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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 23
En que se lleva adelante lo que en la exhortación pasada y se concluye con lo que en ella se propuso
1. Tres cosas propusimos en la exhortación pasada que servían de cadenas y nuevas obligaciones para que un siervo de Dios que ya dejó el mundo no torne a él. No trato de los que, dejando la Religión y desnudándose del dichoso hábito humilde, se tornan a vestir el profano y antiguo que tuvieron, sino de aquellos que, estando en la Religión, por descuidos y tibiezas se tornan a vestir el hombre viejo, tiniendo pensamientos y haciendo obras muy indignas de lo que a Dios en sus principios prometieron.
2. Para éstos ofrecimos tres pensamientos, que, si ellos fuesen eficaces, no me parece a mí que habría alguno que, tiniendo sangre en el ojo de la que Cristo derramó por nosotros, que hiciese tal alevosía de volver las spaldas a a Cristo y dejarle con la palabra en la boca, con que le está hablando y diciendo b ternuras como de padre a hijo. El primer pensamiento era considerar lo que ya un hombre tenía andado y perdido por solo ganar el reino de los cielos y que, habiendo c dejado el mundo y renuciádolo con todas sus ponpas, padres d, parientes, amigos y conocidos, hasta a nosotros propios, no era bien tornarnos a estas cosas, por ser cosa e tan f asquerosa tornar a comer, como perros, lo que una vez vomitamos. Y que el desquite de todas ellas g sólo con Dios lo podíamos tener y hallar con él ciento h tanto, y no en el mundo, en cuyas manos lo depositamos. Porque, como es venta y mesón, luego distribuye lo que en él queda y declina jurisdicción dándolo al primero que le hinca la rodilla para lo adorar. Porque, cuando sea algo de lo que dejamos tan propio como es el padre y amigos, éstos se desconocen en puniéndose Jacob en las manos unos pellejos ásperos 1; y, con amor verdadero, ya no hay padre y amigo que ame y quiera al hijo y compañero que se le absentó por cuatro días que nos quedaban de vida y vistió hábito áspero y penitente. Y que así es bien que el que por Dios se hizo pobre aguarde a su puerta que lo haga rico, y el que dejó su voluntad aguarde que en él se cumpla la de Dios.
3. El i segundo pensamiento era la consideración de los bienes recebidos, los cuales aun con los animales son tan poderosos que no hay jumento [78v] que no conozca a su buenhechor ni buey al pesebre, donde le echan paja 2. Mayor razón será la que por el hombre corre y, entre los hombres, por el que es religioso, por estar de pies a cabeza tan lleno de bienes recebidos, que no hay desposada ni reina en su tálamo que con j tantas joyas parezca a los ojos de los hombres como el alma del justo k, con tesoros inestimables de la mano de Dios, a los ojos de los ángeles l. ¡Oh buen Dios, y qué coronado y cercado tienes al hombre, cuando en tu casa lo recibes m, de beneficios y regalos para que de ti no se absente! No hay muralla tan alta que tanto suba para guardar el cuerpo de un religioso, como suben de punto los entretenimientos con que Dios en su amistad y casa suspende para que no lo deje. Y si así estamos cercados y coronados de bendiciones, ¿por dónde, mis hermanos, desportillamos esta cerca para salirnos de tal compañía? ¿Cuál es la parte más flaca que sentimos para saltar por ella, que a la caída no demos de buzas en el suelo y aun nos quebremos n la pierna o, quedando cojos de los amorosos afectos con que a Dios amábamos?
4. No siento yo que de parte de Dios haya algún menoscabo en cosa de lo que el hombre ha menester para perseverar p con él. Porque, si para esto fuera necesario más sangre suya, más sangre hiciera propia para tornarla a derramar. No es Dios como los caballeros de estos tiempos, que cada día se les salen los criados de casa por no les dar ración cumplida. Y si no, digamos ¿qué nos prometió Cristo que no cumpliese? ¿Qué scribieron de sus palabras y promesas los prophetas que no hiciese? Pues no quiso entregar su Spíritu al Padre hasta haber dicho: consummatum est 3. Si nuestros beneficios y dádivas son consumadas y perfectas, ¿qué es la causa porque somos ingratos y volvemos las spaldas a aquel de quien tanto bien recebimos? No queremos su plática y compañía sino para un rato, como si fuera entretenimiento solo el ser religioso y acudir a las cosas de nuestra obligación.
