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San Juan Bautista de la Concepción
Obras III - S. Juan B. de la C.

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CAPITULO [7] a EN QUE SE PRO SIGUE LA PROPIA MATERIA Y SE PONEN OTRAS PENASb QUE EL ALMAc TIENE CON ESTE HOMBRE EXTERIOR Y CON LA GENTE QUE EN ÉL VIVE

 

  1.  Las penas que el alma tiene de parte del cuerpo son tantas y cuenta cada uno penas tan diferentes que parece es este nuestro cuerpo un abismo de miserias y derramasolaces, porque bien pocos son los que al spíritu se le logran, goza o tiene en paz, que al mejor tiempo no le den mill sobresaltos. Y si bien se considera, el alma en su compañía ha menester la paciencia de un Job, pues unas veces, como tapias viejas y casa inclinada, cai y ahoga los buenos pensamientos. Como hizo el demonio cuando, soplando por los cuatro ángulos de la casa donde d los hijos de Job comían, cayó y los cogió debajo como ratonera de golpe 1. Otras veces, sin ser cielo, sino bajo y triste suelo, de él sale fuego y abrasa las virtudes y buenas obras. Y otras veces, en él, como en cueva de ladrones, se encubre y disimula satanás para salir de ahí a lo secreto y hacer de las suyas y dar con un hombre en un muladar, que no lo es muy desapropiado el cuerpo para el spíritu cuando éste ha quedado pobre, sin hijos y sin hacienda, sin virtudes y buenas obras, que lugar es donde será harto e halle un medio ladrillo o pedazo de teja con que raer la lepra que le ha quedado de tanta desventura, sin que haya quien le pueda consolar en lo temporal y espiritual, sino sólo Dios del cielo, porque en la tierra hallará una mujer cerca de sí, que es la carne que le ayude, si él quiere, a desesperar, y unos sentidos por amigos que cada uno por su parte le arguya de hombre imprudente 2 e inconsiderado, cuyas penitencias y mortificaciones habíen de parar en semejante estado, pues siempre se quiso regir por sus sentimientos y especulaciones saliendo de madre en las obras sobrenaturales y divinas.

  2.  Y si semejantes penas hacen a un hombre paciente como a Job, yo pienso que no hay alma en cuerpo y espíritu en carne que no pueda descubrir sus cuatro leguas de mal camino sin que uno se encuentre con otro, sino que cada uno sea su Job [156r] de su manera. Y así digo que para scribir de estas penas fuera necesario llamáramos en el mundo a cabildo y concejo abierto y que cada uno pusiera las suyas f y dijera con fidelidad cómo le iba con su triste y miserable cuerpo. Y aun ojalá cada uno viviera para sí, digo cuerpo y alma g, y que como enemigos cada uno hiciera lo que pudiera, que del mal no tanto. Que, en fin, se pudiera el hombre escusar los males que le vienen de cuando se hacen a una y son dos contra el spíritu, el cuerpo es el uno y el alma encarnada es el otro, y dos contra uno ya se sabe que es traición.

 


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3.  No es pequeño mal el haber menester el alma y espíritu al cuerpo de tantas maneras. Que ya se sabe cuán terrible cosa es haber uno menester a un hombre ruin que se hace de rogar y pagar antemano, que no hace cosa a derechas y que tiene tantas vueltas y revueltas que cuando mejor lo entendemos menos sabemos, porque camino lo hemos de llevar: si por mal, se hace mortecino y se echa con la carga sin que haya quien lo levante; si por bien, tira coces; ruegos no los admite, razones no las percibe ni entiende. Terrible mortificación fuera tratar con un hombre de esta condición; que pienso no hubiera quien un solo día lo sufriera, pues ¿que hará trato tan común, ordinario y de tantos años y forzoso?, que no hay decir quiero traer otro criado que me sirva mejor, que sea más avisado, ése ha de ser de aquí a que el alma se aparte del cuerpo.

