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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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[CAPITULO 5 "OTROS MENOSCABOS Y QUIEBRAS APARENTES EN QUE SUELE VENIR ESTA TAL PERSONA"]

  1.  Parece que de lo que dejamos dicho podríamos sacar otra hilación o notable a. En el pasado hemos dicho algunas causas y razones por donde Dios antepone el bien particular alb común y cómo, siendo necesario para salir Dios con la suya, si es necesario, permite en el particular quiebras y caídas para con ellas, como quien tan bien sabe jugar la espada con dos manos y usar de entramas por derechas, hace que esas quiebras resulten en bien de la obra común y del particular. Y de esto se juzgará con claridad quien pusiere los ojos en los efectos de esas mismas culpas. Que aunque es verdad que ellas tienen mala cara, pero en casa del siervo de Dios tienen buenos hechos, pues la consideración de ellas humillan y descubren tierra en la persona do se hallan y muestran los malos pasos y atolladeros y que por todas partes hay [23r] cuatro leguas de mal camino y el que no alzare la ropa y vestidura de los cuidados de acá se rozará y pisará y dará de ojos. Y


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aunque esto parece dificultoso en casa del justo, a quien Dios tanto ama, no lo es respecto de los admirables fines que tiene Dios encerrados en esas caídas y tropezones. Quien no conoce la virtud que está en la víbora después de muerta, no dejará de espantarse de ver que haya hombres que las busquen y las maten. Y cuando Dios en la casa del justo permite el peccado, no es porque le ame ni quiera, pues no hay cosa más abominable a los ojos de Dios, sino porque hay enfermedades que las sana Dios con peccados muertos, y para esto busca o permite peccados para matarlos: y con sus cabezas hacer fina atriaca para lo que él es servido.

  2.  Cuántos hombres hay que no se apañan a trabajar con vestido de fiesta ni a tomar un azadón en la mano y, llegando el día de trabajo y viéndose con un sayo roto, deseosos de otro mejor, trabajan sin cesar y como si fueran incansables. Y aun por eso muchas veces Dios esconde los gustos y entretenimientos y vestidos de boda, como hizo a san Pedro en la transfiguración, para que no diga el hombre: quedémonos aquí 1, sino que, vestido de las penas y trabajos de Cristo crucificado 2, como hacía san Pablo cuando pedía a los de [Roma] que se vistiesen de Cristo crucificado y que no supiesen en este mundo de otra cosa 3, trabaje incansablemente hasta que se llegue el día en que llamará Cristo a todos los obreros y los pagará. Y si el hombre, por ser tan inclinado a bienes, fiestas y gloria, se pegare demasiadamente a ellas, quiriendo aferrar antes del tiempo debido a los premios, sabrá muy bien Dios desnudarlo y vestirlo del traje del primer hombre y hombre viejo, para que procure renovar los méritos y para que, viéndose fuera del paraíso, sepa que ha de comer el pan con dolor 4 y que ha de pisar espinas y abrojos, de quien sabe Dios entretejer corona de gloria para quien él es servido. Y así digo que en todo este párrafo pasado sólo hemos dicho esto y declarado estos fines y menoscabos en que suele venir esta persona a quien Dios escoge para alguna obra suya.

  3.  Ahora, en este notable, me parece será bien declarar otros menoscabos y quiebras aparentes en que suele venir esta tal persona en discurso de tiempo y en el crecimiento de la obra que tomó a su cargo. Y para esto quiero que notemos que las obras de Dios se diferencian de las obras de los hombres enc que las obras de los hombres [23v] mientras están más en su principio son más materiales que en sus fines y mientras más caminan a su fin más tienen de formalidad, de suerte que el hombre que pretende hacer una cosa en el fin de ella es más parecido a Dios porque entonces es cuando el artífice parece más perfecto por ser la obra ya acabada. Pero las obras de Dios son al revés -todo lo sujeto a corrección-: que en su principio son perfectíssimas, porque están en Dios, son muy spirituales, porque no tiniendo ser acá fuera lo tienen perfectíssimo en aquel ser de Dios y mente divina. Y


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como se van haciendo y tiniendo ser, se van mostrando más materiales por serlo todas las cosas que están fuera de Dios.

  4.  De aquí es que la persona a quien Dios escoge para esta tal obra, es necesario se asemeje a la tal obra. De suerte que, siendo la obra en su principio meramente spiritual y no tiniendo ser sino en Dios, la persona que en ella entiende ha de tener conocimiento sólo en Dios, en quien está la obra en que él se ha de ocupar y ejercitar. Y como esta obra va tiniendo ser, se va esta persona asemejando a la misma obra en que se ocupa y, siendo ya obra exterior y tiniendo mucho de material, es llano que se ha de asemejar a la obra material. Llano es que las cosas que no tienen más que formalidad, que están sólo éstas por operación del entendimiento, que ha de ser obra más apartada y abstraída. Pero si las obras fuesen de barro, era necesario entendiesen en ellas las manos de barro.

  5.  Pongamos los ojos en las obras de Dios en cuanto el mismo Dios es artífice de ellas. Al principio del mundo, cuando las cosas en sí no tenían ser, Dios, siendo Dios, las produjo, hizo y crió con una palabra y, después que estas criaturas perdieron aquel admirable ser y formalidad que les daba la gracia con que Dios las crió -trato de las humanas-, fue necesario que el que las hubiese de reparar se asemejase a ellas. Y así fue necesario que este propio artífice, Dios, se hiciese hombre para que el hombre reparase al hombre. Y así podremos decir que, como los hombres se fueron alejando de Dios, yéndose Dios tras estos mismos hombres, se alejaba de sí propio, haciendo las obras d de hombre, muriendo, padeciendo, etc.

  6.  Lo propio digo yo ahora a nuestro propósito: que cuando Dios escoge a una persona para una obra grande, en su principio, como la obra sólo tiene el ser en Dios, el que en ella se ocupa sólo quiere lo tenga en Su Majestad y que así la obra, como el que entiende en ella, se remonte y aparte de los ojos de los hombres. Y después, como la obra va [24r] tiniendo ser en sí y más de materialidad, el que Dios ha tomado para la tal obra se va asemejando a ella y pareciendo más hombre a los ojos de los hombres y, al parecer, con más quiebras que en sus principios tenía. De donde entenderemos lo que la sancta madre Theresa de Jesús dice 5: que, faltándole los arrobos, le dijo Dios: "Ya, hija, tienes harto crédito para con los hombres, no es necesario que delante de ellos padezcas esos éxtasis" (pienso que son éstas sus palabras). Lo uno que Dios mostró y quiso en las enajenaciones que tenía esta sancta mujer, era acreditarla y mostrar un medio que Dios había escogido


