Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para activar los vínculos a las concordancias

- 173 -


I. GRANDE ESTIMA POR EL HABITO DE DONADO

 

  Siempre entre nosotros a he alabado el hábito de nuestros donados y siempre he sido aficionado a él. Y confieso con toda verdad que, si hoy hubiera de entrar religioso, tomara su hábito y no otro. Y este pensamiento lo tengo entrañado dende el día que tomé este sancto hábito, como declaré en una carta que escribí debajo de la obediencia del Paño al padre fray Martín de Virués, en que le envié a rogar me mudase de Valdepeñas a la casa de Ronda, que yo trocaba la prelacíab por el dichoso hábito de donado o religioso lego para servir a los hermanos que en aquel convento estuviesen 1. Fueme siempre siguiendo este pensamiento de suerte que, aunque es verdad cuando yo fui a Roma gusté de abrazar los negocios que a la Religión se le ofreciesen, pero no fue debajo de alzarme con el gobierno y mando de ella, como el crucificado Jesucristo lo sabe, sino desear pasar y tener una pacífica posesión en la Religión debajo de hábito humilde, sin que hubiera quien me inquietara o perturbara.

  Que en esto deseaba lo que hace la buena casera: que, molida de andar por la casa, a la noche hace la cama y la mulle y se echa en ella, quitadas las ocasiones que puede haber para perturbarla. Esto deseé yo con mis trabajos: quitar ocasiones de inquietud y hacer cama do pudiese reposar, no digo descansar de los trabajos corporales, sino de los que podían distraer o menoscabar el alma. Y así, deseando este bien en Roma y deseando buscarlo debajo de hábito humilde, habiéndolo alcanzado en compañía de los padres descalzos carmelitas, ofreciéndome que me quedase entre ellos para lo gozar, no hallé otro inconveniente sino ver que allí jamás se me había de llegar ocasión deste bien que deseaba. Y bien sabe el padre fray Juan de Jesús María, maestro de novicios 2 y confesor mío, que tratándome de que me quedase entre ellos, después de la venida del padre fray Pedro de Nuestra Señora de Lorito, le respondí: Puesto caso que yo hubiera de mudar hábito, fuera disimularme y tomarloc de fraile lego capuchino o de otra religión, donde no me conocieran y yo pudiera vencer de esa manera mis temores y servirlos con grande alegría. Y puesto caso que aquello no fue posible,


- 174 -


sino abrazar estotros trabajos, en ellos hay pocos días que no me acuerde de los mejoros que a mi parecer tuviera mi alma en officio de hermano donado. Y ya que también por ahora me veo inposibilitado de serlo por razón del officio y parecerme en él me echa Dios grillos, conténtome con decir bien de él. Y si no fuera proligidad, hiciera scribir aquí dos o tres pliegos que d scribí en una carta acerca desta materia a un hermano lego.

 

 

1.  Remedio para la soberbia

 

  Lo que tiene aquel officio y estado para mí, yo no lo debo de saber. Dios, que en mí pone ese pensamiento, lo verá. Podría ser (que por aquí también se pueden ver y conocer algunas alabanzas suyas) [87v] que, como yo soy soberbio, por allí me atajasen mis pasos y presumción; y con ese officio humilde echasen agua al fuego que abrasa mi alma y le enfriase las codicias que puede tener. También yo soy un fraile sin oración y que muy de ordinario gasto el tiempo en balde las horas que mis hermanos están de rodillas pensando en Dios, y siendo yo donado ganaría el tiempo trocándolo de ocioso en hacer los mandados y menesteres de la casa.

  Y no tengan, mis queridos donados, estos dos bienes por pequeños: un remedio para la soberbia y un guchillo para le cortar la cabeza profesar en hábito de donado. Que yo pienso que esa mala sabandija no se cría en tierra baja y en officio y estado humilde. Y no dejarle portillo ni puerta por do pueda subir o crecer, que cuando este mal vicio sólo tenga ser en el pensamiento, viendo que no se puede alimentar con cosas esteriores, él allá dentro se deshace y ahoga. Y así, cuando en un hermano donado haya pensamientos de ambición o soberbia, de mandar y gobernar, etc., viendo que eso es disparate, lo ha de dejar y consumir tales pensamientos y volver sobre sí.

