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San Juan Bautista de la Concepción Obras III - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
III. VIRTUD Y LETRAS
1. Letras sin virtud como la sal corrompida
[191v] Verdad es que Cristo llama a los doctores luz, sal y ciudad 1, pero eso entiéndese de aquellos que pusieron y sentaron sus letras sobre
virtud, sanctidad, humildad y perfecta charidad. Ahora se me ofrece: ¿por qué cuando llamó Cristo a los doctores con estos tres nombres de sal, luz y ciudad, sólo dijo de la sal que si se desvanecía valdría para nada, sólo para echarla en la calle y que la pisasen los hombres 2? ¿Por qué no dijo también de la luz que si se volvía en tinieblas, y de la ciudad si se caía? Sólo dijo de la sal. Veamos, ¿tiene más peligro la sal? ¡Oh buen Dios, y cómo nos muestras esto que voy diciendo: que pides y quieres para las letras buen fundamento y que, si algunas no lo tienen, tienen grande peligro! Adviertan que sólo de la sal pone peligro y no de la luz ni de la ciudad. Porque la luz del mundo tiene por fundamento el cielo, segura está, en el cielo no hay tinieblas: Non accedet ad te malum 3. La ciudad tiene por fundamento un monte alto, sobre que está fundada 4. Esas letras que son como la luz, como la ciudad, seguras van con tal fundamento. Religioso que fundó sus letras en el cielo, en Dios, bien caminan, seguridad llevan. Letras que son como ciudad sobre monte alto de obras heroicas, penitencia, mortificación, penitencia, humildad, charidad, no hay peligro que cairán.
Pero advierto, dice Cristo, que hay letras que son como la sal de la tierra a, que tiene bajo fundamento y grande peligro a desvanecerse, deshacerse y anichilarse, deshacerse como sal en el aguab. Y letras que son de esta manera, que por fundamento tienen tierra, gran peligro corren, expuestas están para que, si se desvanecen, las echen en la calle para que las pisen los hombres y no valga para nada. Con éstos hablo yo, con hombres que quieren cimentar sobre suc bajeza de pensamientos, sobre su presumción y vanagloria; hombres que no valen para carne corrompida y quieren y tienen humo de ser sal con que salar a otros; no valen para vela que sirva de humanarices, pues no tienen ellos escondido otra cosa en sus pechos, y d ahí quieren e ser sol del mundo; [192r] no valen para aldea, ni aun para cortijo, y quieren ser ciudad. Déjense de cuentos y conozcánse por hombres que tienen necesidad de que los más ignorantes los enseñen, guíen y enderecen en el camino de la virtud, sin parecerles a ellos que ya Dios les dio talento para que, si estudiasen, seríen hombres muy eminentes y de grande provecho para la Iglesia de Dios, sin saber en qué fundan estos pensamientos. Plega a la majestad y grandeza de Dios no se funde en hurtar el cuerpo a la oración, al recogimiento, a la penitencia y mortificación, pareciéndoles hay un poco de más desenfado en las escuelas, más trato y conversación y más desavaho de tantos misereres y de profundis como hay en los conventos.
Mucho es menester mirar a las manos a estos tales hermanos, porque si no aciertan a ser de estos que digo que tienen por fundamento la humildad, sólo servirán de troneras en los conventos y, pensando que
en ellos abren ventanas para que a su religión entre luz, harán agujeros por donde entren torbellinos y goteras, de suerte que ni serán para sí ni para otros.
2. Estudiantes que se parecen a perrillos de guía
Yo he visto unos ciegos que train unos perrillos por guía, asidos con un cordel, y va el pobre ciego sujeto a un perrillo que, si topa un güeso, se para, si le echan un bocado de pan, por cogerlo hacen dar de ojos a su pobre ciego. ¿Qué piensan que habíen de ser los que estudian no tiniendo estos sanctos fundamentos? Perrillos que, cuando los llamemos de muchas bodas, no mentiremos; que, porque estudiaron cuatro letras y hicieron un sermón, que todo se lo llevó el aire, no dejan confisionario ni vecindad que no quieren visitar. Cuando esta gente sea guía de una república, de un pueblo, ¿no es llano que, tiniendo puestos los ojos en el güeso que les echan o dan que roan, que en él se han de detener? Quiero decir que más estimarán el beneficio o los mil de renta que parar o detener a todo un pueblo de quien eran guía, y que por coger el pedazo de pan [192v] no reparan en que den de ojos a los que guían. Y es cierto que, de los que estudian el día de hoy, más estudian y contemplan de cómo han de conservar la salud que de cómo han de perder la vida por el que la dio por ellos. Paréceles que, porque estudiaron dos silogismos, les deben ya el cielo. Y quiera Dios no estén más lejos de él, porque es muy cierto que en los estudios se relajan y entibian. Paréceles que harto trabajo es estudiar y que allí se encierra toda la perfección del camino del cielo. Y no es sino que se les fue de vista y no vieron por dónde iban.
