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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 41
Trátase a cómo las virtudes que un alma tiene en esta vida la convidan y obligan a pasar a mayor perfección
1. Más fácil me fuera trocar plática y mudar materia en estas exhortaciones, que, en fin, siendo yo tan corto, más fácil fuera componer este libro y enllenarlo de cosas diferentes que no de una sola. Y al principio ése fue mi intento: scribir aquí sólo los capítulos que hiciese a los hermanos, no reparando scribía lo que de repente hablaba, por si en algún tiempo y en principio de Religión, cuando todos son mozos y con poca experiencia, hallaban aquí algo de que se poder aprovechar. Después ha sido fuerza scribir no los capítulos que hacía, por haberme absentado de la casa do estaba, sino lo que Dios me diese, por no dejar esto enpezado. Digo, pues, que, habiendo [131r] tratado dende el principio de la perseverancia que los verdaderos religiosos deben tener en la virtud y en pasar adelante con lo que han comenzado, viendo que ya no faltan sino diez exhortaciones de las que he tenido intento de tratar b, me ha parecido no mudar plática, fiando en la Majestad de Dios nos dará paño de que podamos cortar las que nos faltan prosiguiendo con el primer intento.
2. Como quiera, pues, que esta virtud en sí tenga encerrados tantos bienes y riquezas para los que la profesan, y sea tan necesaria que sin ella no haya en la casa de Dios premio ni corona, Su Majestad tiene mill modos y maneras con que nos llamar y dispertar siempre a más perfección. El lugar que ahora se nos ofrece, que descubre este intento de Dios, son aquellas palabras que el sposo dijo a su esposa en el capítulo 2 verso 10 de los Cantares. Y en ellas habla Dios a un alma devota diciendo así: Surge, propera, amica mea, columba mea, formosa mea, et veni. En las cuales palabras llama Dios a un alma que se vaya tras él, alargue y apresure el paso en su seguimiento, que eso quiere decir veni. Que es lo propio que por san [Marcos] dice: Tollat crucem suam, et sequatur me 1. Para que bien entendamos la fuerza de estas palabras y cómo en ellas está encerrado bien a la letra lo que pretendemos en estas exhortaciones, quiero que notemos c que en d aquellos tres títulos y nombres que el sposo da a su esposa, que son amica mea, columba mea, formosa mea, descubre la grande perfección que en su esposa había. Y con ella le quiso obligar a que se levantase a otra mayor, dándole a entender que la perfección del spíritu siempre esté en via et in progressu ad maiorem, según aquello de san Pablo ad Philip. 3: Fratres, me non arbitror comprehendisse; unum autem, quae retro sunt obliviscens, ad ea vero quae sunt priora, extendens meipsum, ad destinatum persequor, etc. 2. Que fue decirnos que la perfección de la virtud es aquella que en esta vida no tiene término, siempre está en un continuo aprovechamiento. Y como dice el glorioso Bernardo 3: Tu, christiane, fige tui cursus profectusque metam, ubi Christus posuit suam. Factus est ille obediens usque ad mortem 4. Quantumlibet ergo cucurreris, si usque ad mortem non perveneris, bravium non apprehendis. Bravium Christus est. Quod si, illo currente, tu gradum sistis, non Christo appropias, sed te magis elongas; timendumque tibi est quod ait David: Ecce qui elongant se a te, Domine, peribunt 5. Itaque si proficere currere est, ubi proficere, ibi et currere desinis; ubi vero non currere, ibi et deficere incipis. Nuestro blanco, dice Bernardo, está [131v] donde Cristo puso el suyo, el cual lo puso en la muerte, padeciendo por los hombres hasta dar su spíritu al Padre. Luego, mientras ahí no llegare el cristiano, no llevará la joya y premio. Si Cristo corriendo yo me detengo, cierto es que se alejará de mí y que, estando yo lejos de Dios, temer debo no me alcance lo que David dice de aquellos que se apartan de este summo bien: que train consigo la perdición. Y si aprovechar es correr, donde enpezamos a correr, enpezamos a aprovechar y, donde paramos, enpezamos a volver atrás.
