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San Juan Bautista de la Concepción Obras III - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
CAPITULO [8] a CÓMO EL TIEMPO TOMA SU BONDAD O MALICIA DE LA BUENA O MALA VIDA QUE ELb HOMBRE HACE EN ÉL
1. Bien veo que, por mucho que yo quiera alabar el tiempo, cada uno ha de decir dél como les va a los de la feria, que dicen de ella según les sucede; y lo propio dicen los hombres del tiempo [120v] como en él les sucede: si bien, bien, y si mal, mal. Así veremos que unos lo llaman bueno, otros razonable, otros malo, otros indiferente. Y si hubiese mill hombres juntos, cada uno diría de su manera.
2. Y yo no trato aquí de los tiempos según los astrólogos, los cuales tratan del tiempo según los movimientos de los cielosc, sino según Dios me lo dio para que yo me aprovechase de él. Que en esto parece puso Dios el tiempo en mis manos como si yo fuera cielo para que lo obre y haga como yo quisiere, de suerte que tratando del tiempo spiritualmente y moralmente, si yo soy bueno el tiempo es bueno, y si yo fuere malo el tiempo será malo. San Pablo (2 Corinthiorum, 6) parece da nombres diferentes al tiempo en materia de bondad: Tempore accepto exaudivi te, et in die salutis adiuvi te. Ecce nunc tempus acceptabile, ecce nunc dies salutis 1, donde llama tiempo aceptable y día de salud. Y el sapientíssimo Salamón, en el Eclesiastés d, capítulo 3 e, fue haciendo diferencias de tiempos: Tempus nascendi, et tempus moriendi; tiempo de nascer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar, tiempo de herir y tiempo de sanar f 2. Y si el tiempo lo hemos de considerar según el alma, siendo el tiempo todo uno, tal nombre tendrá cual tú se lo dieres por las obras que hicieres. Si hicieres penitencia, será tiempo acepto y día de salud, y tiempo de nacer. Si pecares y ofendieres a Dios, será tiempo de morir. De suerte que siendo el tiempo un hilar a la rueca, tal será el tiempo como tú hilares: si hilares delgado, será tiempo precioso, y si obrares mal, será tiempo desgraciado. Bien fácil me parece
esto, que lenguaje es común entre los hombres cuando vemos que un niño ha aprovechado el tiempo bien y en breve granjeó mucho, decimos: dichosos años y tiempo bien empleado. Y por el contrario, al que lo perdió y desperdició decimos años y tiempo mal gastado, porque siendo el tiempo tan precioso que por él y en su trueco dan todo lo que el hombre quisiere pedir, de suerte que si por él quiere cielo, cielo le dan, si por una hora años eternos, todo eso vale. Pero en casa del malo son los años desgraciados y mal empleados, porque con ellos compra infierno en lo por venir y en lo presente vanidad y locura.
3. [121r] Parece trataba de estos días y años el sancto rey David (psalmo 89 g) cuando decía: Quoniam omnes dies nostri defecerunt 3. Faltaron, dice, todos nuestros días, desapareciéronse de entre las manos, no sabemos qué se nos han hecho. Parecen días vacíos y vanos, parecen estos nuestros años trigos añeblados que no tienen más que la aparencia, que así fueron figurados en espigas vanas y vacías los años stériles que en Egipto pasaron h: Anni nostri sicut aranea meditabuntur 4; o, como lee el glorioso Agustino: Meditabantur 5. Parece que tenía presentes los días mal logrados de los peccadores y dice que esos años se meditarán i o se meditaban como el araña. Sujetándome a lo que los sanctos dijeren, parece que aquí quiso el sancto rey David comparar estos años a los días del araña y al tiempo que vive, la cual todo su tiempo gasta en texer y destexer, en hacer unas telas livianas y de poca consideración para sólo coger moscas. De esa misma suerte, el malo gasta su tiempo en hacer y deshacer, y cuando más ha hecho ha sido una tela y red con que coger unos pocos de gustos y contentos.
