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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [7] a CÓMO EL TIEMPO ES TAN PRECIOSO QUE, POR BIEN QUE LOS SANCTOS LO HAYAN EMPLEADO, A LA HORA DE LA MUERTE, CONOCIENDO SU VALOR QUISIERAN, SI FUERA POSIBLE, DESVIVIRLO PARA MEJOR LO APROVECHAR Y EMPLEAR EN SERVICIO DE DIOS

 

 

  1.  Algo de lo que el tiempo vale parece hemos descubierto, pues Dios a los buenos los premia con dilatarles los días de su vida, y a los malos los castiga con acortárselos; y si los malos, como queda dicho, lo desprecian, es porque no lo conocen y de él juzganb exteriormente, en cuanto está lleno de penas y menoscabos de vidas: míranle sus males y no le miran sus bienes. Y no hay tiempo tan malo que no sea muy bueno para el que lo quiere aprovechar. Y acá decimos: viva la gallina con su pepita. Y es cosa cierta todos los que dicen mal del tiempoc y desean fin de la vida d se burlan, y si no se burlan, como gente sin juicio, desespera y no sabe lo que de él será en la otra. Los muy sanctos, que con medios justos y con sacrificio racionable la ofrecían a Dios y deseaban la muerte, la temían y de sólo pensar en ella se les erizaban los cabellos con que consideraban la vida como destierro del cielo y la muerte como tránsito y pasadizo para Dios. Pero el que en este mundo tiene su gloria y en el otro aguarda pena, no sé yo qué me diga de este tal e que desea trocar y cambiar la vida que tiene por el mal que le aguarda, si no es que el demonio, temeroso de su conversión y su conciencia, fidelíssimo juez, le dan priesa para que accelere el paso y vaya al lugar que le está aguardado en compañía del demonio y de sus ángeles.

  2.  Para estimar y tener el tiempo en lo que es razón, lo hemos de considerar con dos haces: una para el cuerpo, y ése es el aforro y el envés que trai consigo, porque f es tela que cada uno la teje según su hilaza; la haz es la que dejan para el alma, que viste más delgado. Y así, en el tiempo que viven, viven con mill molestias, penas y trabajos para el cuerpo, que eso es lo áspero de la tela, procuran mill virtudes, gracias y dones para el alma, que eso es la haz del tiempo.

  En el mismo tiempo podemos poner exemplo. Viene un invierno riguroso lleno de nieves, hielos, aires cierzos, que ni a vos ni al tiempo hay quien le vea la cara, sino que parece el tiempo pasa a solas [118r] y vos vivís solo detrás de los tizones. Viene después un abril y mayo, tiempo sereno, apacible, agradable, vestido de rosas y flores: ésa es la faz y cara del tiempo. Todos salen de sus rincones a darle el bien venido, todos se desencogen y estienden, todos quisieran asirlo y detenerlo que no se les fuera aquel tiempo, sino que siempre morara entre ellos, así porque en él se gozan, como porque en él g trabajan, granjean y multiplican sus haciendas. De esa misma suerte considero yo dos


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maneras de tiempos: el que goza el malo, y ese tiempo es el envés y las espaldas, es tiempo borrascoso, helado y frío, y tantos males y rigores como tiene no se pueden decir porque todos ésos encierra en sí la mala vida que el malo hace, pues en lo escondido y secreto sólo se ocupa en ofender a Dios y perder y gastar tiempo. Pero el que goza el justo es la haz del tiempo, es el rostro apacible, agradable, es una suave primavera porque en él se desencoge, granjea y multiplica virtudes con que adorna el alma; y éste es tiempo precioso y de quien los sanctos hacen grande estima.

  3.  Lo segundo, digo que el tiempo no tanto se ha de considerar como en sí es, sino como funda y cubertura de una eternidad de vida que a este corto tiempo se le sigue. Llano es que, si de una mina profundíssima sacásemos una espuerta llena de pedazos de oro, que estimaríamos en mucho la soga de h esparto de que la estamos tirando, porque si esa pobre cuerda y de poco valor la perdiésemos, perderíamos el precio y valor del oro que subíamos. De esa misma suerte considero yo a esta nuestra vida y tiempo en que vivimos: una soga de esparto, una cuerda de poco valor, la cual si la perdemos y el tiempo se nos va de entre las manos perderíamos el bien de la eternidad y gozos inmensos que a ese tiempo los trai Dios asidos.