3. Esto, pues, quiso el sposo decir a su esposa: No pienses, esposa mía y alma sancta, que, porque seas mi amiga, mi paloma y toda agradable a mis ojos por tu hermosura, que e ya llegaste al término donde debías parar y descansar. Antes son esos tres títulos nombres que te obligan a que de nuevo y con nuevo brío te levantes a mayor estado y a cumbre más alta, en que yo tengo puesta la perfección: surge, propera, et veni. Harta confusión es ésta para algunos religiosos, que, porque ha cuatro años que ayunan y tres que se azotan y porque sueñan que ya son amigos de Dios y alcanzaron tres virtudes, con que en el siglo los llaman sanctos como si del todo hubieran alcanzado la hermosura que tenían obligación, se paran y detienen, como si ya no vivieran en el camino de la virtud, sino que hubieran llegado al término. Lo cual es contra lo que el Spíritu Sancto dice en estas amorosas palabras, diciéndole al alma devota: Surge, amica mea, etc., et veni 6. Mirad, señora, que si os llamo amiga, en esto ha de estar la amistad, en que os levantéis y alarguéis el paso y vais tras mí. Porque no sería buena amistad la de un hombre que, viendo a su amigo pasar grandes trabajos y poner su descanso en la muerte, él lo quisiese poner en la mitad de la vida y en el regalo f. Debe acompañarle y seguir sus pasos con la presteza y aceleración que pudiere, hasta llegar a la muerte, donde puso el término de este viaje. Eso propio debe hacer el siervo de Dios, si es amigo de Cristo: no quedarse, como dicen, en la posada descansando, sino seguir a Cristo y acompañarlo en sus trabajos hasta la muerte, pues en ella puso el fin y premio de los justos.
4. Lo que quiere decir este término y nombre de amiga nos lo declaró el mismo Cristo por san Juan, capítulo 15: Vos autem dixi amicos, quia omnia, quae audivi a Patre meo, nota feci vobis 7. Amigo quiere decir g el que sabe los secretos de su amigo. Y el alma que lo es de Dios [132r] sabe y entiende grandes cosas de su majestad y grandeza, lo cual es causa para levantarse a mayor perfección y darse más priesa. El conocer los hombres el bien que está h encerrado en las riquezas les hace buscarlas con las ansiedades; el oír decir grandes bienes de otra tierra les hace poner haldas en cinta y dejar la suya. Esto propio, esposa mía, ha de ser causa para que te levantes y camines a más perfección: el ser amiga y el haberte yo descubierto mis secretos y dádote conocimiento de los bienes eternos.
5. Así lo dijo Cristo por el propio san Juan: Ego elegi vos de mundo (scilicet, in amicos) ut eatis, et fructum afferatis, et fructus vester maneat 8. Para esto, como si dijera, os escogí yo por amigos, no para que os estéis parados, sino para que vais por todo el mundo, prediquéis mi evangelio a toda criatura, hagáis fructo y no fructo que se pase y marchite, sino fructo de dura, fructo que dure. Y si el fructo del justo en esta vida es aprovechar y pasar adelante, como queda dicho, pedir i Cristo fructo que dure es pedir progreso y curso que siempre dure hasta la muerte. Los Setenta leen 9: amicam sive proximam; mi parienta y la que está cercana a mí. Y este título y nombre no menos la convida a que se levante y vaya tras él, porque cuanto una cosa, dice el Filósopho, más se llega a otra, más participa de ella 10. Luego, si un alma, que es amiga de Dios, es más próxima y llegada a Dios, más ha de participar de él. Pues ¿quién podrá decir, mis hermanos, la priesa que este Dios llevó a correr su camino, pues dice David 11 de él que salió como un gayán ad currendam viam suam j? Y el mismo Cristo dice que corrió en sed, que es grande encarecimiento, porque el hombre que camina con sed, que tanto suele apretar y afligir, alarga el paso y parece que no pone los pies en el suelo. De esa manera dice Cristo que corrió a hacer el mandato de su Padre. Y la esposa lo conpara al ciervo que brinca y salta por los montes y valles, y como la cabra montés, que es velocíssima. Según esto, quien a este Dios y Señor se llega, participar tiene y comunicarle tiene esta velocidad y presteza en este modo de caminar. Según esto, bien le alega el sposo el parentesco y proximidad que con él tiene su esposa, para que se levante, apresure el paso y vaya tras él.
