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San Juan Bautista de la Concepción
Obras I - S. Juan B. de la C.

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  • ERRORES EN EL GOBIERNO Y EN LA DIRECCION DE ALMAS
      • CAPITULO 6  - De cuán mal hacen los que a un alma quieta en el camino de la perfeción la perturban. Y cómo, no siendo ella la causa, Dios le mejora el estado que perdió por la tal perturbación
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CAPITULO 6a  - De cuán mal hacen los que a un alma quieta en el camino de la perfeción la perturban. Y cómo, no siendo ella la causa, Dios le mejora el estado que perdió por la tal perturbación

 

            1.         Volviendo, pues, a nuestro intento de lo que propusimos en el capítulo pasado, digo que aun hasta entre los siervos de Dios hay diferencias en el opinar del justo que va aprovechando. ¿Qué será entre gente que de esto no sabe?

 

            2.         Supuesto esto, digo que he visto dos cosas que diré, obradas con una propia persona y en personas diferentes. En una ocasión vi que yendo aprovechado un siervo de Dios en la virtud, tuvo ciertos maestros que lo procuraron ayudar en muchas cosas: en el recogimiento y desenbarazo de todo lo que pudiere dar cuidado, estorbarlo o inquietarlo. Ayudábanlo en que tuviese algunas abstinencias [92r]. Con estas ayudas fue aprovechando y ganando tierra de suerte que ya traía algún recogimiento o elevaciones secretas. Pasado algún tiempo de este estado, sucede que a este tal, u a otros desta manera, lo cogen otros maestros. Y he visto que, haciendo burla del recogimiento que ellos no saben o conocenb, los entriegan a cuidados, officios y cosas con que, por fuerza o por grado, los hacen divertir: los mandan que coman, beban y otras cosas semejantes, trayéndolos inquietos, perturbados con sus mortificaciones a destris et a sinistris. De suerte que no sé qué me diga ni a quién compare a este siervo de Dios sino al gavilán u azor puesto en manos de muchachos: que, porque no lo conocen o ven que es de comer, lo despluman y matan, no considerando que en su officio vale más aquel pájaro que si fuera 20 veces de comer. Lo propio hacen con este tal siervo de Dios: que, como estos segundos que lo cogen entre manos no lo conocen, o no es del guisado que ellos comen, o porque no come


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como ellos, no vale nada el tal pájaro y lo han de desplumar y echar por ahí, hasta que se pierda. A quien digo yo que no sé yo cómo entienden aquellas palabras que el esposo dice: que no despierten a su esposa ni la hagan velar hasta que ella quiera1; y las palabras que ella dice: "que ella duerme y su corazón vela"2; que fue decir que su esposo, que es su corazón, le guarda el sueño. Lo cual debían hacer los maestros y padres spirituales cuando en alguna quietud ven a algún siervo de Dios: que se han de hacer velas y centinelas que le guarden el sueño, o por lo menos no serles estorbo para que no vaya adelante. Que Salamón setenta soldados fuertes tenía que le guardaban el sueño y rondaban la cerca de la cama donde se acostaba3.

 

            Pues digo que, no reparando muchos en esto, procuran dar tal vida y contraste al siervo de Dios que, cuando hubiera un sueño cuan profundo ellos quieran, consideran sea fuerza el dispertarlo, volverlo en sí y quitarle arrobos y éxtasis cuantos tenga. Lo cual, no siendo causa de esa pérdida el tal siervo de Dios, hemos de entender queda mejorado y en estado mucho más alto, al cual vino por las mortificaciones que en él hicieron, las cuales, si lo dispertaron, lo volvieron más atento para que más y mejor [92v] pudiese acudir al servicio de Dios con todas sus potencias y sentidos.

