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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 20
En que se prosigue y trata cómo Cristo es
el que quita los estorbos que tiene esta virtud y allana los caminos
torcidos y los endereza hasta ser uno perfecto
1. Como la gloria y premio de todas las cosas se lo lleva la virtud de la perseverancia, quiere Dios que el hombre conozca que ésta es suya y de sola su mano le viene, haciendo caso de honra el perficionar al hombre en la virtud, premiarlo y darle el bien que desea. Y como en casos de honra no quiere dar parte a nadie, el conservar al hombre en esta virtud quiso reservarlo para sí. Y para quitar cualquier peligro que en el caso presente se puede ofrecer, vemos de parte del hombre, y aun en los muy estirados, intercadencias y caídas, que de nuestra parte descubren la poca estabilidad que tenemos en el bien obrar. Y cuando san Pedro se promete perseverancia con alguna presumción diciendo: Et si a [oportuerit me simul commori tibi], ego non te negabo 1, y como fue promesa sobre cimiento flaco, una mozuela de cántaro dio con ese edificio abajo 2 y con la fábrica en tierra. Lo propio sucedió a David y a otros muchos que en sus principios habíen estado llegados a Dios. Todo para enseñar que el in aeternum non commovebitur, que dice David 3, les viene a los justos de parte del mismo Dios, en quien paratum est cor eius sperare in Domino; confirmatum est cor eius 4. Ahí está nuestra fortaleza y confirmación en la virtud. In hoc cognoscimus —dice san Juan en su primera, capítulo 4—, quoniam in eo manemus, et ipse in nobis: quoniam de Spiritu suo dedit nobis 5. El día que supiéremos que Dios nos ha dado de su Spíritu, ese día estaremos y permaneceremos en él y él en nosotros.
2. [69v] Prometido estaba por Esaías y después lo predicó san Juan en el desierto que Cristo habíe de venir al mundo a allanar dificultades y quitar estorbos en el camino de la virtud. Erunt prava in directa, et aspera in vias planas; et videbit omnis caro salutare Dei 6. Cuando en un camino hay altos y bajos, no se puede ver lo que al fin hay, porque nuestra vista estaríe estorbada con los oblicos y tuertos que por los altos y bajos tenía el camino. Antes que Dios viniese al mundo, entre nosotros y Dios habíe culpas y peccados, como montes que nos estorbaban b la vista de nuestro bien y lo que tanto deseaban ver los patriarcas y profetas. Estaba el hombre muy caído y metido en el valle de su abyección y miseria, no podía levantar la cabeza a mirar el cielo. Omnes declinaverunt —dice David 7—, non est qui faciat bonum; todos habían declinado y caído, sin que hubiese quien hiciese algún bien. Pero, venido Dios al mundo, bajó lo alto y subió lo bajo. Omnis vallis implebitur, et omnis c collis humiliabitur 8; habíe de quitar estorbos, bajar los montes y subir los valles, humillar los corazones altivos y levantar los desconfiados.
3. Para esto quiero que notemos dos fructos que el alma tiene y los hombres consiguieron de la muerte de Cristo. El d uno fue haber pagado Cristo por nosotros en su cuerpo y carne las penas debidas a nuestras culpas y peccados, que ésta fue una e parte de nuestra redención f, que fue pagar el precio que se pide para redimir el esclavo. El segundo fructo fue librarnos de la servidumbre del peccado, dándonos g libertad, ut libertate serviamus Domino 9. Eramos captivos, no sólo obligados a la pena del peccado, sino también al mismo peccado, a quien le servíamos por nuestros desórdenes y concupiciencias. De entramas a dos cosas nos libró Cristo por su muerte, lo cual lo dijo muy bien san Pablo 10, Romanorum 8: Quod impossibile erat legi, in quo infirmabatur per carnem (id est, quod per solum legis mandatum carnalis infirmitas praestare non potuit), Deus Filium suum mittens in similitudinem carnis peccati h (id est, incarnato Filio Dei) [et] de peccato, damnavit peccatum in carne (id est per hostiam peccati in carne sua damnavit peccatum hominum carnalium; damnavit, id est redemit, non solum persolvendo penas in carne sua, quod est una pars redemptionis, sed etiam liberando nos a servitute peccati). Como dice el propio san Pablo, ad Colossenses 2 i: Tollens chirographum, quod contra nos erat, et affigens illud cruci 11. Que fue como quien chancilló las scrituras que contra nosotros el demonio tenía. Desta segunda parte del j fructo de nuestra redención habla san Pablo muchas veces k. Romanorum 8: Ut justificatio legis impleretur in nobis, qui non secundum carnem ambulamus, sed secundum spiritum 12. Prima Petri 1: Redempti estis de vana vestra conversatione paterne traditionis pretioso sanguine Filii Dei 13. San Pablo l, ad Titum 2: [70r] Dedit semetipsum pro nobis, ut mundaret sibi populum acceptabilem, sectatorem bonorum operum 14. Et 1 Joannis 1: Sanguis Jesu Christi, Filii eius, emundat nos ab omni peccato 15. Y como dice san Pablo, Romanorum 6: Ut non serviamus peccato 16, sed serviamus justitiae 17. Que fue para que con libertad y facilidad obremos y corramos tras el mismo Cristo. Esto fue allanar dificultades Cristo para que podamos ver y gozar la salud de Dios. Todo lo cual dijo bien claro el propio san Pablo, Romanorum 5: Ut non regnet peccatum in mortali corpore nostro 18, sed gratia regnet per justitiam in vitam aeternam 19. Et ut, soluti a lege mortis, in qua detinebamur (quae fuit servitus peccati et difficultas recte operandi), serviamus in novitate spiritus 20.