  Aquella paloma que echó Noé del arca, no hallando dónde reposar y sentarse por no haberse descubierto tierra, volvióse al sancto viejo; pero después, cuando salió la tercera vez, que ya había tierra y se descubrían alturas de los montes, no volvió 3. Es llano, mis hermanos, que cuando los pensamientos de ser y de mandar salen acá afuera a buscar montes donde subirse y descansar, que no vuelven a sí, sino que siempre anda un hombre fuera de sí. Y como nunca vuelven estos pensamientos, anda un hombre vacío y desvanecido, como hombre de quien sacan pensamientos, deseos y presumciones y no echan. Pero el que tiene, como hombre, esos pensamientos y por ser hermano donado no tienen donde parar ni hacer pie, vuélvense a sí; y pensamientos vueltos sobre sí han de ser pensamientos de propio conocimiento, pensamientos de sí, que es tierra y es nada y para nada.

 


- 175 -


Al muchacho travieso echarle una corma 4 o encerrarlo do no ande haciendo travesuras, saltando y jugando, donde se quiebre alguna pierna. De nuestra naturaleza somos traviesos y amigos de saltar y subir arriba, donde es muy cierto el peligro de caer y quebrarse una pierna. Y así el hábito de hermanos donados es un hábito sancto, humilde, que le sirve de grillo y corma para que no peligre e deseando o codiciando cosas que le pueden dañar. Acá suelen decir que por su mal le nacieron alas a la mariposa, porque volando sube al candil que le abrasa y quema las alas y acaba ella desastradamente; y le sucede lo que fingen del otro Icaro: que, haciendo [88r] alas de cera, voló por lo alto hasta que, llegando donde calentaba el sol, se las derritió y dio consigo en lo profundo.

  Y aun podría ser que por eso digan al hombre de grandes pensamientos hombre que se derrite, hombre que por subir mucho se deshace y desvanece, que creo es todo uno derretirse y desvanecerse, como lo vemos en las cosas que muchas veces se derriten, que siempre quedan en menos. Pues daos en subir muy alto tiniendo alas de cera, que vos os derretiréis, desharéis y apocaréis cada día. Y aun por eso a los hombres de grandes pensamientos los llaman hombres de grande humo: "Tiene fulano muchos humos", es decir, anda fulano deshecho como el humo, desvanecido y apocado como el humo, que mientras más sube es menos. Así lo es el que, olvidado de su poquedad y miseria, se quiere levantar y subir en alto donde el viento anda más furioso. Que si el aire no lo vuelve aire, traerlo ha como milanillo o polvillo de una parte a otra, o dará con él en un cieno donde no levante más cabeza, porque siendo cieno ya el aire no lo podrá tornar a levantar como cuando era polvo y tenía por officio, levantado en el aire, cegar a los circunvecinos. Y aun por eso los sanctos, siempre que los alababan o levantaban, conociendo estos peligros, se humillaban y abajaban y, como si fueran balanza contraria a las de la gloria que les daban, cuando más subía esa majestad más bajaba su humildad. Como se vido en el Baptista cuando en el desierto lo subieron y levantaron a quererlo hacer mesías: que, subiendo esa balanza lo que pudo, bajó el sancto lo que pudo 5. Y aun la soberana Virgen se fue previniendo con esta soberana atriaca cuando el ángel le trujo la enbajada: que subiéndola a un ecce concipies, que fue el ser madre de Dios, bajó f ella hasta un ecce ancilla Domini 6, hasta el ser sclava y sierva del Señor.

  Ea, mis hermanos g donados, que sería imposible decir ni alabar su officio y estado como lo seríe el poder acabar, ni aun enpezar, a decir los bienes que en sí encierra la humildad. Den mil gracias a Dios; que si somos polvo, tiene buen asiento en lo bajo y humilde y que, en fin,


- 176 -


caminamos sin alas con gran seguro de que nos podremos esconder del calor del sol para no dar alguna grande caída. Dichosos los humildes, que son a quien Dios ama, quiere y mira; desdichados los soberbios, que de lejos los conoce 7.

  No quiero en esto [88v] cansarme, mis hermanos. Ruégoles busquen libros que traten de humildad y de desprecio, que allí verán bien dibujada su dichosa vida y cuánto vale más ser siervo en la casa de Dios 8 que no grande de pensamientos y officios.

 

 

2.  Mil bienes en el servicio a los hermanos

 

  Dije denantes que el poner en mí Dios esos pensamientos debiera de ser por atajar los pasos al que no sabe estar quieto. Dije, lo segundo, porque, no siendo hombre de oración, en fin ganaba el tiempo y en él athesoraba mill bienes que por servir a mis hermanos podía hacer y ganar.