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adecuado para la obra que pretendía y que, si aquella obra se alejaba de los ojos de los hombres -como ella confiesa tantas veces: que la tenían por loca y desatinada porque una mujer quería poner manos a e arado tan pesado sin volver la cabeza atrás al mejor tiempo 6-, de esa misma suerte el medio que Dios tomaba para aquella obra grande, siendo una mujer en la naturaleza flaca, fuese una elección hecha grande y tan grande que, remontada la obra del juicio del hombre, se remontase tanbién esta sancta mujer de estos propios juicios dando de ella la calificación que daban de la obra, diciéndole que tenía demonio, que vivía y estaba engañada 7. Dicho propio de los que juegan a los naipes, que cuando ven que su contrario gana mucho y no les deja hacer baza -como dicen- ni mano, luego dicen que les han hecho pandilla, trampa y engaño, por no confesar sus justas pérdidas, gracia y ventura del contrario. Vieron, en tiempo que aquella sancta mujer vivía, muchos maestros, presentados y hombres doctos las manos venturosas de esta sancta mujer, su gracia y dicha en ganar restos que hombres de grandes partes los perdían, guardando Dios las victorias de tantas fundaciones y conventos para ella. Los que miraban y perdían no querían confesar que era obra de Dios, sino pacto con el demonio, y así dice ella los innumerables trabajos que padeció viendo en la reputación que algunos la tenían y contrarios consejos que le daban. Todo lo cual, como digo, provino de que, así como la obra estaba levantada y remontada a los ojos de los hombres, lo estaba la persona que en ella entendía. Pero, [24v] después que la obra iba tiniendo ser y acreditándose con los hombres, se fue también acreditándose la mujer, sin que fuese necesario que diese tan altos vuelos como primero daba, quedando más conforme el trato humano de las personas que con ella trataban.

  7.  Cuando una mujer trai a un niño en el vientre y está preñada, es llano que está más guardada, más mirada y ha menester estar más tenida. Pero después de haber parido, que ya el niño no puede recebir daño con los antojos de la madre, ya no está tan guardada, mirada y tenida, porque primero, en la vida de la tal mujer preñada, guardaban y estimaban dos vidas, la de la criatura y la de la madre, pero, después de haber parido, sólo hay que guardar y estimar la vida de la madre. Pues de esa suerte, cuando en el principio esta sancta mujer andaba preñada de una religión, en ella guardaba Dios dos vidas, la suya y la de la religión, y así miraba tanto por ella, la guardaba y honraba con vestidos extraordinarios con que pudiese parecer bien hermosa ante los ojos de los hombres, tiniendo éxtasis y arrobos. Pero, después de nacida la criatura, muchos conventos fundados y muchos religiosos con el hábito, ya le dice Dios que no tiene necesidad de más apoyo, antes, como la madre que después de haber parido juega con el niño y le dice mill


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niñerías -que quien las ve y las scucha dirá que desdijo de la gravedad y estima que de ella se hacía cuando estaba preñada-, de esa manera, para asemejarse a la obra que hacía -como vamos diciendo-, mientras más tenía de material y de ser en sí propia, tenía ella más necesidad de humanarse y asemejarse a la propia obra.

  8.  De todo esto parece fue buena figura aquella mujer que vido san Juan en el Apocalipsi 8 que, por estar preñada f y con un dragón que le quería tragar la criatura que pariese, se le dieron tantas ayudas de costa: vistiéronla del sol que deslumbrase la vista del contrario, pusiéronle la luna a los pies para que huyese con ligereza y diéronle alas para que volase porque más presto se absentase y librase de aquel peligro, caminando a vela y remo, pues las alas le eran y servían de velas y la luna que aligeraba los pies de remo, por costar más trabajo el andar que el volar; pusiéronle en la toca de la cabeza muchas estrellas, que son altos [25r] y grandes pensamientos en el entendimiento, que es la cabeza del alma, y todo fue necesario para huir un tan gran peligro como el que tenía al pie de la obra, pues aguardaba un dragón la boca abierta para tragarse la criatura. La mujer sola porque le tomaron los dolores del parto en despoblado y desierto, bien era necesario que Dios se hiciese la comadre y remediase de todas las cosas dichas para su defensa, que hiciese la cama y sopas de parida y que el niño lo recibiese en sus manos. Que en fin, la madre puesta en cobro y crecida la criatura, fuerte es y de linaje poderoso, él tendrá cuidado de defender la madre, volver por su honra y quebrar la cabeza al dragón.

  9.  Por cierto, mis charíssimos hermanos, si bien lo queremos considerar, hallaremos que esto fue un dibujo de esta sancta mujer a quien Dios, en el puncto que la fecundó y quiso hacer madre de un pueblo nuevamente adquirido para Dios 9, la vistió de un sol, que, siendo entre las mujeres de estos g tiempos sola, deslumbró con h sus virtudes, fortaleza y obras heroicas a todos los que querían contradecir y arruinar sus obras sanctas. Tuvo chapines i y alas con que se remontó y puso en lugar seguro de un alto estado de perfección, el cual, como ella confiesa, lo adquirió y granjeó a vela y remo, cuando ella pone aquel exemplo de los dos modos de tener oración, uno como el que a fuerza de brazos saca agua para regar su jardín y güerta, y otro como el que la riega con noria y arcaduces j o con agua del cielo cuando llueve 10. Que en el primer estado nos enseña cuánto trabajó para alcanzar la oración y perfección y, en el otro, cómo Dios la facilitó para que en breve tiempo consumase muchas cosas 11: adornó k su entendimiento con muchas strellas dándole inteligencia de muchas cosas y alta sabiduría, pues escribió libros y trató cosas que, para entenderlas, hombres doctos han tenido


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necesidad de trabajo y cuidado y, junto con eso, fue Dios su comadre y a cuyo cargo quedó en poner en cobro el fructo de su vientre, porque los dolores que esta sancta mujer tuvo de este parto le tomaron en la soledad, digo estando y siendo sola, sin quien le ayudase, pues, después de muchos días que en estas obras entendía, rogó en Medina del Campo a dos religiosos gustasen y quisiesen abrazar aquel sancto instituto 12. Todo esto fue necesario lo hiciese Dios así en aquellos arduos y dificultosos principios, que, después del hijo nacido y la religión hecha, [25v] ella será tan fuerte y de linaje tan poderoso que sabrá volver por la honra de la madre, defenderse a sí y quebrar la cabeza del demonio, autor y inventor de los primeros y pasados peligros. Y así, en este tiempo esta sancta mujer ya no tenía necesidad de las ayudas de costa primeras, cuando tan a menudo le tomaban los éxtasis y arrobos.

