Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText
San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

IntraText CT - Texto
Anterior - Siguiente

Pulse aquí para activar los vínculos a las concordancias

- 638 -


CAPITULO [38] DE LOS ACÓLITOS a Y ALGUNAS COSAS QUE PERTENECEN A SU OFFICIO

 

  Yo no tenía intento de tratar de estos officios, porque están scritos en nuestro ceremonial, pero porque lo he leído y allí no trata de costumbres, sino de ceremonias, me ha parecido decir con alguna brevedad y poner algunas advertencias acerca de cada uno de estos tres officios 1, porque los unos yb los otros no aleguen ignorancia ni a los prelados los obliguemos a estas continuas advertencias para todos los que vienen a la Religión. Y si con cada uno de los que ejercitan uno de los tres officios hubiera de hablar de pensado y todas las cosas que se les pueden ofrecer y son obligados, era necesario recopilar muchos libros, pues muchos son los que de cada uno de los tres officios están scritos. En este asunto que he tomado, siempre que tomo la pluma en la mano se me ofrecen, como dicen, nuevas canteras y cosas que al principio no me pasó por la imaginación. Y por comprehenderlas todas, no me parece podré escusar la cortedad acerca de cada una de ellas. Añada el que más tiempo y lugar tuviere.

 

 

1.  Oficio de ángeles

 

  El officio de los acólitos ya saben que es officio de ángeles, a quien tan de ordinario llama la Scritura administradores 2, y ellos también son ministros, pues sirven al altar y ayudan a aquel alto y soberano sacrificio de la missa. Officio es que estuvo bien figurado en el sancto niño Samuel 3, cuya vida se enpezó y acabó entre los inciensos y sacrificios de la ley antigua, a quien su madre ofreció tan tierno que aún no lo había engendrado y ya estaba obligada a dar el fructo que Dios le diese para servicio del templo. Y el niño, después de ofrecido, tuvo tan grande cuidado con las cosillas de su officio que dende luego puso Dios los ojos en él para encomendarle las grandes que los hombres y viejos hacían con menos perfección y puntualidadc. Y así, cuando el viejo


- 639 -


Elí d pudo estar en vela, dispierta Dios al chiquillo porque ya se le iban los ojos tras él.

  ¡Oh mis hermanos, y si supiesen en qué buen e tiempo están en esa tierna edad para obligar a Dios y para disponerse para las cosas grandes! ¡Y cuán grande sería el cuidado que tendrían en cosas tan pequeñas!, pues de tenerlo no se sacaría menos fructo que hacerlos Dios grandes en su reino, en que echaríemos de ver la voluntad y gana que tiene Dios de hacernos mercedes, pues tan sin medida las hace no más de por acostarse un niño con cuidado [141v] de que ha de barrer la iglesia y atizar la lámpara y encender carbones para el incensario. Que esto pienso era lo que hacía el niño Samuel cuando, obligado Dios de estas cositas, propuso en su corazón dispertar y resucitar quien le sacase de afrenta y volviese por la honra que los hijos de Elí le quitaban. Lo propio y más hará ahora Dios, mis hermanos, si con puntualidad y curiosidad tratáremos las cosas a que somos obligados en el officio de acólitos y ministros del altar. El cual officio, para hacerse como se debe, se ha de regucijar y alegrar el religioso que aquella semana le echaren ese officio y dar mill gracias a Dios porque en él hacen muchas ventajas a los propios ángeles, pues, sirviendo ellos a los hombres, sus charidades sirven a los sacerdotes, dioses que tan continuamente están con Dios a la mesa.

 

 

2.  Lo que debe hacer

 

  A prima noche, echarse han f en su tarima con cuidado y deseo de ver llegada la mañana en que ha de gozar tanto bien. En tocando las tablillas, váyase a lavar y linpiar muy bien y enpiece a hacer su officio, según las cosas que el hermano sacristán le mandare. A su cargo quedan dos solamente, que éstas son continuas: el ayudar a missa y estarse en la sacristía.

  [142v] Por entender g está scrito en nuestro ceremonial el modo de vestir y desnudar al sacerdote, no le he puesto aquí, y parece hago scrúpulo de ello. Si el sacerdote no se hubiere puesto los zapatos o chinelas antes de lavarse, el acólito lo ha de hacer, porque después de lavado ya no será lícito se baje a tornar a ensuciar las h manos. Y así, con mucha humildad, en aquella ocasión el acólito se hincará de rodillas y le quitará las alpargatas y pondrá sus zapatos. Y lo propio hará después de missa, si se los quisiere quitar, antes de purificar los dedos en la fuente. Mientras el sacerdote registra, está él apañando el amito y alba, la cual, tomándola con dos manos, se la echará encima i por la parte de delante y luego volverá por la parte de atrás y con dos manos cogerá los dos lados de hacia los brazos y procurará ayudarle a meterlos y a tirarla atrás. Dará el cíngulo y, después de se haber


- 640 -


ceñido, irá levantando el alba todo lo necesario, de suerte que quede bien cubierto el hábito. Y para que quede pareja, se hinque de rodillas y la enpareje de suerte que vaya muy igual, porque debe ser castigado el acólito que saca al sacerdote mal compuesto y vestido. Luego le irá dando manípulo, estola y casulla. Y luego tomará sus ampollas, missal y velas o las cosas que no estuvieren preveídas en el altar. No vaya muy delante, por si acaso al sacerdote se le cayere algo que sea necesario lo levante él. A la puerta se aguarde levantando el antepuerta hasta que el sacerdote haya entrado j.

  [141v] En lo que toca las ceremonias de la missa, léalas en nuestro ordinario. En lo que toca al reparo de algunas faltas que allí podría hacer, se le advierte que al principio de la missa lleve todo lo necesario, que es grande falta, después de empezada, andar entrando y saliendo, particularmente si echa menos el vino o el agua cuando va a dar las ampollas. Si alguna vez fuere forzoso, deje encomendada la missa a alguna persona devota y vuelva con brevedad.