  No piensen que éste es pequeño bien y que, por ocuparse en officio de Marta, se privan y alejan del officio de María, que Marta hermana fue de María, que es el parentesco más cercano. Y yo pienso que el officio más cercano para tener alta oración es el ejercicio sancto de la vida activa, porque con él se suspenden los sentidos y, ocupados por de fuera, dejan quieta, pacífica y sosegada el alma. Y esto no quiero probarlo con filosophías, basta que la esperiencia nos ha mostrado grandes sanctos frailes legos que en medio de sus tizones y ollas les ha communicado Dios don de altíssima oración; y si alguno h ha querido dejar ese officio de Marta por más vacar y echarse a nado en alta mar, los ha vuelto Dios a la orilla, y apenas saber rezar el rosario, porque esto de la oración dala Dios a quien quiere y en que él es servido.

  Y si a Moisés se le apareció y dio a gustar sepultado y enterrado y metido debajo una peña 9, a Elías se le mostró i después de haber pasado el torbellino y el pedrisco j 10. Y de estas cosas no hay reglas generales más de las que Dios quiere dar. Esta es una cátreda que él lee y llama para que la oigan a quien él quiere, y no repara que sean pastores o labradores, que él sabe en medio de la tempestad hacer k tiempo tranquilo al alma para que le oiga y escuche. Y cuando eso no fuera así, grande oración es hacer la voluntad de Dios. Y si a mí me llamó para ser hermano donado, ¿qué más quiero yo que cumplir cada uno conforme su negociación y los talentos que Dios le ha entregado?

  Pregunto yo: si Dios me hizo a mí donado y para que l entienda en la cocina, ¿hame Dios de pedir cuenta de la oración de quietud, de la suspensión y arrobo? No, en verdad, que [89r] a cada uno le ha


- 177 -


de pedir Dios cuenta según su talento; pedirle ha cuenta con el amor, charidad y solicitud que barrió su cocina, coció sus ollas y fregó sus sartenes. ¡Bueno fuera m que el hortelano quisiera que el peral le diera guindas y el camueso manzanas! No, cada uno ha de obrar según su propiedad y naturaleza, que así es el justo: Quod fructum suum dabit in tempore suo 11, cada uno ha de dar su fructo a su tiempo; el tiempo que el hermano donado es donado, es tiempo de dar cuenta de muchos actos de humildad y de las cosas que pertenecen a su officio.

  Aquellos sanctos viejos que vido san Juan en el Apocalipsi cada uno dice que tocaba y tañía en su instrumento músico y no en el del compañero 12. Porque si un hombre diese de comer al perro paja y al buey carne, todos morirían de hambre. Y así sería si el corista dejase su officio, si no fuese porque así convendría mandándoselo la obediencia, y que el donado quisiese comer el manjar del corista. Con esto entramos morirían de hambre. Bien sabe Dios dar maná que en sí tenga encerrados todos los gustos y sabores 13, y así podría ser que el fregado de las ollas supiese a altíssima oración. ¡Cuántas veces les habrá sucedido a los labradores ir a arar descuidados y, abriendo la tierra, en un surco hallar la mina de plata y el tesoro escondido en la tierra y estiércol de la haza! Haga su oficio con mucho gusto el hermano donado, que no sabe si, cuando esté más descuidado, envuelto en eso que a él le parece tierra hallará la oración y a Dios ascondido; que no sin misterio Dios se comparó a tantas personas de diferentes officios 14, mostrando que en aquel para que Dios escogió a uno, en ése hallará su tesoro y ­su bien.

 

 

3.  La tentación de las capillas

 

  Estén, mis hermanos, muy a la mira; que este adversario de las gentes, que sabe del bien que gozan, los ha de cercar y rodear una y mill veces. Ya él ha hecho una prueba en la Religión con nuestros hermanos donados, que es procurarlos perturbar e inquietar con pedir capillas 15, desearlas y procurarlas. Y para el remedio de esto, si acaso estos ringlones que ahora scribo por sólo mi gusto vinieren o los enviare a manos de algún prelado o maestro de novicios, que luego como sientan semejante polilla en Religión, donde hay tanta ocasión de humildad, que en echándolo alguno por la boca, que ya será señal lo tiene bien sentado en el corazón, al punto [89v] lo asienten a él en la calle y lo echen fuera.

  Miren con la cuenta que me scribieron de Valladolid que la babosilla les había echado a perder la güerta y que la procuraban coger y echar


- 178 -


fuera. Pues créanme, hermanos, que no hay carcoma que más daño haga al madero ni gorgojo al trigo y polilla n al paño que estos pensamientos entre los hermanos donados, que, si dan en eso, el blanco de sus pensamientos y oración es esta triste capilla, que pudieran tener hecha una capilla de una iglesia catredal en más o breve tiempo, según el demonio les atiza y continúa los pensamientos. Y más de tres en la otra vida quizá tendrán capilla de horno en el infierno, porque entre frailes descalzos desearon [y] procuraron cubrir sus cabezas con lo que no era suyo ni a ellos perteneciese. Y así, para que no vengan a eso, es bien echarlos en la calle, que busquen sombreros o monteras con que cubrir sus cabezas.