4. Esta doctrina y lugares he traído para los tibios y desconfiados, que con cualquier dificultad que topan en la virtud, se dan por ahogados, pareciéndoles montes delante de los ojos cualquier obra buena y ellos pigmeos de parte suya para haber de subir a esos montes. Los cuales, si bien considerasen las obras de nuestra redención y fructos de la gracia que por Cristo tenemos, hallarían aspera in vias planas et prava in directa 21.
5. Y tanto tiene esto verdad que para el justo en este dichoso camino ya no hay dificultades ni asperezas, tanto m que dice David: Labores manuum tuarum quia manducabis 22. No dice que se comerá el fructo de los trabajos, sino las mismas dificultades y los propios trabajos. No sólo comerán en la otra vida el fructo de los trabajos, pero aun en ésta se sustentan y regalan los justos n con padecer por el mismo Cristo. A exemplo de lo que el mismo Cristo dice, Joannis 4: Cibus meus est ut faciam voluntatem o eius qui misit me 23. De esta misma suerte el manjar de los justos es ayunar, orar y trabajar. Y así David, en persona de ellos p, dice: Lacrimae meae fuerunt panes die ac nocte 24. Su comida, bebida y sueño es llorar por peccados y por el deseo grande que tiene de verse con Dios. Lo cual muy bien entendía y habíe gustado el divino Agustino, pues dice 25: Dulciores sunt lacrimae orantium, quam gaudia theatrorum. De este gusto espiritual q que los justos reciben en el bien obrar no todos lo saben, particularmente los que enpiezan hoy y vuelven mañana atrás, porque todas las cosas en sus principios son dificultosas y desabridas r, y los caminos en sus entradas ásperos y las sierras en sus subidas fragosas. Pero a poco rato todo es dulce y suave, todo es amoroso y llano. Pues a eso vino Cristo al mundo, a allanar dificultades y a facilitarnos en el camino del cielo.
6. Una cosa quiero decir aquí, que no será de poco provecho para bien llevar las dificultades y trabajos que en la perseverancia [70v] de la virtud se ofrecen. Lo cual apuncta un grave doctor sobre aquellas palabras de Esaías que después las trujo san Lucas en el capítulo 3, de la predicación del gran Baptista en el desierto, donde dice: Parate viam Domini rectasque facite semitas eius 26; que aparejemos el camino del Señor y hagamos derechas sus sendas. Donde saco yo que el camino que se ha de aparejar y al que le es fácil quitar dificultades, es al camino del Señor y a sus sendas. Porque, si el camino que un hombre lleva para la virtud es suyo o del mundo, ésos son caminos torcidos y dificultosos de andar; jamás se dará con lo que se pretende. Pues veamos cuál es el camino del Señor y cuáles son sus sendas, para que ese camino aparejemos y esas sendas hagamos derechas.
7. El Spíritu Sancto lo dice, Sapientiae 10: Justum deduxit Dominus per vias rectas, et ostendit illi regnum Dei 27. Que, en fin, es propiedad de quien va por camino derecho llevar donde va s. Y como al justo lo llevó Dios por caminos derechos, dice luego: Honestavit illum in laboribus, et complevit labores illius 28; diole por officio y honra trabajos, y ésos no eran fingidos ni vanos, sino llenos y cumplidos. Estas son las sendas que nos llevan a Dios por lo derecho.
