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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [1]a DE LOS GRANDES BIENES QUE ESTÁN ENCERRADOS EN EL MARTIRIO, CAUSA POR QUÉ LOS JUSTOS, SIENDO LA VIDA DE TANTO VALOR, LA DAN Y ENTRIEGAN DE BUENA GANA

 

 

  1.  Aunque es verdad que en todos estos capítulos pasados 1 hemos dicho los muchos caminos por donde al justo se le alarga la vida y las muchas razones porb qué debe guardarla, conservarla y volver por ella dando -si para ello fuere necesario- al cuerpo algún regalo y ayuda de costa en el comer y dormir, pero con todo eso no hemosc llegado a tratar de cómo jamás el justo hallando ocasión de martirio la pierde, da y entriega de buena gana, donde parece no sólo no mira por la vida, sino la da, como dicen, vertida y derramada para que el tirano mejor se apodere de ella [142r] y haga lo que quisiere.

  2.  De esta materia hay tantos libros y sermones scritos que no será necesario detenernos en responder con muchas razones y consideraciones, pues de las alabanzas y excelencias del martirio hay tantas y tan buenas cosas scritas, sabidas y consideradas de todos los siervos de Dios que no digo yo los sanctos a quien Dios dio tales ocasiones no las dejaron perder, pero tengo por cierto en la era que estamos, si tornaran a resucitar los propios tiranos y tiranías pasadas y otros muchos más, hubiera millares de justos con quien el día de hoy tiene Dios adornada su Iglesia que con un ánimo intrépido, fuerte y varonil entregaran vidas, cuerpos y gargantas a que de ellos hiciera el tirano a su voluntad, sin que de esta regla sacáramos niños, viejos o doncellas. Gente que ya bien está enterada por la fee y aun por experiencia de los muchos milagros que santos mártires han hecho, de cuán grande fructo da su sangre derramada y las muchas rosas y flores que brotan y producen en esta Iglesia militante y cuán hermosa es la librea de que gozan en la triunphante en compañía de aquel mansíssimo Cordero que no abrió su boca en presencia de los que le trasquilaban su honra y vida 2. Que no se paga con menos vida dejada por Dios y sin quejas ni ruido, según lo que la Iglesia canta de los mártires: Non murmur resonat, non querimonia; sed corde tacito 3, etc., si no era con la vida mansíssima del cordero Jesús pagando tan al ciento doblados sin fin lo que fue temporal y la vida de acá por una vida eterna del mismo Dios. Y pues para lo que es más veo yo que hay tales aparejos en los corazones de los hombres, ¿qué necesidad tengo yo de alabarlo? Que eso es lo menos,


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pues me parece a mí que la verdadera alabanza es la obra y la disposición del corazón para ella.

  3.  Digamos siquiera cuatro palabras para enllenar este capítulo y sean que si los d justos, estimando la vida y el tiempo como tesoro incomparable, la entriegan en la primera ocasión que hallan de martirio, es porque consideran en el propio martirio tantas grandezas que no las quieren perder de la primera ocasión, porque no saben si otra vez, como dicen, les vendrá tan derecha la pelota a la mano para ganar el juego.

  ¿Qué hombre hay que en el juego de los naipes tenga cincuenta y cinco legítimas e y no envide su resto contra una primera de su contrario? Pesarle ha a él no tener más resto hecho, pero lo que es dudar de hacer el envite, yo pienso que nadie lo dudará. Lo propio digo yo en el martirio, que es juego a lo divino entre el justo y el tirano; [142v] que si el tirano es primero en fuerzas, en tiranías y crueldades, el justo va de un manjar por la conformidad de voluntades entre la divina y humana, que es la suya, con que se gana contra todas las mayorías y primerías del mundo porque no hay cetro, imperio ni monarquía que se iguale al punto que un justo tiene cuando tiene su voluntad conforme a la de Dios. Así, en el martirio gana un cielo, una gloria, una compañía de infinidad de spíritus divinos, y el tirano pierde todo esto y pierde el resto de su alma porque no vale primera contra virtudes, señorío y mando contra la charidad con que el justo se entriega. Y si visi sunt oculis insipientium mori, illi autem sunt in pace 4; si a los necios les parece que mueren, no mueren, sino viven y están y quedan en paz.

