienso que por un exemplo quedará esto bien aclarado. Es certíssimo hang menester los médicos, para saber y ejercitar bien su officio, hacer notomías, que es tomar un cuerpo muerto y deshacerlo y desbaratarlo por sus coyunturas y partes más pequeñas y secretas que aquel cuerpo humano tenga. Y es esto una cosa tan cruel que, con hacerse en un cuerpo muerto, es menester ánimo para hacerlo, y mayor para entregar el cuerpo de que se ha de hacer, de donde siempre se hace en los hospitales en cuerpos de hombres sin partes y conocimiento que les pueda doler.

 

            Pues consideren ahora, a nuestro propósito, que los padres spirituales que enseñan el camino de la perfección son médicos spirituales. Los cuales, cuando yerran y mortifican en cosas contrarias de lo que conviene para su mayor aprovechamiento de la persona que enseñan, que no es otra cosa sino desbaratar aquel spíritu y hacer de él notomía, deshaciéndolo como a cuerpo muerto. Y aunque es verdad que en esta notomía espiritual no se apriende por lo que se veh, como en la corporal, pero sábese por lo que informa y por las quejas que da el pobre spíritu


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cuando lo desbaratan. De que esto haya de ser grandíssimo dolor y trabajo inmenso para quien lo padece es fácil de entender considerando lo que sintiera un cuerpo si en él, estando vivo, se hiciera la notomía, cuando su poco a poco le fueran cortando cada güesecico de por sí y sacándole los nervios y despedazándole las partes más sensibles que en él hubiese. Y si es crueldad que no se puede aguardar a verla en un cuerpo muerto, ¿qué fuera en un cuerpo vivo cuando aun de ver ahorcar un hombre o verlo degollar no lo podemos sufrir? Pues consideren qué será hacer esta notomía en un spíritu vivo, vivificado y que cada día desea más aprovechar en el camino de la virtud; y que esto se siente entre los siervos de Dios, sin comparación, mucho más que si le despedazaran el cuerpo; y que este spíritu lo cojan dos o tres padres spirituales que, por no saber, lo deshacen y desbaratan por sus junturas y aun quiera Dios no sea quebrándoles los güesos, como hicieron a los ladrones que con Cristo crucificaron los judíos2.

 

            6.         Este es dolor, éste es trabajo y mortificación sini comparación: el rendirse un alma a que hagan de ella lo que quisieren. Presupónese que no ha de ser en cosas que el alma conozca que son ofensa de Dios, sino en cosas que, no tiniéndolas por tan acertadas el discípulo, yerra en ellas el maestro, pensandoj que aquello es lo que más le conviene. Como si un médico, habiendo de purgar a un enfermo, lo sangrase, a lo cual no puede contradecir el enfermo, aunque entienda es sangría errada; y que, [82v] cuando contradiga, no le sirve de nada. Ese tal, viendo el yerro que en él se hace y obligándose a callar, ¿no ofrece su vida en sacrificio? Y llevándolo con sufrimiento y paciencia le será de grande mérito. Pues echen de ver, en el camino spiritual, que aplica el padre y maestro medicinas contrarias al camino y vida en que va aprovechando el tal dicípulo y que se ve obligado a callar y obedecer. Es certísimo merece en el acto de la obediencia, pues así quiso Dios sujetarnos. Pero ¿quién le quitará las pérdidas que por secretos juicios de Dios de ese yerro a un alma le vienen y sus menoscabos y el tiempo perdido? Y, como he dicho, obligar a Dios a que haga milagro, o ponga en cosas contrarias lo que ya un alma iba alcanzando en las propias cosas y naturales. Sólo hay y resulta de aquí un provecho, y es que ya se sabrá la notomía del tal spíritu para otros; por lo que éste se quejare y dijere, ya sabrán dónde está el mal y dónde está el bien. Pero ¡pobre del spíritu deshecho y desbaratado y del alma desaprovechada que, pudiendo estar muy adelante, está muy atrás! Enséñelos Dios, por quien él es, con luz del cielo sin que sea a tanta costa de los discípulos.

 

            7.         Y porque en este capítulo digamos alguno de estos yerrosk e inconvenientes, no obstante que lo que hemos dicho en este capítulo puede servir de cama y introdución a otros muchos yerros que ya hemos descubierto en estos tratados, digo, pues, que éste es uno, y no pequeño. Que como los padres spirituales aprehenden esto de que siempre al


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discípulo se ha de mortificar y guiar por cosas contrarias a las que ama y apetecel, sin reparar, considerar ni hacer distinción en todas las cosas que los tales siervos de Dios aman y quieren, en todas procuran mortificarlos, puniendo sus mejoros y más aprovechamiento en lo que ellos les mandan, que son cosas contrarias a lo que el tal discípulo quiere. Adviértase que en el hombre no hay más que una voluntad, sino que se considera de dos maneras: una, en cuanto a las cosas naturales; y otra, en cuanto a lo sobrenaturalm. Debiendo primero considerar que en el hombre hay dos hombres, uno interior y otro exterior, una voluntad natural y otra ya mortificada y conforme con la divina. De suerte que hay muchas almas que ya llegaron a tal grado de perfección que lo más dificultoso y de mayor pena les es lo más fácil, y lo que a la naturaleza le es de mayor gusto le es de mayor trabajo y desabrimiento. Ahora, pues, entra el padre spiritual que de esto no sabe hacer distinción y dice: ¿En eso halláis facilidad?; pues mortificaos y haced estotras cosas que son de mayor trabajo y sentimiento. Y es certíssimo en esto no mortifican [83r] lo natural, que eso apetece, no obstante que sobrenaturalmente han ya salido de su casa y límite y conformádose con el spíritu, el cual solamente en este caso se mortifica por ver el yerro que con él hacen, lo que lo desaprovechan y echan a perder.

 

            8.         Pongamos exemplo en lo que cada día vemos que pasa entre siervos de Dios. Hay algunos que se han mortificado en rendir la pasión y gana de comer, mediante la cual mortificación, que ya la llevan bien y con facilidad, se hallan muy aprovechados y que comer les es muerte. Pues dice ahora el maestro, que de esto no sabe: ¿En comer siente trabajo?; pues coma y mortifíquese, que en esa pena está el merecer y en esa mortificación. El cual debía considerar que mayor trabajo es arar y cavar y no es más meritorio, aunque en ir a cavar se mortificara más el siervo de Dios que no en estar en la celda rezando. Pudiera de este yerro poner exemplo en cosas más graves. No quiero, sino pedir por sólo Dios abran los ojos los padres spirituales y pongan la mira en las diferencias de las obras en que un religioso y siervo de Dios se desea ocupar, cuáles son puras del spíritu y cuáles más naturales y vecinas a nuestro cuerpo y cuáles mezcladas; consideren su nacimiento y causas de donde proceden y vean que ya, del hábito y costumbre, pueden ser fáciles las más dificultosas, en quien hay mayor mérito que en las fáciles que se haceno dificultosas, para que siempre procuren guiar un alma por lo más provechoso y meritorio.




b ms. 26



c  sigue don tach.



d ms. hijos



e  rep.



1 Por abruma.



f  corr. de des



g  ms. a



h  sigue p tach.



2 Cf. Jn 19,32.



i   ms. si



j  corr. de pensancto



k corr. de y



l   corr. de apetecen



m Adviértase-sobrenatural al marg.



n  corr. de avía



o fáciles-hacen al marg.






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