  10. En marzo y abril y mayo pienso que son los meses vedados de la caza y pesca, porque en aquel tiempo la caza pare y los peces desovan l, y así la ley manda que guarden lo uno y lo otro. Y pasados estos tiempos se desacotan los campos y ríos para que puedan pescar. Que, en fin, como dijo Jacob, viendo venía su hermano a él de mano armada: Si percusserit unam turmam, salvabitur altera 13; y por eso las desamontonó y puso en orden de que no todas peligrasen. Y ésta fue la razón por qué mandaba Dios en [el Deuteronomio] que no cogiesen el pájaro en el nido con los güevos o hijos que tuviesen 14, porque la pérdida era grande y la ganancia poca. Así digo yo que hay meses y tiempos en que Dios con particular providencia y cuidado ampara, mira, guarda y honra a una persona que aquel tiempo sea tiempo vedado, porque la pérdida de la tal persona seríe grande por ser persona que está en el nido criando y alimentando sus hijos. Que pasado este tiempo y esparcida esta generación, si permitiéndolo Dios peligrare alguna parte, salvarse ha otra y los daños no serán tan grandes. De donde queda explicado ser tiempos diferentes los que goza y tiene una persona a quien Dios escoge en el principio de sus obras de los que después goza en el fin de ellas.

  11. Diránme ahora los que esto m leyeren: ¿Cómo puede ser? Que parece habíe de ser al contrario, que en los principios, como persona con menos méritos y menos trabajos, habíe de ser menos pagada y al fin de la obra, como dicen, que es cuando se canta la gloria, había de ser cuando más premiada, más honrada, estimada y tenida a los ojos de Dios y de los hombres, porque entonces es cuando su trabajo ha sido mayor y cuando se llega el tiempo de la paga. Digo que es así, pero como esta paga no es ni está en lo que los hombres piensan, sino en lo que Dios sabe, trueca la paga que daba al principio en diferente


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moneda, de suerte que, dándola en oro al principio porque así convenía, después la pudo dar en cuartos o en cosas que, siendo muchas, fuesen de más valor que las primeras.

  12. Pues volviendo al principio de nuestro notable, como el hombre ve a esta persona o trocada en la paga o con moneda menos subida, piensa que ha desdicho [26r] y hecho quiebra de lo que antes era. Y no es así, sino que primero, como en esta persona se hacía depósito de los bienes que para ella se daban y de los que en ella se ponían como persona común que tenía obligación de acudir a otros, dábasele medida grande y colmada. Pero, después que ya tuvo Dios otros medios por donde encaminar las gracias y bienes que hacía a las personas particulares que antes en esta persona convenían como en un tercero, cábele menos parte porque ya no le dan más que su ración tasada.

  13. Pongamos exemplo en la mujer preñada o parida. Que cuando trai el niño en el vientre o en el pecho, es llano que ha menester comer por dos, por sí y por la criatura a quien sustenta en sus entrañas o en el pecho. Pero, después que el chiquillo aprendió a comer el pan con corteza y que no se lo diesen por aquella vía, come la madre n menos, porque come para sí sola. Y en esta ocasión que la vemos comer menos y cosas menos delicadas, no hemos de decir que quebró o vino a menos, sino antes a más, pues comiendo menos le pudo caber más parte. Por otra parte, puede parecernos tanbién haber desdicho la persona de quien vamos hablando de su primer principio cuando crece o la vemos con mudanza con el crecimiento o mudanza de la obra acerca de que se ocupa porque, como en sus principios decíamos, la obra era tan spiritual y tan levantada o remontada, convino que lo fuesen los pensamientos y obras de la persona que en ella entendía.

  14. Pongamos los ojos en Moisés: al principio, cuando Dios lo escogió para caudillo y capitán de su pueblo, que todo el tiempo que gastó en sacarlo de Egipto parece los sustentaba y alimentaba con milagros obtentosos, que eran tantos que unos se enlazaban y asían con otros, pocas palabras y muchas obras. Pero, después que este pueblo ya había crecido y lo había sacado de tantos peligros, ya lo hacía marchar a voces, palabras y amenazas. Bueno fuera que por mudar Moisés de condición y trato, cuando después de les haber servido con la vara, administrándoles con ella mill favores y regalos, y después la hubiese convertido en azote y espada con que vengaba injurias y desagradecimientos, que dijéramos que habíe desdicho lo que antes era; y que la madre, cuando le falta la leche por estar el niño ya grande, que entendiéramos era imperfección de la naturaleza. No lo es, sino grandíssima perfección, porque habiendo administrado por aquella vía lo que la criatura habíe menester por ser incapaz de otros medios, después, cuando [26v] creció, trocó la naturaleza el manjar y sustento delicado, que nos parecía milagroso por venir por vías tan secretas de


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los pechos de la madre, en pedazo de pan y jarra de agua dejando a la madre con la entereza de las cosas que convertía y volvía en leche.

  15. Otra razón pienso podríamos dar de la aparencia que esta persona de quien vamos hablando muestra en la mudanza de su persona, según la mudanza de los tiempos en que se ocupa acerca de la obra para que Dios la escogió, y es ésta: que juzgamos más de las cosas puras, aunque sean menos, que de las mezcladas, aunque sean más. Yo me declararé. Mejor conocemos el vino en un cuartillo puro que en un azumbre mezclado y aguado. Y como al principio dijimos que esta persona de quien vamos tratando tenía Dios de ella necesidad, en spíritu puro conocíamos más de su perfección en aquella ocasión o, aunque el spíritu fuese pequeño, que después, cuando el spíritu de esta persona estuviese aguado y mezclado, aunque fuese mayor.

  16. Pongamos un exemplo. Bien podría un hombre cavar, arar y ocuparse acerca de obras activas con mayor spíritu que otro puesto en oración. Y con todo eso, decimos que tiene mayor spíritu el que ora que el que cava y se ocupa en obras de manos. La razón de ello es porque en la primera obra obraba y trabajaba el spíritu más puro y solo, a quien atribuimos la obra, pero en las obras segundas, como trabajaba el spíritu mezclado con las fuerzas corporales, decimos que el spíritu es menor. Ya hemos dicho la causa por qué en los principios tiene Dios necesidad de spíritu más puro de esta persona y por qué aguado cuando la obra crece y se va más levantando. Y podríamos declararlo más. Y no sé si tengo scrito este exemplo: cuando se traza una obra, tiran las cuerdas y echan p el cartabón y hacen los compartimentos de ella. Veremos el maestro de las obras vestido un día de fiesta: traza, ordena y dispone las cosas. Pero después de haber hecho esto, llegado el día de trabajo, se desnuda, toma el azadón, el ladrillo y la piedra, y lo va dispuniendo. Si preguntamos por qué hizo esta mudanza de su persona, responderá que las primeras obras eran obras de entendimiento y así en día de fiesta y vestido de paschua se podían hacer, pero las segundas eran obras de manos, donde se requería ajobar y cargar con la piedra, y para eso era [27r] necesario vestido de trabajo y día de entre semana. Llano es que cualquiera que le viera a este maestro lo estimara y juzgara por más docto y sabio cuando le vieron con papel y tinta haciendo sus cuentas y tirando sus cordeles que cuando le veían con el canto y piedra a cuestas y cal y ladrillo en las manos. La razón es porque en lo primero andaban las obras del entendimiento más puras y más solas, pero, después que creció la obra, mezcláronse esas obras del entendimiento con las corporales de que tuvo necesidad para abrazar las cosas de trabajo. Y así en estas segundas lo que más se veía eran las fuerzas y trabajo corporal, lo cual no lo juzgamos por obra de tanta estima.

