Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para activar los vínculos a las concordancias

- 473 -


CAPITULO [9] DE CUÁNTO IMPORTA QUE LOS RELIGIOSOS ESTÉN SIEMPRE OCUPADOS Y TENGA CADA UNO PROPIO OFFICIO, SEGÚN LA REGLA QUE PROFESA

 

  Este capítulo es de nuestra regla, en el párrapho 17, donde dice que "ningún hermano, sea lego o corista, esté sin propio officio; si


- 474 -


alguno pudiere trabajar y no quisiere, quítenle el lugar que tuviere, pues dice el Apóstol 1: Qui non laborat, non manducet" 2.

  Algunos han dificultado qué officio ha de ser éste para cumplir con nuestra regla, si bastan los officios communes que hay en la Religión -el corista que acuda al coro, el donado que sirva, etc.-, o si es necesario que después de estos officios comunes tengan otros particulares. [37v] Algunos han querido decir que bastan los comunes, siguiendo comunidad. Yo tengo por cosa muy cierta, según nuestra sancta regla tiene mucho de activo, que trata de officios particulares en que los religiosos antiguamente se debieran de ocupar, siendo officios compatibles con el seguir communidad. Qué officios fuesen éstos, yo no lo puedo saber, si no es arbitrarlos. Y pues ahora no hemos de tratar de los officios que en otro tiempo se profesasen en la Religión, sino de los que ahora a se pudieren hacer, según la disposición de la Religión y sancta reforma, digo que aquí nuestra regla pretende que un religioso esté siempre ocupado y nunca ocioso. Y para esto tiene necesidad de tener officiob particular, demás del común con que acude a los actos de communidad.

  Los officios comunes, según el estado en que está la Religión el día de hoy, son acudir al coroc a decir las horas, a la oración las dos o tres horas que se acostumbran. También son officios comunes los serviles de la casa: portero, cocinero, refitolero, hospedero y otros semejantes. Después del cumplimiento de estos officios le queda a un religioso tiempo que debe ocupar en otro officio particular. ¿Qué officio debe ser éste? Digo que, según la regla obliga, debe d el prelado, acomodándose a la tierra donde estuviere, buscar y procurar algunos officios para sus religiosos. Bien entiendo hay algunos officios de dentro de casa que consumen y gastan todo el tiempo que un religioso tiene, como si es portero en esta Corte, donde todo el día se le va en abrir y cerrar, y el officio del sacristán y el del cocinero, por haber tanto número de religiosos. Los cuales officios me parece no admiten otros, ya porque faltaría tiempo para ellos, ya porque faltarían las fuerzas, quedando en los primeros officios cansados. Los otros officios y ocupaciones que los religiosos tienen en casa en que les sobra tiempo, debe el prelado buscarles officios y ocupaciones, procurando, si es corista y lo lleva Dios por la contemplación y ven que en ese camino aprovecha, dejarle, que buen officio tiene et meliorem partem elegit e 3. A esotros fácil es buscarles officios compatibles al estado que tienen: que trasladen libros, que hagan disciplinas, que tejan cilicios, que hagan cordones, pasamanos, y otros officios semejantes. Al sacerdote, si es confesor, bástale ese officio si lo


- 475 -


ha de hacer bien, porque un rato confiesa y otro estudia para confesar. Si no es confesor, estudie, lea y aprienda para cuando lo sea, y, si algún tiempo le sobrare, acuda al ministro para que sepa ocuparlo. Si fuere donado y fuere de mucho trabajo el servicio del convento, eso le basta. Si fuere lego, aprienda el officio de sastre, carpintero, arbañir, hortelano y otros officios, según la disposición de la tierra donde estuviere.

  A que cada uno esté ocupado con propio officio compele nuestra sancta [38r] regla so pena de expulsión, presuponiendo incorrigibilidad, en esta forma: que al religioso f le mande la obediencia se ocupe en tal officio; si no quisiere siendo compelido tres veces con preceptos, ya se ve no quiere y ser incorrigible; a este tal, locum deserere compellatur, echarlo, expelerlo y apartarlo de la comunidad, no inficione una mala oveja a las demás g. Que nuestra sancta regla es evidente cosa que habla de la expulsión consta del lugar de san Pablo con que prueba la justicia que es echarlo de aquel lugar al que, pudiendo trabajar, no quisiere, porque dice san h Pablo 4 que "el que no trabaja, que no coma", y no dar a uno de comer es echarlo de casa. Y es común lenguaje y modo de hablar decirle a uno, cuando lo quieren echar de su servicio: no comerás más pan en mi casa. Y eso dice nuestra sancta regla: El que pudiere trabajar y no quisiere, no coma más pan en casa, salga fuera.

  Y pluviese a Dios en todas las religiones en esto hubiese tanta cuenta que eternamente no se hallase un religioso ocioso y sin officio particular, porque pienso si algunos daños, trabajos o menoscabos hay en las religiones, o los ha habido, han nacido de la ociosidad, de quien, si hubiera de decir mal, era necesario i hacer para contra ella sola un libro. Pero yo no propuse aquí tratar de virtudes y vicios de propósito. Basta decir que mire alguno si hay alguna razón o justicia por donde esté Dios obligado a sustentar y dar de comer a un religioso ocioso, si es justicia quitar el pedazo de pan al labrador y a la vejecita, que lo gana hilando y sudando, para darlo a un fraile que dentro en su casa quiere estar mano sobre mano.