8. Y por san Lucas en el capítulo nono, dice Cristo 29: Qui vult venire post me —el que quiere andar mis caminos y hacer su viaje derecho y acertado—, tollat crucem suam et sequatur me —tome su cruz y sígame—. Qué cruz es ésta lo explica san Basilio t: Praeparatio ad mortem pro Christo, mortificatio membrorum super terram, ad omnem u periculum pro Christi nomine suscipiendum se dato animo accedere, et erga hanc praesentem vitam affectum non esse, hoc est suam crucem post Christum tollere 30. Una buena preparación para la muerte por Cristo, mortificación de nuestros miembros sobre la tierra, recibir de buena gana por Cristo cualesquier trabajos y adversidades, no tener los afectos inclinados a las cosas de la tierra, eso es —dice san Basilio— tomar su cruz y seguir a Cristo.
9. Estos son los [71r] caminos que David llama duros a la carne, diciendo: Propter verba labiorum tuorum, ego custodivi vias duras 31. Y aunque duras, perfectas y acertadas, pues luego dice: perfice gressus meos in semitis tuis, ut non moveantur vestigia mea 32; perficiona, Señor, mis pasos en tus sendas para que v no muevan mis pies o pisada. Pues ¿cómo puede ser, David, que vuestros pasos sean perfectos y acertados y que vos no meneéis los pies? Parece que quiso decir: Señor, ocupadme en vuestros caminos para que mis pies no se muevan por otros caminos torcidos; perficionad, Señor, mis pasos de suerte que todo sea vuestro y nada se halle mío, ni aun una huella. Vuestros caminos, Señor, son cruz y trabajos; los del hombre y los que nosotros buscamos son de gusto y contento. Pues, Señor, perficionad mis pasos en vuestros caminos, de suerte que todo sea cruz, spinas y trabajos, entre quien no se hallen rosas de gustos y contentos de los que el hombre busca. Perfice gressus meos, que David dice, parece es lo propio que habíe dicho el Spíritu Sancto: Honestavit illum in laboribus, et complevit labores illius 33. Pasos perfectos son pasos llenos, de la marca y medida, pasos largos y dilatados, pasos presurosos y acelerados; pasos que lleguen presto a verse con Dios en el cielo. Ut non moveantur vestigia mea. No se halle, Señor, paso ni huella mía, que los pasos del hombre son muy cortos y medidos.
10. Para siempre, Señor, dejaremos a vos si no son con pasos vuestros y por vuestros caminos, que son los de cruz y mortificación, de quien dijo san Pablo: Semper mortificationem Jesu Christi in corpore nostro circumferentes, et ut vita Jesu manifestetur in corporibus nostris 34. Que se vea y conozca la vida de Cristo en nosotros; en nosotros se vean sus espinas, azotes, cruz y muerte. Y así como la vida de Cristo de esto estuvo llena, lo esté la nuestra. Manifestetur in nobis es lo propio que ahora decía David: Perfice gressus meos in semitis tuis; pasos perfectos y que la vida de Cristo se manifieste en nosotros, no en sólo preparación y disposición de ánimo, no en sólo agradecimiento de palabras, sino en spíritu y verdad estén impresos sus dolores, sus trabajos, sus spinas y azotes. Y aquel circumferentes in corporibus nostris, que san Pablo dice, es lo propio que ha dicho David: Ut non moveantur vestigia mea. Lo propio es que la mortificación de Cristo w cerque por todas partes nuestros cuerpos x y decir que nada se halle de y los pasos y pisadas del hombre. Todo sea cruz y trabajo por Cristo, de pies a cabeza imite este nuestro cuerpo la mortificación de Cristo. [71v] No haya manos z y pies sin clavos ni costado sin llaga, ojos sin lágrimas, cabeza sin espinas, cuerpo sin azotes, circumferentes, de pies a cabeza enclavados en una cruz para nada hacer de nuestros antojos, sino pasos perfectos a medida del gusto y voluntad de Dios.
11. De manera que la primera propiedad que tiene este camino a de Dios es ser camino de b cruz y de trabajos. Lo segundo que ha de tener este camino es ser camino derecho: Rectas facite semitas eius 35. Porque c hay trabajos que no son trabajos derechos que nos llevan a Dios. Los del mundo inmensos trabajos padecen; nadie podrá decir de los que tiene un deshonesto hasta poner en ejecución su deseo, un codicioso y ambicioso. Otros muchos padecen trabajos, como los hipócritas que ayunan y maceran sus carnes, pero son trabajos tuertos y torcidos, no darán por mucho que padezcan en el reino de los cielos. Qui ambulat simpliciter salvus erit; qui perversis graditur viis concidet semel 36 (Proverbiorum 28) d; el que anda y camina con simplicidad será salvo. Con simplicidad es lo propio que con rectitud, sin ficción y engaño. Los del mundo andan pero no por derecho, porque no lo son sus trabajos. Y los hipócritas y todos padecen, pero no con simplicidad, sino con ficción, composición y fingimiento. Y éstos son caminos que, aunque al parecer de la carne son derechos, dan al fin consigo en el infierno. Est via quae videtur homini recta, novissima autem eius ducunt ad infernum 37 (Proverbiorum 14) e.