  17. Pues esto propio podremos considerar en las obras de que vamos hablando. Que, como en su principio son más spirituales, la


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persona q a quien Dios escoge por maestro de obras en los principios todo se le va en oración, contemplación, trazar y tirar cuerdas y hacer repartimientos, porque pequeño yerro en el principio sería muy grande en el fin. Pero, después de la traza acabada, el haber de zanjar, cargarse de piedras a cuestas -que son hombres sobre sus cuestas y cabezas 15-, ¿quién duda que no tenga necesidad de vestirse de trabajo y de fuerzas corporales para la tal mudanza y dejar el vestido de fiesta con que sólo trataba con Dios, con quien, como dice san Pablo, es un spíritu con Dios quien está pegado a Dios 16? Pero el que tratare y se pegare a las criaturas habrá de ser una misma cosa con ellas, que es lo que acá decimos: dime con quién andas, diréte quién eres; que en fin, con el sancto, sancto y con el inocente, inocente. El hombre es un camaleón que se vuelve del color que le ponen delante y como el halcón que vuela al paso de la caza tras quien va. Y así esta persona se trueca y muda con la mudanza de la obra acerca de quien se ejercitaba; y quien corría tras Dios en su principio, porque en él estaba la obra, después que se hizo obra r exterior, corrió y anduvo al paso de las criaturas, en quien estaba la tal obra.

  18. Diránme: Hermano, parece que esto es decirnos que esta persona mientras más camina más desdice de su principio y más quiebras y menoscabos tiene mientras más va, porque no son pequeños los que se le siguen a una persona que al principio trata con Dios y después trata con solas las criaturas, aunque en orden a Dios; que, [27v] en fin, como decimos, el vuelo ha de ser más ligero cuando nuestra caza, nuestro bien, está puesto en Dios que cuando está puesto en las criaturas; y en fin de lo dicho queda claro: dime con quién andas, diréte quién eres. Y quien por llegarse y pegarse a Dios es un spíritu con él 17, por llegarse a las criaturas habrá de ser una de ellas. Y según esto, lo que al principio de este notable dijimos, que esta persona ocupada en esta obra, como la obra crece, parece que descrece del primer spíritu que la tal persona [tenía] y podríamos decir que no sólo parece, sino que en realidad de verdad desdice, quiebra y se apoca, pues quien se medía al principio con el spíritu de Dios ya sus medidas vienen al gusto y tamaño de las criaturas con quien trata.

  19. Digo que, aunque a nuestro parecer y mirado con los ojos del cuerpo desdice de aquel primer principio, no hace s, antes podríamos entender queda mejorada la tal persona, como lo está la que ocupada en algunas cosas de grande consideración llega al fin y remate de ellas. Porque, cuando Dios a esta persona escogió para el fin arriba dicho y en sus principios la entregó, ocupó a solas con su persona, no fue para que allí se estuviese t, sino para que de allí enderezase sus obras, palabras y pensamientos en aquello que fuese su gusto y su voluntad. Y puesto


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caso que estos principios fueron enderezados a tales fines, como era trabajar con las criaturas, yo entendería estar esta persona más perfecta y querida de Dios cuando trata con las criaturas que cuando a solas trata con Dios, pues esto lo hace Dios enderezado a lo segundo. Llano es que, si el rey quisiese enviar a un capitán a la guerra y, para disponerlo y darle ánimo y que con veras acuda al tal viaje y jornada y antes que fuese, el rey lo tuviese en su casa quince o veite días, lo convidase a su mesa, regalase y sólo tratase con su persona y luego, vestido de camino, saliese a su jornada, que no diríamos que éste era más cuando comía los bocados de la mesa del rey y parlaba y sólo gozaba de su presencia, sino cuando, habiéndose aprovechado de estas caricias del rey, vestido de camino, iba a su jornada. Y no valdría decir que habíe mudado otro no tal vestido para el camino y que en él trataba con gente más baja, porque el regalo primero fue enderezado a que hiciese [28r] lo segundo, particular agrado del rey.

  20. Esta doctrina pienso que debiera tener bien en la memoria el glorioso Crisóstomo cuando decía 18 que si le dieran a escoger acompañar a san Pablo en el tercer cielo 19 o en las cárceles, cadenas y prisiones que tenía en los calabozos, escogiera esto segundo. La razón debiera de ser lo que decimos: porque la primera merced que hizo Dios a Pablo de llevarlo al tercer cielo debiera de ir enderezada a la segunda de que con gusto y gana llevase los trabajos que padecía en la nueva conquista que se le había encomendado. Y así dice él propio que no se quiere gloriar de las revelaciones y de otras mercedes singulares que Dios le había hecho, sino de andar por cárceles y prisiones y padecer trabajos en el cumplimiento del officio que traía entre manos 20. Pues díganme por charidad, quien viera a san Pablo cuál quedó del rapto desmayado, sin vista, de suerte que era necesario llevarlo de la mano y darle de comer y confortarlo 21, quién entonces lo viera que no dijera que era puro spíritu y lo juzgara por más aprovechado que cuando sale huyendo y lo descuelgan en una spuerta la muralla abajo 22 y cuando hace sus apelaciones a César 23. Y en realidad de verdad no es así, que más aprovechado está san Pablo en lo segundo, padeciendo con gusto por amor de Dios, que a esos trabajos fueron enderezados sus raptos y si en ellos desmayó es por las pocas fuerzas corporales que entonces tenía para mezclar el spíritu puro que Dios le daba. Pero después crecieron las fuerzas corporales y hubo en qué se mezclase la grandeza del spíritu que en él crecía. Y así, no pareciendo tanto el spíritu a solas, sino acompañado con las fuerzas y ánimo corporal para la predicación, parecía menos spíritu. Y así en semejante ocasión no hay que juzgar por lo que vemos, sino por lo que philosophamos y entendemos. Y no porque a veces se nos tape y encubra el spíritu de una persona lo hemos de juzgar por menor, por las razones dichas.

 


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21. Ya sabemos que la mar en cierto tiempo de la luna crece, lo que llamamos aguas vivas, y en otro tiempo mengua, que llamamos aguas muertas. Y quien ve este subir y bajar de la mar entenderá que tiene más o menos agua según diferentes tiempos, y no es así, sino que la propia agua, según la luna crece o mengua, se muestra y parece más alta o más baja. El secreto yo no lo sé, pregúntenlo. [28v] De esa misma suerte, un propio spíritu unas veces se muestra alto y otras menos subido no porque desdiga del que primero era, sino que hay ocasiones en que quiere Dios para aquella tal persona sean, como decimos, aguas vivas y en otro tiempo aguas muertas, apareciéndosenos el spíritu que llegaba al cielo humillado hasta el suelo y ocupado en barrer y en fregar, tapado y encubierto.