5. Rara cosa es que no q pudiese llevar tras sí la mujer de Butifar a Joseph con un ímpetu y corriente de aficiones, afectos y voluntad que le tenía, por tenerlo tan firme y estable en las leyes de hombre de bien los bienes que su amo le habíe hecho, adhuc con ser sclavo 4. ¿Cómo, mis hermanos, [79r] somos tan flacos y estamos tan mal asidos a las cosas de Dios y de verdaderos religiosos, que nos llevan tras sí tres pensamentillos de carne r, sangre s, mundo y t amor propio? ¡Oh si abriésemos los ojos en estas ocasiones y echásemos de ver que no nos tiene Dios en su casa por esclavos, sino por hijos y amigos! Iam non dicam vos servos, sed amicos 5, etc. Iam non estis hospites et advenae, sed cives sanctorum et domestici Dei, superaedificati supra fundamentum apostolorum 6, etc. Amigos y hijos favorecidos, con quien trata y communica sus secretos, a quien descubre y revela sus pensamientos, a quien honra y regala, a quien favorece y estima. Si todas estas cosas no le bastan al hombre para que haga piernas y se detenga en la virtud, llevándoselo el viento de sus imaginaciones a los muladares del mundo, ¿qué tengo de decir sino que le falta la sciencia que Joseph tenía, y aun la razón de hombre, y aun el bien natural de las bestias pues hace lo que ellas no hicieron?
6. Diré que es una pobre pajuela y arista que u el viento la levanta y el viento la abaja. Diré que es un milanillo de aquellos con quien juegan los muchachos, pues juego y burla se volvió su vida. Diré que es una mariposilla que numquam rectam graditur viam 7. Que quien no va por camino derecho es mariposa, que todos sus vuelos son torcidos. Diré que sus caminos, después de mucho andar, son círculos, pues no se ve adelantado. Diré que fundó sobre arena, pues tan presto cayó el edificio 8. Y que no acometió la guerra que a sus tres enemigos, demonio, mundo y carne, hacía fiado en los méritos de Cristo sino en sus flacas fuerzas, pues a lo mejor de la batalla le fue fuerza volver atrás.
7. ¡Ay, mis hermanos, cuando esto considero, y qué confuso que me hallo, viéndome v otro Sansón aficionado a las cosas de la tierra, fuerte para romper sogas y cadenas con que Dios me tiene atado en su Religión, para en ella vengarse de mis atrevimientos pasados, como pretendían hacer los philisteos con Sansón porque les habíe quemado sus sembrados 9! Soy fuerte para derribar columnas del templo de Dios y que yo muera y los que conmigo son, con el mal exemplo [79v] que les doy. Y por otra parte, soy tan flaco como el mismo Sansón cuando estaba sin cabellos y ojos, que con una cuerda de lana lo llevarán guiando a moler en su atahona 10. ¿Qué piensan, mis hermanos, que es la causa de tanta flaqueza nuestra, que, con solo adiestrarnos el mundo y hacernos cocos el demonio, nos llevan y guían donde quieren? Que nos han cortado los cabellos de estos divinos y celestiales pensamientos de quien vamos tratando; de que no pensamos lo bien que nos ha ido en la casa de Dios los días primeros; de que no tenemos ojos para mirar w los bienes que de su poderosa mano recebimos.
8. ¿Qué ha de hacer un hombre ciego, sino que el perrillo que lo guía lo saque de la calle enpedrada y derecha por donde iba y dé con él en un hoyo o cenagar? Siempre que viere yo a un religioso y siervo de Dios dejar los caminos floridos de Dios y sendas empedradas con beneficios y echar por las sendas antiguas que lo llevan a la perdición, diré que es ciego, que no ve la luz del cielo. Abrenos tú, Señor mío, que eres padre de lumbres 11, los ojos para que pongamos los pies sobre buen fundamento, que es el que decíamos denantes de los apóstoles: super fundamentum apostolorum 12. Que éste fue tan firme y estable que, con ser hombres de carne, les dio y comunicó tanta firmeza que no los pudieron bambolear todos los x tiranos con sus persecuciones, ni el mundo con sus dádivas. Aquí es donde un religioso persevera y permanece en la virtud. Y el día que de aquí aparta sus afectos da consigo en una rueda voltable, que jamás está una parte en un lugar, sino ya abajo ya arriba. Y así lo es el que mira al mundo y a sus cosas, que nunquam in eodem statu permanet 13.
