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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 42
Cuánto obliga el llamar Dios a un alma a mayor perfección, para que, perseverando en la virtud, siempre vaya adelante
1. En lo último de la exhortación pasada dijimos cómo dos cosas obligaban a un alma sancta a a caminar siempre y pasar más adelante. La primera, el ser b ya de las scogidas y amigas de Dios, cuya profesión era no contentarse con lugares bajos en la tierra, sino buscar y procurar otros más altos en la virtud y reino de los cielos; y que en esto hiciese como quien era, pues era amiga de Dios, su paloma y toda hermosa. Lo segundo que a este progreso le convidaba era el exemplo y palabras de quien la llamaba c, que era el mismo Cristo puesto en una cruz por nuestro amor, a quien obedecen todas las criaturas del cielo y de la tierra, y todas van tras él sujetas a hacer su mandado. Vocans ea quae non sunt, tanquam ea quae sunt 1; que están tan lejos, dice el Spíritu Sancto, de contradecir la voluntad de Dios que aun no siendo las cosas, por sólo hacer esta voluntad, llamándolas del no ser vienen al ser. Como los buenos criados, que si ellos pudieran, estando lejos y absentes de sus amos, cuando los llaman, con grandíssimo gusto se aparecieran delante para hacer la voluntad del amo y señor que los manda. De esa misma suerte las cosas que no son, cuando Dios las llama d, con estar tan lejos como lo están las cosas que no tienen ser, se aparecen delante a hacer su mandado. A algo de esto parece lo que dice David: Propter verba labiorum tuorum, ego custodivi vias duras 2. Muy lejos, como si dijera, está la blandura y regalo e de la carne del rigor de vuestra ley y de la aspereza de vuestros mandamientos, pero f basta mandarlo y quererlo vos, Señor, para que esos trabajos se nos vuelvan fingidos y disimulados: qui fingis laborem in praecepto 3.
Obras completas de San Juan Bautista de la Concepción
Exhortaciones a la perseverancia
2. Y aunque es verdad que estos y otros muchos lugares descubren lo que Dios puede con su palabra para llevar tras sí a mayor perfección al alma que él busca y llama, como fuera fácil traer aquí y como en otras exhortaciones hemos traído, pero el lugar de los Cantares que traemos entre manos nos lo descubre galanamente: Surge, propera, amica mea, proxima mea, columba et formosa mea 4. Para cuya inteligencia quiero que notemos que dice Orígenes que en estas palabras dispierta Dios y llama al alma caída y detenida en algunos males para que se levante a grandes bienes que g tendrá en su seguimiento. Llámala Dios ut desinat esse in carne et vivat in spiritu, secundum illud Pauli: Vos non estis in carne, sed in spiritu (Ad Romanos 8, n.9); que salga del regalo y gusto del cuerpo y viva según el spíritu 5. Que quien vive según la ley de la carne [135v] salga de esa juridición y término y entre en el del spíritu y viva según la razón y ley de Dios. Las cuales palabras, explicándolas san Gregorio Niseno, Homilia 5, dice así: Christus alloquitur animam 6: Surge, quae lapsa es in lubrico peccati coeno, quae a serpente fuisti impedita, et cecidisti in terram, et fuisti in lapsu inobedientiae, surge. Non tantum 7 tibi sufficit, a lapsu solum erigi, sed etiam progredere per virtutum profectum, cursum peragens [in] virtute. Surge et veni 8. Levántate, dice, alma caída en el cieno del peccado; levántate, alma, que siendo de la serpiente inpedida, diste en tierra y caíste en inobediencia. Surge et propera, mira que no basta que te levantes, sino que camines a la perfección y que consumas y acabes el viaje con grande virtud.
3. Ahora, pues, a nuestro propósito dificulto yo, ¿cómo, si aquí habla Dios con un alma caída y postrada, le llama amiga, próxima, paloma y hermosa? ¿Cómo se pueden compadecer estas dos cosas contrarias en un sujeto, estar caída y ser amiga? No hay otra cosa que responder sino lo que decimos arriba de la fuerza de la palabra y querer de Dios. Ipse dixit et facta sunt 9; vocat ea quae non sunt tamquam ea quae sunt 10; por la fuerza de su palabra y la grande puntualidad que todas las cosas tienen en h obedecerle. Al instante que esta alma caída oyó la palabra de Dios que la llama y dice surge, se levanta y, en oyendo propera, alarga el paso y, en oyendo decir veni, se va tras Cristo, por cuyas palabras y virtud de Dios, en diciéndole surge, mereció que la llamase amiga, próxima y hermosa i. Oye la palabra, levántase, corre y se llega a Dios y queda hecha amiga, paloma y hermosa. Amiga, porque le perdonan sus peccados. Paloma, porque recibe el Spíritu Sancto, en la paloma significado. Hermosa, porque, como en espejo, se le comunica la hermosura de la imagen de Dios.