  22. Bien vemos en la mar otra mudanza demás de la dicha, y es que, según corren los aires, se muestra quieta o alterada. Unas veces parece que habla, que da voces, que sube al cielo, y otras veces está en calma, que no se menea. En el primer estado, una nave de alto bordo es harto que camine por ella, en el segundo un niño con una tablilla o artesa lo he visto yo metido en ella pescando. Y con todas estas mudanzas, es la propia mar y agua la que tiene en un tiempo y la que tiene en otro. De esa misma suerte, el spíritu del justo, según corre el viento del cielo y del spíritu de Dios, que donde y cuando quiere spira y sopla 24, se muestra alto, levantado o quieto y pacífico, unas veces que no les daréis alcance con la grandeza de vuestro entendimiento, que parece que anegarán la sabiduría más alta, otras veces los veréis tan en calma que los hallaréis sentados con los ignorantes, preguntándoles las cosas más llanas y claras que se pueden imaginar. Y todo es un propio spíritu, el que vuela y el que se abaja. Una propia águila es la que se levanta por los aires y mira al sol y la que se abaja a coger el gusarapillo; y no hemos de entender porque batió el vuelo e inclinó sus ojos abajo que dejó de ser águila real.

  23. Lo propio digo yo de la sancta madre Theresa de Jesús, pues ya hemos enpezado a poner exemplo en ella: que la propia era cuando con humildad trataba con sus monjas, les hacía las camas y doblaba sus capas 25 y se ocupaba en otras cosas de piedad para con sus monjas que cuando con sus arrobos subía hasta lo alto de la contemplación. Tan águila caudal era u cuando volaba y tenía puestos los ojos en Dios y dél aprendía cosas tan altas como cuando, humillada a los pies de un clérigo ignorante, preguntaba lo que habíe de hacer. Tan sabia cuando se rendía a su obediencia, captivando su entendimiento rigiéndose por lo que la enseñaban y decían, como [29r] cuando, siguiendo el parecer de Dios, caminaba a hacer la fundación y población del nuevo monasterio.

 


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24. Son los justos de quien vamos tratando unos divinos camaleones que, aunque por horas se nos muestran de su color, siempre se son una misma cosa en Dios. Pero nosotros, que juzgamos por los colores con que se nos aparecen, sentenciamos según nuestros juicios y pareceres y según el agrado que tenemos en el color que se nos muestra. Unos hay que llaman sanctíssimos a los que predican y enseñan, porque en ellos hallaron el sancto consejo, otros a los que oran porque más se les asemejan, otros a los que remediaron su hambre y necesidad. Y en realidad de verdad es un mismo spíritu y una charidad de que salen diferentes ramos. Consideremos un naranjo injerto en limón, cidra, lima y otras cosas deste jaez. Lléganse muchos a este árbor: uno, aficionado a la naranja, la coge y alaba al árbor; otro, al limón y dice que es árbor admirable porque lleva limones, y así todo lo demás. Y en realidad de verdad es todo un árbor y tan bueno es por llevar naranjas, aunque sean de menos estima, como por llevar cidras, porque todo nace de una charidad, de un principio, de una raíz y todo es un spíritu. Y más: no porque el invierno este árbor no tenga fructo u otro árbor no tenga hoja hemos de decir que es menos que el propio árbor cuando está cargado de hoja, flor y fructa. De esa misma suerte, no hemos de juzgar por menos a quien en un tiempo se arrobó, predicó o se ocupó en obras grandes y después en otro tiempo cesó el ejercicio de todas esas cosas. El árbor se quedó en casa y Dios sabe cuándo se llegará el tiempo de que torne a brotar y producir los fructos antiguos.

  25. Esto propio podríamos declarar por un exemplo que ponen los artistas. No porque el hombre no se ría deja de ser risible, porque es muy accidental el ejercicio de esa propiedad intrínseca, la cual ni la aumenta ni disminuye el reírse o no reírse. Lo cual se hace conforme se ofrecen las ocasiones accidentales extrínsecas. De esa misma suerte es a quien Dios ha hecho siervo suyo y dádole alguna gracia o don spiritual interiormente allá en el alma: que según diversos tiempos y ocasiones que se le ofrecen ejercita las obras exteriores que del tal principio nacen. Bueno fuera que, porque a un hombre no se le había ofrecido ocasión de dar limosna en un año, dijéramos que no tenía charidad, siendo un don y [29v] hábito interior que está pegado y asido al alma, cuya fructa exteriormente no la echa si no es cuando hay quien la coja y hay almas a quien remediar o favorecer, porque hacer muestras exteriores sin necesidad arguye hipocresía y nacer de principio bien contrario al que hemos dicho.

  26. Pregunto yo, ¿qué juzgáramos de un soldado que, no ofreciéndosele ocasión para ir a la guerra a matar moros, tomara su espada y se saliera a ese campo y en el aire diera mill guchilladas, echara tajos y reveses? Es llano que no lo juzgáramos por soldado valiente, sino por loco, porque sin provecho ni necesidad enpleaba sus valentías. Guárdelas, que su tiempo vendrá y, si no v viniere, don y gracia particular ser valiente y muy accidental el ejercicio de sus valentías.

 


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Volvámonos con la aplicación de este exemplo al que primero pusimos en la beata madre Theresa. Si habiéndola Dios hecho sierva suya le dio los arrobos y muestras exteriores para acreditar su persona, en tiempo que las leyes ordinarias se habían de reír de que una mujer quisiese reformar una religión, y ya tenía Dios alcanzado lo que pretendía y la obra, por estar casi hecha, ya no tenía tanta dependencia de su persona w, ¿qué mucho que cesasen esas muestras y ejercicios exteriores de sus éxtasis y arrobos? Y esta sancta mujer confiesa que muchas veces daba cuenta de muchas cosas interiores que le pasaban x a personas devotas y amigas, porque sabía hacía en ellas grande provecho y se movían con las cosas que les contaba a servir y agradar a Dios con grandíssimas veras. Paréceme, en estas mercedes que Dios hacía a esta sancta mujer y la dispensación que en ellas tenía usando de ellas para bien y provecho de muchas almas, como una persona cuando va camino largo y lleva a su cargo mucha gente a quien a costa suya y a sus expensas ha de sustentar y dar de comer, que procura llevar la suficiencia de que tiene necesidad en dineros para gastar en todas las ocasiones que se le ofrecieren. Pero si esta persona fuese sola, este dinero llevarlo hía en cédula y letra para cobrarlo en la parte y pueblo donde iba. Iba cargada esta sancta de sanctas compañeras de la congregación dichosa que Dios a su cargo había puesto, a quien en este viaje y camino de perfección iban a sus expensas, a su cuenta y costa, fue necesario que la suficiencia y virtud que Dios le daba fuese en dineros y moneda [30r] que valga, virtudes con cuyo ejercicio sus compañeras se edifiquen y labren. Pero, después de haber llegado esta religión a un sancto estado y que ya la sancta no tenía necesidad de hacer tantos gastos y expensas, esa suficiencia que Dios le había dado en oro y en buena moneda, tesoro que ella no quiso esconder porque en él hallasen sus compañeras utilidad y provecho, después y le dio Dios aquella suficiencia, no en dineros z con que parece un hombre rico ante los ojos de los hombres, sino en cédula con que hoy lo es en la bienaventuranza y ante los ojos de Dios y de los ángeles. Y no porque su hacienda la lleve y pase en cosa que así vale hemos de decir que, por haber trocado el caudar en letra que luego a vista se paga, hemos de decir es más pobre o tuvo quiebras o menoscabos.