  ¡Oh dichosa ganancia! Y ¿quién podrá decir dónde llegas? En esta palabra nos la encerró el Spíritu Sancto: Illi autem sunt in pace. Dice que a los ojos de los necios les parece que mueren, pero que están en paz. Que fue decir: los tiranos se quedan en guerra por quedarse en este mundo f en guerra con Dios y con sus conciencias en guerra porque ellos a sí propios se hacen guerra porque jamás se hartan y satisfacen con cuanta sangre de mártires derraman, pero los justos quedan en paz porque ya non erit luctus, neque clamor, quoniam priora transierunt 5. Ya no tendrán guerra ni sobresalto, ni ruido ni pesar, porque al cielo no llega la artillería del tirano, porque es lugar ubi neque fures effodiunt, nec furantur 6. No pueden subir allá ladrones ni escalarle g a Dios su casa, porque los hijos de Adán y descendientes de Noé que quisieron celebrar su nombre edificando una torre que llegase al cielo, pregunten cómo les fue con Dios. Pues tomó tan a su cargo el desacato y traición que le cometían en no quererlo dejar seguro en su casa, que aunque Dios es tan poderoso que con un solo querer puede destruir mill mundos y sepultarlos debajo de los abismos, con todo eso dice la sagrada Scritura que dijo:


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Venite, descendamus, et confundamus linguam eorum 7; que se invocaron las tres personas de la Sanctíssima Trinidad y aun a los ángeles y bienaven­turados porque todos descendiesen al remedio de tan grande maldad, ­según lo que la Sabiduría dice: que Dios [143r] contra el malo armará a todas las criaturas 8. Que fue decir que si se diera por imposible que una de las personas de la Sanctíssima Trinidad no fuera tan poderosa como todas tres, siendo un mismo poder el del Padre, Hijo y Espíritu Sancto, para esta ocasión se pidieran favor entre ellas, y aun si fuera necesario h el de los spíritus divinos, para que se vea y entienda cuánta es la paz y seguridad que los sanctos tienen en el cielo, pues no llega allá la juridición del tirano, sino que se queda de las goteras abajo.

  4.  Pues dice el Spíritu Sancto, tratando de estos dichosos difuntos, que sus cuerpos dejaron en las manos del tirano 9, que son en paz. En paz porque de la vida del hombre dice Job que es guerra: Militia est vita hominis super terram 10. Si esta vida la dan y pierden por Dios, pierden la guerra y es fuerza quedar en paz i. Son en paz porque si en vida tuvieron alguna guerra, inquietud y desasosiego, fue de parte del cuerpo y de la carne, y ésa ya Dios la deja en la tierra depositada para tornarla después sin esos resabios y malezas. La deja donde se curta y mejore; la deja donde después la torne con un celestial y divino verdor que hasta entonces ha tenido de esperanza, trocándose después en cuatro dotes de gloria que el alma le comunicará. Esto es quedar en paz.

  5.  Pero paréceme de la inmensidad de amor de Dios, de su infinita misericordia y del regalo con que trata con sus siervos, que lo que allí quiso decir -que quedan los sanctos en paz- fue decir que, en lo que era de parte del justo, dándole a Dios todo lo que tuvo y pudo en el martirio, quedó en Dios en paz. Que fue decir: tú, Señor mío, me diste tu sangre y tu vida, ya he hecho yo lo propio; y si la tuya fue de infinito valor y la mía corta y limitada, ahí entra tu misericordia y tu palabra con que alargas y dilatas lo que en sí es poco para que llegue y ajuste, de suerte que quedemos en paz por los bienes que recibo j.

  6.  ¡Oh sancto Dios y sabiduría eterna!, que trazas son tuyas para bien del alma que de ti goza que cuando allí la tienes presente k haces tan suya tu gloria para que por mill partes y circunstancias le sepa bien l, que puede decir: ésta es mi gloria, éstos son mis premios. ¿Quién duda, mis hermanos, sino que cuando el jornalero lleva el día de la fiesta ganados los dos o tres ducados del trabajo de su semana, que mirando los callos de las manos del azadón no dice: benditos seáis, callos y desgarros de las manos, que en fin ahora tengo dineros para gastar la fiesta? Y como tan suyos, con ellos se regocija, gasta y emplea,


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sabiéndole mucho mejor lo que compra con m aquellos [143v] dineros que si lo comprara con ajenos.