9. Lo tercero que habíemos presupuesto que servía de clavo para detener esta nuestra voluntad tan voltable, era la antigüedad que en la casa de Dios había ganado el religioso y con las obras y ejercicios pasados. No hay iglesia, officio ni z colegio [80r] donde la antigüedad no sea de grande estima y consideración, y tanto que los méritos y mayorías andan juntas con las antigüedades. Y aun de aquí es que una de las mejores joyas que un capitán tiene es la bandera rosa, y el colegial la beca y el manto viejo, porque todo es señal de que son antiguos en el officio. Porque esto de nuevos, por las muchas ignorancias que hacen, todo se les tornan vayas y cordelejos, de que vino tarde y durmió mucho.
10. Veamos, pues, y hable lo natural y la costumbre en cosas semejantes contra los malos usos que el día de hoy veo en muchos religiosos, que, siendo antiguos en el hábito y en la profesión y debiendo también serlo en la virtud, los veo tan nuevos que nada hay en ellos que no publique novedad y risa, vaya y cordelejo que el demonio les está dando. Descubre esta novedad en el officio los yerros e ignorancias que cada día hacemos en nuestros officios, el corto hábito que de cosas sanctas tenemos. También las cosas exteriores descubren esta novedad: el no saber hablar de Dios, así como si no hubiéramos entrado donde eso se trata, el preciarnos de hábitos y vestidos nuevos, el querer todas las cosas recientes y de primera vista. ¿Quién hay, mis hermanos, que se precie de la antigua pobreza evangélica, del desprecio apostólico del mundo, de las carnes y cuerpos rotos de los mártires, del rostro mortal y amarillo de las vírgenes? ¿De tan poca consideración es, mis hermanos, ser antiguo en la casa de Dios?
11. ¿No anda, pregunto yo, el ser, la gravedad, honra y mando pegado con ser antiguo en la virtud, con el haber muchos años profesado penitencia y mortificación? Pregunten de qué se hace caso en la vida de los sanctos así para canonizarlos como para honrarlos, sino de sus largas penitencias, de sus cuevas y desiertos, de [los noventa] años de un Antonio y de los setenta de un Hilarión 14.
¿Qué es lo que en el Baptista tanto se estima a sino la aceleración en el vientre de su madre y salida al desierto en tan tierna edad 15; las muestras de un Nicolás a los pechos de su madre 16 y los ladridos y luces que un Domingo mostraba dar antes que naciese 17? Si esto es así, ¿por qué, pregunto yo, no nos preciamos de venir b temprano; por qué no aborrecemos el venir tarde y tornarnos a salir c temprano?
12. Grande mal es que, cuando un religioso habíe de ser antiguo y leer cátedra de virtud, sea, por no perseverar, tan novato cada día tornando a enpezar, que aun una lición bien clara que trate de mortificación no entienda. Lo que el seglar, por ser continuo con su bien obrar, ya lo tiene tan dejado atrás que, pasando a cosas más altas, ya sólo trata [80v] de cómo ha de andar siempre unido con Dios y en presencia suya. Grande afrenta fue para Saúl que viniese un pastorcillo de su ganado a alcanzar las victorias y llevarse la honra y premios que eran debidos al rey antiguo, si en la amistad de Dios perseverara. Así lo sintió tanto que, tiniendo él corona en la cabeza, siendo cabeza de todo el reino de Israel, todo el pueblo diga que d Saúl mató mill y David diez mill 18. Nadie se espante, que esto sucede a todos aquellos que, siendo cabezas, quieren dar de cabeza en sus antiguas porfías volviendo atrás; que de cabeza se hacen pies y los pies, por perseverar en el camino de la virtud, vienen a subir a ser cabezas e.
13. ¡Qué de ellos, por no mirar adelante, se hallan atrás! ¿Quién atrasó a un Esaú en la casa de Isac 19, siendo el más antiguo, que quedase sujeto al hermano menor? Lo uno el tardarse en el campo, en la caza de entretenimiento, y acelerarla Jacob dándole f al padre lo que quería; y el no sufrir la hambre de hoy le fue causa de tenerla muchos años, llevándole el mayorazgo su hermano por una scudilla de lantejas g. Este detenernos en las cosas de nuestro gusto, este andar a caza de cosas de la tierra y no sufrir la hambre y trabajos de dos días que tenemos en este mundo, es y será la causa de que muchos primeros serán postreros y muchos postreros en la edad, en el linaje, en la vocación serán primeros 20, sólo porque con cuidado perseveraron en la virtud.