  27. Otra razón pienso podríamos dar de parecer la persona de quien vamos hablando a los ojos de los hombres con menos virtud o que ha desdicho de su primer principio. Dice Aristóteles 26 que la virtud unida es mayor que la propia virtud cuando está esparcida y derramada. Y en el principio de la obra en que esta persona se ocupaba, cuando la obra aún no era, estaba la virtud recogida en ella, digo en la tal persona. Pero después que la obra tuvo ser, y siendo obra de generación spiritual, los propios hijos le llevaban y en ellos se repartía el spíritu.


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De suerte que el spíritu que en el principio estuvo recogido, después en el fin estuvo repartido y pareció menor no porque a fuese menor, pues tan suyo es cuando está en los otros como cuando está en sí. Que no es uno más pobre cuando tiene su hacienda enprestada a gente buena y abonada que cuando la tiene recogida en el arca, antes podría ser más rico, porque el logro que no vale en lo temporal ni se puede llevar nada por lo enprestado, en lo spiritual vale, porque es Dios el que recibe el enpréstito en sus siervos y paga yb vuelve el principal con ganancias.

  28. Bien pudiéramos poner exemplo en Moisés cuando pidió a Dios le diese nuevos ayudadores, mensajeros y rabadanes para que le ayudasen a recoger aquel pueblo disperdiciado. Y ofreciéndolec Dios el ayuda y dándole setenta viejos, le dijo que le habíe de dar de su espíritu 27. Yo supongo fuese del propio espíritu que Moisés tenía y poseía. Pregunto yo, ¿era Dios tirano que, tomando del spíritu de Moisés enprestado para la gente nueva, le habíe de quitar Dios de los dones que había recibido de su poderosa y larga mano, o hemos de decir [30v] que Dios era tan pobre que fuese necesario viniese a mendigar spíritu a casa de Moisés para dar a aquellos viejos por no tener él qué les poder dar? Absit quien tal dijera, porque Dios es "rico para todos los que le invocan" 28 y llaman y tiene qué repartir y dar a todos con abundancia y medida revertida. Hemos de decir que Dios había ya depositado en Moisés el spíritu necesario para ser guía y capitán de aquel pueblo. Y como se ofreció ocasión de que Moisés tuviese necesidad de ayuda, diéronsela repartiendo en ellos del espíritu que en él se había depositado, quedándose en él el valor del propio spíritu, pues el spíritu que daba lo daba enprestado en nombre del mismo Dios para que fuese de un color el spíritu que en aquel pueblo se derramaba, una mansedumbre, piedad, celo y justicia. Que pues el pueblo ya marchaba y caminaba a cuenta de Moisés, estar el spíritu recogido en Moisés o estar derramado en los setenta que le habían de ayudar, todo era uno, aunque tuviese más parecer cuando en uno estaba recogido que cuando estaba en setenta derramado.

  29. Estoy por poner un exemplo, que, por no atreverme a hablar con la llaneza que esto pide y proceder con alguna cobardía, dejo de poner exemplos vivos. Yo sé de una persona 29 por cuya causa había Dios traído mucha gente a la Religión, que estando en el coro y viéndolo lleno de ángeles le parecía que nacían y manaban de él, y le llevaban las entrañas y le parecía le descargaban de unas grandíssimas penas spirituales que en sí le mostraban tener y que la relación que acá se dice tener de padres a hijos -que tiniendo sus fundamentos a parte rei, que llaman los artistas, y su formalidad por operación del entendimiento-


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dice le parecía ver esta relación asida y trabada entre él y los tales religiosos, de suerte que por entonces le parecía imposible cortar ni quitar estos lazos con que los unos y los otros estaban asidos y trabados. Y para que mejor se echase de ver esta cognación, parentesco o relación spiritual, dice sentía lo contrario que decíamos de las relaciones, que dice Aristóteles 30 que, tiniendo sus fundamentos en las cosas, tienen su relación y formalidad por d obra del entendimiento, pero que [a] esta relación no se le parecían fundamentos en las criaturas, porque naturalmente le parece estaba de ellas desasido y, antes, puniendo los ojos en lo material, les tenía alguna repugnancia y aun grande contradición. Sólo veía lo formal de aquella relación y communicación o emanación que habíe de su persona a las ajenas. [31r] Junto con eso, discurría pensando que, siendo criatura tan pobre, finita y limitada, saliendo de él aquello que iba a los tales religiosos, habíe de ser fuerza quedar más pobre, mendigo y menesteroso.

  30. Dice que al punto que esto se le ofrecía le parecía que todos aquellos religiosos, que por su ocasión habían venido a la Religión, se juntaban y se hacían una parva y, puesto sobre ellos esta persona de quien vamos diciendo, quedaba más levantada, más honrada y rica, de suerte que, aunque no veía le pagaban en la misma moneda, veía que todo aquello que daba le resultaba en mayor bien y honra. Como si un hombre gastase su dinero en hacer una casa, después de hecha, si sacó de su bolsa el dinero y no lo vido tornar a ella, quedó honrado y ennoblecido con una principal casa. Y para que de veras quedase satisfecho y no entendiese se le hacía agravio en que de él saliese aquel respecto que a los otros communicaba, quedando más pobre de lo que antes era, dice que otras veces le parecía que estos respectos eran como rayos de sol, que, dándolos y enviándolos, se queda el propio sol entero y sin menoscabos, antes dice le parece que, así como la vista cuando tiene objecto adecuado se para y es más entera que cuando sale y se esparce por lugares donde no halla do terminarse, de esa manera le parecía su espíritu tenía a aquellos religiosos por término, fin y paradero, donde y en quien el spíritu se termine y cobre color y fuerzas, como hacen los rayos del sol cuando dan en un cristal, hieren y topan en algún cuerpo dispuesto para en él imprimir sus rayos y calor.

