Índice: General - Obra | Palabras: Alfabética - Frecuencia - Inverso - Longitud - Estadísticas | Ayuda | Biblioteca IntraText |
San Juan Bautista de la Concepción Obras III - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
CAPITULO [6] a DE ALGUNOS REMEDIOS CON QUE EL HOMBRE PODRÁ DETENER EL TIEMPO PARA LO OCUPAR Y EMPLEAR EN SERVIR A DIOS
1. Bien pudiera dar yo otro consejo cómo detuviéramos el tiempo, no fuera tan inquieto, sino que se aguardara un poco para que con veras y acuerdo nos aprovecháramos de él.
De dos grandes varones leemos en la sagrada Scritura haber halladob remedio en la brevedad y cortedad del tiempo. El uno fue Josuéc, a quien su oración le detuvo el sol y alargó el día, siendo en él la oración tan poderosa que mandó al sol que se detuviese y no pasase adelante mientras él hacía las guerras d de Dios y alcanzaba la victoria contra
los gabaonitas 1. El otro fue el rey Eczequías, a quien diciéndole el propheta Esaías de parte de Dios e que habíe de morir en la enfermedad en que estaba f, vuelto a la pared y derramando lágrimas, luego, en continente, le envió Dios dispensación g y prolongación de quince años de vida, haciendo volver la sombra del relox de su padre Acaz atrás, que ésa fue la señal que él escogió del h cumplimiento de la palabra que Dios le daba 2. Según esto, señores son del tiempo para detenerlo la oración y el emplearlo y ocuparlo en hacer los negocios de Dios, el pedirlo con lágrimas y el tener que alegar buenas obras, como hacía este sancto rey. No quiero decir que con presunción un hombre lo pida, pero que por lo menos le presente a Dios [114v] los buenos deseos que tiene y ha tenido de gastar el tiempo en su servicio. Porque si al otro mayordomo de quien denantes decíamos sus malas cuentas le quitan la mayordomía, las buenas le dejarán el officio en casa.
2. Llano es que se precia Dios más de ser misericordioso que de ser justiciero: Et misericordia eius super omnia opera eius i 3; que han en la mayoría la misericordia entre las demás obras de Dios. No es que sea más misericordioso que justo, que en Dios todo es eterno e infinito, sino que a la misericordia se le tiene dado la presidencia por años y a la justicia por horas, y ella es la que sale a las causas y a quien se le ha dado licencia descubra y muestre la infinita bondad de Dios y el amor que tiene a los hombres. Supuesto esto, si es verdad que la justicia a los malos les corta los pasos y cercena los días de la vida, según aquello que dice David j: Viri k sanguinum et dolosi l non dimidiabunt dies suos m 4, que aún demediar no deja Dios los días del malo porque no le ofenda más y añada peccados a peccados, ¿por qué al bueno su misericordia no se los alargará, pues en ellos añade virtudes a virtudes? Si al justo porque no peque y se enpeore lo lleva Dios en agraz, según aquello del psalmo [57]: Priusquam intelligerent spinae vestrae rhamnum, sic in ira absorbet eos n 5, ¿por qué no habíe de ser poderosa la misma misericordia o para obrar lo contrario en el peccador p? Y si al bueno, porque no se enpeore, le cercenan la vida, al malo, para que se mejore, se la han de alargar.