  7.  Pues díganme, mis hermanos, si Dios ha hecho su gloria nuestra por unas pocas de penitencias y mortificaciones y así es concierto entre el justo y Dios, ¿quién duda que cuando el tal justo vaya al cielo y se entriegue en la gloria y por otra parte se mire así los callos de la azada y cruz que llevó a cuestas, la sangre derramada, los desgarros de sus carnes hechos con disciplinas, etc., que en esta ocasión no diga: ¡Oh gloria mía, oh bienaventuranza mía, oh paraíso mío, oh Dios mío de mis entrañas!, tú eres mío y todo cuanto aquí veo es mío y para mí lo quiero para hartar, satisfacer y dar de comer a mis potencias y sentidos? Diciendo una y mill veces a su alma: Ingredere anima mea in requiem tuam 11, entra alma mía en tu descanso, pues tu Dios es tan bueno que por cosas tan pocas quiso hacer y usar contigo de tan grande liberalidad que todo esto lo quiso hacer tuyo; entriégate en ello, toma posesión, que tuyo es, tú lo edificaste con obras, suspiros y lágrimas, tú lo fabricaste con deseos, palabras y virtudes.

  8.  No hay que espantar que diga David que los sanctos mártires en el cielo tienen a sus gargantas los cuchillos con que les cortaron las cabezas 12 y que según eso cada uno tiene el instrumento con que padeció, porque quiere Dios entrar los tales instrumentos en las armas, que son las señales de sus victorias, las lanzas con que ganaron el cielo y triunfaron del mundo, las que alegran y regucijan a los tales mártires, las señales por donde el cielo es suyo, las executoriales por donde son hidalgos y hijos de Dios. Esto es decir el Spíritu Sancto que son en paz los justos cuando mueren, no obstante que a los ojos de los necios parezcan muertos 13.

  9.  Quien no sabe que dormir es descansar y que hay sueño, entenderá que el que duerme está muerto. Así lo piensan los malos del justo cuando lo ven dormir en manos del tirano: que piensan que están muertos y no lo están, sino descansando. Son estos tales justos como el casto Joseph, que acometiéndole la mala mujer deshonesta de Butiphar le dejó la capa en las manos y él se fue libre [y] quedó ella dando voces 14. Los que la verdad no sabían, entendían que la victoria habíe quedado por la mala mujer; y no quedó sino una capa en sus manos, que Joseph libre salió y victorioso, no obstante [144r] que su fama padeció en la cárcel hasta que después lo sacaron con tanta majestad y triunpho, como todos saben 15.

  Lo propio sucede a los sanctos a quien acometen los tiranos quiriendo manchar su alma y que cometan peccado mayor de adulterio dejando a Dios, su verdadero sposo, y adorando ídolos phalsos. Pero los sanctos, como prudentes y discretos y llenos de amor verdadero con que pretenden


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guardar fidelidad a su Dios, dejan en sus manos las n capas rotas de sus cuerpos y ellos huyen y o ponen sus almas en seguro. El tirano, cuando se ve con los cuerpos en sus manos, da voces, apelida victoria. Los que poco saben piensan que es así y con éstos padece la honra de los tales justos, pero no es por mucho tiempo, más de hasta cuando saque Dios los cuerpos de las cárceles y sepulturas y los lleve con triumpho y gloria a la bienaventuranza. Entonces a boca llena quedarán todos los malos en el juicio de Dios p, desengañados y diciendo: Nos insensati, vitam illorum existimabamus insaniam, et vitam illorum sine honore; ecce quomodo computati sunt inter filios Dei 16. ¡Oh, qué grande engaño y ceguera fue la nuestra -dirán los malos- que los teníamos nosotros por locos y gente sin juicio a q éstos y ahora los vemos honrados y contados entre los hijos de Dios!

 

 




a  ms. 53



1 Se refiere al escrito anterior: Estima de la vida.



b sobre lín.



c sigue de tach.



2 Cf. Is 53,7.



3 Breviario Romano, Himno de primeras vísperas del común de mártires.



d  corr. de el



e sigue sobre lín. de mano tach.



4 Sab 3,2-3.



f sigue se quedan tach.



5 Ap 21,4.



6 Mt 6,20.



g ms. escalarles



7 Gén 11,7.



8 Cf. Sab 5,17.



h  sigue del tach.



9 Cf. Sab 3,2-3.



10  Job 7,1.



i En paz-en paz al marg.



j por los bienes que recibo sobre lín.



k corr. de presentes



l sigue de suer tach.



m  sigue ellos que si tach.



11 Sal 114,7: "Convertere, anima mea, in requiem tuam".



12  Cf. Sal 149,5-6.



13 Cf. Sab 3,3.



14  Cf. Gén 39,7-15.



15  Cf. Gén 39,20ss.



n  corr. de los; sigue cuerpos y tach.



o sigue se tach.



p de Dios sobre lín.



16 Sab 5,4-5.



q sigue los tach.






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