4. ¡Oh qué confusión tan grande para los religiosos, que ya dejamos el mundo y nos consideramos no como caídos sino como levantados y, por otra parte, oímos cada día mill voces en que nos llama Dios a virtud más alta, a perfección más encumbrada; y que, por estarnos quedos y detenidos, apenas nos puede llamar amigos, próximos y palomas! Qué de veces j se oyen a nuestras orejas aquellas amorosas palabras que en la cruz está diciendo: Surge, propera et veni; ven, amigo mío, ven a mí, que por ti tantas cosas padecí. Ven a mí, que por ti sufrí tantas ignominias y trabajos, tantos azotes y clavos, tantas spinas y sangre derramada. Ven a mí, que ya el camino por donde has de venir lo he yo allanado con mi muerte y pasión. Ven a mí por el camino que yo fui a ti. Yo vine de mi Padre al mundo: non rapinam arbitratus [est] esse aequalem Deo, sed semetipsum exinanivit formam servi accipiens 11; por humildad vine, ven tú por ese propio camino: et discite a me, quia mitis sum et humilis corde 12. Ven por obediencia, cruz y trabajos. Ven por mis pasos seguidos, que ellos darán [136r] contigo en mí. Y si te parece que eso es mucha bajeza, adviértote que esa humildad y bajeza es exaltación, pues por ella yo fui levantado, según aquello que san Pablo dice: propter quod et Deus exaltavit illum et donavit illi nomen, quod est super omne nomen 13. Lo propio será en ti, pues el venir a mí lo llamo levantarte, surge, propera et veni, y no a cosas pequeñas, sino a cosas grandes, pues vienes a alcanzar ser mi amiga, mi paloma y hermosa.
5. Y para que en estas palabras abracemos y confirmemos lo que en otras exhortaciones hemos dicho, doctrina bien conveniente para el estado religioso y gente recogida, quiero que estas palabras que vamos explicando las entendamos no sólo en los sentidos dichos, sino que habla Dios a un alma, amiga suya, paloma y hermosa en el quiete de la contemplación y que, ahí puesta, le está Dios suscitando y dispertando a que salga a hacer obras que por entonces son en mayor gloria suya k, que salga de la contemplación a la acción; como otras veces hemos dicho, que entienda un religioso, cuando más absorto y dormido está en los regazos de Dios, que l no hizo punto a la acción y al cuidado que debe tener del aprovechamiento de sus próximos y hermanos, pues a todos somos deudores, como dice san Pablo 14. Y eso es surge, amica mea, columba mea et formosa mea. Ea, alma sancta, levantaos de ese sueño en que estáis metida, que vuestros hermanos y compañeros os aguardan a que les habléis lo que en ese recogimiento ha dicho Dios a vuestro corazón, que vais a ellos como paloma m con el ramo de oliva verde en el pico y como hermosa sin temor ni miedo n.
6. Así explican estas palabras Casiodorus, Beda 15 y san Bernardo, Serm. 7 et 58. Dice, pues, Casiodoro 16: Vox, inquit, sponsi ad publicae operationis studia provocantis. Surge, propera, amica mea, per fidem et dilectionem; columba mea, per innocentiam et simplicitatem; formosa mea, per virtutum pulchritudinem. Como si dijera: Levántate de tu dulcíssimo estado, de la quiete y reposo en que o a mí solo procuras agradar en hipnos, salmos y oraciones; festina et veni ad utilitatem proximorum, levántate y ven con priesa al provecho de tus hermanos, para que con el officio de la predicación y exemplo de buenas obras te imiten y sigan tu oración y vida 17. San Bernardo 18 dice que, aunque es verdad que ese propio sposo habíe dicho a las compañeras de esta esposa que le guardasen el sueño y no la dispertasen, que eso no contradice al llamarla ahora y decirle p que dispierte y se levante a cosas más provechosas y que sean de mayor honra y gloria de Dios. Lo que por aquellas palabras quiso dar a entender, de que no q la dispertasen, fue que, para este officio y trueco de contemplación en acción r, no habíe de ser llevada por fuerza ni violentada, sino que, dispertándola y llamándola su esposo, le habíe de dar y comunicar s un deseo vehemente de grandes obras en bien y provecho de sus hermanos, un deseo de fructificar para su esposo y de darle [136v] en ese officio grandes ganancias. Y estos deseos nadie tenía virtud para se los comunicar como lo tenía su esposo, cuius vivere ipse est et mori lucrum 19. Y no cualquier deseo, sino un deseo vehemente y acelerado, como se entiende en esta palabra t propera. Y un deseo acelerado que habíe de ser acompañado del mismo Dios. Et veni, y ven, le dice. No le dice: levántate, apresura el paso y vete, sino: ven conmigo. ¡Oh qué consuelo tan suave y amoroso, qué palabra tan llena de amor y confianza: vente conmigo a ese officio que de nuevo te impongo!