  4.  Pues ¿qué si dijésemos de sus alas quebradas y pico h sano? ¡Qué de ayes, qué de ajes y amarguras!, unas que tiene y otras que no tiene; que si para las unas y las otras hubiese siete médicos a su cabecera a todos daríe en qué entender, pues si le dais orejas bien ha menester todo el día y la semana para informar de su trabajo y todo el año para acudirle al remedio de sus trabajos, y no se daríe por contento, porque aun los propios remedios y regalos de sus enfermedades i y necesidades, cuando se le antoja, le dan fastidio y aun dice que le dispiertan otras nuevas, que con otros regalos y con proceso en infinito es necesario acudirle. En fin, en fin él es trapo viejo. Y después que en su principio y cabeza de Adán sirvió, quedó tan pódrigo 3 que cuantos remendones hay en el mundo no podrán zurcir y coser los descarros y puntos sueltos que en él se hallarán. Pues ¿no es terrible cosa que el spíritu haya y tenga necesidad de semejante cedacillo para colar y pasar por sus sentidos, como por agujeros de criba o harnero, lo que [156v] el alma ha de percebir? Y si, como decimos, por tantas partes está roto, a revueltas del trigo pasará paja y tierra, que, como él es bestial hecho a manjares groseros, no repara en que el alma es espiritual y no come sino el pan floreado cernido y apartado el grano de la paja y lo formal de lo material.

  5.  Terrible cosa es que se quiera llevar una fuente, que en su nacimiento es clara y dulce, a alguna parte que es necesaria y mueren de sed y que no haya por dónde pasarse sino por lugares cenagosos j, tierra o polvo, de donde se le haya de pegar mill malezas y malos sabores. Las criaturas y todas las cosas que Dios formó y hizo todas en sí son perfectas, de ellas tiene nuestra alma necesidad para por ellas venir en conocimiento de su criador; que en fin su sed ahí la mata y en esos charquillos se refocila y moja los labios; y que habiendo de pasar estas fuentes a lo interior de nuestro spíritu, sea fuerza que pasen por este nuestro cuerpo y por sus sentidos. Fuente k que nos pincta las


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cosas como se les antoja y les dan el sabor que quieren, y como agua en ellos detenida de ellos muchas veces toma su sabor y aun se rebalsa de suerte que no quiere dar adentro sino las sobras, quedándose esta nuestra carne cebada y encarnizada en la gente de su condición.

  6.  Consideremos lo que sintiríe David cuando cercado de sus enemigos le dio gana y deseo de beber del agua de la cisterna de Belén y que si quería satisfacer su sed lo que le había de costar enviar siquiera por una jarra, como en realidad de verdad l costó m; porque rompiendo el exército de los contrarios, tres soldados fueron y sirvieron a su buen rey y le trujeron el agua que deseaba. Cuando a n David se la dieron no quiso beberla, diciendo: ¿Tengo yo de beber agua que ha costado peligro de tres vidas?Num sanguinem [hominum] istorum, qui profecti sunt, et animarum periculum bibam? Noluit ergo bibere 4. No quiso beberla porque habíe costado tanto. Menos la bebiera si como era agua fuera sangre o agua ensangrentada de los mismos peligros que por traerla habíen costado.

  Pues de esa misma suerte consideremos el alma allá metida en este cuerpo y retirada, cercada de enemigos dentro de sí y que tiene sed, y sed insaciable de saber y que no hay quien le traiga el agua, sino [157r] los sentidos, que no siempre son amigos, sino enemigos y gente que más quiere para sí que para el spíritu, y que éstos muchas veces le dan a beber agua que si no cuesta sangre suya propia, cuesta sangre del mismo Cristo, que la derramó porque yo beba spiritualmente; y que los sentidos le dan el agua turbia, trocada, vuelta, haciéndole amar según la carne lo que debe aborrecer según el spíritu. Y cuando le está mejor al propio spíritu no beber ni entender, sino derramar los tales conocimientos que los sentidos le presentan por no beber honras quizá ajenas y agua que o a el propio spíritu p le podría costar la vida, ¿éste no es trabajo? ¿No es muerte? ¿No es martirio haber de buscar en medio del muladar un pobre granillo como la gallina cuando scarba; que sea el alma tan noble que entienda y perciba con tanta facilidad y que se le haya de dar el cebo por tanto contadero, tan registrado y captivo, tan tasado y escasamente?

  7.  Diránme: hermano, el propio trabajo tienen los malos y los propios cuerpos tienen con los mismos y mayores ajes que el cuerpo del justo; éstos lo llevan y pasan y aun no lo tienen quizá por cruz, sino por alivio; llévelo tanbién el justo. Respondo que es verdad que el cuerpo del malo tiene las propias y peores costumbres y que lo lleva y pasa y aun quizá se huelga; y así lo creo que no sólo le es trabajo, pero trabajo llevadero pues le sirve de pie de pobre para con esos achaques no guardar ley de Dios ni algún rigor.