3. Cuántos padres hay que tienen buenos hijos que si les pudieran alargar la vida, aunque de sus años quitaran y los añidieran en los días de q los hijos que aman, lo hicieran. Y, por el contrario, si pudieran quitar la vida al malo para que no fuera más malo y para que no le sucediera una desgracia o lo vean morir en una horca, le desean la muerte, y aun a maldiciones y deseos lo tienen aterrado y enterrado antes de tiempo. Y no digo yo por verlo quitado de males de infamia,
de peccado y culpa, sino aun viéndolo en alguna grande pena y enfermedad, desean que Dios lo descuelgue de aquel trabajo, porque todo eso [115r] nace del amor que le tienen y bien que le desean. Pues ¡cuánto más es lo que Dios nos ama y nos quiere, cuánto más nos desea sin peccados y sin culpas, cuánto más desea nuestros mejoros que ningún padre! Junto con amarnos más y desearnos mayor bien, puede r alargar la vida al bueno y acortarla al malo, como de s lo uno y lo otro dan testimonio muchos lugares de la sagrada Scritura. Pues si puede y por el amor que tiene a los hombres quiere, ¿quién duda que no lo hace? Y si lo hace, confíe el bueno que muchos y muy buenos días vivirá sobre la haz de la tierra, si ésos pretende emplearlos en servicio de nuestro Señor. Despídase, por el contrario, el malo de la vida, que la lleva ya tan perdida y estragada, que en alguna manera está imposibilitado a volver a recuperar tantas pérdidas, según se ha apoderado de él la mala costumbre.
4. Muy ordinario es los padres mejorar a los buenos hijos en tercio y quinto de sus bienes, y todo esto en [que] quedan mejorados cabe menos a los otros hijos según que por iguales partes les habíe de caber la herencia, de que no fueron tan dignos, según sus menores méritos; y aun muchas veces y donde los padres lo pueden t hacer, los u desheredan en el todo. No es la menor parte de la hacienda del justo el tiempo en que vive, de quien se hace merecedor se le prolongue y alargue por tercios y quintos, según aquello de los Proverbios, capítulo 3: Fili mi, ne obliviscaris legis meae, et praecepta mea cor tuum custodiat; longitudinem enim dierum, et annos vitae, et pacem apponent tibi v 6. Es como si dijera que el cumplimiento de la ley y la guarda de los preceptos paren años en casa del justo y w brotan paz. Y en el Eclesiástico, capítulo 1.º, dice el Spíritu Sancto 7: Timor Domini delectabit cor; et dabit laetitiam, et gaudium, in x longitudine dierum y; que engendra el temor de Dios alegría y regocijo en longura de días. Por el contrario, el malo al mejor tiempo de sus gustos le tocan a leva y tañen a rebato, causa muy bastante por qué Cristo dijo por san [Mateo], tratando de la destrucción y cerco de Jerusalén por Tito Vespesiano: Orate ne fuga vestra fiat in hieme z, vel in sabbato 8, porque entramos tiempos son impedidos para poder huir del enemigo: el invierno por los malos caminos y atolladeros. Y en fin el verano es capa de pobres y donde quiera que a un hombre le coge la noche halla posada; y por el contrario, el invierno dondequiera a que un hombre la tiene, el frío y las inclemencias del cielo se la quitan.
5. El sábado tenía otros estorbos y eran que la ley les prohibía el poderse apartar tantos pasos de poblado 9; y también como un hombre en la [115v] fiesta está de fiesta en sus holguras y regocijos con adorno de libreas y vestidos, coge el sobresalto de repente y no da lugar para
se desnudar y vestir y para se despedir de lo que está tan asido en el corazón como los entretenimientos y solaces de que goza. Este es el mal que viene por casa del malo: que como vive descuidado de su fin, midiendo la longura de sus días no por el cielo de arriba donde se miden y cuentan la sucesión de los tiempos, sino por su antojo, cuando más seguro está le dan un picón, no que no sea burla, sino picón y veras en el alma, en que oye aquellas palabras que se dijeronb al [rico avariento] 10: Stulte, hac nocte repetuntc animam tuam a d te e; esta noche acabarás desastradamente.