6. El segundo título y nombre que da aquí el sposo a su esposa es llamarla paloma. En el cual título y nombre no menos la convida a que se levante, acelere el paso [132v] y lo siga. Porque, entre todas las aves domésticas, ésta es la más veloz y ligera, tanto que los egipcios por la paloma significaban como en jeroglífico el aire, pareciéndoles que estas aves en su vuelo eran un viento. Y lo propio dio a entender el Spíritu Sancto en aquellas palabras que por Esaías dijo de los apóstoles, capítulo 60 n.8: Qui sunt isti qui ut nubes volant, et quasi columbae ad fenestras suas? Donde comparó la presteza de los apóstoles en la predicación del evangelio a las nubes y a las palomas. Porque, así como las nubes en un momento, sin que haya quien se lo impida, cubren el cielo y enllenan el aire, de esa misma manera dieron vuelta los apóstoles de Cristo al mundo, sin que hubiese quien los pudiese resistir, según aquello de san Lucas 21: Ego dabo vobis os et sapientiam, cui non poterunt resistere omnes adversarii vestri. Y también les llamó palomas por la presteza y ligereza del vuelo con que in omnem terram habíe de salir su sonido 12.
7. Y no las compara a cualesquier palomas, sino a aquellas que vuelan a sus nidos cuando hace recio viento, que entonces vuelan con mayor ímpetu, o a las que van a sus hornillas a llevar el cebo a sus hijuelos, que el amor que los tienen y necesidad que padecen les hace apresurar el camino. Esta era la presteza de los apóstoles en el mundo, presteza y vuelo de paloma impetuosa con el viento del Spíritu Sancto que se les habíe dado; y como palomas que llevan el sustento de la palabra de Dios a los que por el mundo estaban puestos en tinieblas y necesitados de tal pasto; y movidos también de la afición y charidad que tenían a sus hermanos, según aquello que san Pablo dice, 2 Cor 5: Charitas Dei urget nos 13; que les apretaba y compelía la charidad de Cristo a que se diesen priesa a su obra. Y a los Romanos, capítulo 1 k v.9 l, dice: Testis michi est Deus, cui servio in spiritu meo in Evangelio Filii eius, quod sine intermissione memoriam vestri facio semper in orationibus meis; obsecrans, si quomodo tandem aliquando prosperum iter habeam in voluntate Dei veniendi ad vos. Desidero enim videre vos, ut aliquid impertiar vobis gratiae spiritualis ad confirmandos vos. Esto, pues, es lo que el Spíritu Sancto quiso decir a esta alma sancta llamándola paloma que se levantase y acelerase el paso y fuese tras su esposo. Pues era paloma, que en el volar no es tarda, que se diese priesa. Pues m se le habíen dado alas, como las deseaba y pedía David diciendo: Quis michi dabit pennas sicut columbae, volabo? 14, que para eso pide las alas, para volar. Y tú, esposa mía, pues no sólo [133r] tienes alas de paloma, pero eres paloma en la simplicidad, levántate a vuelo ligero et veni en mi seguimiento. Aprietan la charidad, afición y deseo que tienes de venir a mí, en quien, como en hornilla, están en mis llagas tus deseos; ven a ellas a darles sustento y calor para que crezcan. Ven como n compelida del Spíritu Sancto, que es el viento favorable que hace alargar el paso.