4. Y si no, digamos que el considerar David estos años como el araña fue compararlos a la propia araña que está llena de ponzoña y veneno; y así lo está la vida y tiempo que el malo ha vivido sobre la tierra. Emponzoñado y envenenado tiene el tiempo contra él propio, porque no le hizo el tratamiento que merecía y se le debía hacer. Que así entiendo yo aquellas palabras de Jeremías (Threnorum, 1): Vocabit adversum me tempus 6, que no tendré el día del juicio otro fiscal más terrible y encontrado conmigo que el tiempo, a quien llamará Dios y le dirá que ponga sus acusaciones contra quien lo mal enpleó y contra quien le hizo agravio no tratándolo con la preciosidad que merecía. ¡Oh sancto Dios!, y qué pocos hacen en el mundo cuenta de este enemigo encontrado y encubierto, que cada uno de nosotros ha de tener. Allí darán voces los diez años de amancebamiento pidiendo su honra y valor, allí clamarán los ocho años afrentados con juramentos y malos tratos, allí se quejarán las largas noches dormidas de que no les dieron la oración y contemplación que se les debía, allí pedirán desagravios las primaveras paseadas y ociosas. ¡Oh Dios mío de mi
alma!, si te tengo de dar cuenta del más mínimo instante que he vivido, ¿quién podrá satisfacer a tantos [121v] enemigos como allí gritarán? Si el hombre ha de enllenar y satisfacer a todos los instantes del tiempo que ha vivido, todos hijos del tiempo, ¿quién será bastante a dar recado a manos a tanto testigo fiel, a tanto fiscal justo, a tanto enemigo encontrado? Dice David: Quoniam omnes dies nostri defecerunt; et in ira tua defecimus 7; faltaron nuestros días, desliciáronsenos de las manos, descuidámonos y a vuelta de cabeza ya se habían ido; et in ira tua defecimus, que fue decir: por haber dado mala cuenta del tiempo que vivimos, no la podremos dar buena el día de tu ira y enojo. Quien en este mundo agravió al tiempo, cierto es que en el día de los enojos de Dios no lo podrá desagraviar, sino que se ha de hallar falto de razones, palabras y bienes con que lo satisfacer.
5. Cierto, mis hermanos, que la consideración de esto me hace temblar y hará erizar los cabellos al fraile descalzo más retirado y escondido, porque si tanto vale el tiempo como hemos dicho y de su valor ha de pedir a Dios el día del juicio aprecio (como el que después de haber comprado una cosa va a tornar a pasar a casa del fiel, que así harán los años y días que hemos vivido, que pedirán su desagravio, y que se pese lo que el hombre dio en trueco de cosa de tanto valor) ¿quién duda, aunque ahora me parece a mí que satisfago la hora que me salgo a entretener a la güerta y el rato que parlo con el amigo y la tarde que pido licencia para el campo, y con eso me parece que cumplo con aquel tiempo? ¿Quién duda que muchas horas de éstas no se quejen entonces llenas de envidia, diciendo que no eran ellas de menos consideración que las horas que se gastaban delante del Sanctíssimo Sacramento y que los días que se rezaba y contemplaba; que por qué se había de hacer menos caso de la noche que se dormía que de la mañana que se madrugaba? Pregunto yo: si a mí me vinieran a visitar cuatro o seis hombres principales, ¿no me pusiera confuso el saber a quién se le habíe de dar la mano derecha, el mejor lugar y hacer más caso? Y si todos eran iguales en nobleza, razón [122r] tendrían de agraviarse los menos estimados j y porfiar cada uno como persona que le tocaban en la honra. Yo quiero decir, mis hermanos, que todo el tiempo lo bien ocupamos, pero si todos los días y horas son de una chalidad y nobleza y tienen un mismo valor, ¿quién no se temerá de que ha de pedir desagravio el día de que no hicimos tanto caso para rezar, tener oración y traer presencia de Dios, dejándolo como día desechado o de menos calidad? ¿Quién duda sino que la hora que se duerme, que está junta y trabada con la hora que se reza, que no está llena de envidia y quejándose ella de mal lograda y de tiempo sin tiempo, pues ella no mereció lo que le dan a su compañera? Si cuatro hijas de un padre y de una madre, porque a la una mejoran,
lloran y se cuitan las otras, puesto caso que todos los días y años son hijos de un padre Dios que es el que da tiempos de tiempos, ¿por qué no se agraviará un día que enpleamos en nuestras fiestas por ver mejorado el día que enpleamos en confesar k y comulgar?
6. Pregunto yo: si ogaño no se coge trigo habiendo habido el año pasado buena cosecha, ¿no lo llamamos mal año? Sí. Pues ¿quién duda que este año (si no lo hiciera Dios dispuniendo las cosas como así convienen y en l cuanto salen los años de su poderosa y sabia mano, todos son buenos, sino que nosotros los llamamos malos porque no consideramos los bienes que en sí train encerrados) no se quejará m porque era malo n? Pero en los años que Dios nos dio y están sujetos a nuestra malicia y poco saber, es eso verdad que aquel es buen año que llevamos fructo de bendición, y aquel malo que no somos buenos. Pues si está en mi mano hacer todos los años buenos y de una manera y hacer todos los tiempos primaveras, ¿por qué, pregunto yo, no se ha de quejar el invierno porque lo hiciste tiempo frío y helado y no lo sembraste de flores como el verano o?
7. Esta es la razón por qué la hora de p la muerte la dejó Dios tan incierta al hombre y su venida la comparó a la del ladrón, porque si el padre de familias supiera cuándo el ladrón había de venir a hurtar, aquella [122v] hora velara y las otras horas durmiera 8. Pues para que todas las haga el hombre horas iguales y desagraviadas y en todas horas vele y viva con cuidado, le encubrió al hombre cuál habíe de ser la hora del apercibo. Y puesto caso que no hay más certidumbre de que el q último día sea hoy o mañana, no hay más razón r para desechar el día de hoy que el de mañana, para dormir de noche que para velar de día, porque aquella última hora tanto amaga a la hora en que estoy comiendo o durmiendo como a la hora en que estoy rezando.