6. ¡Oh, qué recia cosa que esté el rey Baltasar cenando y brindando a sus amigos, y le estén fulminando el proceso y notificando la sentencia 11 cuando el bocado que tiene en la boca le sirva de garrote que lo ahogue y el vaso de vino tormento de toquilla 12! ¡Oh, qué mala ocasión y a mal tiempo la sentencia! En tiempo que un hombre se está holgando f y banqueteándose y de noche, cuando ya falta la luz del cielo para buscar testigos en nuestro favor y descargos que nos ayuden. Porque ya se sabe que aquella hora es hora sola del hombre, en la cual todas las cosas se despiden dél: los reinos, las riquezas, los amigos, y aun él a sí propio se aborrece porque no ha sido quien debía. Sólo le quedaba un refugio y es el cielo que a todos ampara y favorece, y si este viaje acontece a hacerse de noche, el cielo da luz, pero luz de estrellas y de luna que crece y mengua, a quién más, a quién menos, como cada uno la merece. Que parece justo castigo que quien despreció y desestimó la luz del sol y la claridad del día, de noche se le dé por brújula. Y adviértase que la escritura que a este mal rey le mostraron que se escribía en la pared, se la descubría el candelero que tenía en la mesa, contra candelabrum g 13. Que parece sólo le daban luz para que leyese su desastre y miseria. Bien propio de los que van sentenciados a muerte temporal o eterna, que si les preguntáis qué saben dirán que nada, si no es su condenación. ¡Oh, caso riguroso que sólo tenga un hombre delante de los [116r] ojos sus peccados y abominaciones!
7. Acá un hombre, cuando le ha sucedido algún grande mal, divertímoslo con otra conversación, procura él olvidarse con otras cosas que en otro tiempo aprendió. ¡Pero que en aquella ocasión sólo tenga un hombre luz para conocer su mal, memoria para que sólo se le representen sus peccados, sin poder desagarrotar la imaginación y memoria de eso! Caso estraño aquello que le sucedió a un doctor de París que, estando solo una noche en su aposento, se le apareció un catredático grande amigo suyo ya difunto, lleno de llamas, como quien estaba condenado al infierno. Preguntóle su estado y díjole cómo estaba privado de Dios para siempre jamás y condenado a penas eternas. Preguntóle:
Dime, ruégote, ¿tienes h allá la sciencia que tenías acá? Respondió: Sólo sé tres cosas: la primera, que estoy condenado; la 2.ª, que es con justicia y equidad por mis peccados; la 3.ª, que ha de durar la pena para siempre jamás i. Esto es lo que un hombre sabe en aquella postrera hora en que el alma se aparta del cuerpo, que es la primera en que conoce sus males. Por esto dice Cristo: Pedid a Dios, hombres, no sea vuestra huida en tiempo de invierno 14, cuando el frío de vuestros peccados tiene el alma tan erizada y entumida que no puede dar un paso adelante, cuando con los enojos del cielo ninguna criatura se atreve a nos acoger y dar posada, cuando ni aun en los propios sanctos no hay ayuda, porque todos, dice el Spíritu Sancto, están armados contra los insensatos 15. ¡Y qué insensatos y locos!, que hicieron la cuenta de sus años y vida, como dicen, sin la hornera y sin el amo de casa, y pensando que era larga echaron y repartieron largas y muchas fiestas en que se ocuparon solamente en comer y beber sin dejar prado que no anduviese su lujuria y deshonestidad ocupados en esto; que no son pequeños grillos y cadenas, para no acudir a la partida con lo necesario el estar un hombre olvidado de ella y entretenido en cosas vanas de quien aun no le dan tiempo que se desnude y vista las armas que san Pablo reparte para nos valer y defender en aquella hora 16.
8. [116v] ¡Oh, qué hora y tiempo tan breve para quien jamás habíe puesto los ojos en la brevedad de su vida! Es breve esta hora y tiempo, así como la madre a quien se le murió el hijo en el vientre, o antes de los nueve meses le dio alguna enfermedad, que sin aguardar más la propia naturaleza lo desecha y despide y como a rempujones lo echa de su casa y no lo consiente estar más allí, porque como criatura muerta puede corromper el lugar donde está. Por el contrario, un buen parto, una criatura viva, cuando ella quiera salir hace la madre grandes sentimientos, pasa grandes dolores, como quien siente echar de sí una criatura que tan buena compañía le habíe hecho. Desta misma suerte, la despedida del malo es muy ordinario ser en un momento y antes de tiempo, porque como es criatura muerta en peccado, hasta la misma naturaleza lo aborrece y no ve la hora de echarlo de j sí, no corrompa el lugar donde está. Y por el contrario, todo el mundo y todas las criaturas sienten la muerte del justo por la buena compañía que les hizo, todas ellas lo procuran detener y estorbar para que no se vaya, como buen parto y nacimiento acertado.