12. Estos son los caminos que Cristo vino a allanar y de los que quita Dios todas las dificultades para que el justo camine por ellos. Estos son los trabajos dulces y sabrosos, los fáciles y deleitables. Por éstos ha de echar y andar el que caminare a la perfección y quisiere perseverar. Aquí es donde Dios quita todas las dificultades que al principio decíamos que se hallaban en la virtud de la perseverancia. Por estos caminos, aunque llenos de trabajos, no se cansa el justo de andar, porque son caminos y pasos no nuestros sino del Señor.
13. De estos pasos f y caminos dice el Spíritu Sancto, Proverbiorum 3: Viae eius viae pulchrae, et omnes semitae illius pacificae 38; no sólo hermosos sino pacíficos, que es lo propio que fáciles g, llanos y derechos. De quien dijo David: In via testimoniorum [72r] tuorum delectatus sum, sicut in omnibus divitiis 39. Aunque es verdad que hemos dicho que los caminos de los justos son de penas, trabajos y cruz, es cruz para David tan amorosa que en ella se deleita y regucija. Como otro Andrés, que cuando la vido le dijo mill requiebros, como si fuera su esposa. Y la razón era por ser camino derecho, como él propio dice: Salve, crux pretiosa, etc., suscipe discipulum eius, qui in te pependit 40, ut per te me recipiat, qui per te me redemit 41. Fue camino para pasar a Cristo, puente y pasadizo para dar consigo donde deseaba. Delectatus sum, sicut in omnibus divitiis. No hay gustos ni riquezas que se comparen a los gustos que un justo recibe cuando por Cristo padece viendo que va bien para llegar al mismo Cristo.
14. ¡Oh qué de religiosos y de almas vemos cansadas en este camino, tropezando cada momento en mill ocasioncillas y niñerías! ¡Qué de ellos afligidos y desconsolados, buscando puertas por donde tornar atrás y salirse afuera de lo comenzado! ¡Qué de tristes y melancólicos, sin poder resollar con la carga que tienen a cuestas! Y todo esto es porque no deben de haber echado por el camino derecho. Podría ser se dijese de ellos aquello que dijo [Isaías] de los que ayunaban y trabajaban y no aprovechaban: que eran trabajos en quien sólo se hallaba su voluntad y querer 42. Y ahí no está Dios obligado a quitar dificultades ni estorbos, porque h ésos no son sus caminos derechos, sino torcidos del demonio, donde cada momento los siembra de abrojos y espinas. Estos son los que jamás perseveran, los que luego vuelven atrás, por parecerles gigantes los que en este camino han de vencer, como los israelitas, Numerorum 13, dijeron i: Nequaquam ad hunc populum possumus ascendere, quia fortior nobis est 43. Parécenles cortas sus fuerzas para tan grandes dificultades. Y tienen razón, porque j nuestras fuerzas son pequeñas y Dios es el que k quita las dificultades l en estos caminos a los justos.
15. Que bien lo dijo san Pablo (2 Corin. 4) m: In omnibus tribulationem patimur, sed non angustiamur; en todas las cosas padecemos grandes trabajos, pero todas son poca agua para ahogarnos en ellas. Aporiamur, sed non destituimur; humiliamur, sed non confundimur; persecutionem patimur, sed non derelinquimur; deiicimur, sed non perimus 44. Estos son los caminos ásperos por donde los justos caminan n y en quien no perecen, porque siendo ásperos se los vuelve Dios y hace deleitables, suaves, amorosos, hermosos y pacíficos. Luego se sigue in castitate, in scientia, in longanimitate, [72v] in Spiritu Sancto, in charitate non ficta, in verbo veritatis, in virtute Dei 45. Quien hace estos caminos así apacibles es el Spíritu Sancto, la verdadera charidad y virtud de Dios.
16. Esta virtud de Dios es la que enllena los vacíos del corazón para que tenga ánimo para cosas grandes y o quien quita la dificultad que al principio poníamos de la pusilanimidad y cortedad nuestra. Es quien dilata el corazón para que el hombre alargue el paso, como denantes decía David. Esta es quien, a medida de los trabajos, envía a los justos los consuelos, según aquello del psalmo 93: Secundum multitudinem dolorum meorum, consolationes tuae laetificaverunt animam meam 46. Esta es quien a los justos pone alas para que vuelen y no se cansen, según aquello de p Esaías 40: Qui sperant in Domino mutabunt fortitudinem, assument pennas sicut aquila, current et non laborabunt, ambulabunt et non deficient 47. Y san Pablo dice q: In his omnibus superamus propter eum qui dilexit nos 48. Todo podemos por aquel que con charidad inmensa nos amó.