8. El tercer título y nombre que le da es llamarla hermosa. Lo poco que se sabe disimular la hermosura corporal para estarse tapada y encubierta al rincón, ya todos lo saben. Que parece, en siendo una mujer hermosa, se le dio licencia para jamás estar en un lugar retirada, sino pasear todas las calles y plazas o. Y pues tú, esposa mía p, eres hermosa, surge, propera et veni, no será razón que estés parada, sino que salgas de ti y vengas a mí, pasees esos cielos y seas vista de los ángeles y de todos los cortesanos del cielo. Y que este pensamiento sea conforme el intento del sposo, de que la llama hermosa para que ande y crezca en perfección, fácil es de probar, pues vemos que la hermosura la ha puesto Dios en los pies de los que le aman y sirven, dando a entender que ahí quiere la hermosura y bizarría, en los largos y ligeros pasos de sus amigos. El sposo, alabando la hermosura de su esposa, puso los ojos en sus pasos diciendo: Quam pulchri sunt gressus tui, filia principis! 15 Y Esaías 52, n.7, reparó mucho en la hermosura de los pies de los apóstoles, diciendo: Quam pulchri sunt super montes pedes annuntiantis et praedicantis pacem, annuntiantis bonum, praedicantis salutem.
9. Que es lo propio que san Pablo dijo, Romanos 10, n.15: Quam speciosi pedes evangelizantium pacem, evangelizantium bona! Que parece sólo en los pies ponía la hermosura de los apóstoles de Cristo, dando por esto a entender que la mayor hermosura que puede más agradar a Dios de sus siervos, es tener pasos prestos y acelerados en el camino de la virtud. Y así vemos que en la cena sólo Cristo lavó los pies a sus discípulos, como quien en ellos deseaba y quería la hermosura. Y porque lo rehusaba Pedro, le dijo Cristo que no tendría parte con él. Porque el que no alarga el paso y en esta apresuración muestra esta hermosura, se aleja de Dios, como denantes decíamos. Y respondiéndole san Pedro: Señor, no sólo los pies sino las manos y la cabeza, le respondió: Qui lotus est, non indiget nisi ut pedes lavet 16. Que fue decirle: El que está limpio y es perfecto, lo que le falta es mayor hermosura en los pies, pasar adelante y andar apriesa. El que está limpio, lo que le falta es lavar los pies y quitarles cualquier cosa que los puede detener para no correr por el camino del cielo. Que parece alude a esto lo que Cristo mandó a sus discípulos, cuando por san Lucas 10, n.4, [les dijo] que no llevasen en su viaje y predicación zapatos: calceamenta ne tuleritis in via. Que parece les andaba quitando los estorbos que pudieran serles de peso para hacer sus pasos detenidos.
10. Luego, si la hermosura de los siervos de Dios está en los pies y pasos ligeros, [133v] diciendo el esposo a su esposa que es hermosa, dícele y viene muy a pelo con el surge, propera et veni. Que fue decir: pues eres hermosa y la hermosura de los que me aman está en los pies, levántate, date q priesa y ven tras mí, que bien viene y cuadra con el nombre de hermosa el aligerar el paso y pasar adelante en la virtud. En esta hermosura ha de crecer un alma cada momento. Y si para ella parece necesario dar y hacer mill lavatorios, se han de hacer, para que los pies queden más ligeros. Esto propio nos lo declara muy bien la leción hebrea, que dice, en lugar de surge, propera, dice surge tibi et vade tibi. Que fue decir: ésta es una de las cosas que más te inportan y te convienen, lo que más puede aumentar y llevar adelante tu hermosura es levantarte y apresurar el paso y seguirme.
11. En esta palabra que el sposo dice a su esposa, veni, le puso toda la perfección que en este mundo puede alcanzar. La perfección de los bienaventurados está puesta en ver a Dios en la bienaventuranza. Y puesto caso que viviendo un hombre en carne no puede ver a Dios, según aquello: non videbit me homo et vivet 17, dio Su Majestad orden para que el hombre, en la forma que pudiese y según se compadeciese en el stado que aquí se tiene, que lo viese y así consiguiese su perfección. Está ésta en seguir a Cristo, según aquello que le pasó a Moisés con Dios, Exodi 33, n.23, cuando Moisés le pidió a Dios que le mostrase su rostro para alcanzar y poseer la gloria que poseen los bienaventurados, y respondióle Dios: Videbis posteriora mea, faciem autem meam videre non poteris; no podrás ver mi rostro, pero verás mis spaldas. Que fue decirle: no podrás ver mi rostro, pero yo te diré cómo lo vendrás a ver y gozar, que es siguiéndome y caminando tras mí. Y como dice san Gregorio Niseno 18: Sequi enim Deum corde ac animo semper quocumque ducat, idipsum est Deum videre. Seguir a Cristo es en alguna manera verle. El que sigue a uno no es ver su rostro, sino r mirar sus spaldas. Y querer mirar el rostro de Dios es querernos oponer a Dios, según aquello de Esaías 59: Aversi sumus ne iremus post tergum Dei nostri 19. Es castigo grande no ir tras Cristo, en que está puesta nuestra bienaventuranza.