  A la missa tenga tanta atención que si, lo que Dios no quiera, el sacerdote hiciere algún descuido o tuviere algún olvido, pueda advertirlo, porque los descuidos de los sacerdotes se han de castigar en los acólitos. Y así procurará estar siempre atento sin leer ni rezar de suerte que pierda la atención k. Al mudar el misal, si no sabe, no vuelva el registro ni lo ande ojeando. Si estuviere la iglesia algo obscura o el sacerdote corto de vista, tenga cuidado de tomar la vela en la mano y alúmbrele l. Responda a espacio clara y distintamente. Huiga de no volver los ojos a una m parte y a otra mirando quién oye missa; sus ojos han de estar muy de ordinario en el sacerdote.

  Si hubieren de comulgar algunas personas, mire y sepa con modestia cuántas son. Cuando les dé el agua, no les mire a la cara. Si estando ayudando a missa alguien les llamare para que les pidan confesor o que salga missa u otra cosa, hágase sordo, que esas personas irán a la campanilla a llamar al sacristán. Acabada la missa, vaya juntico al sacerdote, por si se detuviere a decir algún evangelio.

  Cuando salieren [142r] a alguna missa cantada, confórmense los dos compañeros en todas las cosas y ceremonias que hicieren, como es estar a un tiempo de rodillas o levantados, tener los ciriales iguales, tañer a un son las campanillas. Cuando entraren y salieren con el sacerdote, miren la lámpara n, no den en ella con los ciriales y la echen encima al sacerdote. Cuando la bajaren para haber de encender, sea a espacio y con mucho tiento, no den con ella abajo o viertan el aceite.

  Si en la iglesia alguien les hablare, no scuchen; vayan al sacristán. Miren que seríe grave culpa llevar o traer recados, aunque sean a los confesores. Eso no es de su officio, y lo propio si trujeren o dieren missas. Podrán decir al sacristán, cuando entran en la sacristía, cómo llaman en la iglesia, para que vaya. Siempre que entrare y saliere de


- 641 -


la iglesia o, ha de dejar cerrada la puerta p por donde entra y sale, particularmente si dicen missa y hace aire; y tampoco es bien vean los que están en la iglesia lo que se hace en casa.

  El rato que no ayuda a missa, se ha de estar hincado de rodillas en el lugar para eso diputado en la sacristía o, si tuviere licencia, sentarse a un rinconcito. En absencia del sacristán, han de guardar lo que allí estuviere. Si llamaren a la campanilla, no es de su officio responder si no se lo hubieren encomendado, ni llevar ningún recado a ningún género de personas que en la iglesia estuvieren de fraile ni de seglar. Si tuviere roquete, consérvelo limpio, levantándolo cuando se hinca de rodillas. Guárdese de no limpiarse las manos en él ni el sudor ni las narices, que sería grande porquería. Si no tuviere con qué, pida al sacristán. Con roquete no puede entrar en la q cocina ni en otro lugar no decente de la iglesia y sacristía. Guárdese de no andar buscando con qué entretenerse mientras no ayuda a missa, como es cortar con las tijeras, andar leyendo los papeles que allí están o jugando con las manos o parlando con su compañero.

  Verdad es que éstas son cosas que están lejos, pero escríbese para todos y para todos tiempos. Las demás ceremonias de cómo ha de vestir al sacerdote y desnudar y ayudar a missa, están en nuestro ceremonial. Léanlo con mucho cuidado y yo sólo le pido haga grande scrúpulo de las más pequeñas faltas que en su officio tan alto hiciere, que, siendo officio de tanta consideración, como queda dicho, cualquier cosita lo será de grandíssima, aunque sea el no besarle la mano al sacerdote a la vuelta del altar [142v] y no ir el alba tan pareja y bien puesta como debe, y otras cosas que, como me fuere acordando, las iré apuntando.

  A la vuelta con el sacerdote, en entrando en la sacristía, se hinca de rodillas, besa la mano y pide la bendición por perdón de las faltas que ha hecho. Algunos sacerdotes gustan de doblar los ornamentos por ganar ellos las indulgencias que hay r concedidas a quien los doblare. Si le diere lugar, dóblelos con la curiosidad que estaban antes. El amito, si lo ayudare a doblar al sacerdote, hínquese de rodillas tiniendo por dos partes su amito y s ayúdelo a doblar t. Adviértase que es officio del acólito ayudar por la mañana al sacristán a limpiar los altares, barrer la iglesia y echar agua bendita en las pilas y acommodar y poner a punto las cosas de la sacristía.

 

 

[143r]    




a  sigue sacerdotes y confesores tach.



1 Acólitos, sacerdotes y confesores, que había escrito inicialmente en el título. Luego corrige y dedica un capítulo a cada oficio.



b corr.



2 Cf. Dan 7,10; Mt 4,11.



3 Cf. 1 Sam 1-3.



c sigue que el niño las pequeñas tach.



d  sobre lín.



e corr.



f sobre lín.



g al marg. póngase esto arriba do está esta + entre ringlones, sólo hasta la raya



h sigue p tach.



i sigue y volvie tach.



j  Por entender-entrado pasa aquí del f.142v por deseo del autor.



k Y así-atención al marg.



l ms. alumbrale



m sigue y tach.



n sigue y puerta tach.



o  de la iglesia tach.



p sigue la iglesia tach.



q sigue sacris tach.



r sigue de esto tach.



s sigue do tach.



t sigue también tach.






Anterior - Siguiente

Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText

IntraText® (V89) Copyright 1996-2007 EuloTech SRL