  31. Y para que concluigamos con la conversación de nuestro amigo, dice que, aunque le mostraban los desagravios en la forma dicha que le pudiera parecer le venían de la comunicación, no por eso le quedaba puerta abierta por esta parte para se vanagloriar o presumir de sí, porque dice le daban un particular conocimiento de que todo esto era ajeno y venía de fuera, viendo en sí un ser nada y ser mucho porque quería Dios obrar en él semejantes cosas. Y de aquí pudo provenirle el no tener conocimiento de los fundamentos que tenía aquella relación


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o respecto spiritual que decía veía salía de su persona a las de aquellos que por medio suyo Dios había servido sacar del mundo. Lo primero, porque el fundamento lo debía de tener en sólo Dios, que gustó por aquellos arcaduces guiar aquel bien. Lo segundo, que cuando lo hubiera algún fundamento de parte de la criatura, [31v] dándole Dios la suficiencia, era bien que no lo conociese, sino que, viendo aquellas misericordias como colgadas del aire o con respecto a cuyas eran, las adorase y reconociese que todo lo bueno era venido de arriba 31.

  32. De este exemplo sacamos conclusión de nuestro notable. Y lo principal, que ya que, por algunas causas que Dios se sabe, en el crecimiento de la obra en que una persona se ocupa, parezca menos rica en la hacienda o cosas en que primero estaba abundante, no lo está, pues se le commutan en otras cosas de tanto valor y de más provecho que le pudieron ser, pues así fue el gusto de Dios trocarle los manjares según diversos tiempos en cosas que más le podían entrar en provecho, pues vemos acá que los médicos vedan el verano muchas cosas que aprovecharon el invierno, y esto con bien y provecho de la persona.

  33. De este exemplo sacamos que no nos debemos desconsolar si en nuestras vidas viéremos mudanza, digo acerca de las cosas spirituales, y que quien ayer sentía impulsos, movimientos, ardores, apreturas para tratar y conseguir alguna obra y hoy se ve y se siente floja y detenida y que ya va y camina al paso del buey, y quien ayer le parecía la aguijaban, ya hoy le parece que ha menester hacer algunos discursos y buscar cosas que le muevan para alargar el paso. Que no es Dios obligado a dar todas las cosas a un precio, porque llano es que la fructa que vos cogéis en el campo el verano y no os cuesta más de echar mano al árbor y coger la fructa y arrancar la yerba, es llano que el invierno este tal come de lo que guardó en su casa, porque ya todo quedó agostado y no parece en este tiempo en qué poder poner los ojos.

  34. Y aun por eso en buen tiempo convidaba la esposa a su esposo, cuando ya habían cesado las heladas y echádose los vientos y aires cierzos y se aparecían flores en su tierra que sólo costaba el cogerlas 32. ¡Oh buen Dios, y qué hay de almas, sin saber cómo ni de qué manera, se ven y se hallan floridas, enriquecidas y adornadas de virtudes que parece está cada momento convidando a su esposo venga a coger fructa de sus manzanos 33, porque al que puede le agradó enviar tiempo tan apacible y agradable que diese aquella tierra fructo doblado como tierra bendita! Pero otras veces se ve esta alma tan agostada, tan sin jugo, tan sin conocimiento de virtud y cosa buena que ha menester ir a campos ajenos y buscar las vidas de los sanctos y de ellas hacer ramilletes de flores con que poder servir y agradar siquiera de enprestado a su esposo, consolarse y entretenerse ella, aguardando el tiempo cuando Dios sea servido vea por su casa lo que ve y goza en la ajena. O si


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no, como decíamos denantes [32r] del que come la fructa con cáscara, que guardó para el invierno, quiero decir cuando esta tal persona se entretiene y pasa con la memoria de las cosas pasadas, porque [las] presentes se le han escondido y ningunas ve.

  35. Lo segundo, digo que el haber Dios escondido estas cosas y que esta tal alma parezca, según diversos tiempos, diferentemente vestida, convino a la sabiduría de Dios y al aprovechamiento de la tal alma que esto provenga por parte del mismo Dios. Es llano que muchas veces un marido y desposado gusta de ver a su mujer bien vestida y adornada, particularmente si la han de ver otras amigas suyas, gente grave y conocida, y otras veces gusta de verla arrebozada con un puntillo en la toca y e paño pardo en el vestido, porque siendo él el que de ella sólo se ha de agradar, no está su agrado en esto que corre y sale por de fuera, sed in eo quod intrinsecus latet 34, en aquello que dentro está abscondido y manifiesto al que ve y conoce el corazón del hombre.

  36. Seas tú, Dios mío, bendito mill veces, que estando muchas veces un alma con mill congojas por no verse compuesta y adornada con cosas que ella viera y sintiera, a ti no te desagrada, porque tú sólo eres el que de la tal persona se ha de agradar y satisfacer. Y otras veces, sabiendo tú, Señor, que los hombres f juzgan por lo que ven en el rostro, gustas de que ante sus ojos aparezcan con vestidos preciosos, gustos y sentimientos de gran consideración. Pero no se ha de desagradar ni entristecer la tal alma por ver en sí estas mudanzas, pues debe entender que de ellas no es causa sino su esposo, que es el que tiene las llaves de la ropa, vestido y joyas con que la tal se ha de adornar, vestir y componer cuando él fuere servido.

  37. Digo también que el aparecerse esta tal alma así diferente en diferentes tiempos, unos con abundancia y otros con escasez en las cosas que vamos diciendo, que convino también a la tal alma. Porque tiempos hay, según las ocasiones, que es bien esconder la bolsa al hijo de casa y que no mande un cuarto quien en otros tiempos traía las manos llenas. Y adviertan que digo no mande un cuarto, porque muchos hay que tienen dineros y son suyos y no los mandan. Y pienso que éste es el privilegio de los menores porque no malogren lo que mucho vale. Y ésta puede ser la razón en provecho de esta tal alma de que hay tiempos que no le dejen mandar cosas de que en otro tiempo se servía y aprovechaba con facilidad y al descubierto.

  38. Puede haber otra razón de que esta alma, siéndose rica como de antes lo era, no lo conozca en este tiempo por alguna causa excelente en ella o disposición admirable [32v] con que en este tiempo se halla. Esto es cierto, como en el notable de arriba dijimos, cuando el entendimiento en el éxtasi entiende y no sabe que entiende. Es intelección más alta, más admirable y más semejante a la que tienen los bienaventurados,


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que entienden con una simple aprehensión -pienso así dicen o llaman los theólogos-, y mientras un justo a quien Dios hace esta merced entiende sin hacer discurso o reflexión de que entienden, entienden más y en ese ejercicio aprovechan más el tiempo, porque mientras en otras ocasiones, entendiendo y conociendo, el entendimiento hace sus discursos y reflecciones, volviendo sobre sí y mirando y conociendo que entiende, pierde aquel tiempo que gastó en esa reflección de la inteligencia primera.

  39. Pues de la misma manera digo yo que, cuando un siervo de Dios se ocupa en hacer obras de virtud y, enbebido en ellas, no se divierte a considerar que hace obras buenas y de virtud, de la cual consideración le nace un gusto y deleitación amorosa, me parece a mí que obra con actos más heroicos, más continuos, más puros y simples y más en su favor, pues obrando obras de virtud y obras buenas no hace reflección sobre ellas, sino que siempre tiene la mira puesta adelante. Como un hombre rico que, puesto los ojos en sus riquezas, se agradase y detuviese en ellas, yo tendría a éste en menos que al que siendo rico sólo tuviese puesto los ojos no en lo ya ganado, sino en lo por ganar, porque este segundo descubría en sí una codicia g admirable y cuán lejos estaba de satisfacerse de todo cuanto ganase y granjease.