7. Oh padres y hermanos míos, los que de veras amamos el rincón y la oración, no dudemos ni dificultemos el salir de él cuando Dios nos llamare, que no nos llama a officio nuevo en que nos envía a solas a que solos hagamos estas impresas, sino a que las hagamos en su compañía. ¡Oh qué confusión para los que dejan tales obras por miedo y por temor! Pone me juxta te, et cuiusvis manus pugnet contra me 20. Vaya yo con Dios y Dios u conmigo, y vamos v por donde él quisiere, que en eso está la ganancia, en eso la mayor perfección y la buena amistad, en eso el vuelo de paloma y la hermosura del alma: en obedecer a Dios con grande puntualidad en las cosas que son de w gusto y voluntad del mismo Dios x.
8. Dice Casiodoro sobre estas palabras: Verdad es que el sposo habíe mandado a las compañeras de su esposa que no la dispertasen: ne suscitetis, neque evigilare faciatis dilectam 21, y que este propio esposo que entonces mandó aquello es el que ahora la dispierta y dice surge, propera. Y dice este doctor que esto hace el esposo quia omnia tempus habent, tempus contemplationis et tempus actionis, tempus quietis et tempus operationis. Todas las cosas tienen sus tiempos señalados: tiempo de contemplar y tiempo de hacer, tiempo de quiete y en la contemplación y tiempo de obra en la acción y provecho de mis hermanos 22. Dice san Bernardo 23: La noche de la pasión, apartado Cristo con tres discípulos, viéndolos cansados, trabajados y desvelados z, los manda dormir: Dormite iam et requiescite, y en esa hora torna luego y les dice: Surgite, eamus, ecce appropinquavit qui me tradet 24. De esa misma manera en un momento prohíbe que no dispierten a su esposa y, en otro, él propio la dispierta diciendo surge et veni. Dice san Bernardo 25: Quid sibi vult tam subita mutatio? Respondet ipse: Agnoscite hic commendari vicissitudines sanctae quietis, ac necessariae actionis. ¿Cómo, dice el sancto, tan presto dispierta quien el sueño guarda? Y responde él propio diciendo que cada una de estas dos obras tiene su vez y que no ha de ser perpetuo el contemplar, que es necesario dé a su tiempo las veces al obrar y aprovechar a nuestros hermanos a.
9. [137r] ¡Ojalá, Dios mío, con las b veras que tú lo mandas y lo pides, nosotros obedeciésemos con la puntualidad que esta alma, de quien aquí hemos tratado, que todo fue uno llamarla, levantarse y seguirte! De suerte que luego al contado mereció el premio y paga, alabándola de amiga, paloma y hermosa. Hagamos esto mismo, hermanos, obedezcamos a palabra que tanta fuerza tiene, echemos por camino tan bien empedrado y dispuesto como el que Cristo nos dejó. Nuestro natural, según la gracia recebida, nos convida a eso, a que siempre vamos adelante, adelante por los pasos que Cristo anduvo de su pasión y humildad. Y no sólo lo obedezcamos para dejar lo imperfecto y abrazar lo más perfecto, y de gusto, sino que, si fuere necesario, por su honra y gloria levantarnos y dejar un cielo entero, le demos de mano y tomemos la cruz de los trabajos, si en ella está el ser glorificado tan buen Dios. Y fiemos en él que en la muerte oiremos el último surge et propera, que nos levantemos de este cuerpo mortal y corruptible que agrava el alma 26 para subir en alto a la compañía de los ángeles, donde estará nuestra alma gozando de una admirable hermosura. La cual quiera este gran Dios gocemos aquí por gracia y después por gloria. Etc.