 

            3.         Vamos, pues, ahora al engaño del que dice que, porque ya el otro pobrecito religioso no se arroba, dice que ha quedado hecho un tontillo que de pan no se harta. ¡Oh buen Dios, y qué diferentes son los juicios de Dios a los de los hombres! Pregunto yo: ¿Cuál es mejor lumbre, más provechosa y suave: la leña cuando se echa en el fuego y arde, o después de haber ardido y ha quedado hecha ascuas y lumbre muy suave? ¿Qué otra cosa piensan que son, padres y hermanos míosc, algunosd éxtasis y arrobos en muchos que los da Dios aun en sus principios? No son otra cosa sinoe unas llamaradasf de la naturaleza. Que en alguna manera pretende lo natural resistir a lo spiritual y defenderse, y como lo sobrenatural es más fuerte enciéndelo y sácalo de sí para imprimir en él el fuego interior que dentro de su alma arde; pero, después de haberse quemado y consumido aquella flaqueza, queda todo el hombre encendido y hecho un fuego amoroso y suave que dentro de sí y en sí se quema y abrasa en amor de Dios.

 

            4.         Diránme ahora aquellos contra quien voy hablando: luego provecho hacemos en perseguir y mortificar a estos tales hasta que pierdan los tales arrobos, pues quedan después de ellos en un estado más subido, levantado y perfecto.

 

            Respondo que no dicen nada, que diferente cosa es que un leño, después de haber ardido lo que ha de arder, se apague él y consuma la llama, porque ya quedó hecho ascua, o que cuando está ardiendo, a medio quemarse, llegue yo y lo sople, apague o eche un caldero de


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agua. Que en la primera ocasión, cuando a él se le acabó la llama, quedó hecho ascua, y en esta segunda quedó hecho tizón humeandog, como quien se queja de que no lo dejaron acabar de arder y quemar lo que debía para quedar en la perfección de brasa. De suerte que todas las cosas ya tienen su estado y summo donde desean llegar y de donde no han de pasar.

 

            De esta misma suerte, cuando da Dios este don de arrobos o éxtasis a algunas personas, hanlas de dejar que arda el leño hasta que se consuma y acabe, que ese natural [93r] ya tiene su estado donde ha de llegar; y en llegando allí se acabarán esas llamas y quedará hecha aquella persona un fuego y un ascua encendidah y en un estado superior al primero. Pero si antes de tiempo dispertamos a esta alma, la perturbamos e inquietamos con las persecuciones arriba dichas, es como quien apaga el leño antes que acabe de arder y consumir las humedades que tiene; y ser ocasión que el siervo de Dios, que habíe de quedar hecho un ascua, quede hecho medio tizón humeando y quejándose porque al mejor tiempo lo dispertaron.

 

            5.         De manera que hacen mal los que juzgan menos perfección porque ven menos exterioridades de éxtasis y arrobos en las personas que de antes las tenían. No está el árbor menos preso cuando en febrero está sin hoja y sin flor que cuando la tiene en abril, antes puede ser mejor el estado que tiene en el invierno antes que eche que después de haber echado, pues vemos que muchosi árbores, por madrugar a echar afuera la flor y la fructa, se la lleva un aire cierzo. Así digo que muchas veces la virtud de muchos siervos de Dios la recoge Su Majestad adentro, donde tiene particular seguro y guarda, aun de estos que se quieren hacer cata vinos o pruebas fructas; que son como los que en las plazas sólo se sustentan de eso, sin gastar una blanca en comida y bebida. Y para que Dios a los justos los libre de estos tales juicios, es bien que vendan su vino sin ramo de taberna, que como sólo Dios es el que lo ha de comprar y a quien solamente se pretende agradar, no es necesario otro ramo o muestra exterior, que nuestro padre celestial dende el cielo y en lo escondido sabe quién es cada uno.




a  ms. 30



b sigue hacen burla tach.



1 Cf. Cant 2,7; 3,5; 8,4.



2 Cant 5,2.



3 Cant 3,7: "En lectulum Salomonis sexaginta fortes ambiunt ex fortissimis Israel".



c  sigue los tach.



d sobre lín.



e  sigue sobre lín. de 2m. que concurriendo



f  corr.



g  sigue porque tach.



h  corr.



i   corr.






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