Prólogo

[f.1r]                            Jhs. M.ª ^a

            Las razones que pueden obligar a que los que trai Dios primero en el principio de las religiones scriban y hagan memoria de los favores y misericordias que Dios hace a la tal religión haciéndola, amparándola, favoreciéndola, defendiéndola, alumbrándola y lloviendo en ella mill gracias y favores; son, digo, muchas las razones que pueden obligar a que, aunque sea con algún trabajo, se estorben y ocupen en scribirlo y dejarlo por memoria. Una de ellas es el ver de la manera que después se animan los que ven que con manos tan llenas Dios ha favorecido su Religión y con mano tan fuerte ^b la ha sacado de las uñas al enemigo de las gentes. Y esto lo veo por los fervores que nuestros hermanos cobran cuando leen las corónicas de sancto Domingo, san Francisco, san Bernardo. Y que no es razón ^c pierdan nuestros hermanos, los que después vinieren, el bien que se les puede seguir considerando los medios que nuestro Dios ha puesto para hacer y fundar su Religión y las contradiciones de satanás.

            Querer tratar ahora de esas obligaciones era querer scribir los provechos que train los libros y escritos en el mundo. Y así, el que después lo scribiere, que lo pondrá en orden y estilo de historia, podrá alargarse en eso. Lo que yo ahora haré, por el scrúpulo que puedo tener de ver que todo o casi todo y lo más ha sucedido siendo yo testigo y apenas haberse hallado otro alguno, y que dejando yo de hacer esto, por mí solo se pierde y a mí solo me habíe Dios de pedir cuenta de ello ^d.

            A esto heme escusado y lo he dilatado más ha de tres años que me piden y mandan lo haga ¹, por ver que un hombre tan malo, tan pobre y soberbio como yo ha entendido en cosas que se tienen por tan servicio de nuestro Señor. Y pues eso ha de resultar en mayor gloria suya, no convence para dejarlo de hacer. Y esto no es posible en muchos años salir a luz; y habiendo yo sido tan nada, para entonces no habrá memoria mía ni sabrán quién fui, pues conociendo Dios mi soberbia, ha querido usar de tantas misericordias conmigo de que mi

nombre ni persona no venga scrita en letras apostólicas ² ni en otras partes que me puedan ser ocasión para levantarme a tomar lo que no es mío sino sólo de Dios.

            Advierto que en todo lo que dijere alegaré los testigos o personas que a ello se hallaron presentes; y dejaré blancos, pidiendo y rogando a nuestros hermanos lo hagan firmar de los propios. Y aun, para que así sea Dios glorificado [1v] en todo lo que aquí dijere, pido a la Majestad y grandeza de Dios sea servido de me dar gracia para que en todo ande medido con la propia verdad, no añidiendo un tilde ni punto en quien pueda tener sospecha ser falso; sino lo que fuere dudoso, lo pondré por tal, y lo que cierto y lo que por vistas o por oídas. Y de que cumpliré esto hago protestación a la Sanctíssima Trinidad, a quien suplico que, si esto ha de resultar en honra y gloria suya y bien de la Religión, me dé gracia, fuerzas, tiempo y palabras para lo poder scribir, y si no, lo estorbe por los caminos que Su Majestad quisiere. Y así se lo pido y torno a suplicar ^e.