  4.  ¡Oh sanctos benditos!, que sólo vosotros gozáis de Dios y que en breve tiempo granjeastes lo que para siempre no i se os ha de acabar, sabéis lo que vale el tiempo y la vida y lo que se debe estimar para con ella agradar y servir a Dios. Y tú, Dios mío, ábrenos los ojos no sólo para que veamos este tiempo que aquí se pasa, sino para que veamos la obligación que tenemos para velar y estar en él dispiertos. Danos, Señor, luz para que sepamos cuánto [118v] nos importa trabajar mientras es de día, antes que venga la noche. Ruégote, Señor, que no se me pasen como entre ringlones sin que en las horas y momentos de él yo no vea y lea mis obligaciones.

  5.  Bien habíe ocupado el tiempo el sancto Job, como por muchos capítulos de su historia él dice que siempre se habíe ocupado en buenas obras, de suerte que ni su conciencia en él ni otro fuera de su casa tenía que reprehenderle. Y con todo eso, se queja del tiempo porque se le ha desparecido como el viento y corrido como posta y pasado como lanzadera de tejedor. Y aun del mal no tanto, que si su vida ha sido viento, el viento grana los trigos, descubre las nubes y fertiliza la tierra; y si su vida y tiempo ha sido de esa manera, muchos bienes habrá dejado en su casa. Si es correo, en las ventas para, come y deja pagada la posada, y si es lanzadera de tejedor la hebra deja asida en la tela y, yendo y viniendo esa tejedera, se hace y crece la tela. Y si a vos, oh sanctíssimo Job, el tiempo os ha sido correo 1, parado habrá estado en vos muchas veces, aprovechándoos de él y dejando pagada


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la posada que en vos habrá tenido. Y si ha sido lanzadera de tejedor, hebra habrá dejado con que vuestra vida se haya urdido y tejido a gusto de Dios, que si el tiempo os puso desnudo en un muladar, vestida tenéis el alma con paciencia y sufrimiento de tantos males.

  6.  Es verdad, nos dirá esto este sancto patriarca, pero como él quisiera haber aprovechado más el tiempo y haber mejor corrido y tejido, se le hace que se le ha ido presto de entre las manos; y se queja de que fue posta y paró poco, y de que fue lanzadera y pasó j presto. ¿Quién -pregunto yo- hacíe detenida el alma del sancto Hilarión después de haber vivido setenta años en servicio de nuestro Señor? Y con todo eso, rehusaba la salida y la regateaba, como él propio lo dice 2: Septuaginta prope annis in laboribus Domino servisti, et mortem times? Egredere, egredere, anima mea k. ¿Qué es esto, alma l mía?, como si le dijera. ¿A cabo de tantos años de buenos servicios temes verte delante de tu amo? Sal, sal ya. ¡Ay [119r] cristianos!, que la causa debe de ser que todo lo que ha obrado m y hecho se le hace poco, y poco el tiempo que ha vivido respecto de lo poco que ha trabajado. Y como Job se avergonzaba de ver sus obras cuando decía: Verebar opera mea 3, de esa misma suerte se debiera de avergonzar aquella alma sancta de este dichoso confesor para no salir de las carnes hasta haberse desquitado en otros tiempos que deseaba vivir para más obrar.

  7.  No hay oficial, cuando acaba una obra, que no sepa más de ella que cuando la empezó, porque la esperiencia en ella le ha sido maestra y descubiértole muchos yerros que si la tornara a hacer los evitara, y muchos mejoros que le pudiera añedir. Y ésta es la causa por qué los pintores, aunque en la pintura de una imagen han hecho todo lo que han sabido, siempre al cabo ponen este letrero: Fulano faciebat n, Fulano la hacía; que es decir: si ahora la tornara a pintar, mejor la pinctara.

  Es certíssimo que todo hombre discreto o cuyo entendimiento es más ligero y va más adelante p que la perfección de la obra que hace, siempre en aquello que acaba de hacer halla y ve muchas enmiendas y necesidad de reparos. Desta misma suerte, cuando los sanctos hayan hecho todo cuanto hayan podido dibujando, pintando y obrando en su vida, cuando al fin de ella se la ponen a mirar y a considerar, viendo que la pudieran haber mejorado y que no es tan buena que con gracia y ayuda del cielo no pudiera ser mejor, quisieran, si les fuera posible, tornar a desvivir lo vivido para enmendar lo no vivido con tanta perfección como ellos quisieran. Quisieran que entonces empezara su vida para hacer nuevos empleos.

