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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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XI. LAS "CENIZAS" DEL FUEGO PRIMERO

 

  Dije denantes 1 que no era pequeño bien de la Religión el haber quedado cimientos y señales de "aquí fue Troya" y cenizas a de que hubo fuego. Ahora digamos de cuánta consideración sea el haber cenizas no obstante que pasób el fuego.

 

 

1.  Memoria del fuego pasado

 

  Lo primero que hace una discreta criadac, cuando quiere encender su lumbre y fuego, es echar cenizas, que así como es señal que lo hubo, es señal que lo ha de haber, y que en esas cenizas mejor se conserva. De manera que las cenizas son memorias ciertas del fuego que hubo y indicios de que lo ha de haber. Yo llamo cenizas a nuestra sagrada regla sin su observancia. Llamo cenizas a nuestros charíssimos hermanos dispuestos para la guardar y proptos para obedecer cualquier aspereza y rigor que se les mande. Y estas cenizas señales son evidentes que hubo sanctos frailes que, encendidos en fuego de amor divino d, guardaron esa regla, esa aspereza, esa mortificación, esa abstinencia y desprecio de lo de acá.

  ¿Quién no vido aquella industria que usaron con los sacerdotes del dios falso, según dice el propheta Daniel? Que, entrando con gran secreto en el templo de Dios y comiéndose los sacrificios que los hombres ofrecían al dios falso, se lo atribuían a su ídolo tiniéndolo por grande milagro. Dio el propheta una industria con que se descubriesen pasos tan delicados, y fue que cerniesen cenizas en todo su templo. A la mañana van y hallan las pisadas y descubren los falsos sacerdotes, que con engaño atribuían a su dios milagros no hechos, sino hurtos suyos inventados 2.

  ¡Seas tú, Dios mío, glorificado y toda la Sanctíssima Trinidad bendita!, que, habiéndonos dado dos sanctos sacerdotes, digo, dos e excelentíssimos fundadores, en la casa de Dios hicieron pasos tan delicados, manifestando f no milagros fingidos sino descubriendo g obras ostentosas; entraban y salían cargados con el manjar y comida que Dios come y quiere, que son las obras de charidad que con los captivos y pobres exercitaban. Pero, como habíe tantos años que pasaron, fue necesario nueva invinción del mismo Dios para que de nuevo se tornasen a


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conocer sus pasos, entradas y salidas. Y así quiso Su Majestad que ahora de nuevo se tornase a cerner ceniza, que se dispertase esa regla muerta y olvidada y hubiese religiosos con nuevos deseos de abrazar aquel rigor. Y así ya en esos deseos, ya en esos frailes, ya en esa regla se conocen los pasos y huellas de los sanctos sacerdotes que entraron y salieron, no a hurtar ni a robar, sino a traer nuevos manjares y guisados para Dios, que son las almas que le preparaban y traían, ya sacándolas de culpa, ya de poder de infieles. [21v] Esta es la señal de la ceniza, de lo que pasó y de lo que hubo en nuestra sagrada Religión.

 

 

2.  Preludio del fuego futuro

 

  Es también señal de lo que ha de haber. Ceniza, señal de fuego; ceniza, cama para las aschuas y conservación de la lumbre. Frailes y religiosos humildes, despreciados, desechados, pobres, rotos, desnudos, señal cierta de que quiere Dios encender fuego, levantar llama y conservar carbones encendidos. No parezca esto cosa dificultosa, que la humildad h y conocimiento propio anda muy junto y pegado con la charidad.

  La primera vez que yo pasé al Andalucía, tierra muy caliente, entendí que era más alta que Castilla y parecíamelo a mí que, pues era tierra más caliente, habíe de estar más levantada y subida y cercana al sol. Y después vi lo contrario: que era tierra más baja. Y según verdadera filosofía, ha de ser así: tierra más cálida porque está más defendida y apartada del elemento del aire, donde corre más delicado y frío, como se ve en Castilla la Vieja, tierra más alta y los aires más fríos. Así digo yo que los soberbios, los levantados y presuntuosos ésos son tibios i, fríos, helados y sin charidad ni señal de fuego. Pero la charidad anda pegada con los humildes, con los desechados y bajos, porque, como son gente más apartada de lo alto, donde anda el aire más delicado, hiéreles más en lleno j el sol de justicia sin impedimento de su contrario; y así más cálidos, más encendidos y abrasados en charidad.

  Esta es la señal que ahora digo yo de mucha estima en esta sagrada Religión: que, pues hay frailes que desean por amor de Dios ser desechados y despreciados, que pues hay ceniza, habrá fuego y ascuas encendidas k.

 

 

3.  Nuestra "cruz delicada"

 

  Y así l, padres míos del Paño y regla modificada m, del mal no tanto. Y si alguno hay n, es de nuestra parte: que, habiéndonos Dios dado instrumentos con que encendamos este soberano fuego, por no herir


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este nuestro pedernal y carne o con buen golpe, ya con la disciplina, ya con la mortificación, nos estamos fríos, tibios y flojos, arguyéndonos nuestros sanctos dende el cielo que vivieron en la tierra llevando cruz pesada, que fue remedio de sus males, y nosotros cruz delicada, descubridora de nuestras flaquezas y miserias. ¡Cuán mal correspondemos con nuestras deudas y obligaciones! Y quiera la Majestad de Dios estos argumentos que nos hacen, en ellos no nos concluigan dándonos por ignorantes de la sciencia del crucificado Cristo y sin los eternos [22r] premios, que se prometen al que de veras en este mundo se sabe despreciar a sí y amar a Dios.

  Confieso a todos los que esto leyeren siento mucho salir de esta materia y dejar esta cantera, por parecerme que me daba más ripio a mano para mi poco saber que otra ninguna. Y así digo que yo quisiera quedarme aquí por muchos ratos murmurando de los presentes y alabando a los pasados. Dios, que es rico de misericordia para todos los que le invocan 3, tenga por bien de remediar nuestros males y hacernos verdaderos imitadores de los que, sin duelo de su carne y a costa de su sangre, merecieron que el cielo los apadrinase y señalase con esta sancta cruz (de quien hemos escrito estos pliegos atrás), en señal de que ya estaban como otros hebreos con sus báculos en las manos y haldas en cinta quitando los estorbos que les podían ser para marchar a la tierra de promisión 4.

 

 




1 Cf. p.46.



a  sigue q tach.



b corr.



c sigue es tach.



d sigue las tach.



2 Cf. Dan 14,1-21.



e sigue g tach.



f ms. manifestado



g sigue hor tach.



h  corr.



i corr.



j en lleno sobre lín., en lín. por tach.



k y-encendidas sobre lín.



l sigue digo yo tach.



m sigue que tach.



n sigue de tach.



o  y carne sobre lín.



3 Cf. Rom 10,12; Ef 2,4.



4 Cf. Ex 12,11.






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