14. Es imposible poder decir de las muchas antigüedades que en el mundo se han perdido y los muchos lugares que se han dejado y vacíos, por no los conservar y preciarse de ellos. Cuando otro exemplo no tuviéramos más que el de los judíos, a quien como a hijos mayores los trataba Dios y acariciaba, siendo su pueblo scogido y amado, de quien, como de propio linaje en cuanto a la carne, vino al mundo y por quien se preciaba haber venido: Ego autem non veni nisi ad oves Israel 21. ¡Qué de primerías tuvo este pueblo para con Dios, y todas por haber sido el primero en el conocimiento de sus misterios! Y después, por se haber cegado —causa de no dar paso adelante acertado en el agradecimiento de las mercedes que les había hecho haciéndose hombre—, quedó tan atrás que no le valió su mucho correr primero para entrar a gozar lo que el pueblo gentilicio le ganó por la mano, entregándole divinos dones en reconocimiento de rey, hombre y Dios verdadero.
15. Aquellos misteriosos animales que vido Eccechiel debajo de las alas con que bien volaban tenían manos de hombre 22, dando a entender que no basta volar y correr como los judíos hicieron en el conocimiento de Dios, si les faltan manos para las obras [81r] h y servicios que se le debían, como lo hicieron los gentiles. Y el decir que eran manos de hombre fue para excluir las manos de los i judíos, que más habían sido de tigres y j leones, con que habíen desgarrado aquellas carnes sanctíssimas de Cristo, tomando por uñas clavos, lanzas k, azotes y espinas, que de hombres, blandas y amorosas. No está, mis hermanos, el negocio que se pretende en largas alas, que grandes las tiene el murciélago y no se atreve a salir de día, y grandes también las tiene el milano y nada caza de consideración; ni tampoco en el mucho volar, que mucho voló Lucifer y cayó hasta lo más bajo 23. También voló el otro Simón Mago, de quien hacen mención los Actos de los Apóstoles 24, y al mejor tiempo quien lo sube lo abate para que se quiebre los ojos. Bien vuela la mariposa y, por no volar derecho, jamás sale de un corral; y el vencejo l vuela con ímpetu, sin servirle más que de coger mosquitos. Y millares hay de animales en quien pudiéramos poner exemplo, que siendo de los que más vuelan, no son de los más aventajados. La razón, porque sus vuelos no los enderezan a cosas altas y de grande consideración y porque, no tiniendo buenas alas, no tienen buenas manos para agarrar lo que es de estima. Estas le faltó a aquel desdichado pueblo m judaico, que, habiendo volado tan alto que ninguno le hizo ventaja ni llegó a n tan alto, al conocimiento de un Dios verdadero como él tuvo por sus prophetas y luz que gozaba del cielo, vino después a quedar tan bajo, desechado y despreciado de todos que ninguno más, sólo por no haber asido, detenido y prendido con amorosos agradecimientos a Cristo, que así se les fue de entre las manos y se pasó al pueblo gentilicio.
16. Esto parece era aquello que el mismo Cristo les dice: Quaeretis me, et in peccato vestro moriemini 25. Pues ¿cómo, Señor, si os buscan, han de morir en su peccado? ¿No sois vos el que decís por vuestro propheta: Inventus sum a non quaerentibus me 26; y en otra parte: Invenerunt me qui non me quaesierunt 27? ¿Cómo decís que os buscarán y morirán en su peccado? Respondo lo dicho arriba: que lo buscan no con vuelo derecho, no de día sino en la noche y obscuridad de sus depravadas voluntades. Búscanle con vuelo y no con o manos, sin quien poco le sirviera al águila, a la garza y gavilán volar alto si no tuvieran buenas uñas para agarrar la presa. Como hacía David cuando decía: Deum exquisivi; manibus contra eum, et non sum deceptus 28. No me salía en vano mi trabajo cuando buscaba a Dios. Porque volar y echar mano todo era uno. Buscábale con las manos, que son las obras p. Aplicado se está esto, mis charíssimos hermanos, y bien descubre en qué ha de consistir nuestra perseverancia para que, siendo primeros, no seamos postreros. Muy necesarias son las alas y el vuelo de la contemplación y recogimiento, pero ese vuelo ha de ir acompañado con manos de bien obrar, donde se ase y caza a Dios; pensamientos de alta contemplación con obras de profunda humildad, conocimiento altíssimo de Dios acompañado con encendida charidad, etc.
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