  8.  Que ordinario es después de haber empleado un mercader en una feria sus mill ducados, cuando vuelve a su casa, aunque trai lo


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que con ellos compró, parece que con el deseo y imaginación está haciendo nuevos empleos de los propios mill ducados como hombre codicioso que con ellos quisiera traerse toda la feria [119v] y mercado a su casa, de suerte que, si compró paños, durmiendo está y con el dinero que ya dejó en poder ajeno está comprando q telas o brocados; o, si es labrador y compró bueyes, por el camino viene haciendo cuenta que compra muletas, carneros y otras cosas porque a todo eso llega el deseo y codicia de ser presto un hombre rico.

  ¡Oh sanctos benditos! Cuando os veis a la hora de la muerte, bien habéis empleado el tiempo. Con él habéis comprado muchas virtudes, pero como el deseo que tenéis es r ser sanctos y más sanctos, con ese deseo estáis a la hora de la muerte, y aun en vuestra vida, haciendo otros nuevos enpleos del tiempo que ya está en otras manos y es no vuestro s, diciendo: ¡Oh, quién tal año lo empleara en haber hecho t grandes actos de humildad y en haber hecho grandes bienes a los prócximos y mis hermanos! Pues pregunto yo: ¿ya no lo enpleastes en recogimiento y oración? Responderán que u sí, pero también quisieran, si fuera posible, haberlo empleado en lo uno y en lo otro, y aun si, con su corto tiempo y breve vida, pudieran ellos haber granjeado todas las virtudes de los sanctos, todas las compraran, como quien se lleva toda la feria y mercado con el deseo, no obstante v que el dinero sea poco.

  9.  Bien bajo es el officio y w el arte a quien se le halla cabo y fin. De aquí es que cuanto es un officio más perfecto, tanto tiene más cada día que descubrir. ¿Quién, pregunto yo, hallará cabo al servir a Dios, amarle y reverenciarle como Su Majestad es digno? Es imposible, porque como es Dios infinito, infinitamente merece ser amado. Luego el que en este arte más sabe y más estudia, bien corto se queda, pues dista infinitamente del fin a que habíe de llegar para llegar a lo que Dios merece ser amado. Pues si esto es así, ¿quién duda, sanctos benditos, que apartando los ojos de lo que habéis hecho y puniéndolos x en lo que os falta por saber y aprender en esta escuela [120r] de amar y servir a Dios, que no deseárades mill vidas y tiempos largos para más aprender, más estudiar y más amar y granjear? ¡Ay hombres, los que vivís en el mundo, y con cuatro buenas obras (a vuestro parecer) que habéis hecho, ya parece que morís satisfechos y contentos, como si ya fuérades maestros y doctos en el arte de servir a Dios y que ya podéis levantar y poner tienda, y cómo es corto vuestro saber y más corto vuestro officio! Y llámolo corto porque él no debe de ser officio de agradar y servir a Dios, porque el que en él pone su mira jamás queda ni puede quedar satisfecho, según aquello que David dice: Satiabor cum apparuerit gloria tua 4. Sin la gloria y su posesión no tenía David satisfación


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de nada de lo que hacía, porque siempre veía que era más lo que le faltaba que lo que tenía; pero el hombre que de sus obras está satisfecho y le parece que con sus obras que ha hecho ha enllenado el tiempo que ha vivido, ese tal más tiene officio de agradarse y satisfacerse a sí que de servir a Dios. Y él, como es criatura corta y miserable, presto se enllena y satisface, presto se contenta, como quien tuvo officio bajo que presto le halló el cabo. Y cosa bien baja es el contentarme y satisfacerme yo, pues a eso tan presto le hallo cabo y tan presto me contento y me parece que ya he hecho lo que he podido y debía en el discurso de mi vida y tiempo.

 

 




a  ms. 41



b corr.



c sobre lín., en lín. vida tach.



d la vida sobre lín., en lín. ellas tach.



e corr.



f por sobre lín., sigue como tach.



g sigue no tach.



h  corr. de le; sigue que tach.



i sobre lín.



1 Cf. Job 9,25.



j  corr. de paró



2 Cf. Breviario Romano, Lectio III del antiguo oficio de la fiesta de san Hilarión (21 de octubre).



k anima mea sobre lín.



l corr.



m corr.



3 Job 9,28.



n sigue que es decir tach.



o ms. discrito



p corr.



q  sigue muletas tach.



r corr.



s corr. de nuestro



t sigue grand tach.



u corr.



v corr.



w corr. de a



x ms. puniéndolo



4 Sal 16,15.






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