12. Y así le dice a su esposa s: Aunque eres mi amiga, etc., más te falta para alcanzar la perfección, que es propera et veni t. No se contenta el sposo con decir: surge et veni, sino que añade: propera, que quiere que andemos con priesa. Porque, como dice san Pablo, 2 Corintios 9, n.7: hilarem enim datorem diligit Deum; no es Dios amigo de perezosos y de lerdos, sino de gente de buen ánimo que con agilidad andan este camino. Solicitudine non pigri, dice san Pablo, Hebraeorum 6, n.11, spiritu ferventes 20. Cupimus unumquemque vestrum eandem ostendere solicitudinem u usque ad finem, ut non segnes efficiamini v, verum imitatores eorum, qui fide et patientia haereditabunt promissiones 21.
13. Parece también que en estas palabras está Dios dispertando a un alma a mayor bien del que puede tener y alcanzar en esta vida. Que parece que, viéndole y gozándolo en la oración y contemplación, tanquam post parietem carnis et per fenestras et cancellos perfectae contemplationis, [134r] se quedó como w absorta y olvidada de los bienes venideros. A quien Dios llama y dispierta para mayores cosas de las que en este mundo puede tener y gozar, y le dice: surge, amica mea, etc. Sábete que hay mayores bienes que los que pueden en este mundo gozar mis amigos y aquellos que, como palomas ligeras, se adelantaron en la virtud hasta alcanzar x grandíssima hermosura. Estos están en la otra vida. Surge, levántate, disponte para pasar y venir donde yo estoy.
14. Que parece esto propio lo que le sucedió a san Pedro en el Tabor, cuando dijo: Bonum est nos hic esse 22; que, contento con aquellas gotillas de la gloria, quería quedarse allí. Y le dijeron que no sabía lo que se decía. Lo propio pasa ahora a esta alma sancta que ya es amiga de Dios, paloma y hermosa: que, olvidada y de otros bienes, le parece que ya no hay más que desear. Pero nuestro gran Dios, que sabe y conoce esos bienes venideros y que los tiene para los hombres, no quiere que nos quedemos en el valle z, sino que subamos al monte y cumbre de la perfección a, de que gozan los bienaventurados. Y así dice surge, propera et veni. Y para convidarla a esta salida del cuerpo, en la cual ha de gozar de Dios, la llama amiga y próxima, que todo es uno ser amigo y llegado. Pues, si tú eres mi allegada, quae sursum sunt quaerite, ubi Christus est 23; allá está Cristo, allá nos hemos de llegar. El aire es el b elemento que está más próximo al fuego. Luego, si el fuego está en lo más alto, fuerza es que el aire esté también arriba, porque es su conjunto y próximo. Eso propio le dice Dios al alma: que, pues es su allegada y él está allá en los cielos, que se levante para ir donde él está.
15. Lo segundo que le alega es llamarla paloma. La cual tiene esta propiedad, que, por mucho que se aparte de su propia casa, luego se vuelve a su morada y de su conocimiento c jamás falta. Pues eso d le quiso decir nuestro Dios al alma llamándola paloma, como si dijera: tu casa y habitación es en los cielos, apartada estás de ella en la tierra y como peregrina andas; mira que eres paloma, surge, vuélvete a tu casa propia. Lo tercero, pues eres hermosa, no será razón que vivas en la bajeza de la tierra, donde hay tantas manchas y suciedades.