  Pregunto yo: si un hombre tuviera alquilada una casa a un trabajador y se la diera buena j y bien edificada y tuviera cuenta cada un año con reparársela quitándole las goteras, trastejándola y levantándole los hastiales caídos, todo esto sólo porque el trabajador tuviese cuenta de pagar los alquiles en trabajos y obras de sus manos, y que pidiéndole el alquile al cabo del año dijese el casero: Señor, no os puedo pagar, porque no trabajo ni tampoco tengo officio, la respuesta estaba en la mano: Trabaja y, si no k, echaros he de mi casa y quitaré los reparos que en ella hago.

 


- 476 -


Estos nuestros cuerpos son casas que Dios nos alquiló para que en ellos viviesen nuestras almas. Así lo dice san Pablo l: Domos luteas habentes 5, etc. El mismo Dios es el que nos repara y pertrecha la casa, el que nos da salud y fuerza a estos cuerpos, el que de ellos levanta lo caído, lo sustenta y tiene en pie, dándole la comida [38v] y bebida. Y todo esto para que el hombre trabaje, gane y tenga officio y con el trabajo de sus manos pague los alquiles y los reparos que cada día Dios usa y hace con él. Bueno fuera que siendo el officio del religioso alabar a Dios y estar siempre ocupado, que es aquello con que Dios se da por pagado, que, viniendo Su Majestad a cobrar estos alquiles, que dijese que no tenía officio y que no quería trabajar. A ese tal, echarlo de casa y quitarle los reparos que en ella se le hacen; que muera y en esa muerte salga el alma de la casa que se le dio para que en ella trabajase y ganase. Quítesele lo primero el reparo, el comer y el beber, que es lo que la regla dice: Locum illum deserere compellatur; quítesele la casa, quítesele el reparo. Qui non laborat, non manducet. Quien tiene ociosa y baldía la casa, ¿para qué se la han de trastejar y pertrechar, pues en ella viven en vano, según lo que dice el Spíritu Sancto m: Vani sunt homines [in] quibus non subest scientia Dei 6; viven en vano los hombres que no tienen sciencia de Dios? Esta sciencia es el propio officio que cada uno debe tener: en el labrador, trabajar y sustentar su familia; el rey, gobernar su reino; el prelado, regir su convento; el predicador, convertir almas; el confesor, sacar de peccado; el corista, acudir a su coro y a su continua oración y, si tiempo le quedare, aprienda officio; y el n religioso lego y donado, que está horro de todo esto, que trabaje y sea a ello compelido y, si no, que salga de casa, que no es bien que en la casa de Dios haya gente ociosa.

  No me acuerdo haber leído ninguna visión de profeta en que Dios les mostrase los cortesanos del cielo que no los viesen ocupados, ya o tocando sus instrumentos músicos 7, ya soltando sus coronas y adorando al Cordero in saecula saeculorum 8, ya cantando y diciendo sine fine: Sanctus, sanctus, sanctus 9. ¿Por qué en la Religión, que es un retrato de aquella gloria y celestial Jerusalén, ha de haber quien mire y esté ocioso? Reprehende el otro gran padre de familias a los que en la plaza halló ociosos 10, que la plaza no es lugar de trabajar, ¿y habíe de consentir que en su casa, en su Religión p, donde se está edificando el q cielo y gloria que cada uno ha de gozar, se estén los religiosos ociosos? Si hace lástima y compasión ver una montaña y un pedregal de una plaza ocioso y sin que dé fructo, ¿qué será ver la Religión, tierra sancta y bendita? Bien dice nuestra regla que nullus sit sine proprio officio: qui non laborat, non manducet.

 

 


- 477 -


[39r]     Jhs. M.ª

 

 




1 2 Tes 3,10.



2 "Nullus frater, laicus vel clericus, sit, si fieri potest, sine proprio officio. Si quis vero laborare noluerit et potuerit, locum ipsum deserere compellatur, cum Apostolus dicat: Qui non laborat, non manducet" (Regla primitiva, art.18).



a  sigue según tach.



b corr. de officios



c sigue a las tach.



d ms. dedebe



e sigue si es hombre tach.



3 Cf. Lc 10,42.



f  sigue se tach.



g sigue de tach.



h corr.



4 2 Tes 3,10.



i sigue de tach.



j sigue soma tach.



k sigue salí de mi casa tach.



l  al marg. vide



5 Job 4,19: "Quando magis hi qui habitant domos luteas, qui terrenum habent fundamentum, consumentur velut a tinea!".



m al marg. ojo



6 Sab 13,1.



n sigue lego tach.



o sigue que tach.



7 Cf. Ap 14,2; 18,22.



8 Cf. Ap 4,10.



9 Cf. Ap 4,8.



10  Cf. Mt 20,1-4.



p sigue que tach.



q sobre lín., en lín. en tach.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL