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San Juan Bautista de la Concepción Obras III - S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
CAPITULO [17] a DE CÓMO EL PRELADO HA DE SER TRATABLE PARA SUS SÚBDITOS, Y DE OTRAS PROPIEDADES QUE DEBE TENER DEBAJO DE LLAMARLOS CRISTO LUZ DEL MUNDO
1. Otra propiedad tiene el sol que no seríe bien se hallase en los prelados. Y es que el sol gozamos de su luz y resplandor y él es de tanta majestad que no lo podemos ver porque sus rayos para quien lo mira son saetas que le hacen abatir los ojos; pero el officio de las luces y velas de acá abajo son muy diferentes, que son sus rayos tan suaves y amorosos que es particular agrado gozar de la luz y mirar la vela en la obscura noche y aun tractarla y aderezarla para que no se derrita y más dure, ya puniéndola en el candelero, ya, si es lámpara, atizarle el aceite. Hácennos estas luces una amorosa compañía con su agradable presencia.
2. ¿Quién no ve cuán fuera de razón sería que el prelado quisiese ser sol de tanta majestad y grandeza que no hubiese quien le mirase ni tratase, ora por estar él tan subido y enpinado como el sol, ora fuese por el rigor de sus palabras y aspecto, contentándose con gobernar dende lo scondido de su celda o apartado de la ciudadb donde tiene su silla, si es obispo? Sint oculi nostri videntes praeceptorem 1; danos -dice el propheta [Isaías]-, Señor, un preceptor que lo podamos mirar, tratar y conversar, que le preguntemos y él nos responda. No sea como el que bajó a dar la ley a Moisés a loc alto del monte Sinaí, que vino con truenos y relámpagos, humo y fuego, que nos compelió a decir que Moisés nos hablase, y no nos hablase tan poderoso señor en cuya presencia peligraban nuestras vidas 2. Danos un maestro amoroso, suave, apacible y tratable, no retirado y escondido, sino que predique en las plazas y en las calles, a quien mire y toque la mujer humilde con su fluxo de sangre 3, a quien alcance el cojo y tullido, a quien speren los
ciegos en los caminos 4. No sea, Señor, [203v] el preceptor que te pedimos como el sol, que para mirarlo -como dicen, a hurtadas o so capa- es menester que se d le ponga nube delante que le escurezca y mitigue sus rayos. Porque si fuese de esa condición, ¿cómo podría hallar tercero que terciase entre este maestro y un paralítico de 38 años enfermo que no tiene hombre? 5 ¿Dónde había de buscar el buen ladrón a la hora de la muerte nube que se pusiera delante dél y Cristo, cuando el cielo está tan raso y la tierra tan scombrada que no le ha quedado amigo a Cristo porque todos los que le acompañaban huían? 6 Danos, Señor, un preceptor de quien se diga -aunque murmurado- lo de Marco Aurelio: que siendo ley que todos los culpados que tal día tocasen a la toga o vestidura del emperador con que salía adornado en un acto público todos quedasen libres y absueltos de sus delitos y penas por ellos merecidas, se salió de entre la gente de guarda este buen enperador y se entró y puso entre los malhechores para que todos le tocasen. Danos, Señor, a este jaez, maestro y preceptor que siendo hijo tuyo se vista de nuestra carne y mortalidad, se entre entre nosotros, para que, siendo como todos somos culpados y penados en aquel primer delito de nuestro primer padre, le toquemos, gocemos y veamos y su vista y trato nos deje libres y absueltos de tanta miseria.
3. ¿Qué tienen que responder a esto e los obispos y dignidades de las iglesias que no se dejan hablar sino por terceros y pabellones, que haya menester llevar el negociante o majestad y aparencia de criados para que le den la puerta y se le muestre su señoría afable? Porque si el pobre y la güérfana que va a pedir justicia o misericordia no lleva algo de esto no podrá mirar a quien es sol a solas. ¡Oh!, qué lejos están estos tales prelados de imitar la llaneza y afabilidad de Cristo y de corresponder a las obligaciones de luces del mundo que Cristo los llama, quiriendo que estén a la vista de sus súbditos y donde si los tales prelados les dan luz puedan ellos ayudarlos y favorecerlos con sus rentas y tributos dados de buena gana. Por eso Cristo se llama buen pastor, porque, cuando dice que conoce sus ovejas y ellas lo conocen a él, no basta que el pastor f conozca su ganado, sino que también el ganado lo conozca 7.