16. Que parece le alega dos cosas el sposo a su esposa para que se levante y vaya tras él. La una es su propia naturaleza, pues es amiga, paloma y hermosa, que son tres cosas que incitan y convidan a cosas más altas de las que se pueden tener y poseer en la tierra, lugar donde los amigos de Dios padecen y pasan mill peligros spirituales por las grandes contradiciones que se padecen de nuestros enemigos y grandes e inmensos trabajos corporales por las continuas persecuciones que tienen de los malos e. Lo propio tiene la paloma fuera de su casa, que está a peligro de que el extraño la mate, porque, como no dueño de aquel ave, no repara en el provecho que se pierde de las continuas crías. Y así, en cualquier ocasiones, por su poco provecho no repara en el grande que pierde el amo. Verdad es que un alma sancta, viviendo en Dios, en él, como dicho queda, cría y fecunda sanctos y buenos pensamientos, [134v] ganancias que Dios las tiene por propias. Salida un alma y apartada de ahí, tiene mill enemigos que, sin reparar más que en su enemistad y contradición que tienen a lo bueno, procuran quitar la vida espiritual a un justo y dejarle f a él sin vida y a Dios sin su provecho.
17. Lo tercero, todas las cosas que son hermosas son de suyo amables y dignas de ser codiciadas. Vidit mulier quod pomum esset pulchrum, etc., dice la Escritura en el Génesis 24, y luego lo codició. Pues, dice el sposo, estás, alma, puesta en tanto peligro en la tierra, lo uno por ser mi amiga, lo segundo por ser paloma, lo tercero por ser hermosa, razón será que salgas con gusto y gana de entre tus enemigos y de las manos de aquellos que te buscan y cercan para te perder. Bien será que, pues que eres mi amiga, estés donde yo estoy. Según aquello de san Juan 25: ut ubi ego sum, vos sitis; que se iba, dice Cristo, a aparejarles lugar para que sus amigos estén donde él está. Razón será que se haga estima justa de tan soberana y grande amistad como es la que hay entre mí y un alma en gracia. Y siendo paloma, que tenga casa conocida y no sea como las demás aves aventureras, que hoy crían aquí y mañana allí, sino que sea paloma, vuele a su casa y en ella descanse, según aquello que dice David: Volabo et requiescam 26. También lo tercero, por ser hermosa, que no será razón g estés detenida entre las criaturas de la tierra, las cuales, aficionadas de tu belleza, hagan contigo lo que las aves con las lechuzas, que, por tener tan bellos ojos, todas las demás se vuelven sus contrarios para se los haber de sacar, sino que subas h y te ascondas en mí, donde tendrás refugio y amparo. Surge, propera et veni. ¿Quién ha de negar su condición y natural? Esta es, esposa mía, la naturaleza de la gracia, subir y levantar un alma a mayor perfección.
18. La segunda cosa que el esposo alegaba a su esposa para que se levantase, con las propias palabras de ese lugar de los Cantares, se dirá, si Dios es servido, en la exhortación que viene. Lo que colegimos, mis charíssimos hermanos, de todo lo dicho en esta exhortación, son nuestras mayores obligaciones para caminar más y más cada día a Dios. Y no pensemos que ya hemos cumplido con haber tomado el hábito de fraile descalzo y haber dejado el siglo, porque, si no corremos y en la virtud nos aventajamos, el mundo sabe correr tras nosotros y ir en nuestro seguimiento y alcanzarnos en el rincón y retrete más escondido de cuantos hay en la soledad. Ninguna razón podemos dar para dar de mano a la obra que ésa propia no nos convide y obligue a con más presteza seguir a Cristo y levantarnos a mayores grados, como queda dicho. Que, si es por ser amigos, mientras más amigos, más próximos y llegados hemos de estar con el mismo Cristo; y para eso es fuerza seguir sus pisadas más apriesa. El haber hecho profesión de oración y contemplación, eso también pide que nuestro andar sea volar. El habernos limpiado de las culpas pasadas pide otro lavatorio y otra hermosura sobre hermosura, según aquello de David 27: Amplius lava me; y aquello de san Juan en su Apocalipsi 28: Qui justus est, justificetur adhuc. Que será Dios servido se llegue aquel día dichoso en que se descanse, pare y batan las alas para descansar i gozando de nuestro Dios, esposo verdadero, etc.
[135r]
Jhs. M.ª