  Dirán que es pequeña tentación y de poca inportancia tener o no tener capillas. Lo propio digo yo: que quien se apasiona por cosas de tan poca inportancia, mejor se apasionará por otras que sean de grande. Llano es que a un siervo de Dios que se azota tres días cada semana y que no come, que [el demonio] no le ha de tentar de graves deshonestidades ni de officios y prelacías, sino procura entrar hecho zorrilla muerta de color de bien diciéndole: ¡Terrible cosa que te entres tú fraile para alabar a Dios y para rezar, y has de salir cada día a entender con los seglares! En bien poquito te diferencias de ellos. Cuánto mejor estuvieras tú al rincón de tu celda tiniendo oración, que, según los deseos que Dios te da, presto fueras p un sancto lego que hicieras milagros, que asombraras el mundo, fueras hombre de gran presencia de Dios. Y otras cosas aparentes [semejantes] a éstas. Que cuando le hubieran concedido las capillas y que fuera fraile lego, luego este traidor le procurara quitar la oración y inquietar en ella y luego le dijera: ¿Qué haces tú aquí ocioso sin officio ni beneficio? Tú no rezas en el coro como los coristas, officio de mano no lo sabes, vives por hombre por demás. ¡Cuánto mejor ocupado estarías en el siglo y entretenido!

  No hablo, mis hermanos, de imaginación; sí de esperiencia, pues han conocido al hermano Hipólito, un donado como un ángel, muy lindo pinctor. A cabo de ocho meses diole el diablo en tentar por capillas y a mí en persuadirme se las diese. Por parecerme q era necesario para la Religión, yo se las di; y, dentro de quince días que las tuvo, le tentó y dijo que para qué estaba en la Religión hombre que tenía tan buen officio, que se saliese, que en el siglo podría ser hombre [90r] que mandase dineros y dar limosna a pobres. Esto se atrevió a echar por la boca, un engaño tan manifiesto: que un muchacho con un solo pobre vestido diga que se va al siglo a dar limosna. ¡Y sabe Dios las tentaciones que ahora padecerá y en lo que dará y parará!

 




a  sigue he tach.



b sigue el tach.



1 Alude al período en que era ministro del convento de Valdepeñas (mayo de 1596-1597), Martín de Virués ministro provincial de Andalucía (1596-1599) y la casa de Ronda una de las tres destinadas a la recolección en dicha provincia.



2 Cuando nuestro Santo convivió en Roma con los carmelitas descalzos (1598-1599), Juan de Jesús María (San Pedro, el Calagurritano) era vicemaestro de novicios; maestro de novicios era Francisco del Santísimo Sacramento, y Pedro de la Madre de Dios, a quien alude aquí, prior del convento. sobre esa experiencia crucial de su vida, cf. Carisma y misión, 155 y ss.



c sigue luego tach.



d  sigue ten tach.



3 Cf. Gén 8,8-12.



4 "Es un pedaço de madero que antiguamente echavan al pie del esclavo fugitivo, y agora en algunas partes la echan a los muchachos que se huyen de sus padres o amos" (Covarrubias).



e  corr. de pelibre



5 Cf. Lc 3,2-16; Jn 1,19-28.



f sigue el tach.



6 Lc 1,31-38.



g sigue que se tach.



7 Cf. Sal 137,6: "Quoniam excelsus Dominus, et humilia respicit, et alta a longe cognoscit".



8 Cf. Sal 83,11; 133,1.



h  sigue lo tach.



9 Cf. Ex 3,1-6; 17,6.



i sigue en torbellino y tach.



j ms. pedriscos



10  Cf. 1 Re 19,11-13.



k sigue tra tach.



l sigue entiend tach.



m  sigue que tach.



11 Sal 1,3.



12  Cf. Ap 5,8.



13  Cf. Sab 16,20-21.



14  Por ejemplo, alfarero (Jer 18,6), viñador (Is 5,1-7; Mt 21,33; Jn 15,1), padre de familia (Lc 15,11-32), rey (Mt 22,2-14), maestro (Jn 13,13), pastor (Jn 10,11).



15  La capucha del hábito.



n  sigue ap tach.



o sobre lín.



p corr. de fueran



q sigue con un tach.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL