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San Juan Bautista de la Concepción Obras IV – S. Juan B. de la C. IntraText CT - Texto |
EXHORTACION 44
Cómo, siendo el camino de la perfección muy largo, el mismo
Cristo nos ayuda e incita a su carrera. Cómo se entiende
ser eterno este camino y cuán suelto debe un hombre
entrar en él
1. Dos cosas, dicen los naturales, hace el águila con sus hijuelos a la salida del nido. La una es que, volando sobre ellos, bate sus alas y los hiere con ellas, provocándolos al vuelo ligero que ella acostumbra a dar hasta perderse de vista. La segunda, que, siendo tanto lo que ella pretende que sus hijos se remonten del suelo, para que en el camino hagan venta y parada y tengan algún descanso, los recibe sobre las alas, allí los sienta y sobrelleva del trabajo pasado. Como quiera que el camino de la perfección, de quien siempre vamos tratando, sea tan largo que no tenga ni se le halle en esta vida fin y término, y el hombre, por otra parte, tan flaco que no hay pajarillo de corto vuelo que tan presto se quiera sentar en el arbolillo pequeño como él, echándose a descansar después de haber dado dos pasos en el camino de la virtud, para acudir Dios a esta flaqueza que hay de parte del hombre y a que, por otra parte, camine mucho, se aleje de sí y transmonte a los ojos de los hombres a, hecho nuestro Dios águila caudal, unas veces volando sobre nosotros, llamándonos con voces amorosas nos provoca a pasar adelante, a aligerar el vuelo y, otras, para que no nos cansemos, nos pone sobre ellas y lleva a sus hombros, para que en ellos tengamos descanso del trabajo pasado.
2. De entramas a dos cosas hace cargo Moisés al pueblo hebreo diciéndole b, Deuteronomii 32, n.11: Sicut aquila provocans ad volandum pullos suos, et super eos volitans, expandit alas suas, et assumpsit eum atque portavit in humeris suis. Traíate, dice Moisés a su pueblo, por estos desiertos, quia invenit eum in terra deserta, in loco horroris et vastae solitudinis: circumduxit eum et docuit, et custodivit quasi pupillam oculi sui 1. Guardábalo c como la niñeta de sus ojos y enseñábale, siéndole su maestro y guía. Quia Dominus solus dux eius fuit, et non erat cum eo deus alienus 2; que no se lo entregaba a dios ajeno, que no le ponía sustituto a quien obedeciese. El era la guía, el capitán y maestro. Y porque caminasen bien, marchasen a priesa, iba Su Majestad delante abriendo sus alas, que eran dos columnas d, una de fuego de noche y nube de día. Estas se levantaban cuando el pueblo habíe de marchar y caminaban delante 3. Y porque no se cansasen en tierra deserta, invia et inaquosa 4, portabat eos in humeris suis 5; los llevaba a sus cuestas, sufriéndoles sus impertinencias y disimulándoles sus importunidades.
3. Oh buen Dios, si esto ha menester tu pueblo en un camino material y tan corto como era el que en breves días se podía andar, ¿cuáles serán las ayudas de costa de que el hombre tendrá necesidad en el camino spiritual, camino [141r] tan largo, hasta topar el hombre con lo que desea y puede con tu ayuda, que David lo llamó camino eterno?: Et deduc me in via aeterna 6. No me espanto, Señor, que, caminando delante de nosotros, hecho unas veces columna de fuego que consume nuestras inperfecciones y, otras, nube obscura en una cruz, nos llames y des voces diciendo: surge, propera, levántate, alma, que en las cosas de la tierra estás sentada y con espacio gozando las cosas de tu gusto, levántate e y ven en pos de mí, et veni. No me espanto, Señor, que, pareciendo unas veces hecho luz y columna de fuego, alumbrando el entendimiento del hombre en la noche obscura donde reposa, le digas surge et veni, y otras veces, siéndole nube fresca, lo recreas diciendo surge et veni. Y para que no se te canse, que el camino es largo, le das tus espaldas otras veces por silla de descanso, diciéndole: venite ad me omnes qui laboratis f et onerati estis, et ego reficiam vos 7. Por eso dijo de él el propheta Esaías: Et potestas eius super humerum eius 8; tiene la fuerza y poder sobre sus hombros, sobre quien lleva la oveja perdida 9 con sus cargas y deudas. Largo es el camino, oh Dios mío, para que en él el hombre llegue a lo que tú deseas, pero largo eres tú en el dar al hombre lo necesario para que lo ande sin trabajo, para que aligere el paso y llegue a ti.
4. Sólo nos falta entender cómo este camino de la perfección es camino eterno. Porque lo que es eterno jamás se acaba, sino que, por muy largo y grande que se considere, siempre es mayor; y vemos que todos los sanctos que por él echaron acabaron y llegaron a lo que desearon. Y es cierto que este camino, cuando en esta vida no tenga su término, como hemos dicho, tiénelo en la otra vida, cuando a un justo le premian sus trabajos y le dan que goce de Dios. Así lo dijo san Agustín g: Inquietum est cor nostrum, donec veniamus ad te 10. Allí es donde todo para. Ahí es donde los animales de Eczechiel abaten sus alas 11. Ahí es donde no hay el plus ultra.
5. Pues ¿cómo dice David 12 que los ponga Dios en el camino eterno: deduc me in via aeterna? Digo que estas palabras pueden tener muchas explicaciones y ser muchas las causas y razones por qué David al camino que los justos llevan en esta vida lo llamase camino eterno. Lo primero, porque es medio y camino que nos lleva a un bien infinito, eterno, perdurable, que nunca se ha de acabar. Así como en Madrid a la puerta que sale para Toledo la llamamos la puerta de Toledo y a otra llamamos la puerta de Alcalá y de Guadalajara y la puente de Segovia, sin ser Madrid Segovia, Alcalá ni Toledo, sólo porque por aquellas puertas se va a esos pueblos, de esa misma suerte la vida del justo en este mundo, sus trabajos y obras meritorias no son eternas ni han de durar para siempre, sino porque de esa vida y por esas obras y trabajos [141v] pasamos a una vida eterna que no se ha de acabar. Llamamos eternos a los medios que allá nos llevan. Acá decimos que oro es lo que oro vale. Y pues los trabajos y vida que el justo vive en este mundo es vida que por ellas se le da una gloria eterna, eterno camino lo llamamos.
6. Digo más, que los bienaventurados en el cielo tienen muy delante de los ojos los trabajos que en este mundo padecieron, para estar siempre agradeciendo a Dios la inmensidad de bienes que por cosas tan cortas y limitadas les dio y entregó, como cosa que jamás se ha de pagar. Así como si un pastor, por haber tenido al rey en su choza una noche, lo hiciese conde o duque, o un soldado por su espada alcanzase a ser grande en la corte, por armas eternas tomaría el uno su choza y el otro su espada, así lo hacen los sanctos en el cielo correspondiendo en sus pensamientos a las pinturas que nosotros tenemos acá de los sanctos, que a uno pintamos con una sierra porque con ella fue aserrado, a otro con las parrillas que fue asado, con la cruz que lo crucificaron. Estas son las armas eternas que los bienaventurados tienen en el cielo, según aquello que David dice de ellos: Et gladii ancipites in manibus eorum 13; que tienen, como si dijeran, en las manos las azadas con que trabajaron en la viña de Dios. Que no son como los del mundo, que su gloria está en las manos de sus antepasados, contentándose ellos con tener en los paramentos las armas y hechos de sus agüelos. No es ésa la ley de los que viven en la gloria: cada uno tiene en su mano el instrumento con que lo aserraron o crucificaron, sin emprestar los unos a los otros sus martirios y trabajos para con hacienda ajena ser premiados en la gloria y premio esencial. En este camino eterno era donde deseaba David Dios lo pusiese, en trabajos y ejercicios, que si la pena de ellos acababa con la vida, no acababa su gloria y premio.
7. Digo lo tercero, que dos caminos h y vías tienen los justos para Dios: uno es el de la vida activa y otro el de la contemplativa. El camino de la vida activa se acaba cuando se acaba la vida, porque en el otro mundo no habrá más trabajar ni hacer las cosas en que en esta vida un justo se ocupa y ejercita. Pero la vida contemplativa es un camino para Dios que, acabándose la vida, no se acaba la contemplación, antes se perficiona y mejora viendo un alma a la clara lo que aquí pincta y dibuja en figuras y retratos, según aquello que Cristo dijo a Marta tratando de María Magdalena: Meliorem partem elegit, quae non auferetur ab ea 14. Que se aparta un alma en la muerte de la vida del cuerpo y no se aparta de la bondad de la vida que escogió en la contemplación. Ahora, pues, digo que el desear David lo pusiese Dios en camino i eterno [142r] no debiera de ser otra cosa más de verse ocupado en la vida activa con los cuidados del gobierno del reino, necesitado de acudir a cosas exteriores y, por otra parte, haberle Dios descubierto altíssimos secretos en la contemplación y oración. Deseándose desocupar del uno y quedar con el otro, que no se acaba con la vida, antes, acabándose ella, esta vía y camino se perficiona, le pedía a Dios que lo pusiese en camino j eterno, que no se habíe de acabar.
8. Digo lo cuarto, que, si diéramos por posible que un hombre viviera eternamente y eternamente, ayudado de Dios, mereciera, tuviera camino eterno que no se habíe de acabar, que lo llevaran a mayor bien y mayor gloria que pudiera merecer sin poder alcanzar a Dios de cuenta. De suerte que el camino que nos lleva a Dios de suyo camino es eterno; y si este camino se acaba es porque se nos acaba la vida y no pasa adelante, que, tanto cuanto más pasara, pasara el camino que nos habíe de llevar a Dios. Lo cual nos lo quiso muy bien dar a entender Cristo cuando dijo: Sed perfectos como mi Padre es perfecto 15. ¿Quién habíe de alcanzar perfección eterna si no es que con actos y movimientos eternos, ayudados de Dios, eternamente vivieran k? Y entonces no la alcanzaran porque siempre hubiera más y más perfección en Dios que imitar. Esto propio es lo que Cristo nos dio a entender cuando nos dijo que él era camino, verdad y vida 16. Pues si, siendo Cristo nuestro fin y paradero, nuestra gloria y premio eterno, nos dice también que es camino, también será camino infinito y eterno, de suerte que un Dios es el que es premio y el que es camino, para nos dar a entender que tanto cuanto más un hombre anduviere por este camino, que l es eterno, tanto más tendrá de aquellos bienes eternos e infinitos.
9. Si esto es así, mis charíssimos hermanos, ¿qué hacemos, cómo nos paramos y detenemos en este camino? ¿Cómo no apresuramos el paso? ¿Cómo nos paramos? ¿Por qué no buscamos espuelas y aguijones que, rompiendo nuestras carnes, dispiertan nuestro spíritu para que vuele? ¿Quién es el que no corre y quién es el que se cansa? ¿Quién es el que por mill maneras no se deshace por verse cada día más adelantado? ¡Oh sancto Dios mío, y qué de veces nos incitas y das aquellos mansos vuelos sobre nosotros para incitarnos y provocarnos a salir de nosotros y caminar a ti! ¡Qué de veces nos hablas y nos dices que trabajemos mientras es de día antes que venga la noche 17, cuando uno no podrá pasar adelante, particularmente por ser el día m, en que se nos pasa la vida, tan breve y tan largo el camino! ¡Oh Señor!, y qué bien dice n David: Defecit caro mea et cor meum; [142v] Deus cordis mei, pars mea, Deus, in aeternum 18. Parece que miraba la longitud y largueza de este camino que vamos diciendo y, quiriendo andar mucho y viéndose como imposibilitado a todo aquello que el deseo le pedía, se estrechaba y, como confuso y acorralado en sí, decía que le faltaban las fuerzas y no llegaban las obras a lo que él quisiera.
10. ¡Oh qué consuelo es, Señor, considerar que a los flacos los pones sobre tus hombros para que vuelen no sobre alas de cherubines, sino sobre los brazos de Dios! Pudo ser fuese esto lo que la esposa pedía a su esposo cuando le decía: Laeva eius sub capite meo, et dextera illius amplexabitur me 19. Abrázame, Señor, pon un brazo por cabecera donde yo me aduerma y repose, y el otro pon encima para que no me caiga, que con esto iré muy segura en un viaje tan largo como el que deseo, estando siempre contigo. Que, en fin, como corres y andas como ciervo, menos no te podré yo seguir, si no es puesta en tus o regazos y tiniendo esos tus dichosos brazos por sogas y ataduras que me detengan. Parece en esto la esposa a los niños, que, cuando desean ir donde van sus padres, viéndose ellos imposibilitados de camino tan largo, lloran por los brazos de sus padres y de ellos no se quieren desasir para que no se los dejen en casa.
11. Trahe me post te, dice la propia esposa, curremus in odorem unguentorum tuorum 20. Llévame, Señor, en pos de ti y correremos en el olor de tus ungüentos. Que parece es lo propio que íbamos diciendo. No me dejes, dice la sposa y alma devota; no me dejes, Señor mío, atrás, llévame contigo y correremos. Si vos sois una esposa sancta, ¿cómo decís correremos? Es que, como vido la esposa que su esposo corría, díjole, como niño tierno e imposibilitada a curso tan grande, dijo: Llévame, Señor, contigo y correremos entramos; tú correrás por en medio de los trabajos y yo puesto en ti; tú como la madre que camina y corre a pie y yo como el niño que va metido en su vientre.
12. Todo es menester, mis hermanos, para perder tierra y ganar cielo, para alejarnos de nosotros y cercarnos a la perfección que Cristo nos pide. ¡Qué de diligencias hizo David, qué de lágrimas derramaba!, que, con ser la cama para el descanso, parece él se echaba en ella como quien sube en una posta para caminar, pues [143r] dice: Stratum meum rigabo 21; y su comida y bebida eran lágrimas 22, dándonos a entender que las cosas que más le podían detener, en ellas más caminaba. Y, con todo eso, después de haber pasado tanto camino, dice p: Nunc coepi; haec mutatio dexterae Excelsi 23; con ver en mí una mutación digna del brazo de Dios. Que parece en él se hubo como el buen tirador, que con un mandrón que hace arroja un canto muchos pasos de donde primero estaba. De esa misma suerte parece se hubo Dios conmigo, que, cogiéndome su mano derecha, la que tiene fuerza para hacer grandes tiros, fue tan bueno el que hizo conmigo que de pastorcillo me hizo rey poderoso y de rey propheta y de profeta admirable en el conocimiento de sus secretos. Así lo dice él luego en el verso siguiente 24: Memor fui operum Domini, quia memor ero ab initio mirabilium tuorum; et meditabor in omnibus mirabilibus tuis, et in adinventionibus tuis exercebor. Y, con todo eso, dixi: nunc coepi; que me estaba en los principios, que aun apenas me había alejado de mí propio un paso y adelantádome en la subida de la perfección un solo escalón. Y ¿qué será la causa, sancto rey? El propio lo dice: Deus, in sancto via tua, quis Deus magnus sicut Deus noster? 25 La causa es, Señor, el parecernos que no caminamos, que el camino está en ti, que eres sancto por esencia; y no hay otro Dios grande como tú, y tan grande que no hay pasos para te vadear.
13. Y así veremos que en todos los diez versos primeros no hace otra cosa sino decirnos diferencias de modos que tiene para buscar a Dios y correr tras él. Deum exquisivi; manibus meis nocte contra q eum, et non sum deceptus 26. Atentando andaba en la noche de la tribulación y trabajo, buscando a mi Dios, que aun no aguardaba que me amaneciese y saliese el sol claro de mis gustos y contentos. Y, con ir atentando, non sum deceptus, no tropecé, porque voce mea ad Dominum clamavi, et intendit michi 27; llamábale en medio de aquellas tinieblas y dábame la mano. Anticipaverunt vigilias oculi mei 28; bien madrugaba, que no aguardaban mis ojos a que entrase la luz por las ventanas. Y nadie se espante de esto, quia cogitavi dies antiquos, et annos aeternos in mente habui 29. Más hacía, que meditatus sum nocte cum corde meo, et exercitabor, et scopebam spiritum meum 30; mis cuentas hacía yo con mi corazón. Y debiera de ser de lo mucho que le faltaba y para que, andando más, le faltase menos, si así se puede decir, scopebam spiritum meum, barría y desembarazaba mi corazón. [143v] Y con ver que esta mudanza y trueco que en mí sentía era del brazo derecho de Dios, con todo eso dixi: nunc coepi; ahora he enpezado.
14. ¡Oh sancto Dios mío!, ¿qué dirá quien esto no hace, quien no sólo no va adelante sino que vuelve atrás, quien la cama la tiene para el descanso y la comida para el regalo y el día para el entretenimiento, quien no sólo no desembaraza el alma sino ahoga el spíritu y a ella la carga de mill cuidados y negocios? Muestra cierta que tienen ciudad permaneciente en la tierra y que no buscan la del cielo 31, pues en ésta echan raíces y de aquélla no se acuerdan. ¿Cómo hemos de decir que trata de viaje y camino quien en la tierra donde está cada día compra hacienda y planta viñas, pone tributos y busca censos, sabiendo que Cristo dice 32 que el que hubiere de hacer este camino, de que vamos tratando, y ir en su seguimiento r, no sólo no ha de comprar, pero ha de renuciar lo que tiene y posee y a sí propio se ha de negar y, como en caballo ligero, ha de subir en la cruz que Dios le diere? Y que con todos esos s ahorros se volverá algo dispuesto para que, como navecilla en medio de este mundo, lo lleve el soplo del Spíritu Sancto a puerto dichoso.
15. Porque todo lo demás es imposibilitarse a esta jornada, como Cristo dice 33 del rico que es más fácil entrar un camello por el ojo de un aguja que un rico, cargado de bienes y cuidados, en el reino de los cielos. Donde noto yo ¿qué sería la causa por qué Cristo puso una semejanza tan desproporcionada como era entrar un camello por el ojo de un aguja para pintar la dificultad que hay de la entrada del rico en el reino de los cielos? Que parece, pudiendo decir y poner comparación en una soga o maroma, que es imposible enhilarla en t ojo tan delicado como el de una aguja, lo puso en cosa tan desproporcionada como es en u un camello v, que no sólo es imposible, pero sería disparate decir un hombre que quería enhilar un camello en una aguja. Pues, para darnos Cristo a entender que no sólo es imposible querer un hombre lleno de cuidados, riquezas y embarazos entrar en el reino de los cielos, sino también es disparate y locura pensarlo e imaginarlo. Y adviertan que no sólo dice caminar, sino entrar por la puerta, que decíamos denantes que, por ser del reino de los cielos, se llama camino [144r] eterno.
16. Digo lo segundo que la razón por qué Cristo puso exemplo en el camello para la entrada por el ojo de una aguja, fue porque este animal es ligeríssimo, que es el propio que llamamos dromedario, animal de carga y peso y que por muchos días sufre la sed, como dice Plinio 34, siendo cosa que tanto fatiga. Que son divinas propiedades para el intento que vamos diciendo para caminar a Dios: ligereza y facilidad en este camino de la virtud y sufrir la carga de la ley, preceptos y consejos evangélicos; y siendo cosa que a los hombres tanto fatiga la sed de los bienes temporales, la sufren los hombres y mortifican, como hicieron los apóstoles, verdaderos despreciadores de este mundo, pues dice Cristo, como lastimándose de los ricos, que es más dificultosa cosa entrar un rico en el reino de los cielos que un camello por el ojo de un aguja. Como si dijera: grande lástima, hombres que habiéndoos yo criado de una naturaleza tan dispuesta para correr por el camino de la virtud y siendo con mi gracia ligeros como camellos y dromedarios, y tiniendo así fuerzas con esta propia gracia para despreciar las cosas de la tierra, os imposibilitéis tanto a un bien tan propio y grande, que sea más fácil entrar un camello por un aguja que un rico cargado de bienes por el reino de los cielos, trocando el sufrimiento que cada uno podía tener despreciando estas cosas en una sed insaciable y en un fuego de codicias eternas, que jamás, puesto de buzas en el agua w, se puede x matar.
17. Xenofón dice que de antes acostumbraban los antiguos a llevar los camellos a la guerra y subir en ellos como en caballos, no porque ellos acometiesen al ejército contrario, por ser para eso cobardes y lerdos, sino porque atemorizaban a los caballos y los asombraban y desta manera los desbarataban 35. Propiedades de los ricos, que jamás acometen cosa dificultosa en materia de virtud y, siendo tan ligeros para sus cosas, son tan lerdos para las de Dios, que sólo sirven de asombrar y espantar y desbaratar con sus malos y ruines exemplos la virtud de los justos, que despreciando las cosas de la tierra hacen guerra a un mundo entero. Pues, persuadiendo Cristo y la negación de estas cosas de acá abajo y el desembarazo que uno [144v] debe tener para mejor caminar, puso exemplo en el camello, en quien se descubren las buenas propiedades para el correr y caminar y las imposibilidades de su parte para el bien obrar. Persuadiendo en esto a los que tratan de virtud que no nos inposibilitemos para cosa que tanto nos importa, haciéndonos como camellos desproporcionados al ojo de una aguja, sino deshechos y adelgazados como el cabello de la cabeza, que es el que tanto le agradó z al sposo viéndolo suelto y destrenzado de los enrizados de su esposa. Y ése es el que le hirió el corazón 36 y el que no halló la puerta cerrada, sino muy abierta y, por estrecha que fuese, cupo. Como tanbién se verá, siendo Dios servido, en la exhortación que viene.