  8.  Digo, lo segundo, que el que tiene un caballo sólo para bien parecer y para que sólo se esté en la caballeriza poco importa que


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tenga las mañas que quisiere, pero si el otro quiere su cabalgadura para correr la posta o por lo menos hacer jornadas largas, sentir tiene que se le encoje, que tenga malos resabios y que le cueste más llevar adelante la cabalgadura a puros palos y haciendo venta a cada legua que si la dejara en la posada y se fuera a pie. ¿De dónde han nacido tantas quejas como los sanctos han formado del cuerpo, sino de ver que fueran dichosos y mill veces dichosos si a pie y solos sin él se fueran y caminaran? Porque es y tienen por extraordinaria cruz el llevarle adelante a puros palos y a costa de hacer venta cada hora, parar y acudirle [157v] a sus desmayos y curarle sus llagas.

  9.  Pues ¿quién podrá decir de sus pocas fuerzas al tiempo del cargarlo y obligarlo a penitencias, abstinencias, vigilias y mortificaciones? No hay golondrinillo tan delicado ni sardesquillo 5 que tan presto se derriengue como él. Poco de esta mercaduría se le hace mucho y mucho de regalo se le hace poco. Lo uno lo suelta q y lo otro lo busca; para lo uno se hace viejo de días, cansado, de tierra, caduco, mortal, perecedero; para lo otro r mozo, verde, brioso, inmortal y durable. Pues habiéndolo el spíritu menester para lo que él aborrece y siéndole contrario con lo que él ama, ¿quién duda que no le haya de ser muerte y martirio? Del cual el malo no goza porque quiere el cuerpo para lo que él quiere y desea, para comer, beber y regalarse; antes no pudiera gozar de la gloria que tiene si no tuviera el cuerpo marrullero que posee. La cual gloria consiste, como gloria del cuerpo, en el empleo de sus sentidos y en la refocilación y hartura de sus gustos y en la variación de cosas que desea su apetito. Gloria es que poseen, que con su pan se lo coman, que bien les podremos decir se les llegará tiempo en que corresponda a buen bocado buen grito. Pero la vida afligida y penada del justo muerte y martirio es que aguarda premio, gloria, descanso y lágrimas que las limpiará Cristo con la posesión y entriego de aquello por que deseándolo las derramaban. No hay lágrimas ni pucherillos de niños que tan presto se restañen y detengan con el pedazo de pan o con el pecho de la madre como se detendrán las de los justos cuando se sienten a la mesa de Dios a comer el pan que por visión y fruición comen los ángeles, cuando se les dé la leche a vista de ojos que aquí tomaron y mamaron en la fee obscura de los pechos de la Iglesia.

  10. Esta es la causa por qué el verdadero religioso, de quien vamos tratando, no disgusta de muerte y martirio largo, el cual consiste en vida larga y años tirados, porque sabe la buena correspondencia que tendrán presto, por mucho que se tarden. Y si los pasos cuenta Dios, según aquello del propheta: Et gressus meos dinumerasti 6, y los cabellos y pensamientos por hartos que sean, según aquello de [san Mateo]: Vestri capilli capitis omnes numerati sunt 7, desean tener larga vida para [158r] trabajar mucho y para pensar mucho, y trabajando mucho no reparan


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en que se pierda porque perdiendo lo que es poco y perecedero ganan lo eterno y durable.

 

 




a  ms. 59



b sigue y martirios tach.



c sobre lín., en lín. spíritu tach.



d sigue s tach.



1 Cf. Job 1,18-19.



e sigue llo tach.



2 Alusiones a Job. Cf. Job 2,8ss.



f las suyas sobre lín., en lín. penas y afliciones tach.



g digo cuerpo y alma al marg.



h  corr. de picos



i sigue y n tach.



3 Por: podrido.



j sigue y tach.



k ms. quente



l  sigue le tach.



m al marg. vide



n sobre lín.



4 2 Sam 23,17. Para todo el episodio, cf. 2 Sam 23,8ss.



o rep.



p sobre lín.



5 De: sardesco, caballo o asno pequeño.



q  ms. suertta



r sigue inmortal tach.



6 Job 14,16.



7 Mt 10,30.






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