Yo envié estotro día seis estudiantes a un convento a que les leyeran lógica. Dentro de un mes me escribieron que era mucho trabajo seguir el coro, que les diese licencia para decir las Horas por la mañana. Digo que sea así. Luego me escriben que es terrible cosa ir a maitines a media noche. Scribo que no vayan y que estudien. Después de esto, viendo los otros frailes que ellos se paseaban por la güerta y no iban a maitines, parecióles que aquélla era buena vida (yo tengo de decir la verdad, aunque sea contra mí) y que sería bien tornarse todos colegiales y por la participación gozar del baratillo. Tórnanme a escribir el ministro y conventuales, que me ruegan que todos acompañen a los hermanos estudiantes y digan maitines f a prima noche, todos dándome unas razones aparentes al spíritu y buenas para la salud. Permite Dios, para que yo scriba esto, que me deje llevar y que condecienda por dos meses con ellos. A cabo de pocos días, topo un papel de un studiante que enviaba a su maestro antiguo, que dice así: Hanos hecho Dios grandes mercedes en habernos g dado un prelado cual lo habíamos menester; lleva las cosas con grande amor y suavidad. Plega a Dios que él tenga mejor vejez que el prelado fue en eso y ellos son.
Ven aquí de qué sirven los estudiantes: para aprender dos maravedís de lógica h, olvidar ocho de religión, y de servir de perrillos de guía que hagan dar a todos de ojos; de relajar el convento donde estuvieren, inventar almuerzos, porque dicen que train vana la cabeza de studiar, buscar desenfados -aunque, por la bondad de Dios, no se han descubierto estos inconvenientes hasta ahora en nuestra sagrada Religión, pero ellos se descubrirán-. Si el prelado se deja llevar de su gusto, dicen que no hay [193r] mejor hombre en el mundo. Si no se conforma, dicen que no favorece los estudios y que por la ignorancia han entrado grandes males en el mundo. Train y tienen estudiadas las alabanzas de las letras, tres o cuatro versicos de un philósopho con que prueban su intento. Y es lo bueno que ahora tratan con quien los entiende, que será fácil volverles sus versos en romance y dárselos en disciplinas, que ésas son las que enseñan a la carne el camino derecho.
3. Virtud con letras
Digo también que cuando estas letras cain en un alma pura, sancta, cual conviene, que son dichosas letras, paz, consuelo, remedio de una communidad. Si yo me hiciera mill lenguas no pudiera decir los provechos que éstas train en todas las religiones del mundo, aunque sea la más retirada y apartada i. Virtud y sanctidad con letras paréceme a mí se había de llevar tras sí mill mundos, así como se lleva tras sí los ojos un vestido rico, bien guarnecido con ricos franjones de oro y broches y perlas. Un religioso vestido de Cristo crucificado, adornado con sciencia y sabiduría, es todo lo que se puede imaginar.
Bien lo conoció nuestra sancta regla, pues tratando de la elección del prelado dijo que no se escogiese según la dignidad del linaje, sino fuere según los méritos de la vida y la sciencia de su doctrina. Primero pone la virtud y luego las letras, y mejor todo junto, que cuando se juntó la virtud y la sciencia me parece se juntaron dos reyes para contrastar j el reino de satanás. Con estas dos cosas me parecerá a mí un religioso como aquellos que edificaban k el templo de Salamón: que, tiniendo en una mano la plana con que sentaban la cal, las piedras y los demás materiales, con la otra enpuñaban la espada para defenderse de sus enemigos 5. Así me parece a mí un religioso y un siervo de Dios con virtud y letras: que con la virtud edifica casa para Dios y con las letras se defiende del demonio y del mundo. Pero letras sin virtud, paréceme a los que edificaban la torre de Babilonia: que cada uno hablaba su lengua y nadie se entendía 6. Porque si el humilde dice penitencia y mortificación y el estudiante dice libertad y bachillerías, finalmente hay voces diferentes, unas de spíritu y otras de carne, unas
de lengua y otras de corazón. Pero virtud y letras es lengua con fuego del Spíritu Sancto, que abrasa, quema y hace y acarrea [193v] mill provechos, cura y aplica las medicinas con grande acierto. No hay que detenernos en eso, que bien se sabe que sciencia y doctrina con virtud es un summo bien inexplicable, y de estas letras ¡ojalá diese Dios muchas a nuestra sagrada Religión!