Qué bien figurado estaba esto en aquellas dos mujeres que fueron con el pleito del niño vivo al rey Salamón, sobre cuyo habíe de ser, no quiriendo ninguna el que habíe k amanecido muerto 17. ¿Quién ha de querer al peccador? ¿Quién le ha de amar y recebir al que es aborrecido y desechado de Dios? ¿Quién no se ha de pelear por el justo, que es amigo de Dios y, por el consiguiente, de todas las criaturas
de la tierra? Si comparación de cosa baja se pudiera poner en cosa tan grande como fue la muerte de Cristo, buen exemplo halláramos. Pregunto yo: ¿qué fueron aquellos sentimientos que la tierra hizo cuando muere Cristo en una cruz, aquel partirse las piedras, abrirse los sepulcros, sino desearle asir y abrazar no se le vaya aquel por quien y en quien fueron todas las cosas criadas? 18 Que parece mientras Cristo vivió fue la piedra preciosa del anillo redondo del mundo con quien estaba ocupado y enpleado en lo que debía; y así las piedras se despedazan para que no falten, si en el mundo hay pocas con que apedrear a quien le quita la vida [117r] y si son grandes también se parten y achican para que hasta los niños chicos l puedan bracear y hacer buen tiro. Los difuntos resucitan a defender la causa de quien quita a Cristo del suelo de pisar sus güesos y sepulcros y lo levanta en el aire.
9. Otro libro fuera necesario para decir el bienvenido que dio el cielo en su admirable acensión y el recibimiento que los ángeles le hicieron. Todo esto fue una viva pintura de que algo le habíe de caber al justo en su partida de estos detenimientos y estorbos que las criaturas habíen de procurar para alargar y detener la muerte del justo, que todo eso merece quien tan buena compañía le hace.
10. Podríamos dar otra razón por qué al justo se le alargan los días de la vida y se le abrevian al malo. Porque el justo cada hora y cada momento está muriendo, y como ve que la vida que tiene es un don gratuito que Dios le da, cada hora que se le alarga conoce que es vida nueva que él no merecía y que todo aquello m se le alarga; y así su vida la considera como vida prolongada y alargada sin merecerlo él. Y como todas las horas piensa morirse, todas las horas que no se muere piensa que son plazos nuevos que le dan. Y por el contrario, el malo, como jamás piensa en la muerte, por tarde que viene, piensa que le han quitado más de la mitad; y si lo piensa según lo que él tiene pensado de su vida, bien piensa, porque si pensó vivir cien años y luego no vive veinte y cinco, tres tercios le quitaron.
11. También podríamos decir que alargársele al bueno la vida se entiende según aquello que del justo dice el Spíritu Sancto 19: Consumsit in brevi tempora multa n, que alargó el paso en el camino y se dio priesa a obrar antes que se le pusiese el sol y en breve trabajó lo que otro pudiera en largos tiempos. Pero el malo, como huelga y no trabaja, pásasele el tiempo en breve; en breve, porque no lo aprovechó; en breve, porque nada granjeó.
Bien podría de aquí el hombre sacar y aprender cómo podría alargar su vida, detenerla, estorbarla, para no morir sin tiempo, que es la mayor infelicidad que se puede imaginar. Dénoslo Dios por quien Su divina Majestad es, y prudencia y gracia para nos saber aprovechar de él en su servicio. Amén.
[117v]