4. Otra propiedad tiene el sol por quien no le cuadrará al prelado ser luz de ese jaez. Y es que, cuando es de día para unos, es de noche para otros, como lo vemos que ahora, que es aquí de día, es de noche para los que están en las Indias. Y tanbién vemos que a unos amanece más temprano y a otros más tarde, según la altura de las tierras. Bien diferente de las luces que acá se encienden, que para todos los que están en la sala do le ven amanece de una [204r] manera y a un tiempo es de día o de noche para todos, para el señor de la casa y
para el paje que le sirve o para la criada que barre. Aquí no hay más o menos altura del polo o de la tierra, que todo es de una manera.
¡Qué engañados viven los prelados que quieren sea de día para que unos súbditos trabajen y para otros sea de noche que descansen! Para ver las pequeñas g faltas de los unos siempre es de día, en el cual como el rayo del sol no se les pasa átomo que no ven, y para otros siempre es de noche y tienen los ojos quebrados, según están de ciegos para no ver las faltas y delitos que cometen y hacen sus amigos y paniaguados. Finalmente, ellos son unos prelados que amanecen cuando quieren y alargan el día y lo hacen de verano para quien se les antoja y frío y helado de invierno para el pobrecito h fraile desechado. Duermen -como el otro dijo 8- non omnibus, no para todos, sino para quien ellos quieren, debiendo ser y tener la propiedad de estotras luces que a un tiempo y por un igual a todos amanecen. Para todos es de día, sin que primero participe el señor de la casa de la luz que dan y a la postre el pobrecito criado, porque como el aposento donde la vela se enciende es llano, por un igual se estienden los rayos de la tal luz. Lo cual no puede hacer el sol, porque alumbra en un mundo redondo con mill altos y bajos, montes y valles. Es certíssimo que en la comunidad que hubiere llaneza e igualdad en todos los súbditos participarán todos de una manera de su prelado, pero si en la religión se ha entrado el mundo y en ella hay montes y valles altos y bajos, unos súbditos que por tener cuatro letras que studiaron quieren tener la cumbre de los montes Perineos, llano es que a ésos les ha de salir primero el sol; si el otro porque hace dos sermones o se subió en la cátreda a repetir dos artículos de sancto Thomás y alcanzó el ser presentado quiere estar subido en el cuernoi de la luna, llano es que le han de alcanzar más y primero los rayos de su prelado que, como sol alumbra, contentándose los pobrecitos súbditos con la sombra que les hacen los montes a los valles, los cuales vienen a gozar del sol cuando ya se lo perdonarían porque es cuando el sol está subido cuando hiere y abrasa, cuando a los cerros y montes sobrelleva con aires frescos.
5. ¡Oh padres míos y prelados que pretendéis agradar a Dios y hacer su voluntad!, abrid los ojos, mirad cuándo dais luz esta desigualdad. [204v] No queráis dar las primicias de vuestros favores y regalos a quien se hizo monte y sierra con alguna avenida de algún diluvio de soberbia, guardando lo riguroso del día del officio y del trabajo de casa para los pobres humildes que se contentan con las sonbras o sobras de éstos más favorecidos, amaneciendo para ellos cuando ya más gustaran de no ver al prelado porque lo ven y lo gozan cuando el sol quema y abrasa, cuando dejando a sus amigos en la recreación y marea delicada quiere que trabajen los demás súbditos y lleven el pondus diei et aestus 9 a cuestas. En fin, sean luces de éstas de acá abajo que a todos amen,
a todos favorezcan y regalen, a todos agraden y sirvan como luces en tierra llana, pues todo ha de ser llaneza en religiones que ésa deben profesar, pues todos tienen una regla, ley y constituciones. Y esto es lo que Cristo pretende cuando a los tales prelados los llamó luz del mundo 10, etc.