  40. ¿No han visto unos hombres que descubren la hambre que tienen y lo poco que se satisfacen en el comer y callar, según lo que el refrán español dice: Oveja que bala, bocado pierde? Verán que estos tales tienen un bocado en la boca, otro en la mano y el ojo en el plato, que parece nada de lo que está allí satisface su deseo y gana. Pero, por el contrario, otros, de estómago y gana corta, que tomando una guinda con melindre se saborean, relamen y gustan, mostrando que con aquella poquedad ya están satisfechos y contentos. ¡Oh buen Dios, y si mis hermanos supiesen esta doctrina! He visto yo algunos que, tomando una escoba para barrer o fregar o hacer un acto de humildad, deben de hacer en él tantas reflecciones, meneos y gustos interiores, que parece ya están llenos con la guinda. Otros hay tan desabridos que ni lo que hacen ni lo que harán les enllena ni satisface h, ni de lo [33r] uno ni de lo otro reciben gusto, sino que siempre andan con pena y poca satisfación de lo que trabajan, tan enbebidos en lo que deben hacer que ni saben, consideran ni hacen reflección en el bien que actualmente están haciendo. Que en fin, si se detuvieran en calificar la bondad de la obra que hacían, pudieran peligrar y caer en algún grave yerro, pues esto no está ni ha de estar a nuestro cargo, sino al de Dios, según lo que dice san Pablo: Non enim qui seipsum commendat, ille probatus est, sed quem Deus commendat 35. Y el tiempo en que se ocupaba en hacer esas reflecciones detenía la intención, que siempre debe caminar adelante como ojo que descubre tierra, que ande y camine la voluntad.

 


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41. Puede tanbién provenir esta pureza de intención no parándose ni detiniéndose a la calificación de la bondad de la obra de que pudo recebir algún gusto particular de tenerla puesta, levantada y elevada en Dios, fin principal de la tal obra. Y como Dios es objecto tan noble y principal, cuando de veras este tal obrero pone los ojos en Su Majestad para obrar en él y por él puramente, la potencia bien empleada no quiere ni gusta desasirse ni desaferrarse de este summo bien, aunque sea para poner los ojos en cosas de que la parte inferior o menos principal del alma haya de gustar. Que bien sucede a un labrador entrar en casa del rey y enbebecerse de tal manera en ver aquella real presencia y las demás grandezas que hay acerca de su persona, que olvida la gana del comer y beber, cosas a que él está inclinado y que de ello lo es el hombre a satisfacerse de las obras de sus manos y agradarse de lo que hace y piensa. Pero habiéndole Dios movido al ejercicio de esta obra, pudo tanto la grandeza de este fin y objecto que le hizo olvidarse de sí propio, de su natural e inclinación. Y así, no i haciendo reflección en que obraba bien, era elevado, levantado y trascordado de lo presente que hacía, volviéndose sus obras j actos puros, sencillos y limpios, pues quien los pudo ensuciar era mi intención, y ésta fue Dios servido de ponerla y aferrarla en Su divina Majestad para que no pudiese viciar lo bueno.

 

 




a  sigue en lo pasado emos dicho tach.



b sigue ge tach.



1 Cf. Mt 17,4.



2 Cf. Rom 13,14.



3 Cf. 1 Cor 2,2.



4 Cf. Gén 3,18-19.



c  sobre lín.



d  sigue no de Dios sino tach.



5 En una nota de 1570, escrita en Toledo, refiere: "Estando pensando qué sería la causa de no tener ahora casi nunca arrobamientos en público, entendí: "No conviene ahora; bastante crédito tienes para lo que yo pretendo; vamos mirando la flaqueza de los maliciosos"". Tal nota fue incluida por fray Luis de León entre las Adiciones publicadas en su edición de algunos escritos teresianos (1588). Actualmente se las llama cuentas de conciencia. Cf. Obras completas de santa Teresa, Madrid, BAC, 1982, 9.ª cuenta de conciencia, p.460.



e  corr. de al



6 Cf. Lc 9,62.



7 Cf. STA. TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida, 23,14; 25,14-15; 29,4-5.



8 Cf. Ap 12,1-6.



f  sigue se le dier tach.



9 Cf. 1 Pe 2,9-10.



g sigue siglo tach.



h sobre lín.



i sigue ligeros tach.



j ms. alcaduces



10  Cf. STA. TERESA DE JESÚS, Libro de la Vida, 11,7.



11  Cf. Sab 4,13.



k sobre lín., en lín. púsola en tach.



12 Se trata de Antonio de Heredia y Juan de la Cruz, conquistados por la Santa para dar comienzo a la reforma de los frailes. Lo relata ella misma en Fundaciones, 3,16-17.



l  ms. desaovan



13 Gén 32,8: "Si venerit Esau ad unam turmam, et percusserit eam, alia turma, quae reliqua est, salvabitur".



14  Cf. Deut 22,6.



m corr. de estos



n  sigue p tach.



o  sigue quand tach.



p ms. echa



q  la persona sobre lín., en lín. el maestro tach.



15 Cf. Sal 65,12.



16  Cf. 1 Cor 6,17.



r sigue es tach.



17  Cf. 1 Cor 6,17.



s sigue porque tach.



t sigue para tach.



18 Cf. De laudibus sancti Pauli, hom. 2, 5 y 7 (MG 50,479-480,502,509-510).



19  Cf. 2 Cor 12,2.



20  Cf. Rom 5,3.



21  Alusión a He 9,3-9, que relata la conversión de Saulo en el camino de Damasco.



22  Cf. 2 Cor 11,33; He 9,25.



23  Cf. He 25,11.



24 Cf. Jn 3,8.



25  Libro de la Vida, 31,24.



u  sigue quando tach.



v  sigue se tach.



w  sigue por tach.



x sigue de tach.



y sigue se tach.



z sigue sino tach.



26 Cf. De Causis, 6.



a  sigue lo tach.



b sigue p tach.



c corr. de ofreciéndosele



27 Cf. Núm 11,10-30.



28  Rom 10,12.



29  Habla de sí mismo. Cf. Carisma y misión, 553-556.



30 Cf. Topicorum, VI,8; De Anima, III,4. También STO. TOMÁS, In I Sent., d.19, q.5, a.1.



d  sigue relación tach.



31 Cf. Sant 1,17.



32  Cf. Cant 4,16.



33  Cf. Cant 7,12.



e  sigue say tach.



34 Cant 4,1.



f sigue ven y tach.



g  sigue espiritual tach.



h corr. de satisfacen



35 2 Cor 10,18.



i  sigue ce tach.



j sus obras sobre lín.






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